jueves, 2 de julio de 2009

Subir montaña es retrasar el calendario

Puerto de la Morcuera.


En esta época del año subir la montaña es como retrasar el calendario fenológico. Las flores primaverales, que unos cientos de metros más abajo ya marchitaron, están en la alta montaña en la plenitud de su esplendor. Es el caso de estos rosales silvestres.

Esta mañana la familia hemos subido al puerto de la Morcuera para disfrutar de la brisa relativamente fresca de la alta montaña. Hacía una temperatura agradable, aunque cuando llevas un buen rato andando se agradece la sombra de los pinos.

Caballos y vacas soportan estoicamente las moscas que les llenan las fosas nasales y los bordes de los ojos. Se defienden como pueden de los tábanos a base de coletazos y el agitar de la piel de los flancos. También la sequía de los prados tarda más en llegar a estas altitudes y la hierba es aún verde mientras que en las cumbres cercanas, como hacía años que no ocurría, aún hay neveros en estos primeros días de julio.
Decenas de mariposas, como esta Pandoriana pandorae, vuelan atareadas entre las flores para libar néctar y a la búsqueda de sus plantas nutricias para poner los huevos. Pero hoy parecía ser el día de las Zygaena, pues en los cardos (Carduus carpetanus), que están en plena floración, estaban posadas estas curiosas mariposas, con aspecto de mariposillas de la noche pero de hábitos diurnos. Aunque había flores para todas, esta abeja no parece opinar lo mismo y se dedica a importunar a la mariposa. En la orilla de un arroyo de montaña los preciosos caballitos del diablo, Calopterix virgo, suben y bajan por el cauce con ese vuelo entrecortado que les caracteriza. Es una delicia disfrutar de estos arroyos y de sus alados habitantes.Tampoco faltan a la cita las grandes libélulas. A diferencia de las Anax que hay en mi jardín, propias de aguas estancadas, en estos arroyos están las negriamarillas Cordulegaster boltonii. Sus ninfas no andan por el fondo del arroyo, sino que permanecen casi toda su vida larval, que pueden ser varios años, quietas en un lugar, escondidas al resguardo de la corriente, Así esperan a que sus presas pasen por delante de ellas para lanzarles la implacable máscara de sus mandíbulas. ¡Con lo parecidos que son los adultos, qué diferentes su hábitat y la biología de sus larvas! Unos meses al año, en pleno invierno, soportan que el agua se congele a su alrededor y la nieve los cubra por completo.

4 comentarios:

  1. Muy curiosa la entrada Jesús.

    Respecto a lo de la ninfa de libélula negriamarilla, desconocía que su período larvario fuera tan inactivo y estuvieran sometidas tanto tiempo a un punto concreto.

    Qué casualidad, en el refugio de La Morcuera, estuvo en los 80 mi cuñado y mi hermana a su cargo. Vivían en El Boalo, y después en Cercedilla.
    Yo hice la mili en Colmenar y Hoyo de Manzanares.
    Esto viene a colación por la cantidad de veces que a tí y a Javier os leo sobre la sierra de Guadarrama. Prácticamente me suenan todos los lugares.

    El Boalo, fue pueblo bello antes de la descerebrada lucración urbanística. Recuerdo los prados de la entrada llenos de vacas, antes que de ladrillos.
    ¡Un desastre!

    Saludos.

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  2. Hola. Bonito paseo, Jesús. Y veo que nos encontramos en plena Morcuera también con Javier. ¡Estupendo!

    Ya le comenté a Javier en su blog que las Zygaena me atraen especialmente. Me recuerdan muy buenos momentos en el Pirineo, donde resultan extraordianariamente abundantes en los prados floridos del verano.

    Veo que la has captado, posada (al igual que otros insectos) sobre las flores del Carduus carpetanus, endemismo ibérico propio de algunas montañas mediterráneas que toma el nombre específico de "carpetanus" precisamente de esta-nuestra Cordillera Carpetana (Sistema Central). Es un cardo que crece sobre suelos arenosos algo nitrificados (a lo que ayudan vacas y caballos) y que, también, me evoca gratos recuerdos, éstos en "la sierra".

    Muchas gracias por el paseo (de altura, como siempre). Saludos.

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  3. Yo prácticamente desconozco la Sierra de Madrid y eso que es lo más cercano que tengo, pero no he ido muchas veces, me da miedo encontrármela tan saturada, tanto por humanos como por construcciones. Como dice Javier, una pena.

    Por cierto yo a la libélula negriamarilla la llamo "libélula tigre", no sé si también se las llama así o me lo inventé alguna vez :)

    Un saludo!

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  4. Hola, gracias a todos por los comentarios,
    Javier 16, en la guía de libélulas dan hasta 5 años de desarrollo larvario en alta montaña, claro que para Calopterix da tres. Visto esto lo que me sorprende es el dato de las Anax, de solo unos meses, aunque yo ya había observado que si pasan el invierno se alarga más de lo que dice la literatura.
    El Boalo, Matalpino y Cerceda, que tienen el mismo ayuntamiento, ha tenido por alcaldesa, creo que dos legislaturas seguidas, a una mujer que, además, tenía una inmobiliaria ¿que se puede esperar entonces? Lo mismo que en el resto de la Sierra, en manos de constructores y especuladores. Creo que hay profesiones que deberían inhabilitar a presentarse a unas elecciones municipales.
    Barbadillo, Gracias por el dato, edito y añado el nombre del cardo, tenía mis dudas y sabía que me ibas a ayudar en esto.
    Mamen, el truco está en aprovechar los días que no sube demasiada gente (como hicimos ayer) y madrugar un poco para acceder antes que ellos. Una vez que te alejas del sitio donde se dejan los coches, ya es otra historia.
    Respecto a la "negriamarilla" lo utilicé como adjetivo, no como nombre. Estos "bichos" no tienen nombres comunes, o tienen tantos como queramos darle. Quizás el nombre de "tigre" les venga mejor a su aspecto y es más fácil de pronunciar.

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