miércoles, 29 de junio de 2011

El traje de las mariquitas ¿Diseño de moda?

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CASOS DE MIMETISMO EN INSECTOS IBÉRICOS
Hace un par de semanas tuve la oportunidad de fotografiar cuatro especies de escarabajos pertenecientes a cuatro familias muy distintas. A las cuatro las encontré en un espacio de no más de 500 metros cuadrados, el mismo día y a la misma hora, entre las flores de jara en la ladera sur de la Sierra de Guadarrama. Sin embargo, su aspecto externo no puede ser más parecido: Cabeza y tórax negro y los élitros de color anaranjado con puntos negros. Es el color que rápidamente reconocemos como el de las mariquitas. Pero ¿Son las mariquitas las que imponen esa moda? ¿Han evolucionado cada especie por su cuenta con ese diseño? ¿Es fruto de la casualidad que todos tengan los mismos colores o están interrelacionados?
LAS CUATRO ESPECIES
Mariquita de siete puntos, Coccinella setempunctata. Familia Coccinellidae. Se alimenta de pulgones tanto en su fase larvaria como adulta. Cuando se le molesta segrega un líquido algo irritante y de sabor desagradable.Mascaflor mesetario, Mylabris hieracii. Familia Meloidae, como corresponde a los miembros de su familia, es un animal venenoso y por lo tanto las aves insectívoras y las lagartijas tienen que aprender a evitarlos. Curiosamente los mascaflores adultos son inofensivos para otros insectos, pues se alimentan de plantas, especialmente de flores. Sin embargo, las larvas se alimentan de las puestas de saltamontes.Trichodes octopunctatus. Familia Cleridae, teniendo un aspecto casi idéntico a los mascaflores, es comestible. Sin embargo, sus enemigos lo evitan si previamente han tenido un encuentro desagradable con un mascaflor o con una mariquita o, quizás, con la siguiente especie. Son feroces carnívoros y si se ven en las flores es porque se están comiendo a los insectos que acuden a ellas.
Lachnaia sp. Perdonad que no os sepa decir la especie, pero creo ni siquiera la foto es lo bastante buena como para determinarla. Pertenece a la familia Chrysomelidae. Muchos miembros de esta familia emiten líquidos desagradables cuando son molestados, pero son más de advertencia que con verdadera toxicidad. Son comedores de hojas de plantas.
LOS CIENTÍFICOS Y EL MIMETISMO

A mediados del siglo XIX el naturalista inglés Henry W. Bates, descubrió que ciertas mariposas que había colectado en la selva amazónica y que inicialmente había considerado como de una misma familia, no estaban realmente emparentadas entre sí, aunque en su diseño, colorido e incluso en la forma de volar eran casi idénticas.

Tanto era así, que tras la publicación de su trabajo, muchos museos y coleccionistas tuvieron que revisar sus cajas entomológicas al advertir que tenían mal clasificadas muchas de sus mariposas.

No es casualidad que especies de mariposas con idéntico color, dibujos y comportamiento, fuesen una de ellas tóxica o de desagradable sabor y la otra comestible. Los diseños de las especies tóxicas no son, además, para pasar desapercibidas, sino que tienen colores llamativos y fáciles de distinguir y recordar. De esa manera, si un pájaro se come una de esas mariposas y pasa literalmente un mal trago, recordará la amarga experiencia y procurará no repetirla. Así, la especie comestible se aprovecha de esa circunstancia, sobreviven más individuos y dejan más descendencia.


Los trabajos de Bates con diversas especies mostraron lo que más adelante se llamó mimetismo batesiano y supusieron un gran respaldo a la teoría de Darwin de la evolución por la selección natural. Naturalmente, ese apoyo a las teorías darwinistas provocó una pequeña revolución más allá del ámbito científico, granjeando a Bates encarnizados enemigos entre los religiosos creacionistas.

Entre todas las especies vistas anteriormente existe un evidente caso de mimetismo batesiano. Una especie inofensiva, Trichodes, se beneficia de la toxicidad de las demás, aunque especialmente de Mylabris que es la que más se le parece.

Aunque Bates también había encontrado entre sus colecciones especies no emparentadas, que tenían sustancias tóxicas y que coincidían en forma y color, no llegó a dar una explicación a ese fenómeno. Fue Fritz Müller, un científico alemán, en 1878 y también estudiando las mariposas de Brasil, quien llegó a la conclusión de que dos especies tóxicas que tienen el mismo aspecto, se benefician mutuamente. La explicación es que para que los depredadores aprendan que una determinada forma y color está relacionada con sabor desagradable, tienen que probar a qué saben algunos de ellos y así, cuantas más especies tengan el mismo diseño menos chivos expiatorios serán necesarios de cada una de ellas. En honor a su descubridor esa forma de mimetismo se llamó mulleriano.

Entre las tres especies con algo de sabor desagradable Coccinella y Lachnaia y la venenosa Mylabris, tenemos un caso de mimetismo mulleriano, pues las tres se benefician de las experiencias negativas que puedan tener depredadores con cualquiera de ellas.

La palabra mimetismo crea a veces confusión, porque estamos acostumbrados a utilizarla cuando nos referimos a coloraciones de camuflaje, como las de mariposas que imitan las cortezas de árboles, los insectos hoja y palo, etc. Sin embargo, mimetismo se refiere a cualquier coloración y forma que imita a otro animal, planta o al entorno. Y no solo en el aspecto, sino en los movimientos, los sonidos y, posiblemente, en los olores, aunque nosotros no seamos capaces de percibirlos. El mimetismo es un precioso ejemplo de adaptación al medio y de evolución paralela, lo que se ha llamado coevolución.

Por otro lado, no son demostrativos de mimetismo ni de Müller ni de Bates, como forma de coevolución, los casos en que se parecen entre sí especies muy emparentadas, ya que eso es debido a que tienen un antepasado común, como les ocurre a las avispas, Polistes, y a los avispones, Vespa. En cambio, sí sería mimetismo batesiano las moscas inofensivas que imitan a esos animales provistos de aguijón.

En el caso que nos ocupa quizás no sean las mariquitas las principales protagonistas y responsables de que otras especies las imiten, sino los mascaflores con sus sustancias más venenosas. Sin embargo, no podemos negar que esta especie es la más popular y uno de los insectos más respetados. Puede que sea sólo por ser inofensiva y atractiva, pero ahora sabemos que además es un gran aliado en la agricultura biológica porque consume pulgones, plaga de nuestras plantas, de manera compulsiva.

Me habría encantado usar, como aquellos grandes científicos, ejemplos procedentes de exóticas selvas, sobre todo porque habría ido a esas selvas a hacer las fotografías. Pero también me produce un cierto placer encontrar estos ejemplos casi a la puerta de casa. Y no solo aquí, sino en cualquier lugar de España.


Por cierto ¿qué hacen todas estas mariquitas juntas? ¿andarán de fiesta? Quizás la respuesta esté en el último rincón, de Javier Barbadillo. No te lo pierdas.

Y no puedo menos que agradecer a Mario García París su colaboración en la identificación de estas y otras especies que aparecen en el blog.


domingo, 19 de junio de 2011

Las ranas del jardín. Puestas a poner huevos.

Un ejemplo del desarrollo embrionario de los anfibios.



Desde el mes de abril llevan cantando sin parar las ranas verdes, Pelophylax perezi, de mi estanque. Sin parar de cantar y de hacer puestas. Es quizás una de las especies con el periodo de puesta más largo. En eso se parece a la estrategia del sapo corredor, Epidalea calamita, del que hace poco hablamos de las puestas y del desarrollo larvario. Seguro que no es casualidad, ya que las dos especies son típicamente mediterráneas y están adaptadas a primaveras muy cambiantes. Podríamos decir que no les interesa poner todos los huevos en la misma cesta, prefieren repartirlos en distintos momentos, no sea que el clima les traicione y pierdan toda posibilidad de reproducción durante un año entero.
Asomadas entre las plantas emergentes o sobre las hojas de los nenúfares, emiten su llamada día y noche. Son la única especie de anfibio ibérico que canta durante el día de forma habitual. Su canto, además, va mucho más allá de la mera época de reproducción y posiblemente tenga tanto una función territorial para los machos, como un efecto de llamada para las ranas de los alrededores, cuando las lagunas y arroyos temporales donde se repartieron en primavera se van secando. Así, en pleno verano, las masas de agua permanente tienen una concentración de ranas mucho mayor que en otras épocas del año.
Los machos se lanzan sobre cualquier rana, e incluso cualquier otro animal de su tamaño, que se acerque a su territorio. La primera intención es la reproducción, y en su ardor se abrazan a cualquier otra especie. Hace unas semanas vimos un amplexus con un gallipato, Pleurodeles waltl, en una piscina abandonada de Manzanares el Real, parecía un jinete sobre una prehistórica montura. Pero también tienen la intención de alejar a los intrusos de su área de campeo. Otras ranas, al verse avasalladas por el dueño del territorio, no tienen más opción que una digna huida.

Me resulta difícil observar y fotografiar los amplexus de rana, porque son mucho más desconfiadas que los sapos, pero por las mañanas me encuentro abundantes puestas en cualquier lugar del estanque y, en particular, entre los peciolos de las hojas de nenúfar.

La ventaja de tener en casa las puestas es que puedo sacarlas a un acuarito para hacerles fotos de detalle. Así que manos a la obra:



Las puestas de las ranas forman una masa gelatinosa irregular, muy diferente a los cordones de huevos de los sapos. Como en todos los anfibios en la parte superior tienen una zona gris más oscura, que aunque se intente cambiar intencionadamente de postura, siempre volverá a la parte de arriba. Les da un curioso aspecto de planetas o satélites en cuarto creciente.

Aunque el huevo se vaya dividiendo a lo largo de los meridianos y paralelos, lo que se llama segmentación total radial, esta división no se aprecia a simple vista. Nos tenemos que creer lo que dicen los libros y aceptar que solo 24 horas tras la puesta y fecundación, el huevo ya está compuesto, en la fase mórula, por más de 5.000 células. Además no se divide de manera homogénea, sino que la zona gris se multiplica con mayor rapidez. Pronto, las células de la parte superior dominan sobre la zona blanca y terminan por cubrirlas. Es la fase que se llama gastrulación. En esa fase las células del huevo ya se han colocado en diferentes capas y tendrán predestinado su desarrollo hacia las células de los diferentes tejidos y órganos del futuro renacuajo y rana.

Y antes de que nos demos cuenta, apenas 48 horas después, ya empiezan algunos huevos a mostrar un surco, que es el lugar donde se formará el cordón nervioso y la columna vertebral. Por eso, a esa fase se la denomina neurulación.
Enseguida, la forma del huevo cambia y empieza tomar el aspecto de un embrión.
Así se alarga el cuerpo en la zona de lo que será la cola del renacuajo y también se empieza a diferenciar la zona de la cabeza. Ahora ya empiezan a moverse los embriones dentro de su cubierta gelatinosa.

Más adelante se distingue perfectamente lo que será la cola con su aleta y también empiezan a notarse las branquias, que al principio son externas y luego se cubren con un opérculo de piel dejando abierto al exterior solo un orificio llamado espiráculo. Cuando el renacuajo crezca, para respirar tomará el agua por la boca y la expulsará por el espiráculo. En cambio, en los tritones y salamandras las branquias son externas en toda la fase larvaria.

En este momento también se empiezan a diferenciar a simple vista los segmentos musculares.

Además, entre la cabeza y el vientre se desarrolla una especie de ventosa u órgano de fijación, con el que el embrión se adherirá a las plantas acuáticas cuando abandone la gelatina que lo cubre tras la eclosión. Es la verdadera salida del huevo, aunque el renacuajo no esté desarrollado del todo.

La zona más blanca del huevo, con todos los cambios en la velocidad de crecimiento de los tejidos, ha quedado en el interior de lo que será el tubo digestivo. Es el vitelo, y es muy rico en sustancias nutritivas que se irá digiriendo desde esta fase hasta que el renacuajo empiece a nadar.

Enseguida se observará que los ojos se han desarrollado y el opérculo, que cubre las branquias, también. Por transparencia vemos los últimos restos de vitelo en lo que ya es intestino. En cuanto se termine ese último alimento, los renacuajos tendrán que empezar a nadar y buscarse su propia comida. La boca, entonces, habrá desarrollado unos duros dentículos córneos que le permitirán roer la superficie de plantas y piedras consumiendo algas y todo tipo de organismos acuáticos, empezando por las gelatinas que cubrían los huevos y las numerosas algas que habían empezado a crecer sobre ellas.

domingo, 5 de junio de 2011

Las flores diversas en la familia de las jaras

Un ejemplo de diversidad dentro de la especie.



Con esta maravillosamente húmeda primavera, los campos de mi entorno están exuberantes de plantas herbáceas y sus correspondientes flores. Margaritas, ranúnculos, orquídeas, campánulas, dedaleras y muchas otras, son un regalo para la vista en cualquier paseo por los montes y prados.


Entre ellas me llamó particularmente la atención este ramillete de hierba turmera, Tuberaria guttata. Sabía que esta florecilla tenía diversos diseños y tamaños, pero nunca me había fijado en que se presentaban tan juntas las distintas morfologías.
En un corto recorrido pude fotografiar tanta variedad como muestro a continuación:

- Con las máculas de los pétalos pequeño tamaño.
- Con las máculas también pequeñas pero con los pétalos más estrechos y separados.
- Con las máculas pequeñas y un anillo rojizo alrededor.
- Igual pero de mayor tamaño.
-Más grande aún y con los pétalos solapados como en un botón de oro.
- Y lo mismo pero con los pétalos más estrechos, que no se solapan entre sí.


Pero estas variaciones no nos sorprenden demasiado, porque dentro de la misma familia de plantas, las cistáceas, tenemos en el mismo territorio un arbusto bien conocido: la jara pringosa, Cistus ladanifer, que tanto se puede encontrar con manchas en los pétalos...
... como sin ellas.


Sabemos que este tipo de manchas, en la base de los pétalos, sirven para llamar la atención de los insectos polinizadores, a modo de señalizador que les indica donde está el néctar y, de paso, donde se impregnarán de polen. Y es muy curioso que muchas flores sin manchas, para nuestros ojos, vistas con luz ultravioleta sí que las tienen. No es casualidad que la visión de los insectos sea sensible a la luz ultravioleta y, por lo tanto, aprecien las marcas que nosotros no podemos ver.



Esta variabilidad, así como la capacidad de hibridación de estas y muchas otras plantas, es lo que ha permitido tan gran cantidad de variedades de flores de jardín.


Ya hice una entrada dedicada a las jaras, se puede ver AQUÍ



EDITO Y AÑADO: Javier Barbadillo, llegado desde "El último rincón" me advierte del reciente cambio de género de la hierba turmera, que ahora se denomina Xolantha guttata. Gracias.