martes, 21 de febrero de 2012

Los rinocerontes, la codicia y la estupidez humana

Según la información histórica disponible, el primer rinoceronte vivo que llegó a Europa lo hizo por el puerto de Lisboa, el 20 de mayo de 1515. Le llamaban Ganda, pues ese era el nombre que traía de origen. Venía en un barco cargado de especias de Oriente y era un envío del sultán de Cambay al gobernador de Portugal, Alfonso de Alburquerque. Éste, a su vez lo regaló a su Rey, Manuel I, que más tarde lo hizo enviar como regalo al Papa León X.
Pero antes de volver a embarcarlo hacia Roma lo enfrentaron en duelo con un joven elefante. Entonces existía la idea de que estos animales se odiaban y que los rinocerontes "tenían el cuerno hecho para hendirse en el vientre de su enemigo". Ante una multitud ansiosa de ver sangre, como si de un circo romano se tratase, dicen las crónicas que el rinoceronte atacó al elefante, el cual huyó como pudo del enfrentamiento rompiendo una baranda.
Camino de Roma, donde esperaban enfrentarlo a un gran elefante blanco propiedad del pontífice, y después de haber pasado por Marsella, el barco donde viajaba Ganda se hundió en enero de 1516, ahogándose el animal cargado de cadenas.
Curiosamente se decía de él que era un animal manso y apenas podemos hacernos una idea de los sufrimientos que debió padecer en los siete meses que vivió en Lisboa más los correspondientes de sus viajes en barco. Así de triste comenzó la relación entre el mundo "civilizado" y los rinocerontes.
Ese ejemplar es el mismo que Durero dibujó e hizo sus famosos grabados, aunque el genial artista nunca lo llegó a ver y se valió de un boceto previo realizado por otra persona, así como descripciones que lo hacían semejante a una armadura.

Rinoceronte indio, Rhinoceros unicornis, en el Zoo de Madrid.

Casi quinientos años después, los rinocerontes siguen sufriendo por causa de la humanidad. En noviembre del año pasado la subespecie occidental de rinoceronte negro Diceros bicornis longipes, se ha declarado oficialmente extinguida.

Rinoceronte negro, Diceros bicornis, en el Parque Kruger

Todos los rinocerontes están en peligro crítico de extinción, excepto el rinoceronte blanco que se encuentra en menor grado de amenaza gracias a que parte de su distribución está en países como Sudáfrica, donde se encuentra en áreas suficientemente protegidas. Además, para casi todos ellos hay programas de cría en cautividad.

Es tristísimo, no solo que estos animales tengan que estar cautivos por el bien de su supervivencia, sino que a los ejemplares en exhibición les tengan que cortar el cuerno para evitar que sean muertos por los furtivos y ladrones.

También los museos y exposiciones de animales disecados, incluso colecciones particulares de trofeos de caza, están siendo asaltados para cortar y robar los cuernos. Tanto, que muchos museos están sustituyendo los cuernos originales por réplicas, aunque ello no ha evitado el destrozo y el saqueo. En el Museo de la Universidad de Lieja hay un cartel que indica "se exhiben réplicas por culpa de la estupidez humana"
Los ladrones esquivan la seguridad, gasean a los vigilantes e incluso utilizan motosierras ante el pasmado público. Y es que en el mercado negro el cuerno de rinoceronte cotiza más que el oro.

Y toda esta locura ¿Por qué?
Desde la antigüedad los cuernos de los rinocerontes se han utilizado para objetos de lujo con una cierta simbología, como los mangos de dagas orientales. Además existía el mito de que tenían propiedades afrodisíacas. Ahora, habiendo viagra, parecería que su valor debería bajar, pero la codicia humana, combinada con la estupidez, no ha tardado en atribuirle poderes curativos a las más variadas enfermedades. Y mientras haya quien lo compre, y especialmente en China se siga demandando, el negocio está servido.

El cuerno de rinoceronte no es otra cosa que queratina, el mismo material que compone el pelo, las uñas y pezuñas de cualquier otro animal. Si realmente esa queratina tuviese algo especial, que nadie dude de que algún laboratorio farmacéutico lo habría sintetizado. Pero la ignorancia es muy rentable a muchos niveles.

Estas tres últimas fotografías son de rinoceronte blanco,
Ceratotherium simun, en el Zoo de Madrid,
donde se sigue un programa de cría de esta especie y de la especie india.

Los datos históricos sobre Ganda están tomados del libro "El Rinoceronte y el Megaterio, un ensayo de morfología histórica", de Juan Pimentel. Abada Editores, 2010.
Hice otra entrada sobre rinocerontes, puedes verla pinchando AQUÍ

miércoles, 1 de febrero de 2012

¿Por qué salvar los humedales?

Tablas de Daimiel, Ciudad Real

Tanto en la exposición sobre Biodiversidad que hice hace unos años para la Caja de Ahorros del Mediterráneo como en la que ahora estoy preparando para el Museo donde trabajo, incluimos una sección dedicada a las razones por las que hay que conservar la Biodiversidad. A los que estamos tan inmersos en estos temas nos parece mentira que aún haya que explicarlo, pero las noticias diarias nos demuestran que sí, que es necesario.
Y todas las razones que se usan para conservar la Biodiversidad pueden aplicarse a las zona húmedas, así que aprovechando que el 2 de febrero es el Día Mundial de los Humedales, he decidido hacer esta pequeña recopilación.

Marismas del Coto de Doñana, Huelva.

Razones éticas. El que seamos la especie más inteligente del planeta, aunque tenga mis dudas al respecto, no nos da el derecho a extinguir especies ni ecosistemas. Por el contrario, tenemos la responsabilidad de conservarlos para que las generaciones futuras puedan disfrutarlos y tenemos la obligación de respetar a nuestros compañeros de viaje en la nave Tierra. Existe además, un compromiso con la comunidad mundial para proteger las especies migradoras que pasan una parte de su ciclo biológico en nuestros humedales, bien para la reproducción o el refugio invernal.

Salinas de Santa Pola, Alicante.

Razones estéticas. La diferencia entre las Tablas de Daimiel este último año y los secarrales de hace un tiempo hablan por sí mismos. Las puestas de sol, los bosques galería en el entorno de las zonas acuáticas, la belleza de las especies de plantas y animales no solo sirven para nuestro disfrute, sino que son un punto de atracción para el turismo, lo que repercute en las razones económicas que veremos más adelante.

Salinas de Santa Pola, Alicante.

Razones culturales y educativas. Sería imposible entender la obra de autores como Blasco Ibáñez si no se llegase a conservar la Albufera de Valencia, la obra de pintores, la artesanía local de fibras vegetales, por ejemplo. ¿Y qué me decís de la gastronomía? ¿sería posible un buen arroz a la paella? ¿O un caldero? ¿Es posible separar la cultura del ambiente natural en que se desarrolla? Y todo ello ¿no es imprescindible para entender nuestra historia y nuestros orígenes? Los humedales están íntimamente entrelazados con nuestra identidad.

Archibebe común, Tringa totanus.Charcas cerca de la playa de las Catedrales, Ribadeo, Lugo.

Razones económicas. Por si lo anterior no resulta suficiente para duras molleras que solo saben ver la ganancia económica, invitaría a un economista y a un ingeniero a que calculasen el precio de la depuración de agua e incluso de la producción del oxígeno que respiramos. ¿Cuanto puede costar, y está costando, en infraestructuras restaurar el nivel de agua perdido por la explotación irracional de los acuíferos? ¿Que van a producir los suelos totalmente salinizados dentro de unas décadas?
Tritón pigmeo, Triturus pygmaeus. Orilla de charca temporal en Manzanares el Real, Madrid.

Un humedal hermoso y bien conservado es un atractivo para determinado tipo de turismo que bien encauzado es sostenible y muy rentable para los pueblos del entorno. Igual que en África se está demostrando que un elefante vivo aporta muchos más beneficios que el valor de sus colmillos. Lo malo, es que como en África hay furtivos que arrebatan a la naturaleza lo que es de todos. En el entorno de los humedales hay especuladores a los que les importa un carajo que a la larga se arruinen los pueblos del entorno, mientras ellos, en connivencia con políticos corruptos, consiguen ganancias tan rápidas como las del furtivo que vende el marfil. El resultado es el mismo: Se terminan los elefantes y se terminan los beneficios del humedal. Lo que queda es un desierto. El furtivo, el especulador y el político irán a matar a la siguiente "gallineta" de los huevos de oro.
Sapo corredor, Epidalea (Bufo) calamita.
Charca temporal en Manzanares en Colmenar Viejo. Madrid.
Esta especie necesita charcas temporales para reproducirse.

Razones científicas. Aún nos queda mucho por conocer e investigar, tanto de las especies que habitan en los humedales como de la manera en que se interrelacionan. Desconocemos qué podemos aprender de ellas. Puede parecer, por poner un ejemplo, que dedicarse a estudiar los diminutos crustáceos ostrácodos es una actividad muy poco productiva, pero si resulta que estos animales se pueden utilizar como indicador de la presencia de petróleo en prospecciones geológicas, como de hecho ocurre, ¿a que el especulador lo verá de diferente manera? No sabemos si encontraremos otras utilidades egoístas (médicas, económicas o especulativas) en estos seres vivos, que tienen derecho a la vida aunque no valiesen para nada. Y si los hacemos desaparecer, nunca lo sabremos.

Escarabajo Dytiscus, uno de los más grandes escarabajos acuáticos.
charca temporal en Manzanares el Real, Madrid.

Razones de mera supervivencia. Los humedales son una pieza fundamental en el mecanismo que hace funcionar esta nave que atraviesa el espacio, llamada Tierra. Regulan el clima, depuran el agua y producen oxígeno. Quizás retirando una tuerca de aquí o un tornillo de allá, llamémosle alga, insecto o pato, la nave siga funcionando. Pero el día que a base de retirar piezas consigamos que el motor deje de funcionar, entonces no va a haber seguro que cargue con el gasto ni taller mecánico que nos salve.
Si el agua que bebemos y el aire que respiramos no son razón suficiente para animarnos a conservar los humedales, entonces no hay razones civilizadas que valgan, pero planeta de repuesto seguro que no tendremos.

Libélula Anax imperator. Estanque en mi jardín.
Ante la desaparición de masas de agua en nuestro entorno,
siempre podemos ayudar a las especies acuáticas con instalaciones lo más naturales posible.