martes, 23 de agosto de 2016

Mariposas en el cardo corredor.

A medida que avanza la primavera y el verano se va sucediendo la floración de diferentes especies de plantas y con ellas la concentración de insectos polinizadores que quieren aprovechar su néctar. No todas las plantas atraen de igual manera a los insectos y especialmente a las mariposas, que es de las que voy a tratar hoy. En nuestra Sierra de Guadarrama las mariposas se sienten especialmente atraídas según avanza la primavera y el verano, primero por los rosales y varias especies de grandes cardos, luego por las zanahorias silvestres y después por las zarzamoras Ahora mismo por las flores de la hierba de Santiago, únicas supervivientes al pastoreo en algunas zonas y, por fin, por los protagonistas vegetales de esta entrada: los cardos corredores.
Hay mariposas con periodos de vuelo cortos y otras que, por ser más específicas, se mueven en un espectro de plantas reducidas, pero las que tienen periodos de vuelo largos o más de una generación por temporada pueden verse indistintamente en diversas flores.
En esta entrada me voy a centrar en el cardo corredor, del que ya he hablado en otras ocasiones en este blog (ver AQUÍ), aunque para otros temas. Parece mentira lo que una “humilde planta” que crece en las cunetas de los caminos y carreteras puede dar de sí.
Misma foto anterior con los insectos marcados. Con anillos rojos las mariposas, en azul otros insectos. 13 mariposas y 17 en total. Pinchando en la foto se puede abrir la foto en una pestaña nueva y ampliarla para verla en detalle. 

Me animó a hacer esta entrada un día de agosto, cuando a unos 1.500 metros de altitud los cardos empezaron a florecer y ofrecer su néctar. Al pasar junto a los cardos en el borde del camino se armó un verdadero alborto, así que caí en la tentación de intentar fotografiar todas la especies que pudiese. Desde luego, las flores compuestas de este cardo no tienen la típica floración de vivos colores ni olor, que dicen atraer a los insectos, pero sin duda tienen otra técnica o aroma que a nosotros se nos escapa.
A continuación pongo las especies que fotografié en tan solo media hora:

Argynnis paphia hembra

Argynnis paphia macho. Las líneas oscuras gruesas que siguen la venación de las alas son las llamadas "androconias" características de los machos
Hyponephele lycaon
Hyponephele lycaon

Pyronia tithonus, anverso
Melanargia lachesis

Pyronia tithonus, reverso
Aricia cramera, anverso

Aricia cramera, reverso
Lycaena alciphron

Lycaena phlaeas, reverso

Lycaena phlaeas, anverso

Lycaena virgaureae, hembra

Lycaena virgaureae, macho
Mientras hacía las fotos, otros insectos se posaron y volvieron a volar, como diversas moscas y abejas, pero al estar más concentrado en las mariposas, perdí la oportunidad de retratarlos. Sí pude hacerlo con estas dos especies más tranquilas, el pequeño y colorido cerambícido y la no menos llamativa chinche rayada.
Chlorophorus trifasciatus
Graphosoma lineatum
Sin duda, hay muchas más especies en la zona, un poco más allá, sobre hierba de Santiago y sobre las flores ya marchitas de rosal, vi y fotografié Pieris rapae y P. napi, Argynnis pandora, Issoria lathonia y Celastrina argiolus y en otro cardo una preciosa Euplagia cudripunctaria, pero esas serán protagonistas en otro momento, pues hoy he querido ser fiel únicamente a ese momento y lugar.
En esta otra entrada (AQUÍ) del blog de El Ventorrillo, muestro otras mariposas comunes en la Sierra de Guadarrama.

viernes, 12 de agosto de 2016

LA CADENA DE LA VIDA (y 4)

En la anterior entrada dejamos a los pulgones de la colza que eran parasitados por pequeñas avispas y que las larvas de esas avispas, que viven dentro de los pulgones, son a la vez parasitadas por otra especie de avispa. Pero no se terminan allí los depredadores de los pulgones, hay otros aún más voraces, que se comen a los pulgones uno tras otro. Como puede verse no se anda con muchos remilgos en la mesa esta larva de mosca, al pulgón solo le queda patalear mientras es comido vivo. Las he observado trabajar y no tardan ni medio minuto en comerse a un pulgón y al poco ya van a por el siguiente. 
Se trata de la larva de un tipo de mosca, un sírfido. Entre las moscas de esta familia las hay con muy variados aspectos y ciclos de vida, teniendo en común, cuando adultos, su semejanza con avispas y abejas y su costumbre de libar en las flores. Hoy me detendré, como era de esperar, en los que son depredadores de pulgones. Son unas esbeltas moscas de cuerpo rayado en negro y amarillo parecidas a las avispas lo que les vale ser temidas y evitan ser atacadas... casi siempre. En mi jardín es muy abundante la especie Sphaerophoria scripta y por eso supongo que las larvas que fotografío también corresponden a esa especie.

Las moscas madre deben poner sus huevos en la parte alta de la planta, porque siempre he visto a las larvas avanzar hacia abajo, entre los pulgones apelotonados en los tallos, dejando atrás la devastación más completa. No dejan uno vivo y a veces son varias las larvas las que juntas van avanzando, dejando limpia la planta. Todo un aliado para el jardinero o el agricultor.
Pero las moscas tampoco pueden despistarse demasiado, en esta ocasión no le ha valido de mucho el mimetismo batesiano ya que el caballito del diablo lo ha cazado sin contemplaciones. 

Los caballitos del diablo son Odonatos, el mismo orden que las libélulas, y su primera etapa de vida la pasan dentro el agua, donde también son voraces depredadoras. Normalmente los caballitos del diablo, como este Ceriagrion tenellum no capturan presas tan grandes, aunque tampoco es excepcional. Lo habitual es que cacen mosquitos, efémeras y otros pequeños insectos que revolotean alrededor de la lámina de agua o entre las plantas acuáticas. A veces también se abaten sobre los pequeños insectos que se encuentran posados. 
Pareja de Ceriagrion tenellum en el momento inmediatamente anterior o posterior a la cópula. El macho sujeta a la hembra por el cuello y cuando esta está dispuesta acerca su extremo a los anillos con los genitales masculinos. Después, durante la puesta de huevos, los machos siguen sujetándola. De esta manera, sin duda, se aseguran de que los hijos serán suyos.

El estanque es uno de los mejores puntos de atracción de fauna, tanto invertebrados como anfibios, reptiles y aves. En el caso de los odonatos, he podido determinar la presencia e incluso la reproducción de cinco especies de libélulas y otras tantas de caballitos del diablo, aunque posiblemente exista alguna más que no haya podido fotografiar.
Náyade de la libélula Anax imperator, que cría en el estanque del jardín, vista desde abajo para mostrar la "máscara"
Ninfa (náyade) de Anax imperator.
Los odonatos son eficientes depredadores tanto en su fase adulta, voladora, como en su fase de ninfa, llamada náyade. En el agua, las mal llamadas larvas de libélula cazan invertebrados y hasta renacuajos y pequeños peces si se ponen al alcance de sus tremendas mandíbulas extensibles como si fuesen un brazo, llamadas "máscara" porque en posición de reposo les tapan la parte inferior de la cabeza.
Las náyades de las grandes libélulas, como las de Anax imperator que hay en mi jardín, también depredan sobre las de caballito del diablo, que son de tamaño mucho menor y más delicadas.
Las hembras de Anax imperator ponen sus huevos sin estar sujetas al macho. 
Aunque en el mundo de los insectos las libélulas puedan ser consideradas como un superdepredador, son también alimento de aves, como el abejaruco, y de anfibios cuando tienen oportunidad. Este fue el caso de la siguiente fotografía. Estaba yo haciendo fotos y vídeos de las peleas entre machos de rana, cuando la libélula tuvo la mala idea de posarse para hacer la puesta casi delante de una de ellas. El ataque fue fulminante y, aunque de primeras la sujetó de mala manera de un ala, no tardó en engullirla, hundiéndola previamente.
Pero las ranas también tienen sus depredadores, incluso en el estanque de jardín. Varias veces he tenido la visita de culebras de agua, tanto Natrix maura como Natrix astreptophora. Las he dejado tranquilas durante una temporada, que he aprovechado para hacer algunas fotos. Es una buena técnica para controlar el exceso de ranas, que llega un momento en que durante la noche son atronadoras y tengo apuro por si llegan a molestar a los vecinos. Sin embargo, pasado un tiempo las cojo y las llevo a unas charcas próximas, porque los estanques son pequeños y no hay "producción" suficiente para mantener depredadores tan eficientes. 
Preciosa Natrix astreptophora, culebra de collar adulta, que aún conserva las manchas de su cuello características de los juveniles. Toma el sol en su lugar habitual, un lateral del estanque donde está descubierta la lona de caucho, que al ser negra posiblemente le proporciona más calor.
El último eslabón de la cadena, evidentemente, no ocurre en mi jardín, pero sí muy cerca. Espero que no se hayan encontrado con ella las culebras que tan bien se han alimentado en mi estaque. Se trata del águila culebrera, la especialista en la caza de ofidios que, a pesar de su tamaño, no duda en pararse en el aire como si se tratase de un pequeño cernícalo, dándome así la oportunidad de fotografiarla.
Águila culebrera, Circaetus gallicus, cerniéndose en busca de sus presas.

Y aquí dejo esta serie de encadenados que se comen los unos a los otros, la CADENA DE LA VIDA, de la que tanto nos hablaba el gran Félix Rodrígez de la Fuente.

Agradezco a los expertos de Biodiversidad Virtual por estar ahí, determinando las especies. Sin ellos dudo mucho que hubiese podido acercarme siquiera a identificar ni una décima parte de las especies que habitan en mi entorno.