jueves, 30 de julio de 2009

Notas del mes de julio

Unas fotos en el jardín Unas cuantas notas, para que no se olvide el dato y tener la oportunidad de mostrar las fotos.
Empiezo con una nueva aportación a la lista de reptiles vistos en el jardín. Este hermoso ejemplar de culebra de collar, Natrix natrix, que un buen día encontré en el estanque y, con gran pesar, tuve que sacar de allí. Es un animal de unos 75 cm de longitud, muy activo que si dejo en mi pequeño estanque iba a terminar con la población de ranas y peces. Ya vive en el mismo una culebra viperina , Natrix maura, que ya os enseñé y que, siendo de menor tamaño, creo que puede convivir con el resto de la fauna. Pero este otro ejemplar me pareció excesivo. De hecho, la población de ranas ha disminuido mucho.
En la foto superior puede verse algo raro en las escamas de debajo del ojo. Es que está a punto de mudar la piel. De camino a la laguna donde la solté, ya había empezado a desprenderse de ella.
Montones de caballitos del diablo llenan el estanque con tal variedad de colores que me tienen abrumado. En algún momento que me organice les dedicaré una entrada, ahora solo dejo la imagen de este ejemplar de Coenagrion pullea, de brillante color azul.
Y para brillante, este macho de libélula, Anax imperator, que es la única foto de esta entrada que no está hecha en el jardín. Pero es que no parecen llegar los machos hasta aquí, aunque hembras vienen con frecuencia a poner huevos, como ya conté el mes pasado. Lo vi en la charca cuando estaba soltando a la serpiente.Durante la primera semana de julio salieron las ninfas de esta libélula dejando en los tallos acuáticos sus exuvias, a razón de tres o cuatro diarias. Como las encontraba cada mañana, al día siguiente madrugaba más intentando fotografiar el momento, hasta que confirmé que esta especie emerge durante la noche y no hay manera de pillarlas. Es un caso raro, ya que lo normal en otras libélulas es que sequen sus alas al sol. En invierno hablé de la mariposa colibrí, Macroglossum stellatarum, y puse una foto que me dejó Fernando Ávila. Ahora puedo poner fotos propias, de un ejemplar de esta generación veraniega.
Es curiosa la longitud de la trompa de estos esfíngidos, que les permite libar néctar sin tener que posarse y, como ya dije en su momento, la "cola" de pelillos que le ayuda a maniobrar en el aire como las plumas de la cola de los verdaderos colibríes.
Por último, otra nueva especie para la lista de aves del jardín: el zarcero común, Hippolais polyglotta. Casi con seguridad ha anidado en una zona donde la hiedra es muy espesa ya que lo he visto entrar y salir rapidísimo en varias ocasiones, pero cuando más he disfrutado es cuando se ducha a primera hora de la mañana en el microaspersor de la rocalla.
Al amanecer hay poca luz para hacer mejor foto, pero me encanta verle practicar sus abluciones.


viernes, 24 de julio de 2009

Montañas y mariposas (2)

Por montañas segovianas

Hace un par de semanas tuvimos la oportunidad de hacer un pequeño recorrido por tierras segovianas para "hacer monte" con la excusa de fotografiar mariposas. Salimos temprano para no pasar demasiado calor en la subida y poco a poco fuimos poniendo el objetivo en nuestras esquivas presas. Pequeño pero precioso, es este licénido que en lugar de azul, como la mayoría de sus familiares, es anaranjado, Lycaena virgaureae. Los machos presentan ese color tirando a dorado, que le ha dado el nombre común de "manto de oro" mientras que las hembras tienen la alas llenas de manchas negras sobre un anaranjado más pálido. Es, como otras de las que vimos, una especie típica de montaña.

Una de las especies más abundantes, como suelen serlo los activos piéridos, fue la limonera, Gonepteryx rhamni, de las que ahora en julio vuela la segunda generación. Las primeras del año ya volaban en los días soleados de finales invierno e inicios de primavera.
Representando a la familia de los ninfálidos vimos a esta Melanargia, posiblemente un ejemplar de Melanargia russiae particularmente oscuro.Y no sin las dificultades propias de estas otras especies de la misma familia, he determinado a la mariposa de las fotos inferiores como Argynnis aglaja, que aunque en esta foto está bebiendo sobre un pequeño clavelito silvestre, las vimos en grupos sobre grandes cardos, lo que es caracteristico de la especie, igual que las manchas plateadas en el reverso de sus alas.Pero ¿cual es la especie que más deseábamos ver? Un par de pistas. Es una especie de montaña y pertenece a la familia de mariposas diurnas más hermosas de Europa y quizás del mundo, por grandes y bonitas: los papiliónidos, ...
...
...
...
¡Eso es! Parnassius apolo
Es una habitante de las alturas rocosas entre cuyas grietas encuentra las plantas de las que se alimentan sus larvas: los sedum y las siemprevivas. Cuando esta mariposa está activa, al calentarse por el sol, es bien difícil que se detenga para hacerle una foto decente, pero esta se apiadó de nosotros y de nuestro buen comportamiento en la montaña y accedió a una, corta pero intensa, sesión fotográfica. Ni la modelo más de moda se vió más acosada por los fotógrafos.
Es intencionado el no decir el lugar exacto de esta excursión. Pido disculpas a mis lectores habituales que si tienen tanta paciencia como para seguirme, seguro que son almas cándidas que no tienen ningún mal deseo hacia estas bellas mariposas. Pero como ancha es la red, más incluso que Castilla (y León), no quiero poner las cosas fáciles a los cazadores de trofeos entomológicos.
Esta excursión no hubiera sido posible sin mis amigos Fernando Ávila, Jorge Remacha, Juan Luis Galindo y sus encantadoras familias, con los que compartir excursión, chuletada y conversación fue una verdadera delicia.
Fernando Ávila, además, desde su blog, Grajera Natural, os invita a acompañarle en excursiones a medida.

domingo, 19 de julio de 2009

La abeja territorial

Es una abeja con cara de mala, realmente su aspecto de avispa robusta y el vuelo potente y zumbador hace que tomemos precauciones ante su presencia. En mi jardín, en una zona de paso donde las flores de lavanda invaden el camino, no hay quien no pase con cierto reparo. Sin embargo, todo son apariencias, esta abeja no pica.
Es de la misma superfamilia que las abejas de la miel, los apoideos, de la familia Megachilidae y pertenece al género Anthidium, muy posiblemente de la especie A. florentinum
A diferencia de otras abejas no es colonial, lleva una vida solitaria y es muy territorial con dominancia masculina. Los machos sobrevuelan un macizo de flores, en mi jardín las lavandas y las salicarias, expulsan de los alrededores a todas las abejas y abejorros que osen acercarse por allí y persiguen a sus congéneres competidores. Una pequeña mata de lavanda solo da para un territorio, pero las salicarias de mi jardinera pantanosa o los setos de lavanda permiten que varios machos se repartan una amplia zona con continuas disputas vecinales.
Prefieren los grupos de flores que están al sol, posiblemente porque necesitan el calor para poder desarrollar su elevado metabolismo y potentísimo vuelo. He visto como los abejorros del género Bombus, bastante más grandes de ellas, se quedan en las flores sombreadas con tal de no acercarse al territorio de un macho de esta especie.
Quizás su aspecto, que recuerda al avispón, Vespa crabro, que es carnívoro y ataca a las abejas, le valga para asustar a su semejantes. Sería entonces un caso de mimetismo batesiano, por el que un animal inofensivo se protege con la coloración de un animal peligroso (perfectamente explicado aquí, en la wikipedia). Sin embargo, se diferencian claramente de los avispones por la línea negra dorsal que recorre su abdomen, tal y como se ve en la foto de arriba. Las hembras son bastante más pequeñas y esbeltas. En cuanto entran en un territorio y llegan a posarse en una flor, son inmediatamente abordadas por el macho que copula con ellas sin contemplaciones durante tres o cuatro segundos. La actividad sexual es realmente incesante y hay momentos en que caen sobre una hembra cada diez o quince minutos. Es de suponer que a mejores territorios y flores, mayor número de hembras acuden y así los machos más fuertes cubren a más hembras. De hecho, durante un rato de observación, las tres hembras que ví se posaron en la misma flor entre más de un centenar. ¿O fue la misma hembra? ¡Quien sabe! Apenas empieza a caer la tarde su metabolismo disminuye casi de golpe y buscan una flor, hoja o ramita donde se agarran fuertemente con las mandíbulas y repliegan las patas hacia atrás. De esa manera el cuerpo queda como flotando en el aire. Tienen así el aspecto de un insecto momificado y ofrecen, por fin, un momento tranquilo para poderlas fotografiar, aunque sea cuando hay menos luz.

miércoles, 15 de julio de 2009

Montañas y mariposas (1)

Entre el puerto de El León
y Cabeza Lijar
Una nueva subida, huyendo del calor del estío, esta vez hasta el puerto de El León, para seguir la pista a Peguerinos hasta Cabeza Lijar, allá donde las vacas viven en un balcón con vistas privilegiadas a medio Madrid.

Ejemplar macho de lagartija ibérica (Podarcis hispanica)

Apenas empezamos a andar, a primera hora de la mañana, las lagartijas ya estaban entrando en actividad. Dominan las lagartijas ibéricas (Podarcis hispanica) frente a las menos frecuentes lagartijas roqueras, P. muralis. Estamos asistiendo en los últimos años a una subida de especies de anfibios y reptiles más termófilas, adaptadas a temperaturas más cálidas, hacia zonas antes reservadas a especies de montaña. Si bien en este puerto he hecho menor seguimiento, lo he visto muy claramente entre Navacerrada y Cotos. ¿Será cosa del cambio climático? También vimos un lagarto ocelado, Timon lepidus.

Otro reptil que nos salió al paso fue esta culebra lisa europea, Coronella austriaca. A decir verdad nos salió al paso pero no la vimos, tuvieron que ser otros excursionistas que venían detrás los que dijeron "mira una víbora" y llamaron nuestra atención. Por supuesto, no se trata de una víbora, aunque también las hay aquí, sino una inofensiva culebrilla que se alimenta de lagartijas y otros pequeños reptiles y son extremadamente mansas y tranquilas. Eso y ser confundidas con víboras les acarrea el morir cuando se topan con ignorantes sin sentimientos.
Culebra lisa europea, Coronella austriaca

Conociendo esa insana costumbre de muchas serpientes de calentarse sobre la superficie despejada de los caminos y sobre el asfalto, donde están a tiro de viandantes y coches, como en otras ocasiones, no tuve más remedio que cogerla y trasladarla a unos roquedos cercanos donde podría solearse igual de eficientemente pero sin peligro. No me gusta toquetear a los animales en el campo, ni siquiera para hacerles fotos, pero esta es causa de fuerza mayor.

También en pleno camino nos encontramos con frecuencia con los saltamontes de alas azules del género Oedipoda, que en cuanto se posan, parecen desaparecer de lo bien que quedan camuflados. El ojo busca la continuidad de las líneas de su cuerpo con las luces y sombras del suelo y hasta resulta difícil enfocar con la cámara pues los bordes parecen empeñados en difuminarse ante el visor.
Otro paseante en medio del camino es este escarabajo tenebriónido, Pimelia castellana (gracias otra vez Mario), confiado en su dura coraza formada por los élitros soldados entre sí, anda sin importarle su evidente color negro.


Nos llama la atención que las jaras aún siguen floridas a esta altitud de unos 1.700 metros y, como no, los escarabajos típicos de las flores en esta época del año, hacen su acopio de néctar y polen. Estos escarabajos con color y diseño de mariquitas pertenecen a la misma familia que las aceiteras o carralejas, los meloideos, pero a diferencia de ellas, no han perdido la capacidad para volar y andan de flor en flor, como con prisas por cumplir su ciclo biológico. Su nombre, gracias a Mario García París sé que es Mylabris hieracii, que curiosamente sus dos únicas especies próximas son de Marruecos.

Igualmente los cerambícidos, golosos, se manchan con el polen como niños con una tarta de cumpleaños.

Pero los aires de principio de verano son para las mariposas, inquietas, coloridas, desesperantes a veces, cuando intentamos fotografiarlas. La mayoría son especies muy comunes, pero no por ello menos hermosas. Y como muestra, esta Vanessa cardui, que podemos admirar en diseño dorsal y ventral. Su nombre específico nos dice que sus larvas se alimentan de cardos.
Más colorida aún, esta Aglais urticae, cuyas larvas se alimentan de ortigas. Es una mariposa que pasa el invierno como adulto (imago), reviviendo en primavera para poner huevos y producir la segunda generación, ya entre julio y septiembre, según altitudes.
También disfrutamos de la presencia de las Melanargia lachesis, inquietas como pocas, aunque de repente parecen aplastarse contra el suelo y se dejan fotografiar. Sus plantas nutricias son gramíneas.
Muchas más vimos, pero o no pude hacerles foto o han salido tan mal que no merece la pena ponerlas. Eso sí, me demostraron una cosa: tengo que aprender más de ellas, cada una es un mundo.

domingo, 5 de julio de 2009

Mamíferos sudafricanos

Una vuelta a la fauna del
Parque Kruger
La verdad es que no tenía mucha intención de volver a incluir una entrada sobre fauna exótica hasta que no volviese a viajar a algún destino lejano, pero como eso va a tardar en ocurrir, me conformaré con recordar los buenos tiempos pasados en el Parque Kruger.
También, todo hay que decirlo, de las sesenta entradas que he hecho en el blog solo seis las he dedicado a la fauna africana, pero esas seis (las de los 5 grandes y la de los cocodrilos) se han llevado la mitad de las visitas. Sé que la mayoría de esos visitantes llegan a través de la búsqueda de imágenes y no son amigos habituales, pero también es una forma de llegar a más gente.
No por ello me pienso alejar de la línea que me marqué desde el principio: que se pueden hacer observaciones interesantes de cosas muy cercanas, sin tener que irse al otro extremo del mundo.
Y sin más preámbulos, al taj0.
Hembra de impala mostrando el diseño del trasero típico de la especie.

Posiblemente el ungulado más abundante en el Parque Kruger sea el impala. Las manadas de machos y de hembras con jóvenes se encuentran en la carretera, a los lados del camino, en espacios relativamente abiertos y entre los matorrales. Tanto es así, que tras un par de horas de circular por el parque en un coche con guía, éste se volverá hacia los visitantes y les dirá: "A partir de ahora ya no vuelvo a parar para ver impalas". Nosotros no admitimos esa negativa, primero porque cada grupo puede ser diferente y mostarnos cosas nuevas, pero también porque a su lado podíamos ver también gacelas y otros animales que buscan la protección del grupo junto a manadas más grandes.

El siguiente comentario chistoso vino cuando vimos el trasero de un ejemplar: "aquí todos se comen a los impalas, leones, leopardos, hienas, ... , son como las hamburguesas del Parque, por eso en el culo llevan la marca Mc Donalds". Se refería a las conocidas marcas de comunicación que funcionan a modo de luz de emergencia, para llamar la atención a toda la manada de que el enemigo anda cerca. Cuando los impalas se asustan levantan la cola y saltan mostrando claramente sus marcas traseras, igual que hacen la mayoría de las gacelas, porque es un medio de comunicación iterespecífica.

Macho de impala mostrando los cuernos en forma de lira. También es característico los cambios en el tono de la piel entre el dorso, lateral y vientre, pero sin líneas como en las gacelas.

Antes de seguir, la ficha de presentación:

Impala. Aepyceros melampus. Familia: Bovidae, Subfamilia: Aepycerotinae.
Nombres en inglés: Impala; Swahili: Swala pala; Afrikaans: Rooibok

Hembra de impala. Podemos observar otro caracer distintivo, las manchas negras inguinales.

Fuera de la época de celo, como muchos otros bóvidos, los machos forman manadas separados de las hembras mientras que con las hembras permanecen los jóvenes hasta que llegan al primer celo.
En celo los machos se separan en territorios y emiten gruñidos, en un comportamineto parecido al de la berrea del ciervo, aunque no tan espectacular. Así conquistan una manada de unas 15 a 20 hembras.

Joven impala que permanece en la manada de hembras cuando aún no tienen los tubérculos en los cuernos porque es menor de un año.
Manada de machos solteros


Antílope jeroglífico. Tragelaphus scriptus. Familia: Bovidae, Subfamilia: Tragelaphinae.
Nombres en inglés: bushbuck; Swahili: pongo, Mbawala; Afrikaans: bosbok.

Es un pequeño antílope difícil de observar por sus costumbres solitarias y por ser predominantemente nocturno. Al único ejemplar que vimos, la hembra de la foto, la sorprendí en una zona de barro seco, al poco de amanecer. Los machos tienen los cuernos en espiral. Tienen manchas blancas en el cuerpo. Hay muchas variaciones geográficas en el diseño y colorido.
Hembra de antílope jeroglífico.


Gran Kudu. Tragelaphus strepsiceros. Familia: Bovidae, Subfamilia: Tragelaphinae..
Nombres en inglés: greater kudu; Swahili: tandala mKubwa; Afrikaans: koedoe.


Macho de gran kudu.


Es un hermoso antílope, de gran altura y elegancia de movimientos. Los cuernos de los machos tienen forma de espiral cerrada y largas crines por la parte baja del cuello. Machos y hembras tienen crines dorsales en cuello y lomo, así como líneas blancas en los laterales del cuerpo y en la frente.

Forman manadas pequeñas, de menos de 10 ejemplares, y con frecuencia un macho acompaña a las hembras aunque también forman grupos de solteros o de hembras con crías.

Hembra de gran kudu

Antílope de agua. Kobus ellipsiprymnus. Familia: Bovidae, Subfamilia: Reduncinae.
Nombres en inglés: waterbuck; Swahili: kuru; Afrikaans: waterbok.
Las poblaciones de Sudáfrica pertenecen a la subespecie K. e. ellipsiprymnus, más al norte se encuentra la otra subespecie K. e. defassa.

Este antílope se caracteriza por tener el pelo más largo de lo habitual en otros antílopes, es de caracter tranquilo, poco asustadizo. Dicen los guías locales que la grasa que impregna su pelo para impermeabilizarles en el agua les da mal olor y sabor, siendo poco apreciados por los leones como presa. Viven cerca de zonas con agua y vegetación más densa.

Macho de antílope de agua, puede apreciarse la mancha anular caracerística de los cuartos traseros

Nú azul o ñu taurino. Connochaetes taurinus. Familia: Bovidae, Subfamilia: Alcelaphinae.
Nombres en inglés: blue wildebeest, brindled gnu; Swahili: nyumbu ya montu; Afrikaans: blouwildebees.

No tienen nada que ver las manadas de nús en Sudáfrica con las interminables manadas en migración que pueden verse en Kenia y Tanzania. De hecho, en la zona de matorral donde nos movíamos apenas pudimos ver algún ejemplar, acompañados de cebras, que no salieron bien en la foto por lo lejanas que estaban.


La primera vez que me topé con estos animales, en Kenia, entendí el por qué de su nombre común. Nuestro guía nos llevó de acampada (yo creo que ilegal) a una zona fronteriza con Tanzania, en el Masai Mara y así pasamos nuestra primera y emocionante noche en la sabana africana. Además de unos lejanos rugidos de león, a mitad de la noche escuché alrededor de la tienda un extraño sonido. Saqué la cabeza por la cremallera y pude observar que estábamos completamente rodeados por una manada de ñus. El sonido que emitían a la vez que pastaban era idéntico a su pronunciación inglesa: "gnu, gnu, gnu, ...
Los ñus, como se puede deducir, son también de hábitos nocturnos.

Jirafa. Giraffa camelopardalis. Familia: Girafidae.

Nombres en inglés: giraffe; Swahili: twiga; Afrikaans: giraf, kameelperd.

Hay ocho variedades distintas que se diferencian por la forma y tono de las manchas. Las poblaciones de Sudáfrica pertenecen a la subespecie G. c. giraffa.

Vimos ejemplares aislados, machos, y también hembras con crías. Forman manadas pequeñas y los machos establecen relaciones de dominancia dentro de su territorio, que es compartido.
Muchas veces llevan encima a los bufagos, pequeños pájaros que les ayudan a mantener la piel libre de parásitos. Es curioso como se meten en sus orejas y picotean en el borde de los ojos y orificios nasales.

Facocero o Facóquero. Phacochoerus africanus. Familia: Suidae.
Nombres en inglés: wart hog; Swahili: nigri; Afrikaans: Vlakvart.

Son unos animales agresivos con sus enemigos, muy rápidos en la carrera, por lo que tienen largas patas, ... para ser cerdos. Pero como gran parte de su alimento son tubérculos que tienen que desenterrar, es característico que se pongan de rodillas para comer, ya que el cuello es tan corto y no llegan al suelo. El ejemplar de la foto inferior tiene el tono rojizo de la tierra circundante donde se ha revolcado, el color de su piel es más grisáceo. También se aprecia que tiene un colmillo excesivamente desrrollado respecto al otro. No tenía muy buen aspecto.
Mono verde o Tota. Cercopithecus aethiops. Familia: Cercopithecidae.
Nombres en inglés: green monkey, tantalus; Swahili: tumbili, ngenedere; Afrikaans: blauaap.
Hay variaciones geográficas diferenciables por el color y contrastes en los lados de la cara fundamentalmente.
Ejemplar adulto de mono verde.

Forman grupos numerosos, de más de 20 indivíduos. La manera más fácil de verlos es acudir a las áreas de acampada y zonas de restaurantes en los parques, pues se acercan a pedir o robar comida. Al principio suelen hacer mucha gracia, pero llegan a ser molestos e incluso peligrosos, a pesar de su pequeño tamaño. En Kenia vimos como desmontaban una tienda de campaña a base de hacer el tobogán en un lateral, se subían a un árbol y saltaban a la tienda, poniéndose en fila como niños en un parque de juegos. También los vimos colarse en los coches a robar comida.
Joven mono verde.

jueves, 2 de julio de 2009

Subir montaña es retrasar el calendario

Puerto de la Morcuera.


En esta época del año subir la montaña es como retrasar el calendario fenológico. Las flores primaverales, que unos cientos de metros más abajo ya marchitaron, están en la alta montaña en la plenitud de su esplendor. Es el caso de estos rosales silvestres.

Esta mañana la familia hemos subido al puerto de la Morcuera para disfrutar de la brisa relativamente fresca de la alta montaña. Hacía una temperatura agradable, aunque cuando llevas un buen rato andando se agradece la sombra de los pinos.

Caballos y vacas soportan estoicamente las moscas que les llenan las fosas nasales y los bordes de los ojos. Se defienden como pueden de los tábanos a base de coletazos y el agitar de la piel de los flancos. También la sequía de los prados tarda más en llegar a estas altitudes y la hierba es aún verde mientras que en las cumbres cercanas, como hacía años que no ocurría, aún hay neveros en estos primeros días de julio.
Decenas de mariposas, como esta Pandoriana pandorae, vuelan atareadas entre las flores para libar néctar y a la búsqueda de sus plantas nutricias para poner los huevos. Pero hoy parecía ser el día de las Zygaena, pues en los cardos (Carduus carpetanus), que están en plena floración, estaban posadas estas curiosas mariposas, con aspecto de mariposillas de la noche pero de hábitos diurnos. Aunque había flores para todas, esta abeja no parece opinar lo mismo y se dedica a importunar a la mariposa. En la orilla de un arroyo de montaña los preciosos caballitos del diablo, Calopterix virgo, suben y bajan por el cauce con ese vuelo entrecortado que les caracteriza. Es una delicia disfrutar de estos arroyos y de sus alados habitantes.Tampoco faltan a la cita las grandes libélulas. A diferencia de las Anax que hay en mi jardín, propias de aguas estancadas, en estos arroyos están las negriamarillas Cordulegaster boltonii. Sus ninfas no andan por el fondo del arroyo, sino que permanecen casi toda su vida larval, que pueden ser varios años, quietas en un lugar, escondidas al resguardo de la corriente, Así esperan a que sus presas pasen por delante de ellas para lanzarles la implacable máscara de sus mandíbulas. ¡Con lo parecidos que son los adultos, qué diferentes su hábitat y la biología de sus larvas! Unos meses al año, en pleno invierno, soportan que el agua se congele a su alrededor y la nieve los cubra por completo.