sábado, 27 de junio de 2009

La gran libélula

Anax imperator
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Este fue el primer animal que acudió al estanque, cuando aún estaba llenándolo de agua. Me causó una cierta emoción, pues es uno de los insectos más hermosos que existen.
Machos viajeros, hembras sedentarias.
Los adultos de esta especie, especialmente los machos, se alejan mucho del lugar donde nacieron, por eso son de los primeros en localizar las nuevas charcas y estanques.
Las he visto en medio de campos secos y bosques, muy alejados del agua. En una ocasión vi varios ejemplares en un claro de bosque cazando hormigas en su vuelo nupcial, compitiendo con golondrinas y gran cantidad de otras aves.

Las que permanecen más establecidas cerca del agua suelen ser hembras a la espera de los machos y del momento oportuno para hacer la puesta. Son implacables cazadores de moscas y mosquitos que cazan al vuelo y se comen sin necesidad de posarse.
Me he pasado muchas horas observándolas en ríos, lagunas y en mi estanque, viendo como defienden el territorio de sus congéneres y de otros insectos voladores de gran tamaño o cazando cualquier bicho que se les ponga a tiro.
Es raro verlas posadas si no es porque acaban de salir del agua o se disponen a poner huevos.En esta especie las hembras tienen la misma coloración que los machos pero más apagada. Esta en cambio, tiene unos tonos bien brillantes y volaba esta mañana muy atareada buscando el sitio donde hacer la puesta, aunque o no le gustaba el sitio o el momento no era el adecuado, porque no parecía decidirse.
Ponen los huevos en grietas que hacen en los tallos de las plantas acuáticas justo bajo la superficie del agua. En su intento de buscar el lugar adecuado, llegan a hacer surcos en las hojas de los nenúfares. A veces las perforan completamente y ponen los huevos en el envés.


Esas terribles criaturas.

La fase juvenil es acuática y tiene un aspecto muy diferente a los adultos, aunque en su medio son igualmente formidables depredadores. Las mandíbulas se proyectan hacia delante como una tenaza y capturan larvas de otros insectos, pececillos y renacuajos. Comúnmente se les llama larvas, pero los entomólogos dicen que es más propio llamarles ninfas o nayades y dejar el término larva para los insectos que tienen metamorfosis completa con una fase de pupa.
En la siguiente foto se ve la piel de una de esas ninfas. Se aprecian perfectamente los rudimentos de las alas.
Normalmente se desplazan lentamente entre la plantas acuáticas camuflándose para cazar. Pero además, tienen un sistema de propulsión a chorro, que activan cuando se sienten amenazadas, lo que les permite alejarse rápidamente de sus enemigos.
Dice la literatura centífica que las ninfas tardan unos tres o cuatro meses en desarrollarse, pero mi experiencia me muestra que eso puede alargarse mucho si les pilla el invierno de por medio ya que pasan los meses más fríos en el fondo del estanque (o charca). En pleno invierno, a nada que haga un poco de sol se las ve activas a la caza y captura de sus presas.

Más viejas que los dinosaurios.

Dicen que las libélulas fueron, junto con las cucarachas, de los primeros insectos que volaron sobre la superficie de la tierra, allá por el periodo Carbonífero, hace más de 300 millones de años. Entonces vivió la especie más grande que ha existido, Meganeura, que alcanzó los 70 cm de envergadura alar. Debía ser impresionante ver el vuelo de estos animales, aunque ningún hombre lo vio, pues se extinguieron en la época de los dinosaurios. Pero más me impresionaría ver una ninfa de estos animales, pues posiblemente sería capaz de comerse a un pez del tamaño de un barbo.
El diseño sin variaciones de estos animales a lo largo de la historia de la Tierra, me recuerda a otros formidables depredadores, los tiburones, que en su evolución parecen haber alcanzado un óptimo difícil de superar.


Casi casi mis mascotas.

Los primeros años de funcionamiento del estanque eran tan numerosas las ninfas que pensé que no iban a dejar vivir a otros "bichos" acuáticos, pero con el tiempo la población se ha mantenido en equilibrio y conviven con gran número de anfibios, peces e invertebrados.
Me hubiera gustado poder presumir de las dificultades que pasé para hacer estas fotos, quedaría de lo más aventurero, pero ante todo la verdad... y la calidad de vida. Eso sí, en el diseño del estanque tuve que pensar en estas ocasiones.

7 comentarios:

  1. Cómo se llama el ejemplar d ela última foto...? :D

    Roberto.

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  2. ¡¡ Menudo ejemplar !! de casisapiens.
    Hola Roberto, me alegro de leerte por aquí.

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  3. Eres un privilegiado Jesús, al tener una zona experimental de varios biotopos a los que, les sacas gran partido con tu paciencia de observador.

    Saludos.

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  4. Es cierto, Javier, y más aún por contar con la comprensión de la familia.
    Solo me haría falta ser un poco más rico en tiempo para poderlo disfrutar, pero no me quejo, en absoluto.

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  5. Jesús, no sé quién disfruta más en tus estanques, si las libélulas y demás bichos o tú.
    Doy fe de que ese jardín es un muestario de biotopos tan interesantes como estéticos, fiel reflejo de su creador.

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  6. Pero qué suerte lo del estanque ¿en tu casa tenéis un estanque, Jesus? Mil veces mejor que una piscina, dónde va a parar.
    Me ha gustado aprender de las libélulas que tanto me gustan.
    Hala, a pasar un poquito de calor hoy ;-)
    aurora

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  7. Gracias Barbadillo, eres muy alagador.
    Aurora, dos estanques a falta de uno. A este de la entrada de hoy los puristas le llamarían charca, más que estanque, porque no tiene ningún sistema de filtracón y está un poco asilvestrado. El otro es pequeño y más civilizado, con peces rojos y todo.
    Cuando quieras te puedes pasar por casa en uno de tus paseos, con perras incluidas, por supuesto.

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