Iba a empezar esta entrada como tantas otras y como en el enlace que pongo al final del texto, hablando sobre las sorpresas que uno se lleva observando con ojo atento las cosas que pasan en el jardín... ¡Vaya, lo he vuelto a hacer! Pero es que es cierto, los que tenemos inquietudes naturalistas tenemos la gran ventaja de disfrutar al hacer descubrimientos sencillos como el que voy a mostrar. Realmente somos felices con muy poca cosa. Compartirlo es también un disfrute, así que me pongo a ello.
A finales del mes de mayo me encontré con que una de las mariquitas, Coccinella septempunctata, que estaban instaladas en el hinojo del jardín estaba en lo más alto de una de las ramas y tenía un aspecto extraño. En efecto, bajo ella había un pequeño capullo de seda, que parecía sujetar entre las patas.
El animal estaba muerto, o al menos paralizado, como suelen hacer algunos de los parásitos internos de insectos, igual que había visto anteriormente en algunos pulgones.
Varias veces al día, durante otros tres, me acerqué a mirar para ver qué ocurría, hasta que tuve la suerte de encontrarme el capullo abierto y una avispilla andando alrededor.
Varias veces al día, durante otros tres, me acerqué a mirar para ver qué ocurría, hasta que tuve la suerte de encontrarme el capullo abierto y una avispilla andando alrededor.
Justamente, poco antes, buscando información sobre Hippodamia variegata en el tomo de Fauna Ibérica nº 40, cuyo autor es Santos Eizaguirre, había leído algo sobre un parásito específico de los coccinélidos, la avispilla Dinocampus coccinellae. Con lo que allí leí, y teniendo el nombre, la búsqueda en internet es sencilla.
Y con la información, más sorpresas, esta avispa pone su huevo en las mariquitas con algo de veneno paralizante, pero el huevo va cargado con un virus de ARN que, una vez en el interior de la mariquita, se multiplica y es el verdadero causante de su parálisis, al afectarle al sistema nervioso.
He leído que la mariquita se comporta como un zombi al proteger al parásito bajo sus patas. Quizás lo haga mientras está haciendo el capullo, no lo sé porque yo me lo encontré ya hecho. Pero, al menos en este caso, no es una defensa activa, porque el escarabajo está totalmente paralizado. Quizás la coloración aposemática de la mariquita, avisando de sus propios tóxicos, ayude a que no lo ataquen, como digo, es una protección pasiva, por mucho que puedan gustar las historias de zombis, que no es mi caso, por cierto. Bastante tenemos con tener ante nuestros ojos una historia real como la de la película Alien.
Otra de las curiosidades que presenta este parásito es que la mayoría de los ejemplares son hembras partenogenéticas y al poco de salir del capullo ya están capacitados para empezar a poner huevos. La de mi jardín, no se lo pensó mucho. No sé si llegó a poner alguno, pero la posición del abdomen es bastante elocuente. Tampoco sé si un huevo en una mariquita que ya ha sido parasitada y quizás muerta, tiene futuro. Ya lo veré.
Sin embargo, puede que solo fuese una prueba, pues en algunos sitios he leído que el huevo lo ponen entre los élitros y el abdomen y en otros que lo coloca en posición ventral, pero nunca que lo pongan en la zona de la cabeza.
También ocurre, a veces, que la avispa pone su huevo en una larva de mariquita y que completa su desarrollo cuando esta hace la metamorfosis.
En cualquier caso, según algunos autores, lo más apasionante, es que la mariquita, a pesar de que la larva se ha desarrollado en su interior, alimentándose de sus entrañas, puede que no llegue a morir (en un 25% de los casos) y que una vez que la avispa ya ha salido del capullo, recupera su vida normal e incluso llega a reproducirse.
La larva de la avispa nada más nacer y entrar en su hospedador, lo primero que hace es buscar, matar y comerse a otros posibles huevos de su especie y para ello tiene unas mandíbulas diferentes a las de otras dos etapas de su desarrollo por las que pasará.
Por el momento mi historia termina aquí, en el momento en que Dinocampus coccinellae emprendió el vuelo en busca de otras mariquitas que parasitar.
En la entrada que puede verse en este enlace mostraba gran parte del ciclo biológico de Coccinella septempunctata en la hiedra del jardín, el año 2017 en que fueron especialmente abundantes los pulgones y las mariquitas en esa enredadera.
Enhorabuena por el hallazgo en el hinojo. Cuántos secretos encierra la biodiversidad, hasta virus de ARN.
ResponderEliminarGracias por enseñárnoslo.
Muchas gracias a ti por comentar. M. Carmen.
EliminarFantástico documento, Jesús. Es increíble lo que puede mostrar la Naturaleza y en el fondo lo cruel que es.
ResponderEliminarLa verdad es que no note nada en absoluto, ni vi nada extraño. Solo me llamó la atención los rscrementos que dejaba.
Lo que si te aseguro es que a partir de ahora las observaré por todos lados.
Muchas gracias. Abrazo