El domingo pasado, el primero del mes de marzo, estaba anunciado que iban a comenzar las esperadas lluvias, que podían aliviarnos un poco esta sequía invernal que estamos padeciendo, nosotros y el campo. Ahora, casi al final de la semana, sabemos que fue una vana ilusión, pues el lunes ya estábamos con el cielo limpio. Pero esa mañana, al levantarme a dar un paseo, el día amenazaba lluvia.
Hacía poco que en casa había comentado que llevábamos años sin ver las avefrías en los prados cercanos. Al principio de vivir en esta zona, hace 14 años, las veíamos todos los inviernos. Hay que reconocer que en estos años se ha alterado mucho el paisaje y que algunos de los espacios abiertos, que les gustan a las avefrías, han desaparecido bajo las urbanizaciones, pero mucho me temo que la meteorología también ha tenido que ver.
Las avefrías no son como otra aves, fieles a un itinerario en su migración. De hecho, algunas no hacen una verdadera migración sino movimientos que los onitólogos han llamado "fugas de tempero", que son desplazamientos de bandadas de aves huyendo de condiciones meteorológicas adversas, como grandes heladas, frío siberiano o frentes polares, que dicen ahora los hombres del tiempo y que antes llamábamos, simplemente, invierno.
Pues me llevé una grata sorpresa, no solo amaneció nublado, sino que un grupo de cerca de un centenar de avefrías estaban en un prado próximo, donde ya las había visto otros años.
Las avefrías, Vanellus vanellus, son unos peculiares representantes de la familia Charadriidae. Además de ser una especie menos ligada a las zonas húmedas, son fáciles de distinguir porque no tienen coloración de camuflaje y sencillas de reconocer frente a otras más parecidas entre sí. Su contrastado diseño, parece blanco y negro de lejos, pero visto de cerca se aprecia una gran riqueza de tonalidades verdosas. Recuerda, en cierto modo, a los brillos de las urracas, aunque en los córvidos el tono es más azulado.
Por cierto, que a pocos metros del bando de avefrías había otro nutrido grupo de estas inteligentes aves. Y también unos cuantos estorninos que acompañaban a estos visitantes invernales rebuscando su alimento en el suelo.
Tengo la impresión, aunque no puedo asegurarlo porque no tuve demasiado tiempo ni me quise acercar a la zona para no asustarlas más, que unas y otras estaban aprovechando la emergencia de escarabajos coprófagos, en esos prados llenos de boñigas de vaca, pues fue otro de los animales que pude ver en un momento en que no muchos insectos están activos.
¿Y aparte de haberlos visto yo, qué otra cosa tienen en común todos estos animales que coinciden en un día en el que el arco iris adornó el cielo?
Pues precisamente el brillo de arco iris sobre su fondo oscuro. No son esos brillos producto de un curioso pigmento, sino de estructuras físicas presentes en las plumas de las aves y en la queratina de los insectos, que hacen que brillen según la luz incida sobre ellos. Es el mismo efecto que hacen las gotas de agua contra el cielo.
Y por último, al hacerle la fotografía de los brillos metálicos de la zona ventral al escarabajo, me encontré que estaba infectado de ácaros, los que he marcado en la foto de detalle dentro de los círculos. Especialmente uno de ellos, el más grande, es sin lugar a dudas una garrapata.
Vacas-boñigas-escarabajos coprófagos-ácaros parásitos-aves insectívoras- ... unos cuantos eslabones de la cadena trófica vistos en apenas unos minutos.
Y el arco iris, pero sin la lluvia que de verdad hacía falta.
De garrapatas y ácaros en general hablé en otra entrada que puede verse pinchando AQUÍ
Hermosa entrada Jesús. Me ha encantado como has ido relacionando a todos y cada uno de los protagonistas. Por aquí andamos muy mal de agua también.
ResponderEliminarUn saludo!
Hola Jesús
ResponderEliminarMuy interesante el tema de la coloración del plumaje en las avefrías y sobre todo que se hayan visto tantas este año, porque su nombre parece hacer referencia a que son más habituales los inviernos más fríos. Menos mal que este invierno frío y seco ya se está acabando, a ver cómo se presenta la primavera.
Un saludo
Hola Javier.
ResponderEliminarLos prados donde están las avefrías otros años por estas fechas están en parte inundados. Son los típicos con fresnedas. Pero este año, no solo no van a criar los anfibios, también van a sobrevivir tantas garrapatas que no va a haber quien pase por allí.
Hola Pedro.
Supongo que están aquí porque no hace tanto frío como otros años. Pero debe haber tantas variables que es difícil saberlo.
Sensacional regreso de avefrías acompañado de inesperada conexión ecológica con la red de descomponedores. El vínculo entre aves insectívoras e insectos coprófagos, necrófagos y detritívoros justificaría, a veces, incluir a ciertos pájaros como verdaderos miembros de la cadena de descomposición de los detritus, al menos en ciertas épocas del año. Pero igual que nos cuesta ver a los herbívoros como parásitos de la hierba, encontramos chocante pensar en un papamoscas como parte del equipo de reciclaje de nutrientes del ecosistema. Saludos naturalistas.
ResponderEliminarComo siempre una genial entrada intentando ver los vinculos en la naturaleza. Por mi parte decirte que este año apenas habia visto avefrias hasta este domingo dia 11, en que viniendo a Madrid desde el pueblo he visto mas de 20 grupos al lado de la carretera, muchos de ellos de mas de un centenar de individuos. Un saludo
ResponderEliminarHola Jesús, hermoso paseo aunque fuera entre los pastos resecos.
ResponderEliminarTambién hacía tiempo que no veía a las avefrías, y no esperaba ya encontrarlas este invierno tan suave...hasta que llegaron las heladas de febrero y pude ver (desde el tren) un bando procedente de El Pardo (o alrededores) que sobrevolaba las vías para continuar más allá de la autovía A-6.
Un abrazo.
En efecto, Julián, la red trófica no tienen finales, por todos los lados hay un nuevo nudo.
ResponderEliminarLuis, he pensado que quizás estos avistamientos sean debidos a los fríos de Francia. La vedad es que me cuesta creer que tengan un origen tan lejano, pero han coincidido en fechas.
Los curioso Javier, es que yo las he visto bastante después de las heladas, coincidiendo con las cuatro gotas que han caído y la elevación de las temperaturas, que creo que son las causantes de la aparición de los escarabajos y, quizás, también de algunos otros insectos que no he podido ver.
Gracias a los tres por comentar.
Arco iris atrapados en cuerpos de plumas y queratinas...
ResponderEliminarBuena exposición. YO sigo fijándome en la forma de las flores de las orquídeas... y salen cosas curiosas...