El biólogo especialista en genética J.B.S. Haldane, que vivió entre los siglos XIX y XX, dijo en una ocasión a un teólogo con el que conversaba que, observando la obra de Dios, éste debía tener una desmedida afición por los escarabajos. Y es que se calcula que existen unos 5 millones de insectos de los que solo se han descubierto un millón. De ellos, 1.100.000 serían escarabajos, de los que hay descritas y nombradas unas 400.000 especies. Si tenemos en cuenta que se ha calculado que habrá unos once millones de seres vivos, incluyendo animales, plantas, hongos y otros pequeños grupos, llegamos a la conclusión de que la décima parte de las especies que habitan el planeta Tierra son escarabajos.
Los siguientes seres en la lista son los arácnidos, de los que se calcula que habrá unas 600.000 especies, de las cuales se han descrito casi 103.000, de ellas casi 50.000 corresponden a ácaros. Pero aquí está el asunto de esta entrada, los científicos creen que todas las especies de ácaros deben oscilar entre los 100.000 y el medio millón de especies.
Medio millón de unos seres verdaderamente horrorosos, de los que podríamos decir que "no les gustan ni a dios". De hecho, el número de especies por descubrir nos indica que hay pocos especialistas dedicados a investigar este grupo animal, a pesar de que tienen mucho interés, no solo científico, sino sanitario e incluso económico.
Podríamos decir que hay ácaros sobre casi todo lo que nos rodea. Los ácaros son los responsables de la mayoría de las alergias al polvo doméstico, incluso de las alergias a animales. En una pequeña porción de suelo hay miles de ácaros, nuestras sábanas tienen ácaros que se alimentan de las descamaciones de nuestra piel y sobre nosotros mismos también habitan, por más que nos mantengamos limpios. Algunos son responsables de determinado tipo de espinillas.
La mayoría de los ácaros son inocuos, pero los hay depredadores, que se alimentan de otros pequeños animalillos y muchos son parásitos, que viven chupando la sangre de sus huéspedes (como las garrapatas) o metiéndose dentro de la piel (como la sarna). Atacan a toda clase de animales, de hecho hay ácaros que matan colmenas enteras de abejas al parasitar su aparato respiratorio. Invaden los almacenes de harina y muchos otros alimentos, los encontraremos con seguridad en la superficie de los quesos, embutidos y jamones. Tampoco se libran de su parasitismo las plantas y pueden suponer plagas en los cultivos. Habitan tanto en el agua dulce como en tierra firme, a gran profundidad en el suelo y en aguas subterráneas. ¡Hasta flotando en el aire!
Con frecuencia podemos observar ácaros parásitos, parecidos a bolitas rojas, sobre grandes insectos, como chicharras, saltamontes y escarabajos, tanto acuáticos como terrestres. También en los oídos de las lagartijas y entre los dedos de las salamanquesas.
La mayoría de los ácaros son de tamaño microscópico y muchos pueden verse solo con una lupa, como los que he grabado, sacado de la piel de un topillo muerto o dentro de una flor de cyclamen
Pero los ácaros más odiados son sin duda las garrapatas que atacan al ganado, a los perros y a nosotros mismos si nos descuidamos.
En la siguientes fotos podemos ver una garrapata, que creo que es del género Hyalomma, que estaba en unos prados cercanos a casa donde este año se han hecho tan numerosas que no salgo a ellos con mi perra.
Las garrapatas nos detectan por el olor y por el calor que desprendemos, no por la vista porque no tienen ojos. En algunos lugares, donde son abundantes, si te quedas un rato quieto, más si estás sentado, como por ejemplo al hacer una foto, las puedes ver acercarse desde los alrededores para subírsete encima.
Pero más curioso es este otro comportamiento. La garrapata permanece en aparente descanso en la rama de una hierba junto a un camino...
... pero al más mínimo roce se pone en actitud de alerta, y con el siguiente roce se engancha al animal que ha pasado por su lado.
El primer roce se puede corresponder al paso de la pata anterior de un perro o cualquier otro animal y el segundo con su pata trasera, a la cual se subirán. Tanto cuando andan hacia ti como cuando están al acecho en lo alto de la hierba, las garrapatas mueven las patas delanteras como si fuesen antenas. Esto es debido a que en ese primer par de patas tienen el sentido del olfato.
Las hembras de garrapata que se suben a un animal, buscan, a veces durante horas, un lugar adecuado para agarrarse definitivamente, alejado de los dientes y las zonas donde el animal se pueda rascar. Cuando entierren su pico en la piel para succionar sangre se hincharán extraordinariamente, desapareciendo las arrugas de su cuerpo y estirando su superficie al máximo. Cuando los huevos que lleva en su interior estén maduros se dejará caer al suelo. Si tiene suerte, eso ocurrirá otra vez en el campo y podrá cumplir con su ciclo biológico. Cuando hace la puesta, transporta varios miles de huevos sobre sus espaldas. Luego, la sacrificada madre, se consume hasta morir y los hijos comienzan su vida libre.
Las garrapatas recién nacidas solo tienen seis patas y en sus primeras fases de vida parasitan a pequeños animales que viven en el suelo, reptiles, aves o pequeños mamíferos. Cuando llegan a adultas es cuando buscan presas más grandes.
Muchas garrapatas nunca encuentran un huésped al que parasitar, afortunadamente dadas las miles de crías que nacen. Pero no mueren fácilmente, pueden pasar incluso años sin comer ningún alimento, esperando pacientemente a sus víctimas.
Las garrapatas pueden trasmitir a las personas diversas enfermedades que llegan a ser graves. Entre ellas está la enfermedad de Lyme, producida por bacterias del género Borrelia, de la que últimamente están aumentando el número de casos.
En mi estancia en la selva amazónica peruana, de la que hable en
ESTA ENTRADA, al andar por la selva, tuve la mala experiencia de resultar infectado por unos ácaros que allí llaman isangos y en otros sitios coloradillas. Su nombre científico es
Trombicula autumnalis. Penetran y crían en los poros de la piel, normalmente en las piernas, produciendo un muy intenso picor. Pinchando
AQUÍ se encuentra un artículo que habla de ellos. Afortunadamente una vez en un clima fresco y seco como el de Madrid, mueren y se termina el problema. Los acaricidas también ayudan, y por si acaso, toda la ropa de mi viaje pasó unos días en un arcón congelador.
Los datos de número de especies del principio de esta entrada están tomadas de: Numbers of Living Species in Australia and the World. Arthur D. Chapman. Australian Biodiversity Information Services, Toowoomba, Australia. Report for the Australian Biological Resources Study Canberra, Australia. September 2009