Hace unas semanas dediqué una entrada a
criticar los setos de arizónicas y prometí que más adelante hablaría de otros setos posibles y más recomendables. Hoy empiezo a cumplir esa promesa.
Antes de nada comentar que los setos que a mi me gustan no son, ni mucho menos, monoespecíficos, sino una mezcla de diferentes especies donde se puedan encontrar árboles, arbustos de distinto porte, enredaderas e incluso plantas herbáceas en la base. Sería lo más parecido a una especie de bosque galería. Si se plantea bien se pueden combinar especies de hoja perenne y otras de hoja caduca. La desventaja de tener algún que otro hueco durante el invierno se compensa con la diversidad de aspectos a lo largo del año.
Sin embargo, como antes de plantearse el seto como un todo hay que conocer las piezas que lo componen, poco a poco, en sucesivas entradas, iré presentando distintas plantas. Esta vez trataré de especies que pueden componer un seto como planta única, que además son autóctonas y perennes. Es decir, las plantas ideales desde el punto de vista de un jardinero y, además, con ventajas desde el punto de vista naturalista, de ser útiles para aves e insectos.
Comienzo por una especie que ahora está en todo su esplendor:
el durillo,
Viburnum tinus, que en primavera está cubierto por racimos de florecillas blancas, que desprenden un suave aroma y atraen a los polinizadores más tempraneros. Como puede observarse en la foto superior, admite perfectamente la poda de adorno y también en forma de muro (como las arizónicas), cosa que no es muy de mi agrado, pero que tiene cierta demanda. Los cuatro ejemplares de arriba están en un parque de Collado Mediano y miden más de tres metros de altura. Los de la foto inferior están en mi jardín y procuro que no pasen de los dos metros de altura, pero los podo irregularmente para conseguir un aspecto natural y las hojas llegan hasta el suelo, no tienen el tronco al aire. Por encima de ellos hay un hermoso nogal y robles melojos, que crecieron a partir de bellota protegidos por ellos y ahora los sobrepasan unos cuantos metros.
A finales de verano e inicios de otoño fructifican con estas bayas negroazuladas que no son comestibles para las personas, pero sí por las aves. Si hay niños en el jardín es una buena idea hacer la poda en ese momento, pero mejor es dejarlos para los pájaros y educar a los críos.
Antes de que desaparezcan los frutos empezarán a salir los nuevos capullos que durante el invierno se colorearán de rojo, empezando muy oscuros y tornándose rosados cuando están a punto de abrirse.
Se puede decir que los durillos tienen un aspecto diferente en cada época del año y siempre de gran belleza, pues ya solo las hojas, algo coriáceas y brillantes, les dan suficiente presencia.
En el mismo parque de Collado Mediano he fotografiado a la siguiente especie perfectamente apta para crear densos setos:
El lauro,
Prunus laurocerasus. Tiene las hojas de gran tamaño y crece con relativa rapidez. Como el durillo, puede podarse formando muros densos, según gustos, o más abiertos.
Aunque no sea autóctona ibérica, en primavera da unos grupos de flores, que también atraerán mariposas y abejorros.
En los comentarios de la entrada sobre arizónicas cité un seto de
encinas,
Quercus ilex. Aquí está. Ahora lo he encontrado un poco abandonado, la casa no parece estar habitada, pero no tiene mal aspecto. Si se quiere un seto disuasorio, no hay duda de que las hojas espinosas de las encinas cumplen la función a la perfección. Si mediante la poda evitamos que la encina gane altura, este seto nos muestra como se hace denso y prácticamente impenetrable.
Otra especie más blanda, pero muy agradable en cualquier jardín, es el
mirto o
arrayán, Myrtus communis. Lo primero que leí sobre ellos me echó un poco para atrás, porque decía que era sensible a las heladas. Me arriesgué y compré un par de plantitas, sus flores me gustan tanto que no me pude resistir.
Pero ellas sí resistieron al frío y me dicidí a poner más, aunque no son de rápido crecimiento en altura, forman un seto bajo bastante denso, ideal para los bordes de camino, igual que los boj, Buxus sempervirens, pero capaces de alcanzar los dos metros de altura y con la gran ventaja de sus hermosas flores de verano.
Con un "comportamiento" similar a las encinas, pero de crecimiento más lento, tenemos otra maravillosa planta:
el acebo,
Ilex aquifolium. Es capaz de formar setos, pero habría que armarse de paciencia y sería complicado que tuviese suficiente densidad, pero en combinación con otras plantas ¿quien se puede resistir a incluirlo en el jardín?
Sus frutos son una excelente nota de color en pleno invierno y una ayuda inestimable para las aves invernantes.
Otra planta maravillosa, aunque cara y de lento crecimiento, pero que soporta muy bien la poda, es el
tejo, Taxus baccata. Atención, es tóxica toda la planta excepto la carne que rodea las semillas, que no son verdaderas bayas.
Y para terminar por hoy el
laurel,
Laurus nobilis, que puede formar un precioso árbol, pero que bien podado perfectamente formará un seto de crecimiento rápido.
Todas ellas están en mi jardín, en combinación con otras plantas. Quizás no formen una "pared" cerrada, que impida ver el jardín de mi vecino, pero es que no lo considero un verdadero seto, sino una parte del jardín, larga y estrecha.
Quedan muchas: jaras, retamas, madroño, enredaderas..., pero serán protagonistas en próximas entradas.