Cuando el tamaño de la cola sí importa
Ya volvieron las oscuras golondrinas, aunque cada año son menos. Según los datos que recientemente ha hecho públicos la SEO (Sociedad Española de Ornitología), en los últimos 15 años su número se ha reducido en un 40%.
Como en muchas otras especies de aves migradoras, los primeros ejemplares de golondrina común (Hirundo rustica) en volver a los lugares de cría, son los machos. Así, cuando llegan las hembras ellos ya se han situado en las cercanías de la zona de nidificación y cantan, vuelan en círculos y muestran las plumas de su cola a las hembras.
Ejemplar macho de golondrina |
Los machos tienen las plumas de la cola más largas que las hembras y se ha demostrado que ellas los prefieren con plumas así, con manchas blancas más grandes y, además, que sean simétricas las de uno y otro lado.
La simetría y el tamaño de las plumas caudales es indicativo de que los machos tienen una buena base genética y también una buena salud. Y la salud está directamente relacionada con la menor presencia de parásitos, especialmente de ácaros hematófagos (chupadores de sangre) y piojos de la pluma. El caso de las manchas blancas es especialmente importante porque se sabe que los piojos prefieren las plumas de color claro y el que esas manchas estén intactas indica que no están infectadas.
Ejemplar macho de golondrina en vuelo rasante bebiendo agua |
En el libro "Diseñados por la enfermedad" de Santiago Merino, me enteré de los trabajos de Anders Moller, que investigó recortando o aumentando artificialmente la longitud de las plumas de la cola de los machos de golondrina, observando que a los que tenían plumas más cortas les costaba más encontrar pareja y aparearse. También observó cómo los que habían criado en nidos que habían sido fumigados, para limpiarlos de parásitos, desarrollaban al año siguiente, tras la muda, colas más largas. Por el contrario, los que criaban en nidos no fumigados o a los que se habían añadido ácaros, desarrollaban plumas más cortas.
La presencia excesiva de parásitos en los nidos es una de las causas de muerte de los pollos, así que el que la hembra elija un macho fuerte y libre de parásitos garantiza que las crías sean bien alimentadas y no se infecten, o no lo sean en exceso.
Ejemplar hembra de golondrina |
La reutilización de viejos nidos, donde los parásitos pueden resistir uno o incluso varios años, también va en contra de las posibilidades de supervivencia de los pollos así que parejas fuertes, libres de parásitos y capaces de hacer un nuevo nido, tienen muchas más posibilidades de sacar a sus hijos adelante.
Ejemplar volantón de golondrina |
Las golondrinas son un precioso ejemplo de la forma en que evolucionan los caracteres sexuales secundarios al ser éstos una de las maneras que las hembras pueden utilizar para identificar a los machos más sanos y que por tanto tengan una mayor calidad genética. Y es también un ejemplo de que los parásitos intervienen en la evolución de las especies parasitadas tanto o más que los depredadores. Este es uno de los muchos ejemplos de coevolución que nos ilustra el libro antes citado, sobre la importancia de los parásitos en los procesos biológicos.
Ejemplar macho de golondrina saliendo del baño |
Hay otras cosas curiosas del comportamiento reproductor de las golondrinas, como que algunos de los machos que no consiguen emparejarse se queden en las proximidades del nido e incluso ayuden a fabricarlo e incubar, aunque no a alimentar a los pollos. La cercanía al nido les permite copular con la hembra si el macho, llamémosle oficial, está despistado. Así, el comportamiento de ayuda en el nido no es altruista sino oportunista y colabora en que quizás alguno de los pollos que la pareja saque adelante sea propio. Es decir, ayuda a que sus genes se perpetúen en la siguiente generación, lo que es fundamental para que ese comportamiento haya evolucionado y se haya mantenido. Más curioso aún es que cuando el macho alfa descubre a su pareja copulando con el "vecino" emita una falsa llamada de alarma, igual a la empleada cuando se acerca un depredador, para asustarlos y que interrumpan el apareamiento.
Ejemplar hembra de golondrina en vuelo rasante sobre el agua |
El hecho de que los nidos reutilizados, o los que están muy próximos, sean fuente de parásitos me lleva a pensar que quizás los aviones comunes, que nidifican en apretadas colonias, deben estar más expuestos. Por lo tanto deberían tener otros mecanismos para defenderse de ácaros y piojos. No sé si estará estudiado, pero puedo decir, por experiencia propia, que recuerdo haber visto aviones comunes en el suelo tomando baños de arena pero no golondrinas, aunque posiblemente también lo hagan. También he visto a las dos especies y a las golondrinas dáuricas bañándose en el agua en pleno vuelo, como ya conté en la entrada de la que proceden algunas de estas fotos. Esa entrada puede verse completa pinchando AQUÍ.
El libro "Diseñados por la enfermedad. El papel del parasitismo en la evolución de los seres vivos" es muy recomendable por la información que aporta y por lo agradable de su lectura, que sin dejar de ser científica se hace amena. Sí estás interesado en adquirirlo quizás la mejor manera sea en la Tienda del Museo de Ciencias.