Las he visto en medio de campos secos y bosques, muy alejados del agua. En una ocasión vi varios ejemplares en un claro de bosque cazando hormigas en su vuelo nupcial, compitiendo con golondrinas y gran cantidad de otras aves.
Me he pasado muchas horas observándolas en ríos, lagunas y en mi estanque, viendo como defienden el territorio de sus congéneres y de otros insectos voladores de gran tamaño o cazando cualquier bicho que se les ponga a tiro.
Es raro verlas posadas si no es porque acaban de salir del agua o se disponen a poner huevos.En esta especie las hembras tienen la misma coloración que los machos pero más apagada. Esta en cambio, tiene unos tonos bien brillantes y volaba esta mañana muy atareada buscando el sitio donde hacer la puesta, aunque o no le gustaba el sitio o el momento no era el adecuado, porque no parecía decidirse.
Ponen los huevos en grietas que hacen en los tallos de las plantas acuáticas justo bajo la superficie del agua. En su intento de buscar el lugar adecuado, llegan a hacer surcos en las hojas de los nenúfares. A veces las perforan completamente y ponen los huevos en el envés.
Esas terribles criaturas.
La fase juvenil es acuática y tiene un aspecto muy diferente a los adultos, aunque en su medio son igualmente formidables depredadores. Las mandíbulas se proyectan hacia delante como una tenaza y capturan larvas de otros insectos, pececillos y renacuajos. Comúnmente se les llama larvas, pero los entomólogos dicen que es más propio llamarles ninfas o nayades y dejar el término larva para los insectos que tienen metamorfosis completa con una fase de pupa.
En la siguiente foto se ve la piel de una de esas ninfas. Se aprecian perfectamente los rudimentos de las alas.
Normalmente se desplazan lentamente entre la plantas acuáticas camuflándose para cazar. Pero además, tienen un sistema de propulsión a chorro, que activan cuando se sienten amenazadas, lo que les permite alejarse rápidamente de sus enemigos.
Dice la literatura centífica que las ninfas tardan unos tres o cuatro meses en desarrollarse, pero mi experiencia me muestra que eso puede alargarse mucho si les pilla el invierno de por medio ya que pasan los meses más fríos en el fondo del estanque (o charca). En pleno invierno, a nada que haga un poco de sol se las ve activas a la caza y captura de sus presas.
Más viejas que los dinosaurios.
Dicen que las libélulas fueron, junto con las cucarachas, de los primeros insectos que volaron sobre la superficie de la tierra, allá por el periodo Carbonífero, hace más de 300 millones de años. Entonces vivió la especie más grande que ha existido, Meganeura, que alcanzó los 70 cm de envergadura alar. Debía ser impresionante ver el vuelo de estos animales, aunque ningún hombre lo vio, pues se extinguieron en la época de los dinosaurios. Pero más me impresionaría ver una ninfa de estos animales, pues posiblemente sería capaz de comerse a un pez del tamaño de un barbo.
El diseño sin variaciones de estos animales a lo largo de la historia de la Tierra, me recuerda a otros formidables depredadores, los tiburones, que en su evolución parecen haber alcanzado un óptimo difícil de superar.
Casi casi mis mascotas.
Los primeros años de funcionamiento del estanque eran tan numerosas las ninfas que pensé que no iban a dejar vivir a otros "bichos" acuáticos, pero con el tiempo la población se ha mantenido en equilibrio y conviven con gran número de anfibios, peces e invertebrados.
Me hubiera gustado poder presumir de las dificultades que pasé para hacer estas fotos, quedaría de lo más aventurero, pero ante todo la verdad... y la calidad de vida. Eso sí, en el diseño del estanque tuve que pensar en estas ocasiones.