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La almeja china del cieno,
Sinanodonta woodiana.
La sequía de este verano ha hecho bajar el nivel del embalse de Santillana, en Manzanares el Real, bastante más de lo habitual y entre los lodos y arenas ha quedado al descubierto una sorpresa: almejas de agua dulce asoman en las orillas, cerca y no tan cerca del agua.
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Cola del embalse de Santillana en Manzanares el Real.
La zona de la izquierda de la fotografía debería estar completamente cubierta por el agua. |
Un amigo me envió una foto del "bicho" que me hizo pensar en lo peor y cuando fui a consultarlo con Rafael Araujo, compañero del Museo experto en bivalvos de agua dulce, las sospechas quedaron confirmadas: se trataba de una nueva especie invasora para la Comunidad de Madrid y la cuenca del Tajo. Además, casualidades de la vida, los propios agentes forestales que hicieron el hallazgo habían llevado al Museo un par de ejemplares el día anterior.
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Almeja china del cieno, en seco pero viva, a varias decenas de metros de la orilla del agua. |
La semana pasada recorrí las orillas del embalse en su búsqueda, pero no las encontré. La intuición me llevó justamente hacia los lugares donde no estaban o donde ya habían sido recogidas por los forestales, pues preocupados por esta nueva invasión, se están dedicando a retirar cuanta almeja viva encuentran. Y ya van varias decenas.
Este fin de semana he hecho un recorrido con ellos, y hemos recogido unas cuantas más. En las fotos anteriores se ve como se encuentran los animales entre el cieno y la arena, fuera del agua. La sequedad no parece matarlas, y con la poca humedad que les ha aportado el agua de lluvia de estos días, parecen tener suficiente para respirar, porque algunas se encuentran con las valvas abiertas, que rápidamente cierran en cuanto las tocas. Si algo caracteriza a estas especies invasoras es su capacidad para sobrevivir en las condiciones más adversas. Así se integran en los ciclos biológicos y llegan a superar a las especies próximas.
También sirven de alimento a depredadores. Pudimos observar varios ejemplares claramente mordidos por un carnívoro, pues en casi todos los casos se veían los agujeros dejados por sus pequeños colmillos. La especie alcanza los 30 cm de longitud máxima y su concha no es de las más duras entre los moluscos de agua dulce. Quizás haya sido un zorro o algún perro de los muchos que se llevan a pasear por este paraje, pero me inclino más a pensar en el señor raposo, aunque, torpe de mi, no verifiqué las huellas. Todos los ejemplares así depredados eran jóvenes de menos de 10 cm, que son más frágiles. Se sabe que las nutrias depredan sobre estos animales y aquí también los visones americanos pueden hacer esa labor, tenemos una buena mezcla de especies invasoras, que no termina.
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Ejemplar de mejillón chino de laguna, Sinanodonta woodiana, conservado en las colecciones de Malacología del Museo Nacional de Ciencias Naturales. |
El tamaño de hasta casi 20 cm de los ejemplares más grandes encontrados por los agentes forestales, nos induce a pensar que la especie lleva bastantes años instalada en el embalse, pero no se habían visto hasta ahora porque estaban dentro del agua.
Procede del Este de Asia y desde que en 1979 se encontró por primera vez en Rumanía, no ha dejado de extenderse por todo el resto de Europa. En España los primeros datos se publicaron en 2009, en el artículo que enlazo al final de esta entrada, en los ríos Fluvià, Ter y Daró, al norte del Ebro.
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Pinza azulada característica del cangrejo señal, Pacifastacus leniusculus, encontrada en la orilla del embalse. |
Otra novedad, aunque esta vez sin sorpresa porque se encuentra en los ríos del entorno, ha sido el encontrar restos de cangrejo señal, Pacifastacus leniusculus, especie procedente de Norteamérica que también está colonizando los ríos españoles, aunque en esta ocasión con plena (in)consciencia por parte de pescadores y "autoridades" en estas cuestiones del medio ambiente. Lo mismo puede decirse del cangrejo rojo americano, Procambarus clarkii, que ya es un viejo conocido en la zona.
¿Cómo puede una almeja llegar a saltar miles de kilómetros e invadir ríos y embalses?
Evidentemente no lo puede hacer por sí misma, necesita ser ayudada. En este caso por dos personajes diferentes, por una parte los peces y por otra los humanos que transportan a los peces. Alguna vez se ha dicho, y es cierto, que las aves acuáticas en sus migraciones pueden transportar, en el barro de sus patas y entre las plumas de su vientre, huevos y quistes de invertebrados que luego se disuelven en las lagunas de destino, pero en este caso hay pocas dudas al respecto de las responsabilidades.
Para entender de qué manera los peces actúan como transportistas de las almejas de agua dulce hay que conocer su ciclo biológico.
Aunque otros bivalvos, especialmente los marinos, sueltan sus huevos en el agua y las larvas nadan libres, en estos animales los huevos se incuban entre las branquias de la madre. Además las larvas son un de un tipo especial llamado gloquidio, dotado de un par de ganchos y un filamento adhesivo que les permite fijarse en las branquias o aletas de los peces.
Cuando un pez pasa por encima de la almeja, esta suelta su carga de larvas como un surtidor. Lo más fácil es que el pez se trague las larvas al tomar el agua por la boca y así llegan a las branquias. Las larvas fijadas provocan en el pez la formación de una especie de tumor, donde se desarrolla y metamorfosea la larva hasta que alcanza el grado de desarrollo necesario para hacer vida libre. En ese momento se suelta del quiste y cae al suelo para desarrollarse como un bivalvo adulto.
Para el pez este parasitismo es una molestia, pero no tanto como para perjudicar su supervivencia.
La paradoja de la especie invasora y la especie en peligro de extinción.
El ciclo en Sinanodonta se puede desarrollar en peces de diferentes especies, entre ellas las abundantes carpas, carpines y otros ciprínidos, por eso es fácil que las almejas chinas encuentren el huésped adecuado para alimentar a sus crías en cualquier río, laguna o embalse donde se han introducido las más variadas especies de peces, las mayoría de las veces descontroladamente.
En el extremo opuesto se encuentra un bivalvo ibérico, la margaritona, Margaritifera auricularia, que para el desarrollo de sus larvas necesita especies muy concretas. En este caso parece ser que el esturión, Acipenser sturio, o el pez fraile, Salaria fluviatilis. El problema es que en el Ebro, de donde es autóctona la margaritona, hace más de cuarenta años que no suben los esturiones por culpa de las presas y la pesca, y los peces fraile han quedado reducidos a unos pocos rincones, a salvo de sus numerosos depredadores introducidos, como siluros, peces gato, black bass, lucios, etc.
Así, hasta que no se han tomado medidas para poner en contacto a las margaritonas con sus hospedadores, llevaban cuarenta años sin poder criar a sus larvas, aunque fielmente hiciesen sus puestas anuales. Los bivalvos son animales de crecimiento lento y muy larga vida.
Y ahí está la diferencia entre una especie invasora y una en peligro de extinción: la especialización excesiva.
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Ejemplar de madreperla de río o margaritona, Margaritifera auricularia,
conservado en las colecciones de Malacología del Museo Nacional de Ciencias Naturales. |
Sobre el nombre común.
(editado el 8 de enero del 2013)
Esta entrada se hizo con el nombre común de la especie
Mejillón chino de laguna, pero he recibido un comentario del Secretario de la Sociedad Española de Malacología comunicandome que el nombre que se va a utilizar en el futuro será
Almeja china del cieno, que es más adecuado que la traducción literal del inglés que yo utilicé (
chinese pond mussel). Con el nombre de almeja muy posiblemente aparecerá en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras. según la ficha que puede verse pinchando
AQUÍ.
Agradecimientos
Antes de terminar tengo que agradecer a los forestales de la comarca de la Cuenca Alta del Manzanares su celo al descubrir y llevar los animales al Museo y su ayuda al permitirme acompañarles para poder hacer las fotos que incluyo en este artículo, especialmente a Esther Ruiz Berges. También a Rafa Araujo y Lola Bragado de la Colección de Malacología del MNCN, entrañables compañeros, por identificar la especie y facilitarme el acceso a los ejemplares de la colección y a Ramón Manuel Álvarez, de la SEM, por la información sobre el nombre común.
Por último, nunca se dirá lo bastante ni lo suficientemente alto: Por mucho que nos creamos que nada malo pueda pasar...
¡No hay que trasladar animales o plantas silvestres de un lado a otro!
Reseña bibliográfica: