jueves, 29 de diciembre de 2011

Cleptoparasitismo de gorrión sobre carbonero

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O como los gorriones se aprovechan del trabajo de los carboneros para conseguir comida


Este otoño, cuando empecé a poner de nuevo alimento para los pájaros después de dejarles que se buscasen la vida en el verano, decidí instalar un nuevo tipo de comedero. Se trata de una simple bandeja a modo de plataforma abierta y mi intención es facilitar el acceso a otro tipo de aves, pues el antiguo comedero de tubo lo monopolizaban descaradamente los gorriones. Además, incluso entre ellos las jerarquías se imponen y no todos tienen igual acceso al grano.

También el nuevo comedero me permite poner otro tipo de alimentos y espero ampliar el espectro de aves que acudan a él que, por el momento, es bastante restringido. Petirrojos, estorninos, colirrojos tizones, verdecillos y mirlos, por citar unos pocos, se acercan al entorno y comen del suelo, pero no visitan el comedero.

La intención de esta entrada es volver a un tema que ya traté en otras ocasiones y es la evolución del comportamiento de los gorriones (Passer domesticus) y carboneros comunes (Parus major) desde que les facilito alimento. Al final de este texto dejo unos enlaces a entradas de otros años donde explico como los gorriones han aprendido a conseguir nuevas fuentes de alimentación imitando a los carboneros comunes.


Esto es especialmente llamativo en el caso de los cacahuetes que cuelgo de un alambre en las ramas del olivo. Los gorriones no tardaron mucho en copiar las posturas de los carboneros para acceder a las semillas.

Pero los gorriones, tal cual los observo, no son capaces de abrir las cáscaras de los cacahuetes y deben esperar a que un carbonero las abra para acercarse ellos y poder meter el pico en el agujero. En un principio los gorriones simplemente exploraban las ristras de cacahuetes buscando alguna semilla olvidada, pero en la actualidad su comportamiento es claramente un caso de cleptoparasitismo, ya que cuando el carbonero ha abierto el agujero le acosan para asustarle y después acceden a la comida.

Normalmente el carbonero intenta llevarse la semilla para comérsela tranquilamente en una rama algo alejada, pero en muchas ocasiones se le cae por el camino y allí está el gorrión para arrebatársela.

Hay pues dos formas de aprovecharse y conseguir la comida. Acudiendo al agujero ya abierto, que fue lo primero que descubrieron, y haciendo que se le caiga la semilla al suelo cuando el carbonero vuela asustado, que es una lógica consecuencia del comportamiento anterior.

La intención del gorrión es muy clara, pues mientras que el carbonero picotea con fuerza los cacahuetes, al más puro estilo pájaro carpintero, los gorriones no le molestan y permanecen en una rama algo por encima de la ristra de cacahuetes, observando. Sin embargo, se lanzan sobre él cuando ven que el párido está hurgando para llegar a las semillas.
El cleptoparasitismo se da en muchos animales, desde arañas e insectos hasta aves y mamíferos. Es bien conocido el caso de las gaviotas que se posan en la cabeza de los pelícanos, cuando tienen un pescado en la bolsa del pico, esperando a que estos lo abran para llevarlo hacia la garganta. También es cleptoparasitismo la relación entre leones y hienas cuando se arrebatan la presa recién cazada, pero no cuando carroñean los despojos ya abandonados.

Nunca había leído nada de este tipo de aprovechamiento entre estas dos especies de aves. Puede parecer que poner comida a los gorriones es una actividad banal, pero la experiencia me demuestra que sabiendo observar se pueden extraer datos interesantes sobre el comportamiento y su evolución.

Más adelante espero conseguir hacer un vídeo medianamente decente del proceso.

Las entradas (puedes pinchar sobre los títulos) donde trato sobre estos temas son:

Cletoparasitismo de gorrión sobre carbonero. Los vídeos
Continuación de esta entrada pero con vídeos.

Donde cuento como los gorriones aprenden de los carboneros cómo y dónde comer.

Más casos de lo mismo.

Los gorriones aprovechan las bellotas aplastadas por los coches para poderlas comer. Una entrada que no tuvo eco, pero que me parece una observación muy interesante.


domingo, 4 de diciembre de 2011

La muerte entre las flores tiene veneno de araña

LAS CURIOSAS ARAÑAS CANGREJO

Llevaba mucho tiempo queriendo fotografiar alguna araña de la peculiar familia Thomisidae. Había revisado cientos de flores esta primavera, en cada salida al campo, con la esperanza de hallar algunas de estas interesantes arañas. Así, cuando me encontré en mi jardín esta abeja muerta colgando de una flor de jara por un hilo de seda, ya de lejos, sin haberla visto siquiera, sabía que esta era mi ocasión. No tuve que acercarme mucho para descubrir a la protagonista, hábilmente escondida detrás de una hoja. En la foto, se pueden ver sus patas en la hoja del fondo.
Se les llama arañas cangrejo porque tienen la costumbre de andar lateralmente, como esos crustáceos marinos. Los tomísidos no hacen tela, confían en su capacidad de camuflaje y en su picadura. Sus quelíceros no son grandes, pero su veneno es particularmente efectivo para paralizar a los insectos voladores que acuden a libar (y polinizar) las flores. Es impresionante como una araña tan pequeña es capaz de retener a una abeja, moscardón o mariposa, con la fuerza voladora que tienen esos animales.
No lo hacen sin una cierta seguridad, ellas mismas están encordadas, como los escaladores, con un hilo de seda por si pierden el equilibrio, y también aseguran a su presa en cuanto tienen oportunidad, como puede verse en la abeja colgante.
Esta vez, la "muerte entre las flores" viene de los quelíceros venenosos de una pequeña Misumena vatia, reconocible por su abdomen globoso.
Y como las buenas noticias no suelen venir solas, a pocos metros de la jara anterior, encontré que la flor de jaguarzo del jardín también tenía una inquilina de la misma familia, la preciosa y más conocida Thomisus onustus. Estas arañas tienen la capacidad de cambiar de color, aunque tarden unos días en hacerlo, dependiendo del color que tengan las flores sobre las que acechan. Si los pétalos del jaguarzo son violetas, así serán las manchas de su dorso, pero si las flores fuesen amarillas su tono dominante será también verde amarillento.
En un viaje a Picos de Europa, cerca de Fuente De, descubrí otro ejemplar de la especie sobre unas flores de zanahoria silvestre y en ella podemos ver que no hay rastro de tonos azulados, sino que domina el blanco. Por cierto, que estaba pendiente, cámara en mano, con la esperanza de que se acercarse esa mosca y poder captar el monento de la caza, pero la que se puso por delante fue la hormiga. Sin embargo, no sé si la araña juzgó que la hormiga no iba a valerle ni de aperitivo o, simplemente, que no le gusta su sabor, porque aunque se le metió entre sus quelíceros, salió indemne del encuentro, seguro que totalmente inconsciente de lo cerca que estuvo de morir.
Son características de la familia el que los dos primeros pares de patas sean bastante más largas que las posteriores y, además, que los tres primeros pares solo se articulan hacia adelante. De esa manera, los ejemplares de las siguientes fotografías no hay duda de que son de esta familia, aunque no me atreva a ponerle nombre de especie, ni de género siquiera. Si alguno de mis lectores se atreve, que no deje de decírmelo.
Las dos las he encontrado, igualmente, entre las flores de mi jardín. Las he podido observar a lo largo de varios días y he comprobado que permanecen en la misma rama cambiando de flor si la primera se marchita. Esto es particularmente importante en el caso de las jaras, que cada día pierden sus pétalos, aunque otra nueva flor se abra en su proximidad.
También he podido ver que la mayor parte del día se lo pasan detrás de la flor o un poco más abajo, en el tallo, donde además se escondían cuando notaban que me acercaba. Supongo que solo se exponen a la vista sobre la corola floral, cuando quieren cazar.