miércoles, 2 de junio de 2010

Los secretos de las orquídeas

Un tranquilo paseo por la Sierra de Guadarrama, en las laderas de la Maliciosa, con Javier Barbadillo y Carmen nos ha proporcionado no solo una agradable conversación y ejercicio físico, sino la oportunidad de disfrutar y aprender juntos de la naturaleza.

Estamos en nuestro ambiente, tan pronto fijándonos en la lagartija roquera como en escarabajos y sencillas flores que guardan interesantes secretos.

Me aprovecho del conocimiento de Javier sobre la flora de la Sierra para que me ayude a identificar esta orquídea, Orchis mascula, que ahora domina las laderas de la sierra cerca de los 2.000 metros de altitud, con sus espigas violáceas, entre brezos y gayubas. Es una flor humilde, que no llama especialmente la atención y que hace falta acercarse a ella para apreciar su sencilla belleza. Bajo tierra, escondidos como si les diese vergüenza, tienen un par de tubérculos pareados como una pareja de ... ¡testículos! Pues sí, el nombre griego de los testículos, "orchis" es el origen del nombre de tan sofisticadas flores.
Otra característica de las orquídeas son sus flores, tremendamente modificadas y evolucionadas. Pierden la simetría radial de otras más simples y se transforman. Uno de los pétalos está muy modificado y ha creado una especie de pista de aterrizaje para los insectos. Esta orquídea no es de las que imita a abejas con diseño y olor para que los machos intenten fecundarlas, pero ofrece en la parte trasera un espolón en el que encuentran néctar para tentarlos, si bien no por el sexo, sí por la llamada del estómago.

Cuando una abeja o cualquier otro insecto se posa en esa parte ensanchada del pétalo, llamada labelo, y entra intentando alcanzar el néctar, la orquídea no se conforma con impregnarlo de polen, lo que hace es ponerle una especie de pegajosas banderillas en la cabeza, cara o trompa. Son los polinios, esa especie de mazas que se ven en la foto inferior, que van cargadas de granos de polen.

Para mostrárselo a mi hija, y a vosotros, he introducido un palito en la flor y ha salido con las dos piezas pegadas.
Apenas sale el insecto de la flor, empiezan a degradarse y secarse las columnas con que se pegaron al insecto y cuando vuelve a entrar en otra flor los polinios caen en los estigmas para fecundarla e intentar asegurar otra generación de orquídeas.
Las orquídeas producen miles de minúsculas semillas, tan pequeñas como esporas, que arrastra el viento intentando colonizar nuevos suelos. Pero pocas llegan a germinar, porque no solo necesitan la tierra adecuada, sino que tienen que convivir en estrecha simbiosis con un hongo en sus raíces, micorrizas. Algunas orquídeas, no éstas precisamente, casi ni realizan fotosíntesis y viven a expensas de los hongos. Otras por el contrario, que son epífitas, necesitan recibir luz también en las raíces, pues éstas cumplen también la función fotosintética.

Insectos, orquídeas y hongos son un precioso ejemplo de coevolución y una muestra de que hay que conservar la naturaleza en su conjunto y no como elementos aislados. Es, en definitiva, un ejemplo de la importancia de la Biodiversidad.

6 comentarios:

  1. Las orquídeas siempre guardan secretos interesantes...¡Y vas tú y los sacas a la luz!
    Pues, qué quieres que te diga: lo de los polinios mola "mazo" (me recuerda a las mazas o cachiporras).
    Un abrazo.

    (Perdón por haber eliminado el comentario anterior, tenía alguna falta ortográfica)

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  2. Es fácil aficionarse a las orquídeas y a su mundo. Son sencillamente fantásticas.

    Abrazos.

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  3. Hola Jesus, interesantisima tu entrada, tan didactica y enriquecedora para aquellos que nos gusta el campo.

    Un saludo.

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  4. Gracias amigos.
    Las orquídeas ibéricas son sencillas comparadas con las espcies tropicales, pero merecen acercarse a mirarlas con detalle.
    Saludos.

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  5. Tengo un amigo campero al que le he oído decir en alguna ocasión... "no me toques los orchis..." jejejeje

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