Llego a las últimas hormigas que en estos pasados años he podido ver en el jardín, completando un total de once especies distintas. En esta entrada agrupo a tres de ellas debido a la escasez de material tengo, tanto de fotos como de acontecimientos observados. Me queda pues una buena tarea para esta próxima primavera y verano: intentar localizar sus nidos y fijarme en sus comportamientos.
Comienzo con unas hormigas del género Tetramorium, que pertenece a la subfamilia Myrmicinae. Solamente una vez las he visto el jardín, a finales del pasado mes de junio, coincidiendo con el vuelo de los machos y “princesas”. La loseta de pizarra de donde salían fue invadida unos días después por las Tapinoma que mostré en la anterior entrada en plena mudanza. Poco más puedo contar, excepto datos bibliográficos.
Macho de Tetramorium sp. a punto de iniciar el vuelo nupcial. |
Hembra alada de Tetramorium sp. |
Son hormigas
pequeñas, apenas un poco más de los 2 mm de longitud tienen las obreras. En este
género hay tanto monoginias como poliginias y los hormigueros suelen ser
bastante superficiales. Son omnívoras.
La segunda especie es del género Plagiolepis, con diferencia la más pequeña de las que habitan en el jardín y una de las más pequeñas de nuestra fauna y, en especial de la subfamilia Formicinae que suelen ser hormigas bastante más grandes. Estas obreras apenas si sobrepasan el milímetro de longitud. A su lado hasta las pequeñas Pheidole, que a veces no superan los 2 mm, parecen grandes. No digamos ya al lado de las Crematogaster, como la de la foto, que tienen unos 4 mm y que a su lado parecen gigantes. ¡Son más pequeñas que los pulgones! A los que también lamen el mielato.
Dos imágenes de obreras de Plagiolepis sp. |
No tengo localizado su hormiguero, generalmente las veo cuando estoy observando o fotografiando otras especies. Tampoco he visto sus vuelos nupciales, que ocurren a finales de primavera o inicios del verano. Son omnívoras y poliginias y sus colonias se pueden disgregar en otras satélites que en invierno se vuelven a juntar. Una característica interesante es que algunas obreras se pueden especializar en acumular alimento para ofrecerlo a las demás, dilatando el abdomen, ese fenómeno se llama fisogastria. En algún documental habréis visto las hormigas odre o de la miel, superespecializadas en ello, que son buscadas y consumidas por las personas que habitan en sus zonas de origen. No es este un caso tan espectacular.
Comparación de una obrera de Crematogaster scutellaris, de unos 4 mm de longitud con una de Plagiolepis, junto a pulgones del nogal de los que están lamiendo el mielato. |
También son interesantes otras especies de este
género, que son parásitas de sus parientes. Las reinas de esas especies
conviven en el hormiguero de sus huéspedes, aprovechándose del trabajo de las
obreras ajenas, para que les traigan el alimento y cuiden de sus huevos y
larvas. Algunas ni siquiera producen obreras, solamente machos y hembras sexuados.
Y por último muestro una hembra alada (futura reina, si tiene suerte) de una de mis hormigas favoritas: Cataglyphis, también de la subfamilia Formicinae. Solamente la he visto en el jardín en una ocasión, ese único ejemplar, llegó volando a mediados de junio y se movía tan rápido, como corresponde a su grupo, que apenas si pude hacerle esa foto desenfocada. Realmente mi jardín, con mucha sombra y pocas zonas despejadas, no es el lugar adecuado para esas hormigas, que son propias de espacios abiertos e incluso desérticos. Para que las reconozcáis, son esas hormigas patilargas que corren como condenadas con el gastro (final del abdomen) levantado.
Hembra alada de Cataglyphis sp. buscando afanosamente un lugar donde fundar su nueva colonia. |
Pongo también una foto de una obrera de ese género que fotografié en un barbecho cercano a Daimiel. Son carnívoras, consumen insectos muertos e incluso los cazan. Están activas cuando hace tanto calor que otras especies tienen que permanecer escondidas.
Obrera de Cataglyphis velox en el momento de salir del hormiguero, aún con el gastro bajado, antes de elevarlo y empezar a andar a toda velocidad. Fotografiada en Daimiel, Ciudad Real. |
Otras hormigas interesantes, que para mí son difíciles de diferenciar. Un beso.
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