lunes, 17 de junio de 2013

Las aves en blanco y negro del río Cigüela en Villarta de San Juan

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Avefría, Vanellus vanellus.
 Además de la corta visita a Daimiel que conté en la anterior entrada, también pude dar un paseo, más corto aún, por las orillas del Cigüela en Villarta de San Juan. Como suele decirse casi ni los más viejos del lugar se acuerdan de haber visto el río como este año, tanto por su caudal como, y especialmente, por el grado de encharcamiento en los campos de su entorno. Desde luego, en los veinte años que yo llevo visitando el pueblo habitualmente, nunca lo había visto así, ni con tantas y tan variadas aves.
Cigüeña blanca, Ciconia ciconia.
Los campos empezaban ya a secarse con estos calores ya prácticamente veraniegos. Por solo un par de días me he perdido la visión de un grupo de entre 15 y 20 flamencos, que nunca habían visto antes en el pueblo y han recalado durante una temporada ante los asombrados ojos de los villarteros. Pero aún se veían avefrías, cigüeñuelas, gaviotas y fumareles, que tampoco están nada acostumbrados a ver. 
Cigüeñuela macho, Himantopus himantopus
Cigüeñuela hembra, Himantopus himantopus
Las cigüeñuelas, aparte de verse picoteando en las zonas encharcadas, es evidente que estaban criando, porque al pasar por los alrededores del puente romano debieron considerar que éramos una amenaza y se dedicaron a sobrevolarnos chillando y llamándonos la atención con la intención de alejarnos de los lugares de cría. En cuanto una dejaba de hacerlo, posiblemente porque ya nos habíamos alejado de su nido, tomaba el relevo otro ejemplar que debía sentirse amenazado en su territorio. El caso es que nuestra presencia fue continuamente señalada durante una parte del paseo.

Más habitual aquí es ver a las cogujadas y otras aves típicas de los barbechos, donde son difíciles de distinguir entre la vegetación agostada y resultan un poco chocantes sobre las algas secas que han quedado en los campos en su proceso de desecación. 
Cogujada común, Galerida cristata.
En las zonas de poco fondo pescaban las garcillas bueyeras y en aguas más profundas, con un acrobático vuelo, los fumareles cariblancos. 
Garcilla bueyera, Bubulcus ibis.
Aunque hay una buena representación íctica, especialmente de especies de peces introducidas, desde carpas y tencas hasta gambusias, lo que observé en sus picos eran renacuajos, tanto las gordas larvas de sapo de espuelas, Pelobates cultripes, como de rana común, Pelophylax perezi. 
Fumarel cariblanco, Chlidonias hybrida.


Como en Daimiel, las fochas eran seguidas por sus pollos, solo que aquí tienen más cuidado de mantener las distancias. Es curioso ver la diferencia de comportamiento entre las aves que crían en el Parque Nacional, acostumbradas al público y las del entorno del pueblo, mucho más asustadizas. Y más interesante aún cómo lo aprenden los pollos apenas salidos del cascarón, que siguen a su madre.
Focha, Fulica atra.
En algunos lugares el agua está muy eutrofizada y la superficie está cubierta por una gruesa capa de algas filamentosas sobre la que los pollos podían andar perfectamente con sus palmeados dedos, aunque ante nuestra presencia preferían correr hacia el agua..
Pollo de focha, Fulica atra.
También me llamó la atención la presencia de gaviotas reidoras, que al principio confundí con los fumareles porque volaban juntos, aunque su vuelo es mucho más pausado. Creo que tampoco se habían visto aquí en pleno verano y muy poco en invierno.
Gaviota reidora, Chroircocephalus ridibundus.
Para terminar muestro una foto, bastante mala, tomada en la lejanía de una de las zonas de inundación pegadas al cauce de río, donde pueden verse juntas, además de algunas de las aves ya enumeradas, un porrón común. El conjunto es bastante singular.

10 comentarios:

  1. Muy bonitas tus aves. Da gusto ver tanta vida!
    Me encantan las cigüeñelas.

    Saludos

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    1. Gracias Erna. No solo son bonitas, sino que su comportamiento descarado es muy divertido observarlas.
      Saludos

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  2. Es muy interesante lo que comentas, especialmente lo relativo a la presencia de especies que no eran habituales o más bien raras en la zona como el caso de los flamencos. Este año está resultando tener un tiempo muy extraño, los pronosticos meteorológicos han fallado más de lo habitual y de hecho algunos meteorólogos están bastante alarmados por los cambios que observan en las corrientes de chorro.

    Un saludo

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    1. Hola Pedro. Es que ese río por estas fechas ya lo he visto otros años casi completamente seco. Es precioso ver como las aves, y la fauna en general, aprovechan los recursos a la más mínima oportunidad.

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  3. Muy interesantes entradas Jesús, tanto esta, como la anterior de las Tablas de Daimiel. Es un gustazo ir por allí este año y ver cómo está todo repleto de agua, y como consecuencia, de aves. Yo estuve la semana pasada y disfruté como un niño. Un abrazo.

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    1. Gracias Enrique. Como sabes yo no soy muy especialista en aves y seguro que se me pasaron un montón de especies, aparte de por las prisas, por la falta de oído y ojo de "pajarero".
      Saludos.

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  4. Oportunidades así no hay que dejar escapar, son casi un espejismo entre sequía y sequía. Un auténtico regalo del cielo y sus nubes.
    Muy bien aprovechado ese fin de semana.
    Un abrazo.

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  5. Hola Jesús, yo llevo también más de 20 años por aquí y te aseguro que nunca pensé en que se volverían a ver las llanuras de inundación y las lagunas llenas de agua, es más empiezan a asomar Ojos a un kilómetro escaso de los iniciales Ojos del Guadiana. En septiembre de 2009 paseaba por el lecho muerto del Guadiana con las turbas de Daimiel ardiendo, con los agricultores perdiendo cosechas por los depósitos que quedaban en las hojas tras regarlos por aspersión, con todo muerto, y al mes siguiente la vida arramplando con la sequía.
    Lo malo es que hay agricultores que piensan que si hoy hay agua es porque todo se ha hecho muy bien, para matarlos!!
    Como veo que conoces la zona te comento que varias organizaciones ecologistas de la zona, agrupados o espoleados por Ojos del Guadiana Vivos, estamos luchando porque la previsible ampliación del Parque de Daimiel, recoja como un "mínimo imprescindible" toda la llanura de inundación que va desde los Ojos iniciales hasta el parque actual.
    Un saludo, y de momento tenemos agua para rato. Pero como venga una seca, al menos en Madrid, que Dios nos coja confesados porque nadie parece haber pensado en esa "recurrente" posibilidad.

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    1. Es cierto, Enrique. Hace unos años pasando con el coche cerca de Cinco Casas a las tres de la tarde y con un sol de justicia en pleno agosto, me cayó un chorretón de agua de los aspersores sobre el parabrisas del coche se secó inmediatamente y me quedó una costra de sal indescriptible. Con esa salmuera estaban regando cuando más fuerte pegaba el sol. Parece mentira que vivan de eso. ¡Ah, no! que viven de las subvenciones.
      Intentaré mantenerme informado. Gracias.

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  6. Qué gustazo. La única vez que he estado en Daimiel estaba casi seco todo.

    EL AGUA ES VIDA! Aún recuerdo la bandada de flamencos en vuelo cuando pasé hace muchos años por las salinas de Murcia. Esa imagen jamás se me ha olvidado. 18 añitos tenía yo.

    Un saludo!

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