Con motivo de una consulta en un foro de perros sobre la convivencia entre mastines y niños se me ocurrió rescatar unos fragmentos de vídeo de cuando mi hija tenía alrededor de año y medio hasta que cumplió los dos años. Ella creció a la vez que Bolo, mi primer mastín, del que ya hablé en otra entrada.
Los mastines, como perros de guarda de ganado, reunen dos características ideales: el respeto a los animales que cuidan, sean ovejas, vacas, ... o niños, y su defensa frente a extraños. Los pastores con tradición mastinera saben que los cachorros tienen que criarse junto a las ovejas para que se reconozcan mutuamente. Con los niños ocurre lo mismo, cuanto antes entren en contacto, mejor para todos.
Es muy importante acostumbrar a los perros a la presencia de los niños teniendo delante la comida, porque puede ser lo más crítico de su relación. Un niño, sobre todo si no está habituado al trato con perros, puede acercarse al comedero y, si el perro no está bien socializado, resultar mordido. Lo mismo que puede aplicarse a sus juguetes, su cama y en general lo que el perro pueda considerar de su propiedad.
Creo que cualquier dueño de perros, y muy especialmente de perros de gran tamaño, deberían provocar las situaciones controladamente y después hacer "recordatorios" de manera que se acaricie al animal mientras come, que se meta las manos en la comida, que se le quite y se le vuelva a poner. Siempre con amabilidad y cariño, pero que el perro llegue a entender que quien decide cuándo, dónde y qué debe comer somos nosotros y no él. Como se ve en los documentales de lobos, el momento de comer es cuando se reafirman los estátus en la jerarquía de la manada y eso los perros lo entienden a la perfección.
Por eso hay que hacerlo cada poco tiempo mientras que el perro se está desarrollando y de tarde en tarde cuando el perro ya es adulto, aunque con el tiempo se llegue a hacer innecesario. La primera que debe ejercitarlo es la persona que habitualmente se ocupa del perro, pero también el resto de la familia y otras personas que en un determinado momento nos ayuden a cuidar del animal, por ejemplo en vacaciones.
Por supuesto, es también importantísimo educar a los niños en el respeto a los animales, una cosa es jugar, incluso rudamente, y otra maltratar al perro. Además, hay que tener en cuenta que cada perro tiene sus límites. Hay perros, como le ocurría a mi otro mastín, Mali, muy duros y algunos, como le ocurría a la hembra, Bola, más blandos que se creen que les estás regañando y enseguida adoptan posturas de sumisión. También hay perros patológicamente tímidos, posiblemente por motivos genéticos, pero son la excepción.
Desgraciadamente algunos perros no saben jugar porque no han tenido las interacciones necesarias ni con personas ni con perros y la conducta sobreprotectora de sus amos, hacia ellos o hacia los niños, les priva de disfrutar verdaderamente de la vida. Más lamentable aún, es que haya niños a los que les ocurre lo mismo. No me gusta llamar a esto educación, es simple y llanamente convivencia.
Me ha encantado!!!!
ResponderEliminarPor mi parte trabajo con bebés y soy fan de los animales. Muchas veces me llevo mi perra a mi centro. La gente se extraña de las (buenas y maduras) reacciones de mi perra hacia los bebés.
Por desgracia oigo muy a menudo gente que desaconseja (los propios implicados y medicos)tener bebés y mascotas!!!!!
Como siempre....todo esta en la educación (respeto, conocimiento, observación, vigilancia, etc...).
Gracias Sylvia,
ResponderEliminarEl único pero que yo le puedo ver es la cuestión higiénica, pero eso se soluciona manteniendo al perro limpio, sano con sus vacunas y desparasitaciones.
Y psicológicamente no es que me parezca recomendable, es imprescindible ese trato.
Me encantó la entrada y el vídeo. ¡Qué bondad de perro! Muy bonito. Se nota que crece más deprisa que tu niña ;). Completamente de acuerdo con vuestras opiniones.
ResponderEliminarNo ha tenido suerte tu hija ni nada ;) Entiendo lo que dices, mis padres eran de los sobreprotectores, con toda la carga negativa que eso conlleva. Pero bueno, no estamos para casos psicológicos.
Preciosa entrada.
¡Saludos Jesús!
Una entrada de lo más instructiva y amena. El vídeo, encantador, y con dos actores de primera, muy entregados...a sus perrerías.
ResponderEliminarEspero que lo vea mucha gente.
Un abrazo.
Gracias Mamen y Javier,
ResponderEliminarHa sido una entrada inesperada mientras solventaba problemas técnicos con mi conexión ADSL, pero estoy satisfecho.
Mi hija no tanto, la tengo un poco avergonzada. .
¡..... Estos padressss ....!
La nobleza de un perro, y más, si está bien educado, no tiene límites. Y, como dices, que la convivencia es crucial, hay que tratar al perro como a un perro y al humano como tal, pero, la convivencia entre todos, determina el conjunto eficaz de una manada familiar bien trenzada, donde cada uno tiene asignado un papel muy importante en la vida en grupo. El perro es feliz siendo perro, y más, compartiendo aventuras con sus compañeros de juegos, los humanos. No trato de poner una barrera entre perro y humano, sino permitir al perro que lo siga siendo, y no, que se convierta en un modelo de pasarela con sus peinados y sus trajes por la excentricidad de algunos dueños o, todavía peor, el mal adiestramiento a que se les somete.
ResponderEliminarEs muy cierto, Javier, lo principal es saber que no queremos más al perro porque lo tratemos como si fuese un niño (mimado además) y que para educar a un perro para la convivencia tampoco hace falta tener un animal robotizado, que solo se mueva según nuestras órdenes, o convertido en una especie de perro de circo.
ResponderEliminarPues qué bien me vienen estas reflexiones para aplicarlas para en las "relaciones" entre mi nieto (2 años) y mi Lúa (9, de padre husky)
ResponderEliminarUn abrazo y bravo por el blog
Seguro que los dos se lo pasan fantásticamente. Saludos de nuevo Amado.
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