Hace unos meses tuve el placer de compartir una agradable velada con dos amigos blogueros, Aurora Pimentel y Javier Barbadillo, que dejaron respectivamente de estar en las nubes de su Máster y en su Último rincón, para acudir a casa y disfrutar de la gastronomía de mi santa esposa.
Entonces, cuando Aurora vio la portada de la carpeta que reproduzco en la primera foto, no pudo menos que sorprenderse, y más aún, cuando le conté que se trataba de un hecho completamente cierto.
Entonces les comenté que tenía la intención de dedicar varias entradas del blog a las cornamentas y una de ellas a este peculiar caso.
Entonces les comenté que tenía la intención de dedicar varias entradas del blog a las cornamentas y una de ellas a este peculiar caso.
El tiempo y el trabajo han ido en mi contra y no he podido dedicarme mucho a este entretenimiento, así que esta entrada se ha ido retrasando semana tras semana.
Pero, mira por donde, viene a aparecer en los medios de comunicación la noticia de que a una señora china de 101 años le ha crecido un cuerno de 6 cm de longitud. El asunto es tan similar al de la carpeta que muestro al principio, que estoy seguro de que se trata del mismo caso clínico.
Pero empecemos por el principio...
La carpeta de arriba es una coedición realizada entre el Ayuntamiento de La Coruña y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, con motivo de una exposición montada entre la Casa de las Ciencias y el Museo Nacional de Ciencias Naturales en 1990.
Cuando en una reunión en el Museo, ante una gran colección de animales astados, se decidió hacer esa exposición sobre cuernos, no pude menos que comentar que no solo teníamos toda clase de animales con dichas protuberancias, sino que en el Archivo del Museo había constancia de que habíamos tenido cuernos humanos... y no me refería a engaños amorosos.
Moncho Núñez, entonces director de La Casa de las Ciencias, se entusiasmó con la idea y me pidió ver los documentos donde se aseguraba tal cosa.
Dicho y hecho, en el Archivo nos proporcionaron los siguientes documentos:
- Cartas entre el Conde de Floridablanca y el Vicedirector del Museo, D. José Clavijo, sobre el envío y recepción de "dos hastas pequeñas cortadas á un hombre por el Cirujano Dn. Joseph Correa".
Con permiso del Archivo del MNCN
Con permiso del Archivo del MNCN
- Acompañan a las cartas las declaraciones, "Juramento por Dios nuestro señor y á la señal de cruz en forma de derecho" del propio cirujano y de los testigos del hecho: "Candida Trijueque de estado honesto, y vivir en la calle de la Cavavaja, ..." así como "Dn. Gerónimo Lopez vecino y Zirujano en ella que tiene su tienda Barberia en la calle de Segovia ..." y "Francisco Loyti, residente en esta corte y Mancebo Zirujano..." firmados y rubricados por el propio cirujano Correa y Carlos González, "Escribano del Rey nuestro Señor, ..." , algo así como un notario de aquellos tiempos.
Con permiso del Archivo del MNCN
Con permiso del Archivo del MNCN
¿Por qué Madera del Aire?
Pues porque en el propio documento así llama a los cuernos, como era costumbre en la época, para no llamar cornudo al pobre señor y mostrar el debido respeto:
"... un cavallero de distincion que confesó ser del Reyno de Murcia, y de hedad de sesenta y siete años poco más, ó menos, y con la pretensión de que le reconociese dos monstruosidades que segun se demostravan heran hablando con el respeto devido dos palos de madera del aire, ó hastas del mismo color, dureza, substancia y figura que los de un cordero ..."
Los citados cuernos le fueron cortados con una sierra de amputar miembros y así fueron enviados al Museo, donde lamentablemente se han perdido. No es raro ya que nuestro Museo de Madrid desde 1787 ha sufrido no pocos contratiempos, mudanzas y guerras incluidas. Además, las colecciones de anatomía humana fueron a parar a la Facultad de Medicina, cuando esta se creó, donde aún existen numerosas piezas, por cierto muy bien conservadas. Quizás, perdidos en un cajón están los dos cuernecillos olvidados sin que nadie sepa por qué están allí.
¿Pero son cuernos?
Bueno, no soy médico y no puedo responder adecuadamente sobre el proceso patológico que produce estas anomalías, pero sí puedo comparar esas estructuras con los verdaderos cuernos de animales astados. Existen cuatro tipos principales de cuernos en los mamíferos:
- Los cuernos óseos y caedizos de los cérvidos,
- Los cuernos con estructura ósea permanente y funda córnea de los bóvidos,
- Los de interior óseo y pero cubiertos de piel, como en las jirafas y
- Los cuernos solo de queratina que no tienen esqueleto, en el caso de los rinocerontes. El caso más parecido a esta patología humana es el de los cuernos de rinoceronte, porque en el cráneo no hay rastro del cuerno, éste es solo una estructura de queratina, la misma sustancia que las uñas, pelo y la funda de los cuernos de bóvidos.
Al parecer la producción anómala de queratina en una parte de la piel de la cabeza, termina tomando la forma y textura de un cuerno, con su arrollamiento incluido. Eso no debe sorprendernos, porque todas las estructuras de crecimiento continuo en los seres vivos suelen formar espirales: las uñas y garras, las pestañas, los dientes de los roedores, la concha de los caracoles y muchas más que os dejo a vosotros mismos para que disfrutéis encontrándolas.
La espiral aparece cuando en una parte del anillo de crecimiento de la base del cuerno (o diente, uña, etc), las células germinativas de un lado son más activas que las de otro. Así, como se ve en el dibujo de arriba del cuerno del rinoceronte, al crecer más por la parte de delante, el cuerno se va curvando hacia atrás formando la curva. Igual ocurre con los cuernos de las cabras y carneros, pero al no estar en la línea media del cuerpo, como en los rinocerontes, la curva de crecimiento no es plana, sino inclinada simétricamente hacia un lado y otro. Parece mentira, pero esas diferencias en la roseta basal son las responsables de todas las variaciones de cornamentas que nos muestran los antílopes, cabras, carneros, búfalos, etc.
De esos temas se trató en aquella exposición, que no pudo menos que llamarse Madera del Aire, que se montó en La Coruña y luego viajó por media España. También, los colaboradores en la exposición y algún autor más, escribimos un librito del mismo nombre, que sirvió para que nos pudiésemos extender más en explicaciones ya que el lenguaje de las exposiciones no permite textos largos.
Pero de los capítulos que yo escribí y algunas cosas más, volveremos en otras entradas.
Siempre será un alivio que, el crecimiento de este tipo de protuberancias, no vaya acompañado genéticamente de la reacción instintiva de acometer a sus congéneres del mismo sexo en época de celo.
ResponderEliminarQué curioso.
Saludos.
Curioso. Te dejo un enlace donde puedes ver un craneo humano supuestamente on cuernos y alguno más también rarito...
ResponderEliminarhttp://www.cultcase.com/2008/08/five-mysterious-skulls-dare-they-be.html
Bien mirado, lo de "madera del aire" resulta de lo más adecuado...que siempre será un palo la irrupción de cuernos en el cráneo humano.
ResponderEliminarComo siempre, una entrada interesante y curiosa...y eso que ya conocía -gracias a ti- esta rara historia.
Un abrazo.
Interesantísimo. No tenía ni idea de que estos casos pudiesen darse. Me he quedado sorprendida. Buena entrada.
ResponderEliminarLa verdad es que ese tema parece que puede tomarse a broma, pero es este caso es verídico.
ResponderEliminarNo creo que pueda decirse lo mismo de todos los casos que aparecen en la página que me indicas Goyo, esas mismas fotos las he visto incluso atribuidas a extraterrestres.
Gracias por vuestros comentarios.