Un Cuaderno de Campo con lo que observo en el jardín de casa, en excursiones y viajes. El jardín está situado en la zona de Mataelpino, al sur de la Maliciosa en la madrileña Sierra de Guadarrama, a casi 1.100m sobre el nivel del mar. Sencillas observaciones dan lugar a explicar procesos biológicos que todos podemos descubrir en nuestro entrono más cercano.
Todos los textos, fotos y dibujos, salvo indicación expresa, son propios. Espero que se solicite permiso para utilizarlas.
domingo, 28 de marzo de 2010
Aves africanas (2). Descaradamente hermosas
Después de ver amanecer desde el todoterreno que nos llevaba por el Parque Kruger, nos acercamos a desayunar a uno de los lugares especialmente preparados para los turistas. Era un amplio cercado protegido por gruesas cercas de alambre, reforzadas además por cable electrificado, para mantener fuera a los animales peligrosos (o no) y para evitar que los visitantes deambulen por el parque jugándose la vida, que de todo hay. Es curioso que cuando se llega a las zonas habitadas por humanos con una actitud respetuosa con los animales, suele ocurrir que hay una acumulación de animales que acuden en busca de un sustento gratuito. Tanto, que en unos minutos vemos más especies que en todo el día de ir de aquí para allá. Quizás no sean las especies más emblemáticas, pero nos hacen mucha ilusión.
No todas las aves que pongo a continuación las fotografié en esa zona de restaurantes y picnic, pero sí la mayoría.
Este precioso estornino de Burchell, Lamprotornis australis, es de los que fotografié a campo abierto, pero era tan descarado, que lo pongo en la categoría de los amigables. Desde luego que se sale fuera de lo que reconocemos en España por esturnidos, pero pertenece a esta familia.
Este otro, también del mismo género y creo que de la especie Lamprotornis chalybaeus, sí es del grupo de los que nos rodearon esperando compartir el bocadillo. Es una especie muy frecuente en las cercanías de las casas que se acerca a las personas sin aparente temor. Hay varias especies de estorninos africanos a cual más colorida y descarada. La mayoría con colores metálicos, azules, verdes y anaranjados.En los jardines que rodeaban a nuestro alojamiento había también un árbol cuajado de nidos de tejedores amarillos,Ploceus pelzelni, que como parientes de los gorriones que son, también habitan en las cercanías de las habitaciones humanas, dando un toque de color y de sonido a los parques.
Este otro nido lo fotografié en Mozambique, también en una zona habitada, pero no estaba en una colonia, sino aislado. Pensé que pertenecía a esta pareja de bulbul de vientre amarillo, Pyconotus barabatus, ya que estaban continuamente a su alrededor, pero no he visto que estas aves construyan u ocupen este tipo de nidos. Es posible que lo estuviesen depredando, no vi a los verdaderos constructores. Esta es una de las aves más oportunistas y frecuentes en parques y jardines africanos, que llenan con su bullicio.Este otro ejemplar sí lo fotografié en el Kurger y nos muestra el por qué de su nombre común.Por todas partes en el Kruger se ven corretear por los suelos grupos de pintadas de casco, Numida meleagris, como gallinas asustadas. Las zonas de picnic no eran una excepción.Y también en la zona de alojamiento, rebuscando la comida en la húmeda hierba, vimos un grupo de confiados ibis hadada,Hagedashia hagedash.
Pero si hay un ave descarada, pedigüeña e incluso malencarada en Sudáfrica, ese es el pequeño cálao de pico amarillo, Thockus flavirostris. En el vídeo de abajo podréis ver hasta que extremos llegan.Todo lo contrario que este "feo de la familia", el cálao terrestre, Bucorvus leadbeateri, que se encuentra en peligro de extinción, aunque eso no le hace perder confianza a este ejemplar que andaba por el borde de la carretera como si los problemas de su especie no fuesen con él.Por último, un vídeo montando vistas de diversas especies que hemos conocido en esta entrada y los últimos, que mostraré en una próxima. No os perdáis lo quieta que se queda la jirafa mientras los bufagos le picotean al lado del ojo y la rapidez del martinete, que desafía a la vista, en el momento de pescar un pececillo que pasa a su lado.
Gracias por vuestros comentarios en estos días de sequía de visitas, que espero que sean el preludio de muy jugosas entradas, pues os blogueros naturalistas andan de campo. Es muy impresionante ver el cuidado que tienen los bufagos peinando la piel en busca de parásitos. Pero a veces se meten su pico en las heridas y son realmente molestos. El cálao no es urbano, pero se acerca a las zonas de picnic con bastante descaro. En todo caso se parece más a las urracas o a las chovas en las zonas de montaña. Hay varios estorninos que tienen la misma costumbre. Los he llegado a ver sobre las mesas de los comensales, igual que los minás en el sudeste asiático.
Reconozco que, al margen de la observación de los animales en libertad, me atrae muchísimo la interacción con el ser humano, de aves tan descaradas buscando su sustento. Aunque sea en lugares de picnic como mencionas, Jesús. Ahí se ve la verdadera esencia natural del hombre integrado de algún modo, en la naturaleza. Muy ameno y elocuente el reportaje. Saludos.
Los reportajes africanos siempre son de agradecer (especialmente los tuyos, Jesús). Y esas zonas de picnic (para todos) alimentan tanto a los naturalistas como a sus interesantes (y alados)compañeros.
Jue, que mal rollo dá ver el pájaro picoteando los alrededores del ojo, no hago más que frotarme los ojos.
ResponderEliminarBuena entrada. Si hay algo que me gusta cuando voy a un país desconocido para mí es investigar los animales nuevos que pueda ver.
ResponderEliminarLos cálao de pico amarillo son como las palomas aquí ¿no?
Me encanta la jirafa, tan quietita ella mientras la "atusan".
Un saludo!
Gracias por vuestros comentarios en estos días de sequía de visitas, que espero que sean el preludio de muy jugosas entradas, pues os blogueros naturalistas andan de campo.
ResponderEliminarEs muy impresionante ver el cuidado que tienen los bufagos peinando la piel en busca de parásitos. Pero a veces se meten su pico en las heridas y son realmente molestos.
El cálao no es urbano, pero se acerca a las zonas de picnic con bastante descaro. En todo caso se parece más a las urracas o a las chovas en las zonas de montaña.
Hay varios estorninos que tienen la misma costumbre. Los he llegado a ver sobre las mesas de los comensales, igual que los minás en el sudeste asiático.
Reconozco que, al margen de la observación de los animales en libertad, me atrae muchísimo la interacción con el ser humano, de aves tan descaradas buscando su sustento. Aunque sea en lugares de picnic como mencionas, Jesús. Ahí se ve la verdadera esencia natural del hombre integrado de algún modo, en la naturaleza. Muy ameno y elocuente el reportaje.
ResponderEliminarSaludos.
Los reportajes africanos siempre son de agradecer (especialmente los tuyos, Jesús). Y esas zonas de picnic (para todos) alimentan tanto a los naturalistas como a sus interesantes (y alados)compañeros.
ResponderEliminarUn abrazo.