martes, 26 de enero de 2010

Exóticas flores de invierno

A modo de intermedio entre los días de frío, me repliego a mi cuartel de invierno, es decir a la terraza cerrada, donde puedo experimentar a hacer fotos a las flores que allí se encuentran con relativo confort. Está orientada al sur y recibe el sol de pleno, que en invierno solo se tamiza por las sombras que se dan las plantas unas a otras. En verano un toldo se encarga de sombrearla.

Me llama la atención, en mi terraza, que algunas de las plantas que florecen en invierno son de aspecto particularmente exótico. Aunque quizás sea provocado por nosotros mismos al seleccionarlas en los viveros.

Y como muestra, esta flor llamada ave del paraíso o flor de pájaro, Strelitzia reginae, que ofrece un aspecto realmente tropical, al que solo falta un colibrí para completar el cuadro. Eso no sería posible en su hábitat original, que es Sudáfrica, aunque sí es polinizada por otro tipo de aves.Se escribe de ella que puede florecer en cualquier época del año y que, teniendo un macizo numeroso de estas plantas, podremos disfrutar de sus flores durante todo el año. La mía tiene gusto por el invierno y eso que cuando hiela en el exterior aquí puede bajar la temperatura a tan solo uno o dos grados centígrados. En zonas de clima benigno, donde no hay heladas, se puede tener en el exterior y en los jardines canarios ofrecen tan magnífico aspecto que hay quien cree que son originarias de las islas afortunadas.

Igualmente atractivos, aunque muy diferentes, me resultan los cactus epífitos que se cultivan perfectamente en cestos colgantes. Se les llama cactus de Navidad, Schlumbergera truncata o el sinónimo Zygocactus truncatus. Suele recomendarse para ellos temperaturas más altas, pero en mi terraza crecen más que bien. Si acaso, sufren en el verano por el exceso de sol.

Además del atractivo de esa cascada florida, las flores vistas en detalle son toda una belleza.Hay variedades de diferentes colores de flor. Las más comunes son de color rosado, pero también hay rojizas y anaranjadas y, las más delicadas, de color blanco.
Yo no soy especialmente buen jardinero, pero es que esta planta es de las más agradecidas que he tenido. Hay otra especie muy parecida, el cactus de Pascua, Hatiora gaertneri, con flores de color rojo intenso y menos tubulares, que aparecen en primavera.
En mis macetones colgantes hay de las dos especies entremezcladas y de distintos colores. Me vinieron de regalo y durante un tiempo creí que se trataba de dos floraciones de la misma planta, pero no es así, las que florecen en distintas épocas son especies diferentes . Para conseguir un conjunto espectacular, recomiendo adquirir plantas de distintos colores cuando tienen las flores, Schlumbergera en invierno, de varios colores, y Hatiora en primavera. Es inevitable que las formas salvajes (rosadas) dominen a las más sofisticadas y delicadas, así que se pueden dejar en macetas separadas dentro del macetón grande para evitar la invasión.
Y para terminar, otra de mis favoritas: los ciclámenes, Cyclamen persicum. Como podemos deducir de su nombre científico, proceden de Oriente Medio. Su color original es rosado, pero hay muchas variedades distintas. Los libros y páginas web recomiendan complicados sistemas para que florezcan año tras año, pero yo las tengo bastante abandonadas y allí siguen regalándome sus preciosas formas y colores.
Eso sí, hay que cuidar muchísimo que la planta no se moje al regarla, aunque el suelo se mantenga húmedo. Yo tengo riego por goteo, cada día en tiempo caluroso y cada quince en invierno. Parece que les gusta, porque no paran de florecer... incluso en verano.
Abajo pongo un vídeo del interior de un ciclamen. En la segunda secuencia aparece lo que creo que es un colémbolo y en la tercera y última, un ácaro perfectamente camuflado.

No pretendo hacer una entrada sobre cómo mantener estas plantas, solo mostrar las peculiaridades de mi instalación y sus buenos resultados. Hay páginas especializadas mucho más recomendables.

miércoles, 20 de enero de 2010

El lirio despistado 2. Misterio resuelto.

A primeros de diciembre os mostré un lirio florecido en los jardines de la Residencia de Estudiantes, en el campus del CSIC en Madrid. Eso nos dio pie a comentar que en este pasado cálido y seco otoño las plantas se estaban volviendo un poco locas, poniendo también como ejemplo madreselvas floreciendo en mi vecindario y en los comentarios incluso surgieron algunos casos más.
Este 11 de enero, el día después de la nevada en casi toda España, me volví a encontrar, en el mismo lugar, otra flor a medio abrirse, aunque se heló. Y alguna más que empieza a brotar.
Sin embargo, no es la loca meteorología la culpable, sino un foco que permanecía oculto entre las hojas verdes de lirio y las hojas caídas de álamo, que le ha proporcionado calor y luz independientemente del frío y el fotoperiodo adverso. Ha tenido que ser un día de invierno en que paso por allí a primera hora de la mañana, aún oscura, cuando me he encontrado el foco encendido y he descubierto el secreto de su floración.
Claro que todo lo demás que comentamos, unos y otros, sigue vigente.
No he tenido mucho tiempo para ocuparme del blog, ni de visitar el de los amigos y, lo que es peor, ni salir al campo a hacer observaciones, pero una foto y un comentario rápido siempre se puede hacer. Y por supuesto, una moraleja: no llegar a conclusiones precipitadas sin fijarse muy bien en todos los detalles.

domingo, 10 de enero de 2010

De nuevo nieve a 10 de enero

La casualidad ha hecho que justamente un año después de esta entrada llamada "Más nieve por si era poca" , haya realizado exactamente el mismo recorrido y a la misma hora. También hacía la misma temperatura, unos 3ºC bajo cero a las 12 de la mañana.A estas alturas no pueden compararse las precipitaciones de este invierno con las de hace un año. Solo hemos tenido dos días en los que la nieve haya cuajado en casa, en este 9-10 de enero y el pasado 22 de diciembre que amaneció no solo nevado sino también congelado, convirtiendo nuestras carreteras en unas peligrosas pistas de patinaje.
Los pajaritos se dejan ver en las ramas desnudas de árboles y arbustos, como el gordito petirrojo de la foto anterior en el escaramujo y el pinzón común de la siguiente. También he visto escribanos montesinos picoteando en los prados junto a estorninos, mirlos y las omnipresentes urracas, que removían entre las boñigas de las vacas en busca de semillas y otros restos aprovechables.
El pilón cercano a casa no está congelado y me sorprende, cuando toco el agua, que ante la temperatura bajo cero del aire parece templada. Es una buena noticia para las aves y otros animales, pues la zona de desbordamiento se encharca y les permite beber. En estos días acusan la falta de agua líquida y cuando abro un boquete en el agua del estanque acuden más raudos que cuando les pongo comida.

En la nieve veo los rastros de distintos animales, como estas huellas que posiblemente sean de rata de campo, ...
... y muchas huellas de conejo, ...

... a los que no me cuesta mucho divisar.

Veo un conejo que hace extraños movimientos y anda en círculos. Me ha dejado acercarme bastante hasta que se ha podido ocultar. La foto me ha salido bastante mal, justo en el momento de meterse entre las zarzas, pero me permite confirmar que está ciego por la mixomatosis. También he visto cartuchos de caza a apenas 100 metros de las primeras viviendas de la urbanización, menos de 250 m de mi casa. Tengo entendido que está completamente prohibido cazar tan cerca de las viviendas. Tampoco sé si se puede cazar en un prado comunal donde pastan vacas. Esos disparos me despiertan muchas mañanas de sábados y domingos, incluso fuera de época de caza legal.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Rampas en pilones. Las buenas maneras

Para terminar el año voy a mostrar una agradable sorpresa que el domingo 27 me llevé paseando por los montes de Moralzarzal. Subimos de nuevo al vértice geodésico de Cabeza Mediana, del que ya hablé en otra entrada en la que traté sobre la torre del telégrafo. Pero en esta ocasión hicimos la ascensión por el lado contrario, es decir, desde Moralzarzal pueblo. Se trata de un pinar cultivado en hileras, sin apenas sotobosque y atravesado por varios caminos y cortafuegos. Nada especial aunque la naturaleza se va imponiendo, se ven algunas incipientes encinas, jaras, retamas y enebros que intentan ocupar el terreno que el roturado les robó. Hay buenas vistas de la sierra y apenas algún pajarillo. Eso sí, cuatro corzos nos sorprendieron en veloz carrera y, en lo negativo, las detonaciones de algunos cazadores como música de fondo.
Pero lo que hoy quería reseñar, la agradable sorpresa, fue lo bien cuidados que estaban los pilones que encontramos en el camino y, lo más importante, las rampas que han instalado en ellos. Algo tan sencillo como un par de tablas sujetas por tres medios troncos de pino son suficientes para salvar la vida a toda clase de pequeños animales, desde mamíferos, como ratones y erizos, hasta los invertebrados que caen al agua. Las rampas también permiten que las aves se acerquen a beber en un campo en el que cada vez hay menos arroyos y zonas encharcadas. Los reptiles que tienen cierta querencia por el agua, como algunas culebras, pueden remojarse, especialmente en época de mudar la piel. Incluso que alguna torpe lagartija no se ahogará, pues estos bichos tienen no sé yo qué manía por caer al agua. Ya vi en la cercana Pedriza de Manzanares que los nuevos pilones tienen rampas fabricadas con piedra y cemento. Estas son particularmente importantes cuando el nivel del agua es bajo, como es el caso de este pilón doble.
También son muy importantes para algunos anfibios a los que no se les da bien trepar por paredes verticales, como pueden ser los sapos. Estamos en zona de distribución del sapo partero ibérico Alytes cisternasii, pero ha desaparecido de muchos lugares vecinos y aquí no lo he podido encontrar. Tritones y salamandras también se pueden beneficiar, aunque estas últimas no llegan, que yo sepa, hasta este pinar.Para terminar de rematar la faena, es muy beneficioso que en alguno de los laterales del pilón, como ocurre también en este caso, quede a nivel del suelo, para que los animales no solo puedan salir, sino también entrar. Sería mejor si la rampa estuviese precisamente en la zona a nivel, pero no quiero hacer una crítica de algo que tanto me ha alegrado.
También sería de agradecer que las limpiezas se hagan entre finales de verano y estas fechas, cuando menos larvas de anfibios e insectos hay en esta zona, ya que aquí no suele haber puestas otoñales, sino solo primaverales. Y puestos a pedir, que no sean limpiezas completas, eliminando todas las algas, sino que se deje una cierta cantidad de sustrato; que nunca se vacíen por completo de agua y que se dejen grupos de grandes piedras para refugio de fauna en el fondo. Todo eso no tiene por qué afectar a la salubridad del agua y puede seguir siendo utilizada como abrevadero del ganado. Las rampas, al evitar los cadáveres de pequeños animales ahogados, benefician su calidad.
No sé de quien ha partido esta iniciativa, si de alguna entidad de las que tienen responsabilidad en este monte, de agentes forestales o de algún particular, pero gracias y enhorabuena sea. Me encanta terminar el año con una buena noticia. ¡Qué cunda el ejemplo!
¡Feliz año nuevo a todos!

sábado, 26 de diciembre de 2009

Especies invasoras y nuestra responsabilidad

¡Qué difícil es resistirse a la mirada de un cachorrillo en la jaula de la tienda o a la encantadora presencia de algunos animales exóticos que se ponen a nuestra disposición en los comercios de animales!
Mapache americano, Procyon lotor.
En el sureste de Madrid ya se han encontrado
más de 30 ejemplares.

No hace tantos años que adquirir uno de estos animales era un lujo, solo al alcance de unos pocos, o su compra era tal sacrificio económico que conllevaba un ejercicio de responsabilidad y solo las personas que se tomaban muy en serio su tenencia, se planteaban tener uno de estos animales, tras una cuidadosa información sobre su mantenimiento.

Sin embargo, por suerte o por desgracia, nuestro nivel económico ha subido y también es más fácil tener acceso a animales y plantas con las que antes ni siquiera soñábamos.
Cotorra argentina, Myopsitta monachus.
Cada vez más frecuentes en parques y jardines
urbanos y también ya en la naturaleza.

Estamos acostumbrados a escuchar y leer información sobre especies introducidas pero la mayoría de las veces esas noticias parece que no van con nosotros, que no son nuestra responsabilidad. Sin embargo, hay especies que si están aquí, haciendo daño en los ecosistemas naturales, es precisamente por culpa de algunos que se dicen amantes de los animales, que los han soltado o los han dejado escapar.
Hay especies introducidas por una errónea gestión de los responsables de cuidar el medio ambiente, pero también las hay procedentes de particulares. Ahora que estamos en tiempo de regalos, por favor, pensadlo mucho antes de decidiros a regalar un animal.

Especies introducidas son las que ocupan una nueva área de distribución a causa de actividades humanas, haya sido de manera voluntaria o accidental.
Algunas especies introducidas llegan a sobrevivir con éxito, y sin ayuda humana, en sus nuevas localidades, son las llamadas especies naturalizadas. Entre ellas, hay especies invasoras que consiguen controlar el funcionamiento de los ecosistemas amenazando a las especies autóctonas.
Las especies invasoras acaparan recursos, definen nuevas relaciones de depredación y competencia para las que no están preparadas las especies autóctonas, modifican el hábitat e importan patógenos y parásitos, pudiendo propagar enfermedades nuevas o agravar algunas ya presentes en el ecosistema.

Los últimos atlas y libros rojos de vertebrados en España publican los siguientes datos sobre especies introducidas:
- 6 especies de mamíferos ya instalados y criando.
- 274 especies de aves exóticas vistas volando en libertad, de las cuales 50 están reproduciéndose.
- 28 especies de anfibios y reptiles.
- 25 especies de peces continentales.

Existe un "top 20" de las especies invasoras real o potencialmente más perjudiciales:
Plantas

1] Caulerpa taxifolia- Caulerpa o alga asesina
2] Acacia dealbata – Mimosa plateada
3] Ailanthus altissima - Alianto
4] Azolla filiculoides – Helecho de agua, Azolla.
5] Baccharis halimifolia – Bácaris, chilca.
6] Carpobrotus sp. – Hierba del cuchillo, Uña de gato
7] Cortaderia selloana – Hierba de las Pampas, Plumero
8] Eichhornia crassipes – Jacinto de Agua, Camalote
9] Opuntia ficus-indica – Chumbera, Nopal
10] Robinia pseudoacacia – Falsa acacia, Robinia.


Animales

Moluscos
11] Dreissena polymorpha – Mejillón cebra
12] Corbicula fluminea – Almeja asiática

Crustáceos
13] Procambarus clarkii – Cangrejo rojo americano
14] Eriocheir sinensis – Cangrejo chino de mitones

Insectos
15] Rhynchophorus ferrugineus – Picudo rojo de las palmeras

Peces
16] Gambusia holbrooki - Gambusia

Reptiles
17] Trachemys scripta elegans – Galápago de Florida

Aves
18] Oxyura jamaicensis – Malvasía canela

Mamíferos
19] Mustela vison – Visón americano
20] Myocastor coypus – Coipú

De estos temas y de muchos más relacionados con la Biodiversidad, tratamos en la exposición "Biodiversidad, en la variedad está el Mediterráneo", realizada por la empresa Chacena y financiada por la Caja de Ahorros del Mediterráneo. Los guionistas fuimos Javier Barbadillo, Ángel Baltanás y yo mismo.

En este enlace podéis ver fotografías de esta exposición, que durante más de un año ha itinerado por las principales ciudades de la costa mediterránea española, con una pequeña explicación.

Y si preferís dejar que las imágenes pasen por sí solas y sin textos pinchad aquí .

domingo, 20 de diciembre de 2009

Adiós, mastines, adiós.

El pasado viernes murió mi tercera y última mastín, una perra a la que llamamos Bola en honor a la Bola del Mundo. Esta es una de las más conocidas montañas del Sistema Central que forma parte del horizonte de nuestro entorno. La de abajo es una foto reciente, con sus casi diez años de edad, bastante para ser un mastín, pero nunca suficiente para nosotros.Con ella ponemos fin a la saga de mastines que han marcado nuestras vidas desde que nos vinimos a vivir al campo. Al primero, que llamamos Bolo porque nació en Toledo y también quisimos ligarle al mismo monte, lo tuvimos que sacrificar con solo un año de edad. Padecía una enfermedad congénita que hacía que las articulaciones de sus patas no soportasen su peso. De nada sirvieron los variados (y caros) tratamientos, no era capaz de dar dos pasos sin caer estrepitosamente al suelo, apenas comía y su vida era una agonía.

Tras Bolo, y no sin bastantes dudas, decidimos lanzarnos a tener una pareja e incluso plantearnos la posibilidad de criar. Previamente yo había colaborado en los proyectos que Jesús Garzón inició en Montfragüe intentando que la cultura del mastín, igual que la trashumancia, volviese a las tierras extremeñas. Entonces yo no podía tener perros, pero me sentí feliz de compartir aquellas ideas con Suso, su hermana Paloma y su cuñado, Nacho Doadrio, ligando conservación, cultura y amor a los perros. Algún día lo comentaré en otra entrada.
En mi coche viajaron mastines con destino a exposiciones, para ser cruzados con ejemplares leoneses o para ser repartidos por nuestra geografía. Ahora, por fin, tenía la oportunidad de participar con mis propios perros. Oportunidad que pronto se truncó y a la que la muerte de Bola pone su punto final.
Así llegaron a casa primero Mali y después Bola, con un par de meses de diferencia. Mi hija creció a la vez que estos inmensos peluches vivos. Cariñosos y pacientes con sus juegos hasta el infinito. Si no fuese porque ella también ha sido de lo más contenida, habría tenido que cuidar para que no fuese la niña la que hiciese daño a los cachorrotes. Igual soportaban que se montase encima o que les fuese llenando la boca de palitos. Ellos se dejaban hacer y eran felices de compartir los juegos de la pequeña de la casa, no por edad, pero sí por tamaño, ya que en poco tiempo ellos fueron más grandes que ninguno de nosotros.
Le llamamos Mali por la Maliciosa, la montaña en cuyas faldas vivimos. Mali fue un perro bastante impresionante. Cuando nos hicieron la foto que muestro abajo tenía un año de edad recién cumplido y pesaba unos 80 Kg. Con tres años, que es la edad a la que esta raza alcanza el máximo desarrollo, pesaba más de 100 y no puede decirse que fuera un perro obeso. Era fuerte y ágil, se movía muy bien en el campo y de un largo paseo volvía tan fresco como cuando habíamos salido. Esa es una de las características que debe tener un mastín para hacer los muchos kilómetros que supone la trashumancia: andar durante el día y, por la noche, tener fuerzas para defender a las ovejas del ataque de los lobos.Con motivo de una exposición le tuve que fotografiar con una antigua carlanca, esos collares de pinchos que evitaban que los lobos y otros perros mordiesen al mastín en el cuello. Le quedaba pequeña por más de 15 centímetros. Los viejos mastines, los mastines de campo, ni en sueños alcanzaban esos tamaños. Y eso, si no se le pone algún tipo de freno, puede ser la perdición de la raza o la escisión en dos tipos de perros completamente diferentes: por un lado los perros de lujo con su pedigree, quizás guardianes en fincas pero nunca para marchar por el campo, y por otro los perros de trabajo con el ganado, más ligeros y ágiles, necesarios también hoy en día para hacer posible la convivencia de la ganadería extensiva y el lobo, los verdaderos mastines. Mali era un prototipo del carácter de la raza, tranquilo pero alerta con los extraños, nunca hacía ni siquiera intención de morder, pero imponía con su tamaño y la potencia de su grave ladrido, las pocas veces que ladraba. Excepto con Bola, ignoraba a los demás perros cuando nos cruzábamos con ellos en nuestros paseos, no tanto si alguno se acercaba a la puerta de casa.

Era muy obediente, tuve que trabajar con él desde muy pequeño para que lo fuese. Sabía que si no lo controlaba en ese momento no iba a poder contenerlo más adelante. Pero en su relación conmigo no era el típico servilismo que suele caracterizar la relación perro-amo. Los mastines, como Konrad Lorenz explicaba en sus libros hablando sobre los perros nórdicos, son animales mansos, pero independientes. Su relación, no se parece a la típica parternofilial que tienen otras razas, sino de compañerismo y mutuo respeto. A mi entender, la manera más noble de relacionarse con un animal. Esa característica les hace también ser excelentes perros de guarda, pues no sufren, como otras razas, el alejamiento del amo durante periodos largos de tiempo. Si además se tienen al menos dos, el problema deja de existir.

Mali murió en mis brazos unos meses después de cumplir los tres años, se lo llevó una torsión de estómago. La tendencia a este percance es otro defecto hereditario característico de las razas de gran tamaño y pechos profundos, que se ha trasmitido en el pedigree de muchos de nuestros molosos. En apenas un cuarto de hora desde que descubrí los síntomas al llegar a casa, se desplomó, cinco minutos antes de que llegase la veterinaria preparada para entubarle. Pocos poseedores de perros saben lo que es esto, pero los amos de mastines lo conocen sobradamente. Si tenéis perros, por favor, enteraros buscando en la red lo que es, como evitarlo y como reconocer los síntomas para llevarlos inmediatamente a urgencias.

Es muy posible que también eso matase a Bola, ya que previamente había vomitado gran cantidad de babas y tenía el vientre hinchado, aunque no se dieron ninguno de los elementos de riesgo, no había comido justo antes, ni hecho ejercicio, quizás bebió agua fría del estanque, pero dudo que en grandes cantidades, pues había comido hacía muchas horas.
La foto superior muestra a Bola cuando tenía un año de edad. Fue cuando quedó tercera en su primera presentación a una exposición canina, monográfica de mastines y nacional. En la segunda ocasión, en una dedicada a razas españolas quedó cuarta. El experto juez, que tenía la costumbre de emitir sus juicios por los altavoces para ser más didáctico, dijo que tenía la nariz levantada, pero la puso como ejemplo de buen andar. Magnífico ojo clínico, porque un par de meses después, cuando fui a hacerle la radiografía obligatoria para poderla usar en programas de cría, le diagnosticaron displasia grave de cadera. Allí terminaron mis ilusiones de criar, pues sería una irresponsabilidad traer al mundo más mastines con defectos congénitos. Por esta razón decidimos esterilizarla, lo que todos los propietarios de perras que no deseen criar deberían hacer para ahorrarse problemas, para ellos y para los animales. Tres años convivieron Mali y Bola y yo siempre he dicho que si bien Mali era mi perro, Bola pertenecía a Mali, pues a él le había entregado su corazón. Bola también era obediente y además extraordinariamente sensible, tanto que una regañina la dejaba verdaderamente triste. Mientras Mali me seguía a mi y me provocaba para jugar, Bola lo hacía con Mali. Por esa razón, cuando Mali murió ella cayó en una verdadera depresión, algo que nunca hubiera pensado en un perro, pero que es absolutamente cierto. Dejó de comer, de jugar y de correr. Malvivió durante unos nueve meses, hasta que decidimos poner otro perro en nuestras vidas, Pizca, la teckel, siete kilos de alegría, capaz como nadie se sacar a cualquiera una sonrisa y la mejor terapeuta del mundo para la felicidad de Bola.Otra enfermedad, también de origen genético y propia de razas de gran tamaño, una deficiencia de hormona tiroidea, vino a deteriorar aún más su ya problemática vida por los dolores de la displasia. Afortunadamente, nuestra veterinaria, Elena Iglesias de la Clínica Veterinaria Del Valle, identificó los síntomas rápidamente (somnolencia continua, pérdida de pelo en el dorso y permanencia excesiva en el sol, incluso en pleno verano) y pudo ponerla en tratamiento. Pronto conseguimos su recuperación, aunque quedó condenada a tomar de por vida hormonas sintéticas, aparte del medicamento protector para las articulaciones.Por su propia fisiología y problemas al andar, Bola fue una perra muy tranquila, nada juguetona, pero cariñosa al máximo. Su cielo era ponerte la cabeza sobre las rodillas y que te pasases el tiempo masajeando sus abundantes pliegues de piel. Si parabas te daba con su pataza para que lo siguieses haciendo.

Ha dejado en el jardín y en nosotros un vacío tan grande y tan negro como ella.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Embalse de Manzanares, aves y encinas secas.

Nueva visita al embalse de Santillana, en Manzanares el Real, esta vez por el lado sur. El nivel está muy bajo. Aunque terminó el verano con más agua que otros años, la paradoja es que a finales de noviembre, con esta sequía otoñal, está mucho peor que otras veces. Días de niebla en los que a la lluvia le cuesta descargar. Días grises y tristes, pues no termina de caer el agua necesaria, pero tampoco tenemos la alegría del sol. Las fotos son monocromáticas y con poca profundidad, como nuestros ánimos en este corto paseo.
Un par de machos de ánade real se alejan parsimoniosamente de la orilla atravesando un largo camino de cieno seco.
En las escasas aguas de la entrada del río al embalse, las gaviotas disputan la comida a las fochas y zampullines chicos.
Hace algo más de 30 años, cuando vivía en Madrid a orillas del Manzanares, empecé a ver esas gaviotas hasta entonces desconocidas en la capital. Primero fueron las reidoras, luego empezaron a llegar las sombrías (en vuelo en la foto de arriba), igualmente con costumbres fluviales y no raras en el interior peninsular, pero también vienen ahora las patiamarillas, típicamente marinas, acompañado a unas y otras. Aquí pasan el invierno, comiendo en basureros y durmiendo en las aguas de nuestros embalses, en lo que será nuestra agua potable.
Aquí se ve un jóven de reidora que aún conserva algunas manchas marrones en su plumaje. Cuando llegue a adulto será mucho más blanca y al entrar en celo su cabeza tornará a negra. Entonces estará lista para viajar al norte de Europa, pero también es posible que decida quedarse aquí, porque este verano algunas lo hicieron. No sé si también criaron, pero es algo a investigar.

Los zampullines chicos bucean sin importarles el frío, solos o por parejas.

Nos colamos para observar a las aves sin asustarlas, pero no comprendemos esta prohibición firmada no por una autoridad, como pudiera ser la Confederación Hidrográfica o la Comunidad de Madrid, sino una asociación de Pescadores.
No contribuyó la prohibición a nuestro estado de ánimo, pero lo peor nos llegó cuando descubrimos algunas encinas completamente secas y otras con el inicio de la enfermedad que tiene todas las características de tratarse de la seca de la encina.

Se dice que el stress hídrico de estos años de sequía favorecen a la enfermedad, pero aquí, en las cercanías del embalse, el suelo conserva una cierta humedad. Es como para preocuparse viendo las noticias de su expansión por Extremadura y otros lugares donde las encinas son ecosistema y paisaje característico.