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miércoles, 7 de julio de 2021

Una cuadrícula para Biodiversidad Virtual: Villarta de San Juan, Ciudad Real.

Este año el proyecto estrella de Biodiversidad Virtual es rellenar cuantas cuadrículas podamos del mapa entre las que aún quedan sin citas. Me di cuenta de que el pueblo de la familia de mi mujer está justo en una de esas cuadrículas y, aunque en ella tengo subidas fotos de unas cuantas aves acuáticas, no hay imágenes de invertebrados, que es lo que usan de referencia. 
Así, aprovechando que íbamos a pasar por allí una vez que todos estamos vacunados y después de haber pasado más de año y medio sin ver a la familia por culpa de la pandemia, he tenido la ocasión para hacer algunas fotos de bichos y rellenar la cuadrícula en cuestión.
Voy poniendo las fotos y los comentarios. No tengo todas identificadas, así que iré editando y añadiendo datos a medida que lo consiga, gracias a los expertos de Biodiversidad Virtual y grupos especializados en Facebook.
Trichodes flavocinctus. Esta especie no la había visto antes. Aunque se distribuye también por Madrid, no la tenía fotografiada.

Las cuadrículas vacías y la explicación del proyecto se pueden ver en ESTE ENLACE AL MAPA

La localidad en concreto es Villarta de San Juan, en Ciudad Real, atravesada por la autopista A-4 y el río Gigüela o Cigüela, que de cualquiera de las dos formas se puede encontrar en los mapas, y señalizaciones. Lo que no es con seguridad es el Guadiana, que es como figura erróneamente en el mapa base de BV. Pero independientemente de esos detalles, ese río lleva varios años seco, pues sus aguas son retenidas río arriba o desviadas, según convenga, haciendo de él un canal de conveniencia. 
Oxythyrea funesta es una especie muy abundante en esta época. Se suele ver en todo tipo de flores, pero especialmente en los cardos y el las zanahorias silvestres, como en este caso.

Una lástima, porque los años de lluvias abundantes, al paso por Villarta, se convertía en lugar de invernada y de cría de numerosas aves acuáticas, como puede verse en ESTA ENTRADA que hice en su momento. Curiosamente, algunos vecinos echan la culpa de su sequía a las Tablas de Daimiel, que dicen que se lleva sus aguas, y no a los abusivos regadíos de esta zona de secano. 
Hippodamia variegata, coccinélido tan abundante o más que las conocidas mariquitas de siete puntos 

Las fotos que muestro están hechas justamente al lado del cauce seco del río o en una carreterilla que circula entre barbechos, viñedos y otros cultivos. Es  muy triste ver como chopos y sauces de muchos años se están secando, algunos ya totalmente muertos y otros en un proceso que me temo es irrecuperable.
Tenebriónido del género Akis, puede ser A. genei o A. lusitanica, propios de esa zona, pero no se puede saber si no es mirando con lupa la microescultura de los élitros. Se encontraba en caminos y carreteras, incluso en las calles del pueblo. Es un auténtico barrendero del campo, pues se alimenta de materia orgánica en descomposición, especialmente pequeños animales muertos, incluyendo insectos.

Otro tenebriónido sin identificar, ni siquiera a nivel de género, encontrado en los mismo lugares que el anterior.

Stenopterus ater. Esta pequeña especie pertenece a la familia Cerambicidae, caracterizada por sus largas antenas arrosariadas. Puede verse estos días de verano en variadas flores, sobre todo en umbelíferas y similares, con conjuntos formados por muchas florecillas pequeñas. En este caso sobre cardo corredor, pero también abundante sobre las flores de zanahoria silvestre.
Las larvas se alimentan de la madera ya perjudicada de árboles, generalmente de hoja caduca, no coníferas. Para esta especie se suele dar como nutricias a Pistacia, Acacia, Carpinus, olmos, Prunus... Desde luego, madera muerta aquí no le falta. El ciclo vital puede durar uno o dos años según el clima presente en su amplia zona de distribución, que ocupa desde África hasta gran parte de la Europa mediterránea.

Dos especies diferentes de coleópteros de la familia Mordelidae, que parece ser complicada de determinar. Las larvas también se alimentan de madera muerta, pero los adultos son visitantes asiduos de las flores. Son de tamaño muy pequeño, pero sobre las flores blancas de zanahoria se descubren fácilmente. A veces varios de ellos agrupados.
Graphosoma semipunctatum, otra especie que tenía ganas de encontrar, que se diferencia de la más habitual Graphosoma italicum por los puntos en el pronoto, en lugar de la continuación de las rayas negras.

Carpocoris mediterraneus.
Pyrrhocoris apterus, chinche muy común, llamada a veces zapatero, que se caracteriza porque en su fase adulta no tienen desarrolladas las alas totalmente.
Scantius aegyptius, especie muy parecida a la anterior, algo menos abundante y cuyos adultos sí tienen alas desarrolladas. Hay que fijarse mucho para no confundirlas.
Prostemma guttula, curiosa chinche de la familia Navidae, que tampoco llega a desarrollar las alas en su fase adulta y que se alimenta de otras chinches.

Anacridium aegyptium, langosta egipcia que encontramos muerta al borde de la carretera, posiblemente atropellada.

Abeja de la familia Megalichidae Son abejas solitarias que se caracterizan porque transportan el polen al nido entre los pelillos de debajo del abdomen y no en los cestillos de las patas como otras abejas más conocidas. 

Abeja de la familia Halictidae, también por identificar.

Moscardón del género Sarcophaga, grupo que se alimenta especialmente de carne en putrefacción. Una de las especies más frecuentes es Sarcophaga carnaria, pero no puedo asegurar que lo sea. Estas moscas suelen ser de las primeras en localizar los cadáveres y ponen sobre ellos las larvas ya eclosionadas (ovoviviparismo), especialmente en zonas donde tienen fácil la entrada, como boca, fosas nasales y ojos.

Y dejo los insectos para poner otros grupos. 

Araña de la familia Thomisidae aún por identificar.  Se les llama arañas cangrejo por la disposición de las patas y forma de andar. Se sitúan en las flores esperando a sus presas, que generalmente son polinizadoras. Posiblemente sea Xysticus o Bassaniodes, según me indican en el grupo de Arañas de Facebook.

Caracol terrestre Theba pisana.

Y pasamos a los vertebrados.

Un galápago, Mauremys leprosa, encontrado muerto y recogido por un vecino. A saber la de ellos que habrán muerto por falta de agua. Triste dato para la galería de reptiles.

Donde antes había río, ahora hay conejos. 

Conejo común. Oryctolagus cuniculus. Foto muy mala, pero lo que llevaba era el objetivo macro. Vale para dejar constancia de su presencia y rellenar cuadrícula en la galería de mamíferos.

Por último, os animo a mirar el mapa de cuadrículas vacías y comprobar si alguna queda cerca de algún lugar que visitéis o tengáis pensado visitar. ¡Vamos a intentar rellenarlas! Aunque sea con especies que os parezcan muy comunes, como he mostrado, siempre puede haber sorpresas. 

viernes, 4 de enero de 2019

El hinojo y sus insectos (y 3): Miscelánea

Cierro con esta entrada las dedicadas a la fauna de las plantas de hinojo durante en año 2018. Espero tener la suerte de verme obligado a una nueva etapa este año, bien porque nuevas especies lleguen a esa parte del jardín o porque pueda hacer nuevas e interesantes observaciones que merezcan la pena ser contadas. Vamos a ello:

Sin duda, aparte de las mariposas machaon y la superpoblación de chinches rayadas que mostré en las anteriores entradas, los insectos que más visitaron las flores de hinojo fueron los himenópteros. Pero digo visitaron, con toda propiedad, ya que acudieron a libar el néctar, pero no a desarrollar su ciclo biológico en la planta.
Entre mis favoritas fueron habituales unas avispas cuco, de la familia Chrysididae. Esta familia se caracteriza por parasitar los nidos de otras abejas y avispas. Tengo dudas, pero creo que la de mi jardín es Chrysis ignita, que es depredadora y cleptoparásita, pues se come la larva o el huevo y el alimento almacenado por la madre de su parasitada. La avispa cuco dispuesta a hacer la puesta espera en los alrededores del nido de una abeja solitaria, generalmente Osmia (que cría habitualmente en mi refugio de insectos) u otras Megalichilidae, de las que hacen sus nidos en agujeros de la madera y más raramente a las que anidan en el suelo. Cuando éstas salen de sus nidos, es cuando aprovecha para entrar a poner su propio huevo.
Preciosa avispa cuco Chrysis ignita en el momento de libar de las flores del hinojo.
Entre las fascinantes adaptaciones anatómicas de estas preciosas avispas se encuentran el haber adaptado su aguijón en una herramienta capaz de perforar las paredes de los nidos ya cerrados de sus hospedadoras, para introducir su huevo. También un cuerpo duro capaz de resistir los aguijonazos y mordiscos de otras especies de abejas y avispas que las puedan encontrar en su nido. Esto, ayudado de su capacidad para replegarse haciéndose una bola y protegiendo sus patas y antenas, las convierte en invulnerables a los ataques cuando las encuentran en plena faena. Pero es que además, pueden segregar olores muy parecidos a las de sus víctimas que les permiten salir airosas de sus lances.
Con esas armas hay especies en la familia que son capaces de entrar en nidos de avispas sociales. Toda una proeza si consideramos, además, que tiene un tamaño tres o cuatro veces menor que ellas.

Otra, para mi muy elegante, es la avispa cazadora de arañas, Sceliphron destillatoriumEs un tipo de solitaria avispa alfarera, aunque esa "profesión" no es exclusiva de su familia, Sphecidae, estas se diferencian porque sus presas son exclusivamente arañas.
Con barro recogido de orillas de charcas o arroyos, o tras el riego en el jardín, como es este caso, estas trabajadoras avispas construyen una especie de ánfora donde se dedican a introducir las arañas a las que previamente han dormido de un aguijonazo. Una vez bien repleto el nido ponen un huevo en él y cierran la tapa con un último pegote. En un solo día son capaces de hacer ese trabajo y al siguiente hacen otro nuevo en el que repetirán el proceso. Y así hasta quince pequeñas ánforas adosadas unas a las otras o, al menos, muy cercanas.
Avispa cazadora de arañas, Sceliphron destillatorium, recuperando fuerzas a base de néctar para seguir con su actividad de captura para llenar las despensas para sus futuras larvas. 
Para tener "combustible" para tanta actividad, las avispas visitan variadas flores para libar su nutritivo néctar, especialmente las umbelíferas que con profusión florecen a principios de verano, como zanahorias silvestres y cardos corredores. No puedo asegurar si fue la responsable de la desaparición de una araña napoleón que vivía en el hinojo, a la que veremos más adelante.

Otra avispa alfarera, Delta unguiculatum, esta vez de la familia Vespidae. En algunos documentos y libros aún se puede encontrar incluida en el género Eumenes.
A diferencia de las cazadoras de arañas, las Delta capturan orugas, a las que llevan también a un nido de barro. Las orugas pueden tener un tamaño considerable. Sin embargo los nidos los hace separados unos de otros. Además, el barro, como yo mismo he podido comprobar, lo fabrican a partir de material seco, en caminos y zonas libres de vegetación, y amasándolo con su propia saliva.
Los nidos tienen un curioso remate hacia afuera, como un jarroncito. El huevo lo depositan colgando encima de sus adormecidas presas y al nacer la larva cae sobre ellas.
Avispa alfarera, Delta unguiculatum. No conseguí hacer la foto sobre el hinojo, sin embargo, también se posaba con frecuencia sobre el cercano tejo, que en esos días estaba cubierto por melaza caída de los pulgones que estaban atacando al roble americano, Muchos otros himenópetros y dípteros aprovecharon también esa oportunidad y algunos parecían preferir su melaza al polen de las flores del entorno.
Otra parásita de los nidos y larvas de abejas solitarias es la avispilla del género Gasteruption (no he podido llegar a especie a partir de las fotos). Posiblemente se haya beneficiado también del refugio de insectos donde estas crían. 
Ejemplar hembra de Gasteruption. Puede apreciarse el largo ovopositor.
Es fácil diferenciar los machos de las hembras, ya que estas tienen un largo ovopositor, como se aprecia en la primera foto, que utilizan para llegar al interior de los nidos y depositar en ellos sus huevos. No había vez que me acercase a echar un vistazo al hinojo que no hubiese uno o varios ejemplares de esta especie. Incluso los machos persiguiendo a las hembras.
Ejemplar macho de Gasteruption.
 Al hinojo llegaron unas cuantas especies más de abejas y avispas, aunque no a todas las he podido fotografiar, por no llevar la cámara en ese momento o porque se asustaron y no eran tan abundantes como las especies anteriores. Entre ellas, por supuesto, abejas de la miel, también abejorros, especialmente Bombus, aunque estos parecen preferir otras flores del jardín. También avispas del género Polistes que alternan sus viajes al estanque en busca de agua para hacer su pasta de papel con su alimentación a base del néctar de las flores. Y alguna abeja, como la de la foto siguiente, que aún no he identificado.
Abeja sin identificar.
Curiosamente, cuando las semillas de hinojo estaban maduras, las hormigas del género Messor, se dedicaron a subir a los penachos del hinojo y cortar los tallos que sujetaban las semillas para llevárselas o para dejarlas caer, pues en la parte de abajo había muchas más dispuestas a recogerlas. No creo, sin embargo, que sea un comportamiento cooperativo, sino fruto de la casualidad.

Y cambiando de orden de insectos nos encontramos con los abundantes coleópteros. Solo en una ocasión pude ver sobre el hinojo al cerambícido Agapanthia asphodeli, que cría en los gamones (Asphodelus) que son abundantes en los prados del entorno de mi urbanización. Son escarabajos que se encuentran muy a menudo en flores de umbelíferas y otras plantas con ramilletes de pequeñas flores.
Atractivo y fotogénico Agapanthia asphodeli.
Esta otra especie de coleóptero aún no me la han identificado en Biodiversidad Virtual, que es donde me suelen determinar la mayoría de las especies que encuentro en mis paseos fotográficos.
Coleóptero de la familia Mordellidae sin identificar
No podían faltar, como en cualquier otro rincón del jardín las llamativas mariquitas, bien de la especie más común, la de siete puntos, Coccinella setempunctata, o como la de la foto, Adonia variegata (= Hippodamia variegata). No buscan polen ni néctar, sino lugares donde sean abundantes los pulgones para comerlos y para hacer la puesta y que de ellos se alimenten sus voraces larvas.
Adonia variegata (= Hippodamia variegata).
Pero los pulgones no han sido muy abundantes en el hinojo. He visto dos especies en él. Esta primera Cavariella sp. ...
Pulgón, Cavariella sp.

... y esta otra, que es la ubicua Aphis fabae, muy abundante en mi jardín en gran variedad de plantas.

Madre alada y ninfas muy jóvenes de  Aphis fabae.
Pero claro, además de las mariquitas, en el hinojo crió uno de sus más terribles depredadores, la mosca de la familia de los sírfidos, Sphaerophoria scripta. Las larvas de estos dípteros tienen el aspecto de un gusano verdoso y recorren los tallos de las plantas con pulgones, generalmente desde arriba hacia abajo, pero a veces al revés, comiéndoselos sin que se les escape ninguno (se pueden ver en acción en otra planta en esta otra entrada). 
Larva de Sphaerophoria scripta a la caza del pulgón.
Los adultos (imagos) no son carnívoros como sus hijos, sino que liban el néctar de las flores, pues con su potente vuelo gastan mucha energía,
Sphaerophoria scripta adulta libando néctar de la flor del hinojo.
Otros dípteros muy variados acuden también a las flores, aunque no tengo fotos de todos ellos.
Moscarda verde del género Lucilia, las larvas son carroñeras y detritívoras, pero los adultos chupan el néctar y son muy eficientes polinizadores.
Otro depredador casual, que me hizo particular ilusión encontrar en el hinojo, pero que rápidamente voló a otra planta donde puede fotografiarla, fue esta pequeña mantis de la especie  Ameles spalanzania. Muchas veces he visto hembras en el jardín (imagen de hembra), que no tienen alas desarrolladas (ápteras) pero nunca había encontrado machos, que son mucho más activos y de menor tamaño.
Macho de Ameles spalanzania
Aparte de las chinches rayadas de la especie Graphosoma italicum que desarrollaron todo su ciclo biológico en el hinojo y que ahí sigue algún ejemplar adulto pasando el invierno en él, otros himenópteros pasaron por aquí, como el también colorido de rojo y negro Lygaeus equestris...
Lygaeus equestris
... y este otro,  más modesto de coloración y parecido a los Graphosoma en su diseño, Tholagmus strigatus, identificado  por Marcos Roca-Cusachs en el grupo de facebook sobre hemípteros.
Tholagmus strigatus.
Y para finalizar, saliendo del grupo de los insectos, entre las flores del hinojo han vivido varios ejemplares de araña Napoleón, Synema globosum. Es un depredador que caza al acecho a los insectos voladores que acuden a las flores. La gruesa hembra de la siguiente fotografía la pude seguir durante muchos días. A veces, mientras la observaba o fotografiaba se cambiaba de rama o se dejaba caer donde no la podía seguir entre la maraña de ramas y hojas, pero si me alejaba un poco, en menos de cinco minutos, había subido de nuevo a su lugar de caza habitual a través de un hilo de seda, a modo de la cuerda de seguridad de un escalador.
Araña Napoleón, Synema globosum hembra.
También observé un ejemplar macho, mucho más difícil de ver por su pequeño tamaño. Unos y otras puede ser de variados colores, especialmente blancos y rojos, nada tienen que ver con sean de uno u otro sexo, pero el tamaño sí.
Araña Napoleón, Synema globosum macho.

viernes, 9 de marzo de 2018

Otros refugios de insectos

Tras haber mostrado las observaciones y experiencias en el refugio de insectos de mi jardín bueno es echar un vistazo a lo que he podido ver en otras de estas instalaciones.
La primera de ellas, en la que también participé, es la del Jardín de Mariposas de Miraflores de la Sierra. Es una actividad que está en sus inicios, con poquísimo presupuesto y mano de obra totalmente voluntaria, con lo que no ha podido desarrollarse mucho a pesar de los esfuerzos de Teresa Ajenjo de Biodiversidad Virtual. El refugio se hizo aprovechando una estantería de nuestro amigo José Pascual, también de BV. Digo era porque primero un cierto vandalismo y después una tormenta lo desmontaron. Ya estamos preparando otro para esta próxima primavera. Espero que en estos próximos años vaya creciendo.
A pesar de todo y de instalarse con la estación bastante avanzada, la verdad es que los insectos lo utilizaron:
En esta primera foto se puede ver que las abejas Osmia han sellado uno de los orificos en los troncos, luego hubo alguno más.

Y en el hueco de uno de los ladrillos una avispa alfarera ha hecho su nido de barro. No sé la especie porque nunca la llegamos a ver.
En otro de los huecos fue una Mantis religiosa la que aprovechó el refugio para depositar la ooteca con sus huevecillos.

Entre la hojarasca, palitos y cortezas también criaron las tijeretas, las vimos salir cuando estábamos  reorganizando su interior. 
En la siguiente foto muestro la estructura del próximo montaje, hecho con maderas recicladas. Le faltan las baldas, la impermeabilización del tejado y, por supuesto, todos los elementos como troncos, cañas, ladrillos, etc. que pretendemos sean aportados por voluntarios, especialmente niños, para que así sean partícipes del proyecto.


Otros refugios, que me gustó mucho ver el verano pasado, fueron los situados en el Parque Natural de las Salinas de Santa Pola. Son instalaciones robustas y muy bien protegidas, con un texto explicativo. Creo que es magnífico este tipo de instalaciones en lugares de acceso a visitantes no solo por los insectos en sí, sino por su labor educativa, aunque por experiencias propias sabemos que tienen sus riesgos.
Tiene variados tamaños de agujeros en troncos y cañas, que en ese entorno son muy abundantes.
Claramente lo han utilizado las abejas, que ya han sellado algunos orificios, También se aprecia que algunos agujeros han sido picados, no sé si por algún otro insecto, ave o incluso roedor en busca de larvas.
Y entre las cañas, bien escondido, había un gran saltamontes, no llego a más con la identificación porque no quise molestarlo y en la foto no creo que se pueda identificar.
Y aunque no tengo foto, también habitaban en el refugio un par de orondas salamanquesas, Tarentola mauritanica.

Otro de los refugios interesantes, bien instalado y grande está, en la Reserva Ornitológica de Azuqueca de Henares. Esta es su página de facebook.
Aquí una foto cedida por Mar Mayoral otra amiga de BV.

Y a continuación otras fotos de Manolo Andrés-Moreno, que se ocupa de tan magnífico lugar y ofrece unas educativas y amenas charlas a los visitantes.