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lunes, 14 de marzo de 2022

Nuestro nuevo libro: ANDANZAS DEL GUADARRAMA. 100 años de cambios en la Sierra

T
ras una espera larga debida a las circunstancias que hemos padecido estos dos últimos años, por fin ha salido a la luz el libro que Javier Barbadillo y yo hemos publicado en Ediciones La Librería. El mercado editorial, como tantos otros, ha sufrido con la pandemia, así que es de agradecer el trabajo que esa empresa y veterana librería ha conseguido realizar en este periodo. Estamos especialmente agradecidos por la calidad final del libro a pesar de su ajustado precio, con sus 286 páginas y más de 125 fotografías a color.

Este libro surge después de tiempo de buscar un enfoque novedoso ante las muchas publicaciones nacidas tras la declaración del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Cuando conocimos la edición facsímil de “Andanzas castellanas”, libro que fue publicado originalmente en 1917 y su autor es Juan A. Meliá, nos resultó muy impactante ver que nuestra forma de acercarnos a la naturaleza y el campo en general, y no sólo la Sierra de Guadarrama, era muy similar a la que Meliá mostraba en su libro y, por extensión, a la de los pioneros del guadarramismo. Aquel libro se presentó en abril del 2017 en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, dentro del ciclo de charlas organizadas por la Sociedad de Amigos del Museo.

Nuestra idea inicial fue repetir los recorridos que Meliá describía en sus capítulos, pero nos dimos cuenta de que los cambios acaecidos desde entonces eran tan radicales que apenas si podíamos hacerlos de igual modo. De hecho, donde entonces Meliá recorría caminos rodeados de campo, encontramos ahora carreteras e incluso una autovía. Así, de forma natural quedó en evidencia que en lo que más nos debíamos centrar era en los cambios, y a su vez, restringir a la Sierra de Guadarrama el espacio tratado.

No me voy a extender en la descripción del libro de Meliá, pues en el momento de su presentación hice una completa reseña en mi otro blog “Observatorio de El Ventorrillo”, que puede verse en este enlace:

https://blogventorrillo.blogspot.com/2017/05/andanzas-castellanas-por-nuestra-sierra.html

Juntos o por separado, Javier y yo hemos recorrido nuestra Sierra desde hace mucho tiempo, cada uno con nuestros propios intereses, yo más zoológico y él más botánico y paisajístico, además de haber estado más implicado en la reivindicación ecologista. Y nos dimos cuenta de que también resultaban 100 años si sumábamos los aproximadamente 50 que llevamos cada uno recorriendo sus senderos.

El resultado es una mezcla de contenidos que hemos agrupado en ocho temas principales: Paisaje, forestal, Usos, Fauna serrana, Fauna alterada, Fauna invasora, Flora/vegetación y Deterioro. Además de una presentación de nosotros mismos y nuestra relación con la Sierra de Guadarrama, que hemos llamado “Andanzas vitales”.

Tenemos también la fortuna de que dos grandes de la protección y conocimiento de la Sierra, Eduardo Martínez de Pisón y Julio Vías, nos hayan querido regalar unas líneas de prólogo aportando un valor añadido a nuestras experiencias.

En lo que a mi corresponde, tenía especial interés en destacar la fecunda investigación realizada por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales en ese tiempo, donde yo he desarrollado la mayor parte de mi vida laboral, desde Graells hasta las más recientes investigaciones sobre zoología y conservación. Destacan las descripciones de nuevas especies y subespecies para la ciencia, como Graellsia isabelae, la subespecie Parnassius apollo dedicada a Escalera, los escarabajos pipa del género Iberodorcadion, la subespecie Canis lupus signatus y Capra pyrenaica victoriae descritas por el mastozoólogo Ángel Cabrera. De más actualidad son los trabajos para salvar de la extinción a algunos de nuestros más emblemáticos anfibios serranos, modelo para el resto del mundo. Yo mismo he podido observar en las últimas décadas cómo la distribución de las lagartijas ha ascendido ocupando unas el espacio que antes tenían otras debido al cambio climático, que se evidencia también por la ausencia de nieve.

Sapo partero, Alytes obstetricans, macho cargando con la puesta.

También se muestra nuestra preocupación por las especies invasoras e introducidas, como es el caso de los peces, cangrejos y almejas que invaden nuestros ríos y lagunas.

Dentro del apartado “usos” me interesaba tratar la importancia de las razas autóctonas de ganado, pues tengo la opinión de que en los parques nacionales se deberían fomentar las razas que proceden de las regiones donde están situados y, de esa manera, apoyar a los ganaderos que están manteniendo esas variedades que en ocasiones se encuentran en peligro de extinción. El primer paso para que sean valoradas por los visitantes de la Sierra y consumidores de sus productos, es conocerlas como patrimonio cultural.

En la primera imagen, semental de raza avileña negra enfrentada a otro de raza limusin, introducida para un mayor aprovechamiento cárnico. A continuación cabra del Guadarrama y abajo pareja de colmenareñas y oveja de El Molar.

Un vestigio de la historia de la Sierra, y de España en general, interesante y aún muy desconocido, son las torres de telegrafía óptica, que fueron objeto de un ambicioso proyecto lamentablemente abortado, pero que nos ha dejado unas restauraciones dignas de ser admiradas. Igualmente, los restos de pequeñas canteras para la extracción de granito, de las que algunos municipios y particulares atesoran imágenes, herramientas y materiales que bien podían formar parte de un museo de referencia pero, en cambio, las propias canteras se encuentran en un lamentable estado de abandono llenas de escombros y son objeto de vandalismo con pintadas, así como pobladas con especies de peces invasoras, que impiden el desarrollo de poblaciones estables de anfibios, grupo zoológico en franco retroceso, también amenazado por los tóxicos y la sal vertida en las cunetas.

Torre del Telégrafo en Cabeza Mediana.

Aunque haya referencias antiguas de su presencia puntual, poco nos podíamos imaginar que al pie de la Sierra iban a invernar miles de gaviotas, además de que podríamos ver en sus embalses patos, gansos exóticos, cisnes y otras aves acuáticas no propias de nuestra región.

Gaviotas reidoras invernantes en el embalse de Santillana.

Por supuesto, incluyo entre los acontecimientos por los que ha pasado la Sierra, lo que hoy conocemos como Estación Biológica El Ventorrillo, donde he tenido el placer de trabajar.

Puede complementarse la información sobre el libro en el siguiente enlace al artículo del blog de Javier Barbadillo:

https://enelultimorincon.blogspot.com/2022/03/

El martes 26 de abril a las 7 de la tarde está prevista una presentación y firma del libro en el Salón de Actos del Museo Nacional de Ciencias Naturales y el libro puede adquirirse en la editorial y muchas otras librerías y, por supuesto, en la tienda del Museo. Hay que reservar plaza por haber aforo reducido.

https://www.mncn.csic.es/es/sociedad-de-amigos-del-museo/presentacion-del-libro-andanzas-del-guadarrama-100-anos-de-cambio-en

 A continuación incluyo el sumario completo, para dar una idea más exacta de sus contenidos: 

SUMARIO

Prólogo 1. Un siglo de la Sierra. Por Eduardo Martínez de Pisón

Prólogo 2. Por Julio Vías Alonso

El cómo y los porqués de este libro

ANDANZAS VITALES

1. ¿Por qué vivo en la Sierra?

2. La primera vez

3. Qué nos da y qué nos quita la Sierra

4. Mi vinculación con la Sierra

5. Escapar a vivir a la Sierra

PAISAJE

6. El complejo alpino del Guadarrama

7. La Sierra urbanizada

8. Viejas canteras, nuevas lagunas

9. Hitos de cumbre: los vértices geodésicos

10. La Sierra crucificada: cruz de Cuelgamuros o del Valle de los Caídos

11. Una bola con antenas

12. Naturalidad-artificialidad en los paisajes serranos

13. Tan cerca, tan lejos, del Guadarrama

14. Sobre el derecho a disfrutar de la Sierra

FORESTAL

15. La Sierra y sus circunstancias forestales

16. De la aflicción a la complacencia leñosa

17. Pinares naturales y plantados

18. Melojares arrasados y recuperados

19. La gran reforestación

20. Efectos negativos de las repoblaciones

21. Vuelo casero sobre laderas aterrazadas

22. Nuevos enfoques forestales

USOS

23. El ganado serrano, razas autóctonas

24. Telegrafía óptica

25. El Ventorrillo, rincón histórico y centro de investigación

26. Muros del agua

27. Guarramillas, la montaña domesticada

28. ¿Esto es Hollywood?

29. La Sierra ajardinada

FAUNA SERRANA

30. Graellsia, emblema de la Sierra de Guadarrama

31. Apolo, la mariposa de las cumbres

32. Iberodorcadion. Los curiosos escarabajos pipa

33. Mariquitas alpinistas

34. Anfibios de Peñalara, luchando contra su extinción

35. Lagartijas de roca, cuando ya no hay montaña a la que subir

FAUNA ALTERADA

36. Las gaviotas que descubrieron Madrid para invernar

37. El regreso de la cabra montés

38. ¡Que viene el lobo!

39. No hay paz para palomas y tórtolas

40. Luciérnagas, ilusiones que se apagan

41. Ardillas funambulistas

FAUNA INVASORA

42. Peces, perdiendo biodiversidad

43. Salvelino, la “trucha” de Peñalara

44. Visón americano y nutria, dos casos contrapuestos

45. Marisco serrano: cangrejos y almejas

46. Patos exóticos en la Sierra

47. La chinche de los piñones, el enemigo americano

FLORA / VEGETACIÓN

48. Los fresnos

49. Descubriendo la flora serrana

50. Insólito avance del muérdago del pino

51. Náufragos, supervivientes, resucitados, advenedizos y fantasmas

DETERIORO

52. En defensa de la Sierra. La historia jamás contada.

53. Estaciones de esquí alpino: islas urbanas

54. Lo que queda de Valcotos

55. Humedales urbanizados: lagunas de Pryconsa y El Carrizal

56. Vida y muerte en la cuneta

57. Arde Guadarrama

58. Contaminación lumínica

59. Cambio climático y sus evidencias

60. Demasiadas huellas

ACONTECIMIENTOS

ESPECIES CITADAS

BIBLIOGRAFÍA CITADA

BIBLIOGRAFÍA NO CITADA

 


martes, 27 de octubre de 2020

Curiosa vida de las luciérnagas

Encontrar una luciérnaga en el jardín siempre es motivo de alegría e interés, pero ir poco a poco desentrañando detalles de su biología es una gran satisfacción.

La especie que hay en mi zona es la luciérnaga mediterránea, de nombre científico Nyctophila reichii. Hace ya tiempo que descubrí algunas hembras gracias a su luz, aunque hacerles una fotografía que le haga justicia es complicado. Durante la noche, cuando buscan pareja, dan la vuelta a los últimos segmentos del abdomen para mostrar sus órganos luminiscentes. Generalmente se suelen subir a alguna roca, muro o, más raramente, alguna planta de poca altura. Cuando llega una pareja y copula, al poco tiempo sus luces se apagan, pues ya no son necesarias y pueden atraer la atención de los depredadores.

Luciérnaga mediterránea, Nyctophila reichii. Hembra mostrando los órganos luminiscentes.

Las hembras adultas son de color amarillento, tienen las alas atrofiadas que no les permiten volar y el abdomen es bastante grande, por lo que se parecen mucho a las típicas larvas de coleóptero. En esta especie se aprecian muy bien las alas atrofiadas, en otras especies no es así.

Luciérnaga mediterránea, Nyctophila reichii. Hembra. La luz del flash oculta la luz natural de sus órganos luminiscentes, pero nos deja ver otros detalles de su anatomía.

Los machos adultos son completamente distintos. Tienen el típico aspecto de escarabajo, son más pequeños, tienen élitros y alas membranosas adecuadas para el vuelo. 


Luciérnaga mediterránea, Nyctophila reichii. Macho
Luciérnaga mediterránea, Nyctophila reichii. Macho. Detalle de los ojos, que prácticamente ocupan toda la cabeza.

Un carácter que llama mucho la atención es el gran tamaño de sus ojos. Los necesitan para encontrar a las hembras en la oscuridad de la noche. También tienen órganos luminosos, pero casi nunca los podremos ver en acción, parece ser que se iluminan cuando están estresados. Yo nunca los he visto brillar, ni a ellos ni a las larvas, que también los poseen.

Pareja en cópula. La hembra estuvo brillando durante tres noches en el mismo sitio, que nosotros hayamos visto, hasta que llegó un macho.

Las larvas que he visto en mi jardín, eran ya casi tan grandes como las hembras adultas. Su aspecto es muy parecido a ellas, pero no tienen alas ni siquiera vestigiales, como corresponde a su etapa de desarrollo. Son de color oscuro, casi negro aterciopelado, en el dorso y en la parte ventral tienen zonas de color rosado intenso. 

Luciérnaga mediterránea, Nyctophyla reichii. Larva en vista dorsal.

Luciérnaga mediterránea, Nyctophyla reichii. Larva en vista lateral, lo que nos permite ver la coloración rosada de su vientre.

Mucha gente me ha comentado que cada vez se ven menos luciérnagas y me preguntan qué podían hacer para tenerlas en su jardín. Es cierto, yo mismo he podido observar su desaparición desde hace unos 45 años, cuando las descubrí en Miraflores de la Sierra por primera vez. En respuesta sólo puedo decir dos cosas: No usar pesticidas en el jardín y, en nuestra Sierra de Guadarrama y su entorno, donde los suelos son ácidos y los caracoles no se desarrollan bien por falta de calcio, poner alguna rocalla caliza para facilitarles la vida. Tengo una compostera donde echamos los restos de frutas y verduras y allí crían las babosas en abundancia. No está de más señalar que no tenemos ningún problema con las plantas del jardín, la mayoría autóctonas, ni mi mujer en su pequeña huerta, salvo alguna hoja mordisqueada, sin más consecuencias.

No intentéis trasladar ejemplares de un lugar a otro, posiblemente esté abocado al fracaso si en ese lugar no existían antes o han desaparecido por alguna razón. Y además es ilegal. Conformémonos con facilitar la vida, no sólo a las luciérnagas sino a toda la fauna del jardín, con las menores intervenciones posibles. Puedo asegurar que merece la pena. 

Hay muchas razones para la desaparición de las luciérnagas pero, en mi opinión, dos fundamentales: El uso de pesticidas y la contaminación lumínica.

Las luciérnagas en fase larvaria se alimentan de otros invertebrados. Las ibéricas, y esta especie en concreto, son depredadoras de caracoles y babosas. Los pesticidas, utilizados contra esos moluscos, sin duda afectan a las luciérnagas por envenenamiento directo o por mermar las poblaciones de sus presas. Un lugar muy frecuentado por los caracoles y babosas, debido a que allí se acumula y permanece la humedad, son las cunetas de las carreteras y caminos. Y allí, aparte de en las huertas no ecológicas, es posiblemente donde más veneno se vierte para luchar contra las llamadas "malas hierbas". Por otra parte, la iluminación artificial nocturna, además de otras consecuencias que no vienen al caso, tiene el problema de despistar a numerosas especies de insectos, tanto nocturnos como diurnos. Para las luciérnagas el exceso de luz dificulta que los machos encuentren las tenues luces de las hembras.

A continuación incluyo un vídeo donde se muestra el proceso de ataque y consumo de una babosa de la especie Lehmania valentiana, por parte de una larva de luciérnaga mediterránea que descubrí en mi jardín a primera hora de la mañana, cuando caía una fina llovizna, entre sol y nubes. Tanto las babosas como las luciérnagas son animales nocturnos, pero en estos días húmedos otoñales pueden alargar su ciclo vital diario debido a que la mañana es más cálida que la noche y aún conserva la humedad sin demasiada insolación.



Algunas fotos de detalle para completar lo que se puede ver en el vídeo:

En los primeros momentos vi como la larva mordía a la babosa en cualquier parte del cuerpo. No sale en el vídeo, aún no había empezado a grabar porque me pilló desprevenido. 
Luego ya se dedicó a morder sólo en la boca y parece ser que inyecta una sustancia paralizante que quizás sea el inicio de la digestión interna de la babosa, pues ésta deja de moverse e intentar huir. Cuando ya la tiene inmovilizada, es cuando empieza la verdadera ingestión.


Detalles de la fase de limpieza con las expansiones caudales a modo de cepillo.


Una vez seca la babosa, mordiendo en un lateral para acceder al interior, donde se encuentran las vísceras.

Es de suponer que con los caracoles hará algo similar, siendo más importante que estos se relajen para poder acceder a su interior.

En las entradas del blog procuro usar la menor cantidad posible de palabras científicas y evito detalles excesivamente técnicos. Sólo pretendo llamar la atención sobre determinados hechos. Hay muchos lugares donde buscar más información. Si esta entrada te ha picado la curiosidad, estoy seguro de que el mejor sitio para buscarla es la web "Gusanos de luz", que además colabora con Biodiversidad Virtual.

Si tienes problemas para ver el vídeo en el teléfono, este es el enlace directo a YouTube: https://youtu.be/xwvovdwVwic


sábado, 12 de agosto de 2017

¡Por allí resopla! Cetáceos en Azores

La frase que da título a esta entrada nos transporta, especialmente a los que ya tenemos una edad, no solo a la novela y película Moby–Dick, sino a un sinfín de historias, aventuras y juegos que marcaron nuestra infancia. Y es curioso que aunque la gigantesca ballena blanca, cachalote en realidad, fuese en la novela un animal maligno, no lo era menos el obsesivo capitán Ahab, con lo que era más fácil identificarse con el cetáceo que con su cazador.
Así, está cantado que ver un cachalote, una vez en la vida, sea una de las ilusiones infantiles de casi cualquier amante de la naturaleza, al menos en mi caso, así era. Y dado que no he tenido otro medio a mi alcance para hacerlo por libre, no tuvimos más remedio que embarcamos con una empresa que se dedica a ello, con la ilusión de poder observar cetáceos varios y, con suerte, incluso cachalotes, que son abundantes en las Azores.
Sí, sigo hablando de mis cortas vacaciones en Terceira. Antes de nada, debo decir que la empresa con la que hice la excursión marítima, Oceanemotion, trabajó de maravilla. Aparte de sus explicaciones y esfuerzos por que viésemos el mayor número posible de animales, seguían un estricto código ético: no acercarse a más de 150 metros y nunca por delante de ellos para no cortarles la huída, a no ser que fuesen ellos los que se acercasen (algo que los delfines sí suelen hacer). Eso nos dio mucha tranquilidad respecto al impacto que este tipo de actividades puedan tener y, al menos por el momento, creo que el impacto es bajo. 
Además, superaron con creces el tiempo que teníamos contratado. En cualquier caso, que las gentes de Terceira se ganen así la vida y no, como hace años, cazando ballenas, es un buen motivo para ver estas actividades con satisfacción, incluso por los que no somos muy partidarios de los viajes organizados.
El primer grupo de cetáceos que pudimos ver fueron los calderones de aleta cortaGlobicephala macrorhynchus. Disfrutamos un buen rato de sus evoluciones, aunque apenas si pudimos ver algo más que sus aletas dorsales y algo de la parte superior de su globosa cabeza, de ahí su nombre, por cierto: Cabeza grande morro grande, por si fuera poco. Estaban tranquilos, no parecían verse afectados por los tres barcos que había en su entorno, incluso se acercaban a uno y otro en algunos momentos.
Era un grupo numeroso y entre las fotos que pude hacer, unas mejores y otras peores, he podido distinguir estos individuos diferentes, que se pueden reconocer por las marcas de su aleta dorsal. 
Después de un buen rato nos alejamos y no tardamos mucho en encontrar otra especie, el llamado calderón gris, Grampus griseus. Es un cetáceo de tamaño relativamente reducido, más parecido a un delfín que a los grandes calderones, pero también tiene la cabeza globosa como éstos.
Los ejemplares jóvenes son de color oscuro, pero a medida que crecen van teniendo líneas y manchas claras que van cubriendo su cuerpo, Se ha especulado con la posibilidad de que sean cicatrices donde no vuelve a desarrollarse la melanina, pero se han visto recién nacidos con las mismas marcas. Simplemente, debe ser que la producción de melanina disminuye en los ejemplares adultos hasta desaparecer. De algo parecido traté en una entrada sobre cebrascitando el caso de los caballos blancos, particularmente los de raza española, que nacen negros y se van aclarando al crecer y madurar. 

Estos animales nos entretuvieron también un buen rato, pasando por delante de nosotros muy confiados, incluso las madres con sus crías, y hasta tumbados panza arriba, nadando del revés. Pero no tuvimos suerte y no nos regalaron con algún salto para poder apreciar su curiosa y desconocida belleza. Igualmente, en la siguiente composición de fotos incluyo la relación de ejemplares que se pueden reconocer por las marcas de sus aletas dorsales.

¡Por allí resoplan!
¡Por fin pudimos ver cachalotes! 
Como en las mejores películas de balleneros, su chorro de agua pulverizada se vio en la distancia en ángulo oblicuo, facilitando su identificación. Al acercarnos, el lomo con su aleta apenas insinuada, no dejó lugar a dudas. Nos advirtió la guía al acercarnos: “si asoman la cola es que se van a sumergir y lo pueden hacer a miles de metros y por mucho tiempo, así que les vamos a perderemos de vista". Cachalote, Physeter macroceohalus.

Dicho y hecho, un par de fotos del movimiento similar al que los buceadores llamamos “golpe de riñón” y para el fondo. A falta de dorsal, las muescas de la cola son las que permiten a los científicos que los estudian reconocerlos individualmente. Por eso incluyo las dos fotos aunque parezcan algo repetitivas, para que se vean bien.
También vimos delfines mulares, Tursiops truncatus o, como dicen los anglosajones, de nariz de botella, aunque esa denominación se da también a otra especie y puede llevar a confusión. De lejos los vimos saltar, pero tras acercarnos, tampoco tuvimos suerte. Eso sí, se dedicaron a pasar por debajo del barco dejándose ver, aunque no fotografiar. La visión más cercana fue a contraluz y muy mala para hacerles fotos. 

Ya íbamos de vuelta, se nos había pasado la hora, pero el barco dio la vuelta, en la lejanía se distinguía apenas unos bultos oscuros y un chorro de vapor. Se trataba de zifios (familia Ziphiidae), aunque nos advirtieron que eran animales muy asustadizos. En efecto, aunque se paró el barco para acercarnos muy lentamente, se asustaron antes de poder distinguir la especie. La foto, a gran distancia y un buen recorte, es meramente testimonial.

En varias ocasiones el barco pasó cerca de tortugas que tomaban el sol flotando, pero como la prioridad (y el contrato) era la visión de cetáceos, pasamos de largo. Sin embargo, a la vuelta y una vez la misión cumplida, nos acercamos a una de ellas y pude fotografiarla. Se trataba de tortuga boba, Caretta caretta. 

Para que los cetáceos puedan vivir en esta zona del Atlántico, tienen que tener alimento y pudimos también comprobar que así era en nuestros paseos por el puerto de Angra do Heroísmo, la capital de Terceira. Durante todo el día, pero especialmente por la noche, el puerto estaba repleto de personas pescando calamares con caña y las capturas eran numerosas y continuas. Los calamares son la principal fuente de alimento de estos cetáceos, especialmente de los cachalotes y calderones.

Y no está de más añadir que la mayoría de los restaurantes de Terceira los preparan de maravilla, como el resto de comidas, auténticas y tradicionales, no como algunos lugares turísticos en España, que han sucumbido a lo que llaman comida internacional, es decir pizza, hamburguesas y poco más.

lunes, 29 de julio de 2013

Cisnes en el Embalse de Santillana, Manzanares El Real

Este domingo me acerqué al embalse de Santillana para echar un vistazo al nivel del agua, a las aves y, de paso, probar un duplicador para mi teleobjetivo.
No puedo decir que las pruebas del duplicador fuesen bien, porque hacía un viento endemoniado y la cámara temblaba en el trípode impidiéndome enfocar y manejarla a gusto. Sin embargo, pude salvar algunas fotos y disfrutar de un bonito espectáculo, un par de cisnes vulgares, Cygnus olor, nadando y volando tranquilamente.

La noticia ya la dió Santiago Martín Martín el 10 de abril, como puede verse en el enlace al final del texto. Pero yo no los había visto.
Y también los miembros de la Asociación Naturalista Primilla en su blog ANAPRI, el 7 de enero, dan cuenta de ellos, aunque no en este embalse, sino en el de Pedrezuela. Además explican que la aparición de seis ejemplares allí, en Guadalix de la Sierra, coincidió con la desaparición de otros tantos en un parque de Tres Cantos, con lo que es evidente su origen y es casi seguro de que se trate de los mismos, aunque yo solo he visto dos de los seis que había entonces.


Una vez más las anátidas utilizadas como ornamentales escapan y se asilvestran. Ahora solo queda esperar a ver si alguna de las parejas que se hayan formado se llegan a reproducir en nuestro entorno, podría ser un agradable complemento a la fauna de aves de Madrid, pero tampoco está carente de riesgos, como puede leerse en la ficha de la SEO.

Si bien hace mucho tiempo que no hay cisnes silvestres en gran parte de España, no es porque no sean autóctonos, sino porque la caza terminó con ellos tiempo atrás, pues hay datos históricos sobre su presencia. Esperemos que el cambio de mentalidad y la protección de nuestros humedales ayude a establecer una bonita población, aunque del furtivismo es muy difícil defenderse, más aún cuando los animales son tan confiados como estos cisnes, que recordando su origen de parque urbano, no dudaron en acercarse a una zona donde había pescadores en la orilla porque una persona les ofreció pan.

Enlaces relacionados:
- Se puede leer una completa ficha de la SEO, escrita por Jordi Clavell sobre la especie en este ENLACE.
- Noticia de Santiago Martín AQUÍ.
- Cisnes vulgares en Guadalix de la Sierra en el blog ANAPRI, AQUÍ.

martes, 4 de junio de 2013

Nuevas vidas en las Tablas de Daimiel

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Este fin de semana ha tocado un viaje relámpago para ver a la familia manchega y no he podido resistir la tentación de acercarme a las Tablas de Daimiel. Es algo frustrante ir solo para poco más de dos horas y además en un fin de semana que se esperaba (y estaba) lleno de gente, pero la primavera no me ha defraudado. 
La presencia de tantos visitantes hace que las especies más interesantes apenas puedan verse, pero afortunadamente tienen agua de sobra para alejarse, vivir y criar lejos de miradas indiscretas. Sin embargo, algunas aves se han adaptado perfectamente al jaleo y parecen patos de parque urbano. Así, sobre todo fochas y patos colorados, se acercaban a las pasarelas sin ningún temor y hacen las delicias de los visitantes.
No me he podido resistir, aunque ya puse dos entradas dedicadas a las Tablas, a sacar aquí a las nuevas que pululan por las aguas del Parque. Recuerdo que la última vez que fui se me averió la cámara (más bien la cámara y el objetivo dejaron de entenderse) y no pude hacer las fotos a gusto. Hoy me resarzo de aquel contratiempo.
Pollo de focha común, Fulica atra.

Los pollitos de focha común, Fulica atra, estaban por todas partes. Son realmente extraños, con su cabeza calva, los plumones con aspecto de pelo revuelto y los tonos rojos de la cara, como de viejo borrachín, que contrastan con el pico y escudo frontal blanco de los padres.
Se podían ver algunos ejemplares adultos solitarios y otros por parejas, acompañados por los pollos. En algunos casos había diferencias de tamaño bastante evidentes entre los hermanos. A simple vista se puede apreciar que debe haber una elevada mortandad entre las crías porque los grupos de pollitos más jóvenes eran de 5 ó 6 ejemplares, mientras que los más grandes eran sólo uno o dos los que acompañaban a su madre.
 Adulto y cría algo crecida de focha común, Fulica atra.
Supongo que los aguiluchos laguneros y las garzas, fundamentalmente, dan buena cuenta de las crías de focha, así como los lucios, que no hacen ascos a los patitos y crías de otras aves acuáticas que se atreven a entrar en el agua.
Las fochas no son anátidas, sino gruiformes y, aparte de muchas otras características que las diferencian, como las palmeaduras de los dedos de las patas y el pico, el comportamiento de alimentación de las crías es distinto al de sus vecinos de laguna. A pesar de ser pollos nidífugos con una gran independencia y capaces de comer por sí mismos, cuando la madre focha se sumerge hacia el fondo en busca de comida y sale con el pico repleto de plantas acuáticas, los pollitos acuden a pedirle y ella les suele dar de comer en el pico. Eso no lo hacen los patos, aunque a veces sí que acudan para aprovechar el momento, igual que los pollos de gallina se acercan corriendo cuando la madre rasca en el suelo.
Pareja de focha común, Fulica atra y sus crías. En ocasiones llegué a pensar que podían ser dos hembras con sus respectivos hijos porque parecía que se movían con una cierta independencia y los pollos no se mezclaban.

Como decía antes, los otros grandes protagonistas del día fueron los patos colorados, Netta rufina,  que se acercaban a las pasarelas repletas de gente sin ningún temor.
Como suele ocurrir con las especies con un gran dimorfismo sexual, y al contrario de lo que pasa con las fochas, gansos y cisnes, los machos no ayudan a la crianza de los pequeños y se veía a las madres solas, seguidas por sus numerosos hijos.
Hembra y crías de pato colorado, Netta rufina.


Es importante la coloración mimética para que en caso de peligro los patitos puedan huir hacia la vegetación emergente y camuflarse, lo que también hacen las madres. A pesar de sus colores pardos, es posible reconocer con facilidad a las hembras de esta especie por la zona oscura de la cabeza por encima del ojo y el color del pico. Los machos serían como un semáforo demasiado llamativo. La evolución se ha centrado en los caracteres sexuales secundarios para conseguir conquistar a las hembras.


Pollo de pato colorado, Netta rufina.
En mi anterior entrada sobre Daimiel fotografié el proceso de acoso de varios machos para cubrir a una hembra y lo achaqué a la presencia de excesivos ejemplares en la laguna de aclimatación. Más tarde he sabido que esos comportamientos son también frecuentes en los colorados que viven en libertad, aunque, naturalmente las patas tengan más fácil la huida y la elección del macho de su gusto en un entorno abierto.
Patos colorados, Netta rufina, madre e hijo. El pollo se acerca para picar lo que pueda caer del pico de la madre, pero no es alimentado activamente como hacen las fochas.

Es posible que en la cercanía de las pasarelas llenas de gente se sientan más seguras, porque sus enemigos naturales no se atreven a acercarse tanto a las personas y esa sea la razón por la que se están acostumbrando a la gente.
Los machos son inconfundibles, con su cabeza aparentemente muy grande por lo abultado de su plumaje pardo rojizo y el contrastado pico rojo.
Macho de pato colorado, Netta rufina.

La ultima de las especies que he podido fotografiar con sus crías es la malvasía, Oxyura leucocephala, pero antes de recibir elogios por mi suerte me apresuro a decir que las siguientes fotografías, a diferencia de las anteriores, están hechas en la laguna de aclimatación, por lo que el mérito es muy relativo. Lamentablemente, además, tenía la luz en contra.
 Hembra y crías de malvasía, Oxyura leucocephala, en la laguna de aclimatación del parque.

La malvasía es todo un símbolo en la historia de la conservación, porque casi puede decirse que se salvó in extremis. Pero afortunadamente, aunque la UICN aún la considera en peligro, parece que sus poblaciones ibéricas se van recuperando. No merece la pena que me extienda sobre su historia cuando los artífices de este milagro, la Asociación de Amigos de la Malvasía, tienen su propia página web que se puede consultar de primera mano.
Hembra y crías de malvasía, Oxyura leucocephala. El diseño del plumaje es muy parecido, pero el color de la hembra adulta es más pardo.

Yo solo puedo decir que disfruté mucho viendo las evoluciones de la madre malvasía y sus patitos, que no paraban de bucear en busca de alimento. También de los cortejos y exhibiciones de dos machos.
Tuve suerte por verlas activas, porque esta especie pasa mucho tiempo sesteando, aunque cuando despiertan no paran quietas.
Hembra de malvasía, Oxyura leucocephala.

Las hembras son de colores más discretos y con el pico oscuro, no azulado como el macho. El abultamiento de la zona nasal es característico de la especie y las diferencia de la especie foránea, la malvasía canela, la gran amenaza para la especie autóctona por la facilidad con que hibrida con ésta.
El macho es muy llamativo con su pico azul en época de celo.
macho en celo de malvasía, Oxyura leucocephala.



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