sábado, 27 de junio de 2009

La gran libélula

Anax imperator
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Este fue el primer animal que acudió al estanque, cuando aún estaba llenándolo de agua. Me causó una cierta emoción, pues es uno de los insectos más hermosos que existen.
Machos viajeros, hembras sedentarias.
Los adultos de esta especie, especialmente los machos, se alejan mucho del lugar donde nacieron, por eso son de los primeros en localizar las nuevas charcas y estanques.
Las he visto en medio de campos secos y bosques, muy alejados del agua. En una ocasión vi varios ejemplares en un claro de bosque cazando hormigas en su vuelo nupcial, compitiendo con golondrinas y gran cantidad de otras aves.

Las que permanecen más establecidas cerca del agua suelen ser hembras a la espera de los machos y del momento oportuno para hacer la puesta. Son implacables cazadores de moscas y mosquitos que cazan al vuelo y se comen sin necesidad de posarse.
Me he pasado muchas horas observándolas en ríos, lagunas y en mi estanque, viendo como defienden el territorio de sus congéneres y de otros insectos voladores de gran tamaño o cazando cualquier bicho que se les ponga a tiro.
Es raro verlas posadas si no es porque acaban de salir del agua o se disponen a poner huevos.En esta especie las hembras tienen la misma coloración que los machos pero más apagada. Esta en cambio, tiene unos tonos bien brillantes y volaba esta mañana muy atareada buscando el sitio donde hacer la puesta, aunque o no le gustaba el sitio o el momento no era el adecuado, porque no parecía decidirse.
Ponen los huevos en grietas que hacen en los tallos de las plantas acuáticas justo bajo la superficie del agua. En su intento de buscar el lugar adecuado, llegan a hacer surcos en las hojas de los nenúfares. A veces las perforan completamente y ponen los huevos en el envés.


Esas terribles criaturas.

La fase juvenil es acuática y tiene un aspecto muy diferente a los adultos, aunque en su medio son igualmente formidables depredadores. Las mandíbulas se proyectan hacia delante como una tenaza y capturan larvas de otros insectos, pececillos y renacuajos. Comúnmente se les llama larvas, pero los entomólogos dicen que es más propio llamarles ninfas o nayades y dejar el término larva para los insectos que tienen metamorfosis completa con una fase de pupa.
En la siguiente foto se ve la piel de una de esas ninfas. Se aprecian perfectamente los rudimentos de las alas.
Normalmente se desplazan lentamente entre la plantas acuáticas camuflándose para cazar. Pero además, tienen un sistema de propulsión a chorro, que activan cuando se sienten amenazadas, lo que les permite alejarse rápidamente de sus enemigos.
Dice la literatura centífica que las ninfas tardan unos tres o cuatro meses en desarrollarse, pero mi experiencia me muestra que eso puede alargarse mucho si les pilla el invierno de por medio ya que pasan los meses más fríos en el fondo del estanque (o charca). En pleno invierno, a nada que haga un poco de sol se las ve activas a la caza y captura de sus presas.

Más viejas que los dinosaurios.

Dicen que las libélulas fueron, junto con las cucarachas, de los primeros insectos que volaron sobre la superficie de la tierra, allá por el periodo Carbonífero, hace más de 300 millones de años. Entonces vivió la especie más grande que ha existido, Meganeura, que alcanzó los 70 cm de envergadura alar. Debía ser impresionante ver el vuelo de estos animales, aunque ningún hombre lo vio, pues se extinguieron en la época de los dinosaurios. Pero más me impresionaría ver una ninfa de estos animales, pues posiblemente sería capaz de comerse a un pez del tamaño de un barbo.
El diseño sin variaciones de estos animales a lo largo de la historia de la Tierra, me recuerda a otros formidables depredadores, los tiburones, que en su evolución parecen haber alcanzado un óptimo difícil de superar.


Casi casi mis mascotas.

Los primeros años de funcionamiento del estanque eran tan numerosas las ninfas que pensé que no iban a dejar vivir a otros "bichos" acuáticos, pero con el tiempo la población se ha mantenido en equilibrio y conviven con gran número de anfibios, peces e invertebrados.
Me hubiera gustado poder presumir de las dificultades que pasé para hacer estas fotos, quedaría de lo más aventurero, pero ante todo la verdad... y la calidad de vida. Eso sí, en el diseño del estanque tuve que pensar en estas ocasiones.

viernes, 19 de junio de 2009

Los mosquitos que nunca ven el sol

Las cuevas son una formación geológica que nos sugiere misterio, oscuridad y aislamiento. Pero hay cuevas urbanas, cotidianas, donde se reproducen, si no todos, sí bastantes de las características de las cuevas naturales.
Una de ellas es el aislamiento de la luz solar y otra el clima atenuado respecto al exterior, más atenuado y más independiente cuanto más nos alejemos de la entrada.

El ecosistema de cueva, a falta de luz solar, necesita de aportes externos de energía y nutrientes para poder existir. En una cueva natural esos aportes pueden traerlos los murciélagos, que cazan en el exterior por la noche y defecan y orinan en el interior durante el día. A partir de ese guano vive toda una pléyade de invertebrados. Y también sobre los propios murciélagos entran los parásitos que viven de su sangre.

Las aguas subterráneas también arrastran materia orgánica, aunque sea escasa, y a partir de ella viven animalillos acuáticos.

Meditaba estas cosas hace un par de días esperando al tren en un banco del andén de la estación de cercanías de Nuevos Ministerios (Madrid), mientras intentaba atrapar un mosquito que no hacía más que revolotear sobre mi cabeza y las de mis eventuales compañeros de asiento. ¿Pero qué hora son las tres de la tarde para que un mosquito decente salga a echarse unos tragos de sangre humana?
Por cierto, hoy mismo lo he cazado, es el de la foto de arriba.

Claro, por la noche, que es cuando los mosquitos decentes y criados en el campo salen a comer, este andén está vacío. Además, en el interior de esta estación subterránea no hay noche ni día, solo luz artificial.

¿Que necesita un mosquito para subsistir? No mucho, un poco de agua, no demasiado limpia para criar sus larvas, y unos "voluntarios" que donen su sangre para hacer posible la siguiente generación de mosquitos.

Creo que no es imprescindible decirlo, pero para que no queden dudas, solo las hembras de mosquito pican y es necesario que chupen sangre para poder desarrollar los huevos y criar la siguiente generación. Los machos de la mayoría de las especies no necesitan alimentarse. Las especies comunes de mosquitos picadores son de la familia Culicidae y del género Culex.

Larva y pupa de mosquito Culex rozando la superficie del agua para respirar

Las larvas de mosquito son esa especie de gusanos que nadan encogiéndose y estirándose en charcas, albercas ... y piscinas abandonadas. De cuando en cuando sacan el extremo de su cola a la superficie para tomar aire y respirar. Otros bichos parecidos que veremos a su lado con una especie de gran cabeza, son las pupas, en cuyo interior se están desarrollando las alas.

Los mosquitos culícidos necesita muy poca agua para criar, apenas el platillo de una maceta puede ser suficiente.

¿Donde crían en la estación? Pues en unos charcos que se forman entre las vías del tren. El agua creo que procede de un pequeño bar que hay entre los andenes, que a falta de desagüe mejor, tiene una tubería que vierte al agua a las vías. Muchas veces tiene un olor bastante nauseabundo.
Ese agua sucia es suficiente para que se desarrollen las larvas. A veces hay tan poca cantidad de líquido que se aprecia su movimiento como de madeja temblorosa sobre una simple mancha húmeda.

Yo subo al tren rumbo a mi casa en la Sierra, las hembras de mosquito, que nunca vieron el sol, esperan a que llegue la siguiente tanda de pasajeros y se adormilen en el banco del andén. No importa la época del año, aquí abajo la temperatura nunca baja de los 15ºC, más que suficiente para estar activos, pero en el verano los brazos y piernas desnudas son una buena pista de aterrizaje. La respiración pausada con abundante CO2 que exhalan las víctimas en el sopor de la hora de la siesta, es la señal de que la mesa está puesta. Nueva sangre cálida y nutritiva, quizás con una pizca de colesterol.

domingo, 14 de junio de 2009

Abejas albañilas (5). Abejas solitarias (2)

Que no, que no se trata de un partido de fútbol entre dos equipos de abejas, es la quinta entrada que dedico a las abejas del género Osmia que crían en el policarbonato del balcón y la segunda dedicada a las abejas solitarias del género Halictus.

Abejas albañilas, Osmia.
Seguro que ya os preguntabais como iban los nidos de abeja albañila. Bueno, sé que no, pero queda muy retórico empezar de esa manera la narración.
Bien, pues nacieron todas las de los nidos que podíamos ver en la entrada del 17 de marzo
Y algunas de ellas han vuelto para hacer nidos nuevos, de manera que este es el nuevo aspecto del policarbonato:
Acercándonos más podemos ver que en algunas celdillas hay larvas bien rollizas, como la de la derecha, y en otras que ya se ha formado la pupa a la espera de ... ¿la próxima primavera? ¿o tal vez este verano? Bueno, ese es un aspecto a estudiar que se resolverá en unos meses.

Como decía, a la derecha se ve la larva, en el centro la pupa, pero ¿que le pasa a la larva de la izquierda que está encanijada? Pues creo que ha sido atacada por parásitos. De hecho, un par de "pisos" de celdillas más arriba hay una celdilla donde no se ven restos de la larva pero sí pupas del posible parásito.
Hay varias especies de avispas parásitas que se alimentan de las larvas, incluso que se apañan para mantener viva a la larva mientras se alimentan de ella. No sé si será este el caso. Hasta que no abra la celdilla, tome muestras y lleve los restos a un especialista no lo sabré.

Abejas solitarias, Halictus scabiosae.
Por otra parte, en el jardín las abejas solitarias han vuelto a iniciar sus perforaciones en el suelo.
¿Verdad que os acordáis de ellas? Vale, ya sé que no, por eso os pongo el enlace donde puse un vídeo:

Casualmente esta vez han aprovechado la protección de unas piezas metálicas para hacer los agujeros en el suelo a través de los agujeros de esas piezas..
Mirando el cráter vemos asomarse a la protagonista...
Y este es otro ejemplar, de la misma especie, justo en el momento de buscar su agujero, que había quedado tapado al mover una manguera. Es curioso como lo localiza, escarba un poco y se cuela dentro.
Mientras observaba cuatro agujeros esperando a las abejas para fotografiarlas, pasaban unos diez minutos hasta que llegaban, pero luego lo hacían las cuatro casi al mismo tiempo ¿Irán juntas cuando vuelan en busca de alimento?

A continuación pongo una secuencia de los trabajos de extracción de arena del nido. En la primera apenas se ve el abdomen saliendo del agujero, en las siguientes está la abeja fuera empujando la arena con las patas traseras.La arena recién extraída se distingue por su color más oscuro debido a la humedad.
Por cierto, una trabaja y la otra observa ¿será el ingeniero o el jubilado?

miércoles, 10 de junio de 2009

Conflictos pajariles en el comedero

Tras un periodo de inactividad (por causas ajenas a mi voluntad) voy a poner un vídeo extraído de unas viejas cintas de súper8 mm. Un sencillo aparato tiene la culpa, NPG Real DVD Studio II, que no solo permite conectar las cámaras de vídeo-vigilancia, sino que he podido digitalizar lo que tengo en grabaciones de cinta.

Hace once años viví en una casa alquilada en Matalpino y allí acudían muchas especies de aves, que en la casa actual me ha costado mucho atraer, o como el caso de los rabilargos, ha sido imposible, por quedar la casa alejada de su ruta diaria.

En el vídeo se ven las jerarquías entre las distintas especies y como cuando una especie llega la otra se retira. Me resulta especialmente graciosa la defensa que hace la hembra de mirlo, aunque coma poco, frente al grupo de rabilargos.

Por orden de aparición los actores son: Lavandera blanca, gorriones, rabilargo, petirrojo, mirlo y urraca.

jueves, 21 de mayo de 2009

Jaras, el monte convertido en jardín o el jardín convertido en monte.

Ya lo comenté en la entrada anterior, estos días las flores de las jaras dominan los paisajes peninsulares serranos y no tan serranos. Sabemos que su extensión se corresponde con la deforestación, tras la tala o el incendio fundamentalmente, y que en su lugar dominante deberían estar variadas especies arbóreas. Sin embargo, en nuestros cercanos paisajes parecen estar para quedarse, aunque en algunos lugares, de manera espontánea o gracias a la intervención forestal, robles encinas y otros árboles se estén desarrollando bajo su protección.
También han invadido lo que antes eran prados de monte, donde pastaban ovejas y cabras. Esperemos que esa evolución de las series vegetales continúe y nuestras generaciones futuras vean paisajes más cercanos a bosques que a estepas ya que los tiempos de explotación pastoril, como no se nos recrudezca la crisis, parece que no van a volver.
Las jaras son arbustos pertenecientes a la familia Cistaceae, muy extendida en los paisajes europeos, especialmente en los mediterráneos. Dentro de esta familia, las jaras, del género Cistus son las más notorias y conocidas.

En mi entorno son tres las especies principales por su tamaño y vistosidad:

- Cistus ladanifer, llamada jara pringosa o jara del ládano.
Posiblemente la más abundante, desde cotas bajas hasta los 1.500 metros en la Sierra de Guadarrama, aunque también depende de orientaciones y extensiones locales.
Sus flores son blancas. Tienen gran número de capullos y cada día, el amanecer, se abren unos cuantos. Es un espectáculo verlos abrirse, pues es su interior están los pétalos completamente arrugados y a la luz del sol se desdoblan y extienden. En algunas plantas las flores presentan una mancha pardo-rojiza en la base de cada uno de los cinco pétalos. Esas manchas está claro que son señales que atraen a los insectos, como demostró Karl Von Frich en sus trabajos con las abejas. De hecho, hay muchas plantas en cuyas flores nosotros no vemos las manchas (como ocurre en el género Potentilla). En cambio, los ojos de insectos y aparatos fotográficos sensibles al ultravioleta sí que las ven.
Las hojas son estrechas e impregnadas de una resina pringosa con la que se ha ganado a pulso su nombre común. Esas resinas fueron explotadas para extraer el ládano, utilizado en farmacia, perfumería y para fabricar insecticidas.
Hay algunos lugares donde se ven plantas con flores manchadas y plantas con flores blancas, pero lo normal es que dominen las unas o las otras.

- Cistus laurifolius, jara estepa o estepa.
Es la jara que sustituye a las jaras pringosas a mayores altitudes, aunque hay una ancha franja altitudinal donde conviven las dos y, de hecho, se han dado casos de hibridación. Aquí mismo en la zona de Becerril y Matalpino, a unos 1.100 m de altitud se ven las dos juntas y hay plantas que no sabes muy bien a cual de las dos especies pertenece.
La forma de diferenciarlas no son las flores, que son casi idénticas, sino las hojas. Como dice su nombre científico "hoja de laurel" las hojas son más anchas y algo duras, aunque nada brillantes.
Las flores no tienen manchas en la base de los pétalos o, al menos yo, no las he encontrado ni he leído nada en la literatura, aunque dadas las posibles hibridaciones, ¿quien sabe?
Para que no quede ninguna duda, en la foto siguiente aparece a la izquierda la laurifolia y a la derecha la pringosa.

- Cistus albidus, estepa blanca o jaguarzo.
El nombre de blanca no viene de sus flores, que son rosadas, sino del aspecto de las hojas, que son blanquecinas y cubiertas de una especie de terciopelo.
Si todas las jaras son plantas bonitas, con sus grandes y numerosas flores, dignas de cualquier jardín, esta me parece realmente espectacular. No está en mi zona de la Sierra, sino en altitudes y latitudes más bajas.
Nada dicen mis libros de que tengan mancha en la base de los pétalos, pero las plantas que hay en el jardín mediterráneo del Museo de Ciencias, en Madrid, sí que los tienen.

Todas estas jaras abren sus flores al amanecer y dejan caer sus pétalos a la caída de la tarde a medida que las sombras van cubriendo las laderas. La más mínima alteración, el viento, el paso de un animal o el roce con nuestras piernas en el paseo vespertino, deja caer una lluvia de pétalos a nuestros pies.
Durante el día han cumplido su función, han alimentado a los más variados insectos con su nutritivo néctar y polen. Estos, a cambio, han transportado su polen de flor en flor fecundándolas y, a veces, hibridando las dos especies que viven juntas.

sábado, 16 de mayo de 2009

Polen, pelusas y alergias

Aunque parece que este año, con las lluvias y soles intermitentes, las alergias no han llegado en su plenitud, todos los años nos toca escuchar cosas semejantes cuando las laderas aparecen cubiertas de flores y las pelusas producidas por los chopos llenan el aire:
- ¡Ya está el aire lleno de polen, ya están las flores a tope, ya me está matado la alergia!
- ¡Mira, si parece que está nevando de la cantidad de polen que hay!

Nada más lejos de la realidad.
En primer lugar, esas flores tan llamativas son así porque deben ser polinizadas por insectos (entomofilia) y por lo tanto no desperdician el polen tirándolo al viento, sino que lo dejan a buen recaudo en el centro de la flor para que los insectos que vienen atraídos por el color, el olor y el energético néctar, se impregnen de él y lo transporten de una flor a otra, permitiendo así la fecundación.
Por otra parte, las pelusas que llenan el aire primaveral, procedentes de los chopos principalmente, no es polen sino semillas, que usan el sistema de dispersión por el viento (anemocoria). No digo que alguien no pueda ser alérgico a las pelusas del chopo (sería un caso raro), pero lo que transportan dichas pelusas son semillas. Eso sí, semillas diminutas, como se puede ver en la foto siguiente, en la que las cinco cuadrículas se corresponden con milímetros.
En cambio, poca gente se da cuenta de que a la vez están floreciendo los robles, ...
... las encinas, ...
... miles de gramíneas y muchas plantas más cuyas flores pasan desapercibidas ...
... pues son plantas que se polinizan por el viento (anemofilia) que sí llenan con su polen invisible el aire e irritan nuestro sistema inmunológico.
Todos los años me toca explicar esto mismo a algún que otro conocido que en más de una ocasión me han mirado con cara de circunstancias y de no creerse lo que les cuento. Es el problema que ocurre con muchos temas que han pasado al acerbo común de la "ignorancia popular".
Un inciso para añadir una aportación hecha por Fco. Javier Barbadillo que desde su último rincón
ha tenido un momento para aportarnos su saber:
Los chopos son árboles dioicos, esto significa que hay árboles macho (sólo dan flores masculinas) y árboles hembra (sólo dan flores femeninas). Los chopos hembra son los que producen y liberan la pelusa al abrir sus frutos en primavera. Los chopos macho son los que producen polen que liberan al aire pasando desapercibido.
Según la Red española de Aerobiología: www.uco.es/rea/part-alergogenas/populus.htm Ocasionalmente se ha descrito sensibilidad al polen de Populus (género que incluye a chopos y álamos) aunque se sospecha muy limitada. Igualmente se ha descrito reacciones alérgicas ocasionales frente a las pelusas de sus simientes. Por tanto, que a nadie asuste la presencia cercana de chopos.
Por otra parte, la lluvia de pelusas podría evitarse muy fácilmente plantando sólo ejemplares macho en los núcleos urbanos. No entiendo por qué no se hace así teniendo en cuenta que los chopos se plantan de estaca (ramas jóvenes) procedentes de individuos de los que se conoce el sexo.

viernes, 8 de mayo de 2009

Apuntes cuaderno y Degradación del paisaje.

No quiero dejar más tiempo sin hacer las pertinentes anotaciones de cuaderno de campo y tampoco puedo dejar de reflexionar sobre la degradación que día a día vemos en nuestros paisajes, coincidiendo ambas cosas con mis salidas naturalistas del magnífico puente de primeros de mayo que hemos tenido.


Comienzo con una alegría que me ha dado una ranita de San Antón, Hyla arborea (actualmente Hyla molleri), estas dos últimas noches, pues he comenzado a oír su canto mezclado con el de las ranas comunes de mi estanque. Como otros de los habitantes de mi jardín, no los he trasladado yo, ellas solas han venido. Me satisface que los esfuerzos que hago por adecuar mi jardín a la fauna vayan obteniendo resultados. Este año ha sido bueno en aves, a ver si mejora también en herpertofauna.
Últimamente noto que no solo los anfibios se están haciendo más escasos, sino que también los reptiles más comunes, como la lagartija colilarga, Psammodromus algirus por el momento, empiezan a escasear. En paseos donde antes eran vistos infaliblemente, ahora se pasan los días sin encontrarlos. Por eso me alegro de haber visto este precioso ejemplar a orillas del Manzanares.
El día uno de mayo, siguiendo el bosquete galería a orillas del arroyo del Valle que pasa por Guadalix de la Sierra, nos acompañaron numerosos pinzones, Fringilla coelebs, que andaban ocupadísimos con sus peleas, cortejos y cantos. Junto con verdecillos y otras especies cantaban a pleno pulmón. A ratos parecía que estábamos en una pajarería, en esos momentos en que se ponen casi insoportables. Esta pareja de pinzones casi no se sabía si se amaban o discutían a juzgar por la que tenían montada... ¡como algunos humanos!Por la tarde, más cerca de Navalafuente, entre prados separados por setos de roble y zarza, me alegró el día la presencia de varios alcaudones comunes, Lanius senator, que me dieron la oportunidad de explicarle a la familia y amigos la costumbre de estos pequeños, pero implacables depredadores, de "empalar" a sus víctimas para poderlas despedazar utilizando, para esa función y como despensa, las zarzas y el alambre de espinos de los cercados.Un milano negro, Milvus migrans, nos sobrevoló en varias ocasiones. Esta especie no la veo mucho por aquí. En cambio, al milano real, Milvus milvus, lo disfruto casi a diario.
Ya el martes anterior (28 de abril) escuché en casa el paso de los abejarucos, Merops apiaster, por primera vez este año. Ignoro si hace mucho o poco que han llegado, pero anoto la fecha para tenerla en cuenta para estar atento otros años. El domingo día 3 disfruté además de sus evoluciones en torno a una zona de nidificación, a falta de cortados en el propio suelo, a orillas del río Manzanares, junto con algún que otro avión zapador, Riparia riparia, que no pude fotografiar. No es que la foto sea gran cosa, excepto por su valor documental (o más bien sentimental, para mí).
Y si el viernes fue el día de los pinzones y alcaudones, el domingo fue el de las tarabillas comunes, Saxicola torquata, que por todas partes se exhibían en lo alto de peñas o arbustos cantando su posesión de territorio.En cuanto a las plantas, por fin florecieron las retamas negras en mi propia casa y campos de alrededorSu amarillo contrasta con el morado de los cantuesos que ahora dominan los alterados paisajes deforestados... ... en pugna con las jaras que ya se muestran en todo su esplendor. Pero a ellas y a las encinas y robles, que también están florecidos, les dedicaré otra entrada.

PAISAJES DEGRADADOS
Si yo fuese un poco más paciente, me esperaría a hacer más fotos, que tropelías de estas hay para dar y tomar, pero como se me han echado encima estas imágenes tomadas el fin de semana, me queman en el disco duro y en el ánimo. Así que aquí están.

Aquí vemos un arroyo plastificado. Casi un kilómetro de lindes de finca recorrí en Guadalix siguiendo su curso. No es propiamente un arroyo natural, pues se trata de una canalización para dirigir el riego a varios prados, con sus pequeñas presas y desviaciones, pero ¿es realmente necesario plastificarlo así? Alrededor, había restos de plásticos descompuestos, procedentes de la misma actuación realizada en años anteriores. Reconozco que es duro trabajar el campo y que este sistema de canalización seguramente optimice el esfuerzo de encauzamiento del agua, pero no puedo evitar que me espeluzne.

Menos fuerte, pero también buena muestra de la falta de sensibilidad hacia el paisaje es este brocal de pozo, que como muchas otras construcciones rurales han perdido el encanto de lo rústico con sus materiales tradicionales para dominar nuestros campos con una estética de solar de obra, por mucho que mi amigo alcaudón lo revalorice al usarlo de atalaya.
¿Y que decir de los omnipresentes somieres? Creo que la Real Academia debería incluir una nueva definición para esta palabra:

Somier: Puerta de finca que a veces se utiliza para poner en las camas bajo el colchón.
Esta de la foto está además adornada por un anuncio de Prosegur, no sea que alguien quiera robar la chatarra que hay detrás, incluida la camioneta vieja. Otra gran presencia: los coches abandonados con su carga de combustibles, aceites y otros líquidos a cual más venenoso.
Todo el vallado del fondo está hecho con somieres y vallas portátiles de las utilizadas por los ayuntamientos, señales de tráfico de cañada y de prohibido aparcar ... ¿habrá que multar a la R6? Por cierto, que en esta otra puerta, de la misma finca, había advertencias de otra empresa de seguridad y de "Peligro ganado bravo". No se veían toros ni vacas, pero ¡habrá que ver como se las gastan allí los grillos!
También vemos otra de las constantes en nuestros paisajes degradados: los postes eléctricos o de teléfono, ya fuera de uso, oxidándose o caídos, con los cables colgando.
Me da rabia porque ese entorno de Guadalix, Navalafuente, Bustarviejo, etc. del norte de Madrid es privilegiado, pero descuidado en esta clase de detalles. Porque... de cómo ha quedado el entorno de las obras del AVE... mejor no hablamos, ¿verdad?
Para no ser pesado, termino con esta otra "puerta de finca" procede de Salamanca, de hace unos años, camino de La Alberca. La vegetación impone su belleza ... a pesar de todo.
Ya lo hable en otra ocasión, ¡que diferencia entre los pilones y abrevaderos de toda la vida y las horribles bañeras! En este caso, en Soto del Real, pleno Parque de la Cuenca Alta del Manzanares, tiene más delito, porque las bañeras así colocadas, junto al muro de piedras, hace que con facilidad caigan lagartijas y otros reptiles, roedores y muchos insectos, que luego no podrán salir y morirán ahogados.