jueves, 19 de febrero de 2015

¿No hay nada en enero?

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El frío y las nieves de febrero nos han hecho olvidar muy rápidamente que hemos tenido un mes de enero casi primaveral. Con el título de esta entrada en Biodiversidad Virtual han retado a sus colaboradores a conseguir fotografiar, entre todos, al menos 2015 especies diferentes durante ese primer mes del año. Es una típica queja de los naturalistas que en pleno invierno hay poco que ver y hay que reconocer que en ciertas zonas es complicado ver insectos o flores. Sin embargo, este mes de enero se ha portado como para ayudarnos a lograr ese reto con tiempo cálido e incluso seco.
Issoria lathonia.

La zona donde vivo no es la más adecuada porque el clima es bastante extremo, así que no puedo presumir de haber contribuido mucho a conseguir el reto de BV, pues no he llegado a las 60 especies y la mayoría son repetidas con las que han visto otros compañeros. Si embargo sí he hecho el esfuerzo de fijarme más y darle uso a la cámara del teléfono que siempre llevo encima, aunque solo fuese en mis paseos mañaneros de fin de semana para ir a comprar el pan o rebuscando en el jardín, y hasta me he llevado alguna que otra sorpresa y desde luego, he aprendido algunas cosas.
Lycaena phlaeas.

Ver mariposas en enero no es lo más normal, sin embargo, en varios paseos he podido encontrarme con estas dos especies Issoria lathonia y Lycaena phlaeas. Me he dado cuenta que los ejemplares de I. lathonia son mucho más pequeños que los que he fotografiado en otras ocasiones, en primavera o en pleno verano. Volaban incluso a bastante altitud, las he visto a casi 1.400 metros en la madrileña Sierra de los Porrones, la continuación de la Pedriza hacia la Maliciosa. Pero más impresionante que ver mariposas ha sido encontrarme en ese mismo lugar con una jara pringosa, Cystus ladanifer, florecida, nada más y nada menos que el 8 de enero, muchos meses antes de lo que le corresponde.
Jara pringosa, Cystus ladanifer.
Y muy cerca de ella, también en plena montaña, una caléndula.
Calendula arvensis

Una de las flores en las que libaban las mariposas era el romero, que igualmente estaba florecido en la cañada que discurre entre Cerceda y Colmenar Viejo. Allí también estaban buscando su comida las abejas de la miel.
Romero, Rosmarinus officinalis.


He encontrado otras flores, pero me han extrañado menos porque sé que son más oportunistas, que aprovechan el momento para reproducirse y por ello las encontramos en las cunetas de las carreteras, en cualquier rincón con tierra de pueblos y ciudades y claro, en mi propio jardín. A este grupo pertenecen los dientes de león, los geranios silvestres y las malvas, entre otras.
Erodium cicutarium.

Malva sylvestris.

Diente de león, Taraxacum sp.

Veronica sp.
Y volando entre ellas, como no, alguna es esas moscas que tan bien saben imitar a las avispas.
Sírfido o mosca de las flores, Eupeodes sp.

Típico de los días soleados de invierno es encontrar pequeños reptiles que habitan en los roquedos. Las rocas y los muros de las casas se calientan mucho más que el aire y suelo circundante y eso les permite activar su metabolismo y espabilarse lo suficiente como para salir a cazar los insectos que se encuentran en sus mismas circunstancias. Así, en los muros de mi casa he podido ver a las lagartijas ibéricas, que ahora me tengo que acostumbrar a llamar Podarcis guadarramae (antes P. hispanica).

Y bajo las piedras del campo, un ejemplar activo de culebrilla ciega, Blanus cinereus.
... A la que acompañan lombrices, litobios, escarabajos, arañas, hormigas y otros invertebrados que en lugar de profundizar su enterramiento en el suelo para alejarse del frío, se acercan a la superficie bajo las soleadas piedras para calentarse.
Tenebriónido Scaurus puncatatus, que tiene la costumbre de agruparse en sus refugios bajo troncos y rocas.
Y también las buenas madres de las tijeretas, a las que encontré en sus nidos bajo piedras con sus puestas y con las ninfas ya bastante crecidas.
Hembra de tijereta, Forficula auricularia, en su nido con dos tamaños de ninfas, posiblemente fruto de dos puestas, a los que cuida.

Pero las que nunca fallan son las moscas, cuyos ciclos no tienen tanto que ver con periodos del año concretos sino con la disponibilidad de alimento. Por muy malas que sean las condiciones, siempre saben encontrar el rincón adecuado, dentro o fuera de nuestras casas.
Calliphora vicina, una de las especies necrófagas más utilizadas por los entomólogos forenses para determinar el tiempo de la muerte de un cadáver.  


También se me antoja que he visto muy temprano a las cigüeñas preparando sus nidos, pues estaban crotoreando ya las parejas y acarreando palos a su gran construcción en los pueblos de El Boalo y Cerceda.
Cigüeñas blancas, Ciconia ciconia, crotoreando en el nido mientras otro ejemplar las estaba sobrevolando. Al hacerlo muestran las manchas negras de la parte inferior de su pico. Tejados del pueblo de El Boalo, 8 de enero.

Otras plantas y animales cumplen sus ciclos con más normalidad, como por ejemplo los enebros que estaban dispersando su polen...
Enebro de la miera, Juniperus oxycedrus, en el momento de dispersar polen por una racha de viento.

 ... mientras que en las ramas de los ejemplares hembra los frutos del año anterior maduran ...
Frutos maduros de enebro de la miera, Juniperus oxycedrus.

... tanto el enebro de la miera como el común...
Enebro común, Juniperus communis.

... y ofrecen alimento invernal a aves y mamíferos, entre ellos al señor raposo, que deja así sus restos.
Mientras, en un rincón soleado, junto a una charca creada en una cantera abandonada, se abren los frutos del problemático estramonio, que hace unos años provocó unas cuantas intoxicaciones a los que jugaba a aprendices de bruja.
Cápsula de semillas de estramonio, Datura stramonium.

Las chinches, como otros insectos voladores, se esconden en grietas de los troncos de los árboles y maderas de construcciones, así como bajo tejas y entre ladrillos pero se dejan ver los días soleados. 
Rhaphigaster nebulosa.
Y así encontré a la chinche de los piñones, Leptoglossus occidentalis, en una doble ventana de El Ventorrillo, como el año pasado, cuando lo conté en el blog AQUÍ. Igual que esta otra especie que tiene la misma costumbre de acercarse al calor de las casas metiéndose en la zona de las persianas o en las grietas de los marcos de las puertas.
Rhyparochromus pini.

En cuanto a las aves, en el jardín llegan los carboneros, que en cuanto hace frío se acuerdan de que aquí hay comida, y un solitario petirrojo, menudos son ellos como para compartir espacio con sus congéneres, acompañando a los habituales gorriones, tórtolas y urracas.
Petirrojo, Erithacus rubecula, siempre alerta, sobre uno de los comederos del jardín.
Por último, como siempre, agradecer a los expertos de Biodiversidad Virtual su ayuda en la determinación de las especies de plantas e invertebrados a las que no llegaban mis conocimientos.

domingo, 18 de enero de 2015

6 años y 200 entradas de blog

A principios de diciembre de 2008 me inicié en esto de tener un blog con la idea de ir dando salida a las observaciones que hacía tanto en mis salidas campestres como en mi propio jardín. Siempre he sido de la opinión de que un cuaderno de campo es inútil si no se dan a conocer los datos de alguna u otra manera. La primera entrada fue esta: Días de pájaros hambrientos. y no tuvo muchas visitas porque solo los muy amigos se enteraron de que extistía, pero curiosamente me han hecho comentarios en ella hace apenas unos días (gracias Chelo).
Con el tiempo y las circunstancias algunas de las entradas se transformaron en artículos de divulgación científica, aunque siempre aprovechando observaciones propias mostradas con mis fotografías y algún que otro dibujo. Esta restricción me ha supuesto no poder escribir sobre algunos temas de los que no tenía imágenes, pero considero que el objetivo de mi blog no es sólo escribir artículos, sino aprovechar experiencias personales que animen a mis posibles lectores hacerlo por sí mismos y de ellas extraer algún que otro conocimiento. También algunas bonitas fotos se quedaron en el disco duro sin ser mostradas por no tener nada interesante que contar de ellas... pero todo se andará. Artículos y libros con mucha información hay por todas partes, pero más aún hay naturaleza esperando a ser observada y, en la medida de lo posible interpretada. Y eso, para que sea útil de verdad, debe ser una experiencia personal. Mi intención es ayudar a que cada cual tenga esa experiencia tan agradable que supone el ver algo y decir: ¡Ah! así es eso que yo leí y tal libro o artículo.... o en el blog de Jesús. 
Moscas de la lluvia tanteando para succionar sangre de un escarabajo mascaflor mesetario, Enlace.
El número y origen de mis visitantes solo están disponibles desde 2010 en las estadísticas de Blogger y abril de 2011 en Google analytics, y además son algo diferentes en una y otra fuente, pero puedo calcular que he tenido más de 350.000 visitas y más de 100.000 usuarios. Entre ellas y sólo desde 2011 ha habido 1.415 personas que han visitado el blog más de 200 veces y otros 733 más de 100 veces. ¡Muchas gracias a todos! También he tenido 2.209 comentarios, aunque muchos de ellos son míos en respuesta o agradecimiento a los recibidos.
Mapa de procedencia de las visitas al blog.
Por países, España es quien supera en visitantes a los demás, seguido de México, Argentina y Estados Unidos, aunque también varía según las estadísticas consultadas. Me hace especial ilusión tener visitantes asiduos en el otro extremo del mundo, por ejemplo Australia, aunque no los conozca. Han visitado el blog desde 113 países diferentes. La gran mayoría de los visitantes solo pasaron una vez por aquí, supongo que muchos de ellos buscando imágenes o información muy concreta que quizás no consiguieron, si a alguno conseguí captarlo, me alegro. Sé a ciencia cierta que otros se llevaron un buen chasco, por ejemplo los que llegaron a una de las entradas sobre aves africanas que califiqué de "hermosas". 59 de los que llegaron e ellas buscaban "africanas hermosas" y se encontraron con pajarracos.

Algo parecido debió ocurrir a los que buscaron "orgía en el campo" y llegaron a mi entrada sobre la reproducción de las chicharras de montaña. Siento la decepción y pido perdón por usar la palabra orgía... ¡guarretes!

La entrada con más éxito es rotundamente "¿Arizónicas? No gracias", con casi 14.000 visitas y aunque sé que muchos venían buscando viveros o consejos de poda y cuidados, sé también, por los comentarios, que ha valido para que algunos desistan de usarlas en sus jardines ibéricos. Con esa entrada también he tenido el dudoso honor de ser insultado, supongo que por un vendedor de arizónicas, cuyo comentario, evidentemente, no he publicado. Que conste, que yo no tengo nada en contra de plantar arizónicas... en Arizona.
A continuación la entrada más exitosa es, con gran alegría por mi parte, aquella en la que doy consejos sobre plantas para setos autóctonos, perennes y útiles para la avifauna del jardín.


Y después, casi todas las que dedico a los anfibios y reptiles. Supongo que es debido a que entre mis seguidores y amigos hay unos cuantos herpetólogos e incluso algunos propietarios de blogs y seguidores de foros herpetológicos que ayudan a difundir esas entradas.
Pareja en celo de lagartija colilarga, de la que traté en una de las entradas herpetológicas.
Tienen especial éxito las entradas dedicadas a fauna africana, tanto aves, ya comentadas, como jirafas, cebras y a los cinco grandes (leopardo, león, elefante, rinoceronte y búfalo).

También tuvo bastante repercusión la entrada que dediqué a las pelusas del chopo y a las alergias de primavera, para explicar que esas pelusas no son de polen sino de semillas y que las que producen alergia son las gramíneas que florecen en la misma época. Parte del éxito se debe a que todos los temas médicos tienen tirón y también a que César Javier Palacios me citó en una de las entradas de su blog en 20 minutos. Cómo no, hubo quien me dijo que realmente eran las pelusas las que le producían alergia... a ellos, puede ser.

Pero a mi me ha gustado especialmente hacer entradas sobre gorriones, porque esas observaciones las puede hacer cualquier persona, tanto habitante del campo como de ciudad. Sin embargo, el éxito ha sido bastante modesto, como ocurrió con la entrada que llamé gorrión de bellota, donde comentaba cómo había observado que los gorriones en Alpedrete esperaban a que pasasen los coches por una calle donde había bellotas caídas, para poder comerlas una vez atropelladas y abiertas. Ese sencillo comportamiento me pareció muy interesante como aprovechamiento de recursos de estos inteligentes pájaros.
Gorrión comiendo bellota previamente machacada por el paso de un coche.
Más interesante aún creo que son las que dediqué al cleptoparasitismo (robando comida) de gorriones sobre los carboneros comunes, incluyendo vídeos grabados en la ventana de casa.
Escaramuzas entre gorrión y carbonero en la ventana de la cocina.
Y para terminar esta entrada, citaré el caso se aquella que dediqué a los cocodrilos en el Parque Kruger en el año 2007, donde pude observar que varios de ellos cooperaban para poder pescar los peces arrinconándolos poco a poco contra la orilla. Los cocodrilos son más listos de lo que parecen, llamé a esa entrada y el año pasado, un investigador, Vladimir Dinets, de la Universidad de Tennessee, Knoxville, publicó un trabajo en el que precisamente comentaba el comportamiento cooperativo de los cocodrilos para cazar. Me puse en contacto con él y posteriormente, el departamento de comunicación de la universidad me pidió permiso para utilizar mis fotos en sus comunicados de prensa, pues el autor no tenía imágenes. La noticia en español puede leerse aquí:  Noticia sobre cocodrilos 

sábado, 25 de octubre de 2014

Inquietantes mantis y sus presas

Si hay unos insectos que a todos nos fascinan, esos son sin duda las mantis. Voy a llamarlas así de manera general, pero este taxón agrupa en realidad a todo un suborden llamado Mantodea dentro del orden Dictyoptera que, por cierto, también incluye a las cucarachas (Blattodea).
Los Mantodea cuentan en la Península ibérica con cuatro familias distintas. 

La primera de ellas, la familia Amorphoscelidae, son unos animales raros, un poco diferentes al resto de sus parientes, sólo hay una especie ibérica, Perlamantis allilbertii, que nunca he visto o nunca he sido consciente de haberla visto, y digo esto porque cuando miro las fotos de ellas en Biodiversidad Virtual, pienso que lo mismo la he confundido con un plecóptero. De hecho, su nombre genérico, Perlamantis, quizás proceda de su parecido con los representantes del género Perla y similares. La cuestión es que no tengo ninguna foto que ofreceros y os sugiero pinchar en este enlace para conocerla.

De la segunda familia, Empusidae, igualmente sólo tenemos una especie en la Península Ibérica, Empusa pennata. Pocas veces la he visto, a pesar de que es abundante y tiene una amplia distribución, pero es que su capacidad de camuflaje es impresionante. Se la ha llamado mantis palo porque, como esos otros insectos, es muy alargada y hasta tiene unas expansiones en el cuerpo y las patas que ayudan a que se confundan con los tallos y hojas de las plantas donde vive y acecha a sus presas.


Las fases juveniles de esta especie suelen tener el abdomen curvado hacia arriba en la parte final, un carácter muy común en las mantis de pequeño tamaño, pero los adultos lo tienen recto. Las hembras son algo más grandes que los machos y éstos tienen unas grandes antenas de aspecto plumoso.

El gran ejemplar de esta segunda fotografía, lo encontré por casualidad cerca de casa al fijarme en la extraña postura de la abeja que tiene entre sus patas. Tenía la sensación de que veía algo mal, hasta que mis ojos lograron enfocar al insecto que había detrás de la abeja que se debatía entre sus tenazas. Su cuerpo se confundía perfectamente entre las hojas del cardo corredor y solo el color de su presa la había delatado.

La tercera familia es Mantidae, la más numerosa y conocida. 
En mi jardín suelo encontrar, casi cada año algún ejemplar de Ameles spallanzania, un animalito rechoncho y con una mirada tan sagaz o más que la de las grandes mantis.

El ejemplar de estas primeras fotos lo encontré en la terraza de casa y la mosca que tiene entre sus patas me la arrebató literalmente de las pinzas con la que se la acerqué. Luego, la ingesta fue tan rápida que apenas me dio tiempo a hacerle fotos. Me llama mucho la atención con que cuidado mastican y tragan hasta el último segmento de las patas, por muy duros que parezcan.
En un mismo grupo de plantas y en diferentes momentos, las he encontrado de color pardo claro y de intenso verde, que no siempre se correspondía con el color de su entorno, aunque se supone que su color depende de las plantas donde habita cuando hace la muda.
A finales de verano es cuando mejor se encuentran, porque las hembras tienen el abdomen muy engrosado, se mueven más torpemente y llaman mucho la atención.
Los machos de Ameles son alados, esbeltos como cualquier mantis y, por mi experiencia, mucho más inquietos.

También a finales de verano e inicio del otoño encuentro ejemplares adultos y, sobre todo, hembras de la especie que da nombre a todo el grupo: Mantis religiosa. Las veo en mi jardín, pero también en medio de la calle y en sitios muy poco recomendables para su supervivencia. Están buscando el lugar donde hacer la puesta y me da la impresión de que para ello, aprovechando que la fase adulta es en la que tienen las alas completamente desarrolladas, debe ser el momento de dispersión y colonización de la especie.
Como Ameles, se encuentran de color pajizo o verdes y, como todo el grupo, combinan su coloración con los movimientos espasmódicos que la ocultan en su entorno cuando están entre la vegetación. Son movimientos muy parecidos a los que hacen los camaleones al acercarse a una presa, lo que me hace suponer que se trata de una evolución convergente debida a que la visión de los insectos que son sus presas, debe confundir esos movimientos con los que el viento provoca en las plantas. En cambio, sobre paredes y asfalto destacan sobremanera y por eso en la fase de dispersión es cuando más se encuentran y posiblemente cuando más mueren.
En las siguientes fotos muestro un ejemplar que cazó ante mis asombrados ojos (y cámara fotográfica), dos abejas a la vez, cuando yo ni siquiera me había percatado de que se habían posado en la flor de menta. Luego, viendo las fotos con detalle, me di cuenta de que las abejas eran macho y hembra (el macho es el de las antenas largas, lo tiene en su pata derecha). Posiblemente venían copulando o estaban comenzando a hacerlo en ese mismo momento. Tampoco tardó mucho en comerlas, primero una, de principio a fin, y luego la otra con total parsimonia.
Para colmo, no tardó mucho en cazar y comerse otra abeja. Se ve que el embarazo le produce mucha hambre.
Como decía más arriba, lo que buscan tras este periodo de dispersión es encontrar un lugar para hacer la puesta, que en el caso de Mantis religiosa suele ser en la grieta de una piedra, bajo ellas o en una corteza, en un lugar resguardado del frío y el agua. Para mayor protección de los huevos, a la vez que los pone la hembra expulsa una espuma que al poco tiempo se endurece teniendo el aspecto de uno de esos modernos materiales aislantes que se usan en la construcción y que salen líquidos del bote para luego endurecerse en contacto con el aire. La naturaleza ha inventado muchas cosas antes que nosotros. Estos estuches de huevos se llaman científicamente ootecas. En la siguiente primavera, si no hay ningún contratiempo, nacerán unas cuantas decenas de minúsculas mantis de color pajizo, que se perderán entre la hierba y cazarán evitando ser cazadas hasta que alcancen el tamaño de sus padres.
Hay una cuarta familia llamada Tarachodidae, cuya única especie ibérica es Iris oratoria, que es muy parecida a las Mantis, pero de menor tamaño y con un precioso diseño en las alas posteriores, las membranosas que suelen llevar ocultas, pero que esta especie abre cuando se siente en peligro. Así toma un aspecto amenazante que se supone asusta a sus enemigos, como pájaros insectívoros y pequeños reptiles. No contenta con abrir las alas de golpe, también frota el extremo de su abdomen con ellas para hacer un ruido parecido al que se hace al arrugar un plástico. Tampoco tengo ninguna foto de esta especie, aunque la he visto muchas veces no he tenido la suerte de llevar la cámara encima. Os recomiendo verla en esta preciosa foto de Francisco Rodríguez en Biodiversidad Virtual.

Creo que hay una razón por la que las mantis nos llamen más la atención que otros insectos, el hecho de tener la cabeza bien diferenciada del cuerpo y, además, que sus patas anteriores sean capaces de manipular a sus presas para llevárselas a la boca. Esas características y que el tórax sea estrecho, como si fuese un cuello, les dan un aspecto ligeramente humanoide, propio de los alienígenas que nos pintan en las novelas de ciencia ficción.

Estos días de sol otoñal son ideales para ver mantis, pero no hay que molestarlas, están a punto de cumplir con su función en la vida, asegurar la siguiente generación.

NOTA TAXONÓMICA IMPORTANTE: Desde que escribí esta entrada la taxonomia de las mantis ha cambiado y también se han descubierto en la península ibérica nuevas especies procedentes de África y Norteamérica. Así, el número de familias ha subido a ocho y también la asignación de algunas especies a nuevos nombres de familia, como por ejemplo Ameles en Amelidade, antes en la categoría de subfamilia como Amelinae.

domingo, 3 de agosto de 2014

Montañas, islas para animales y plantas.

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Picos de la Sierra de Guadarrama, islas en un mar de niebla.
Estoy seguro de que si Darwin en lugar de viajar por el mar, como lo hizo a bordo del Beagle, hubiese recorrido las cordilleras del mundo colectando animales, habría llegado a la misma conclusión sobre la evolución de las especies. Las montañas no dejan de ser islas separadas por llanuras entre las que el intercambio genético es muy escaso.
Y es que al observar las especies de alta montaña, sus semejanzas y sus diferencias, habría llegado al convencimiento de que muchas de ellas están emparentadas aún viviendo separadas por centenares de kilómetros y, cuanto más alejadas sean las montañas más diferentes serán las especies, aunque todas ellas estén adaptadas a las duras condiciones que impone la altitud y el clima.
Iberolacerta cyreni de la Sierra de Guadarrama
Desde luego, las islas Galápagos son el ejemplo perfecto de un laboratorio donde actúa la evolución, pero sabiendo observar también lo son las cumbres de las montañas.
No dudo que las iguanas son más fascinantes que las lagartijas serranas y las tortugas gigantes impresionantes comparadas con los escarabajos, pero las mariposas quizás no tengan nada que envidiar a los pinzones y, además, ir a verlos es mucho más económico, no sufriremos los mareos que padeció el bueno de Charles y haremos un ejercicio más sano.
Podarcis muralis en la Sierra de Guadarrama 
Respecto a las lagartijas, en los últimos años hemos visto como los taxónomos estudiosos de las lagartijas serranas ibéricas las han separado en siete especies diferentes a la vez que se retiraban del género Lacerta y se incluían en el género, Iberolacerta, que fuera de la península solo incluye otra especie más, relicta en los Alpes.
Pero no solo es interesante ver las diferencias entre las lagartijas serranas de diferentes macizos montañosos, sino observar su relación con las otras especies que habitan en las mismas montañas. Así, aunque la competencia entre especies sea muy controvertida para algunos ecólogos, el hecho es que donde Iberolacerta y Podarcis coinciden, son las Iberolacerta las que ocupan los pisos más altos, Podarcis muralis el piso intermedio y Podarcis hispanica la menor altitud. Pero en Sierra Nevada, donde no hay otras especies, es P. hispanica la que sube hasta muy por encima de los 3.000 metros, más arriba que cualquiera de las anteriores en el Sistema Central, cuyas montañas no son tan altas.
Podarcis hispanica en Sierra Nevada, por encima de los 2.500 metros de altitud
También son sumamente interesantes un grupo de escarabajos, con un nombre parecido a las lagartijas serranas: Iberodorcadion. Son cerambícidos de tamaño medio que se alimentan de raíces de plantas, muy concretas para cada especie. Las especies de montaña, que se alimentan de los piornos, tienen pequeñas variaciones según su origen y han dado lugar a un gran número de especies y subespecies de distribución muy restringida e interesante de seguir por las cuerdas serranas.  
Iberodorcadion perezi endemismo del Sistema Central
Iberodorcadion lorquinii endémico de Sierra Nevada
Igualmente, la mariposa ibérica montana por excelencia, Parnassius apollo, presenta diferencias en cada macizo montañoso y en base a ellos se han descrito muchas y discutidas subespecies. Las del norte peninsular tienen las manchas rojizas, pero las de Sierra Nevada son amarillas.
Parnassius apollo de la Sierra de Guadarrma, con manchas menos rojas que en Pirineos.
Parnassius apollo nevadensis, endémica de Sierra Nevada
Las cabras monteses son un ejemplo muy emblemático, en la Península Ibérica, de las cuatro subespecies descritas solo dos han sobrevivido, Capra pyrenaica victoriae en el centro de la Península y C. p. hispanica en las sierras mediterráneas y Sierra Nevada. 
Capra pyrenaica victoriae en la Sierra de Guadarrama.
Capra pyrenaica hispanica en Sierra Nevada, en pleno verano, cambiando el pelo y provista de un collar con un número. 
Se diferencian por la distribución de las manchas oscuras en los machos y en el grosor y sección de los cuernos. Además, su pariente más próximo, el íbice de los Alpes, Capra ibex, es más robusto, tiene los cuernos con los abultamientos muy marcados y en una sola curva espiral, a diferencia de las cabras monteses ibéricas, que los tienen más lisos y con dos curvaturas tomando la forma de una lira en los ejemplares más grandes. Una vez más nos damos cuenta de que en montañas próximas las poblaciones tienen un mayor grado de parentesco, son subespecies, mientras que en las más lejanas pueden considerarse especies diferentes. Eso, ahora y a nosotros, nos parece muy obvio, pero en tiempos de Darwin solo pensarlo era un pecado al contradecir a la biblia y aún hoy día, en alguna universidad americana lo atribuirían a un capricho divino y no a un efecto de la evolución.

La lista de plantas y animales, sobre todo insectos, sería larga y posiblemente muy interrelacionada, pero para no ser tan exhaustivo como el propio Darwin, voy a dejarlo aquí. Seguro que más adelante encuentro otros motivos para mostrar más interesantes endemismos montanos de los que he podido observar este verano.