miércoles, 9 de diciembre de 2020

Las hormigas de mi jardín (1)

Teniendo en cuenta su importancia y diversidad, he tratado relativamente pocas veces sobre las hormigas del jardín. Por eso en esta y sucesivas entradas intentaré ponerme al día haciendo un repaso a las especies que he podido identificar, fotografiar y extraer información interesante.

En esta primera entrada haré un repaso general, teniendo en cuenta también otras especies y más adelante ya daré detalles sobre las que habitan en mi jardín.

Hormigas Lasius gr. niger pastoreando pulgones en un cardo.

Las veces que más han aparecido las hormigas en el blog han sido por su relación con los pulgones. En efecto, las hormigas cuidan, defienden y “pastorean” a los pulgones para aprovechar el jugo azucarado que estos excretan. Sin embargo, alguno que otro cae en sus fauces cuando necesitan más proteína o, según se ha comprobado, cuando la planta empieza a marchitarse y los pulgones dejan de ser productivos. Algo así como “a todo pulgón le llega su San Martín”.

Obrera Lasius con una pequeña ninfa de pulgón, posiblemente recién parida, entre las mandíbulas.

Tres especies de hormigas, Lasius (grupo niger), Crematogaster scutellaris y Camponotus lateralis, se han dedicado a pastorear a diversas especies de pulgón en el jardín. No tienen ninguna exclusividad, las he visto atendiendo a varias especies de pulgón distintas y en diferentes plantas. Aunque hay alguna especie de pulgón con la que no he visto hormigas nunca, lo que no quiere decir que no puedan ser visitadas, simplemente que yo no las he visto.

Crematogastter scutellaris con el pulgón del nogal, Panaphis juglandis.

Las más “ganaderas” son, sin duda, las Lasius que además de verlas pastoreando pulgones las he visto con ninfas de las chinches del género Cacopsylla en una rama de espino albar (Crataegus monogyna) y también con cochinillas. Esos tres grupos de insectos tienen en común el que permanecen agrupados numerosos individuos (a modo de rebaño) y que se dedican a succionar con sus picos la savia de las plantas. 

Lasius gr. niger pastoreando ninfas de chinche Cacopsylla, sobre espino albar.

Los nutrientes de la savia están poco concentrados, por lo que estos parásitos de los vegetales se ven obligados a beber gran cantidad de líquido para extraer su alimento y no tienen más remedio que expulsar el exceso. Ese exceso, que es azucarado, es lo que buscan las hormigas. Generalmente las Crematogaster se encuentran con los pulgones de los árboles a bastante altura, pues son hormigas propias de la madera, aunque se puedan ver también en el suelo y en los muros. Las Lasius puede decirse que se encuentran en cualquier sitio.

Ninfas de chinche Cacopsylla en Crataegus monogyna expulsando gotas azucaradas que aprovechan las hormigas.

Muchas especies de hormiga son carroñeras y comen cualquier tipo de animales muertos, aunque lo más frecuente es verlas alimentarse de insectos. También pueden ser cazadoras y atacar sin piedad animales vivos, aunque en mi jardín no he visto las más feroces de la zona, que es la especie Camponotus cruentatus. En el siguiente vídeo se las ve atacando a una oruga.


Sin embargo, sí he visto a hormigas del género Aphaenogaster atacar a lombrices y, por supuesto, a otras congéneres.

Crematogaster scutellaris alimentándose de una avispa muerta.

Por último, me referiré a las hormigas más o menos especializadas en alimentarse de semillas. Las más conocidas son las Messor, que muchas veces habréis visto siguiendo caminos establecidos entre su fuente de alimento y el hormiguero, hasta el punto de que erosionan y limpian el terreno a su paso dejando un surco bien patente que parece mentira que se haya hecho por animales tan pequeños. 

Camino hecho por Messor barbarus.

Messor barbarus es la más llamativa, sobre todo por sus grandes “soldados” (los especialistas prefieren llamarlas obreras mayores) con la cabeza grandota de color rojizo. Sin embargo, no las tengo en mi jardín, creo que prefieren terrenos más áridos, en su lugar vive la especie Messor bouvieri, más pequeña y menos llamativa, pero igual de interesante, como veremos en su correspondiente entrada. La alimentación granívora puede parecer perjudicial para las plantas, pero hay especies de plantas que se aprovechan de las hormigas y las utilizan para dispersar sus semillas. Zoocoria es el transporte de semillas por animales y si son las hormigas las que lo realizan se llama mirmecocoria. En la entrada que dedicaré a esa especie veremos por qué curiosos mecanismos lo hacen.

Messor bouvieri transportando semillas.

Otra de las especies que podemos ver transportando semillas es Pheidole pallidula, de muy pequeño tamaño y a veces viviendo en nuestras casas. Y también tiene castas de obreras mayores y menores.

Dos obreras de Pheidole pallidula transportando una semilla de alpiste en colaboración.

Aunque no tan especializadas como abejas y avispas, algunas hormigas pueden ser polinizadoras y se encuentran en las flores alimentándose de néctar o polen, aunque es más bien una polinización accidental.

Aparte de la alimentación, un fenómeno que llama mucho la atención de la biología de las hormigas es la emergencia de las hembras y machos alados. Sorprende porque hay días que se ven por todas partes. Cada especie tiene su época del año o, al menos, preferencia por una estación. La “invasión” es debida a que en todos los hormigueros próximos, de una misma especie, salen volando los reproductores a la vez. Esto ocurre para que se puedan encontrar y copular machos y hembras procedentes de distintos hormigueros y así evitar la endogamia. El cambio de tiempo, especialmente un día de lluvia tras un periodo seco, suele ser uno de los principales detonantes. Aunque a veces deben percibir el cambio de presión atmosférica y llegan a adelantarse a la lluvia. Así, en tiempo seco la emergencia de hormigas puede anunciar lluvias inminentes.

Los machos son mucho más pequeños que las hembras y la cópula suele realizarse en vuelo. Luego caen al suelo donde los machos mueren, una vez cumplida su función, y las “reinas”, hembras ya fecundadas, pierden o se arrancan las alas y buscan un lugar donde refugiarse y formar su nueva colonia. Bueno, hay especies en que algunas reinas pueden volver a su hormiguero, pero son las menos. También lo comentaré en otra entrada.

Emergencia de machos y hembras en  un hormiguero de Aphaenogaster. 

Esos días de vuelo suelen ser aprovechados por muchos insectívoros para darse un buen atracón, tanto en tierra como en vuelo, lagartijas, ranas y sapos, pájaros, libélulas e incluso murciélagos, si coinciden con la caída de la tarde. Las que caen al agua son alimento de insectos acuáticos y peces, como saben muy bien los pescadores que las utilizan como cebo. No faltan las hormigas depredadoras que también capturan a esos ejemplares reproductores, vivos o muertos.


Gorriones consumiendo hormigas aladas.

Hormiga alada caída en el estanque y siendo depredada por una notonecta, que se aprecia debajo de la superficie del agua.

No todos los hormigueros tienen una única reina, algunas especies tienen varias de ellas y llegan a formar colonias de tamaño enorme.

Hay otras peculiaridades de las hormigas como la trofalaxis que es el intercambio de alimento boca a boca, desde el buche de la primera. Esto permite que haya especializaciones y reparto del trabajo. Algunas hormigas permanecen una parte o toda su vida dentro del hormiguero mientras que otras salen a buscar la comida.  Otro tema es la colaboración en el desmembramiento y acarreo de las presas. Algunas especies son muy eficientes avisando a sus compañeras para que acudan a ayudar en esa tarea, mientras que otras parece que van por su cuenta e incluso más que colaboración, cada una tira para un lado.

No se libran las sociedades de hormigas de otras características casi humanas, la guerra contra sus congéneres y la esclavitud en muy diversos grados, desde especies que no trabajan sino que dependen de sus esclavizadas, hasta las que ese fenómeno es opcional.

También hay varias especies de insectos que viven en los hormigueros. Algunos simplemente se aprovechan del espacio y condiciones del hormiguero, otros roban sus alimentos y algunos llegan a comerse a las larvas de las hormigas sin ser atacadas, gracias a que camuflan su olor con el propio de las hormigas o emiten feromonas que las confunden de algún modo. Ese fenómeno se llama mirmecofilia, y es muy conocida en lepismas y larvas de mariposa, especialmente licénidos. Sobre ello ya traté en otra entrada que puede verse AQUÍ.

Quiero agradecer la ayuda en la identificación prestada por los expertos del grupo de Facebook de la Asociación Ibérica de Mirmecología y, de Biodiversidad Virtual

4 comentarios:

  1. Muy interesante entrada, me ha encantado. Saludos.

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  2. Gracias a los tres. Espero que las siguientes entregas también os gusten. Creo que hay algún detalle que os va a sorprender.
    Losé Luis, echo de menos tus "hormigas amarillas".
    Abrazos.

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