martes, 31 de agosto de 2021

La mariposa Lampides boeticus y su planta nutricia (2). Comensales, caníbales y parásitos.

Continuo con la Historia Natural de esta bella mariposa.
En la entrada anterior dejamos a las orugas atracándose de las semillas en crecimiento dentro de las legumbres de Colutea, aparentemente bien protegidas del exterior. 
Vainas maduras de Colutea. La flecha muestra, en una de ellas, los excrementos dejados por la oruga que ha crecido en su interior.
Las vainas ocupadas por orugas son fácilmente identificables sin necesidad de abrirlas porque en la parte inferior se ven por transparencia los excrementos con forma de granitos negros y, en cambio, no se distingue la fila de semillas.
Vaina abierta sana, con las semillas desarrolladas y maduras, no atacadas por orugas.

Vaina abierta mostrando las semillas abortadas al haber sido comidas por una oruga. El círculo rojo indica el agujero por donde salió la oruga ya crecida.
Sin embargo, alguna vez me he encontrado las vainas completamente desgarradas, supongo que por obra de algún pájaro, que ha intentado acceder a su interior. No sé si lo que buscaba eran las semillas o las orugas. La que muestro en la foto con la hormiga es una buena muestra de ello y la más exagerada que he visto, otras lo han sido en menor medida. Esa fue la primera vez que vi una oruga, nunca antes había mirado en el interior de una de esas legumbres, aunque sabía que deberían estar dentro.
Hormiga Lasius tanteando sobre la oruga.
Ya que ha salido el tema de la hormiga, hablaré de ellas. La mariposa se cita con frecuencia como mariposa mirmecófila. La mirmecofilia es la afinidad que algunos organismos tienen con las hormigas, sea de comensalismo o incluso de parasitismo dentro del hormiguero. Las de la fotografía son hormigas del género Lasius (hablé de ellas en ESTA ENTRADA), que suelen pastorear chinches Cacopsylla en otras plantas del jardín, así como pulgones, incluso en la propia Colutea. Parece ser que en este caso la mirmecofilia no es obligada, y las hormigas se limitan a lamer de las orugas sus posibles jugos azucarados y, posiblemente defenderlas del ataque de otros insectos. Pero, como ya he comentado, las orugas permanecen dentro de las legumbres y las hormigas tienen muy pocas posibilidades de acceder a ellas en los espantalobos, quizás en otras leguminosas no ocurra así.
Agujero abierto en la legumbre. Se ven también los excrementos dentro y, por fuera, unos pulgones.
Las vainas maduras que han sido ocupadas por las orugas se identifican fácilmente sin necesidad de abrirlas porque por transparencia se aprecian bien los excrementos caídos en la parte más baja. Si la oruga ya salió, se verá en agujero que ha abierto para hacerlo. Pero cuando la vaina está aún verde y tiene una oruga en su interior es más difícil de ver. La oruga, recién salida del huevo, entra en la flor, por lo que la legumbre en crecimiento no tiene ninguna herida que la delate o es tan pequeña que es difícil de localizar.
Oruga andando en el exterior de una legumbre. No creo que tenga el tamaño suficiente como para pupar y puede que esté buscando entrar en otra vaina.
Sólo en una ocasión he visto una oruga, no totalmente desarrollada, andando sobre una legumbre. Es posible que hubiese terminado con las semillas de su vaina y buscase otra donde entrar para seguir comiendo. De hecho, he visto vainas ya consumidas con dos agujeros, uno de ellos sellado con una especie de tapa de seda y el otro abierto. Tengo la teoría, por confirmar, de que cuando entra en una nueva legumbre la oruga tapa la entrada para impedir el acceso de parásitos y para conservar el ambiente húmedo interior. El agujero abierto, como ya dije es el de salida.
Vista exterior del orificio tapado con tejido de seda.

Tapón de seda visto desde el interior de la legumbre, cerrado y abierto por mí para mostrar la estructura de seda.
Sin embargo, esas precauciones son en vano, porque alrededor del espantalobos merodean unas avispillas parásitas esperando su oportunidad. Apenas tienen un par de milímetros de longitud y son muy inquietas y difíciles de fotografiar en vivo, pero a base de paciencia, por la mañana bien temprano y tiempo más fresco, lo he conseguido. Y también he visto el resultado en alguna vaina que he abierto. En ella la oruga estaba consumida y a su lado había unos cuantos capullitos blancos de donde saldrán las nuevas avispas, supongo que el próximo año.
Avispilla parasitoide (quizás Eurytominae) merodeando sobre el exterior de las legumbres.

Capullos apilados de la avispa parásita y, a la izquierda, carcasa vacía de la oruga, apenas reconocible.
No sé de qué manera las avispas llegan a parasitar a las orugas que están dentro de las vainas. Si hacen un pequeño agujero y entran en la legumbre para poner los huevos sobre la oruga o si simplemente introducen el ovopositor a través de la cáscara del vegetal y las larvas se las apañan para llegar hasta ella. No lo he podido ver.
En la tesis doctoral de Rafael Obregón sobre interacciones ecológicas de lepidópteros en Andalucía, se muestra que las orugas de L. boeticus son capaces de alimentarse de las pupas que se encuentran en los capullos de su parasitoide cuando los encuentran. En su estudio, el parasitoide es Cotesia specularis. Es una curiosa interrelación en la que parasitoide y parasitado se controlan mutuamente. 
También en ese trabajo describe el canibalismo de las orugas de canela estriada, así como la depredación interespecífica entre orugas de L. boeticus y Leptotes pirithous. Eso explica la presencia de una única oruga en el interior de las legumbres que yo he observado.
Imago de gris estriada Leptotes pirithous, fotografiada en una gramínea justo debajo de las pantas de espantalobos.

En el jardín, junto a la Colutea he visto y fotografiado también a la mariposa Leptotes pirithous, es otro licénido de aspecto y biología muy similar a la protagonista de estas entradas, pero mucho menos abundante. Sospecho que quizás haya visto más de las que creo, cuando varias mariposas estaban revoloteando entre las ramas del espantalobos, pero me han pasado desapercibidas.
Por último vuelvo a poner una foto de canela estriada, Lampides boeticus adulta para que se pueda comparar con la gris estriada, Leptotes pirithous, de la foto anterior. Aparte de otras particularidades de su diseño, la ancha banda de color claro de las alas traseras las diferencia sin posibilidad de error.
Imago de canela estriada, Lampides boeticus.

miércoles, 25 de agosto de 2021

La mariposa Lampides boeticus y su planta nutricia Colutea arborescens (1).

Otra de las plantas que puse en el jardín en la última remodelación, fue el espantalobos, cuyo nombre científico es Colutea arborescens. La conocí en el Jardín Mediterráneo del Museo Nacional de Ciencias Naturales y me llamó la atención lo duradero de su floración, así como sus curiosos frutos y la abundante presencia de mariposas y otros polinizadores sobre sus flores. Es decir, una planta autóctona ideal para un jardín y sin mucha necesidad de agua.
Mariposa Lampides boeticus sobre Colutea.
Me informé sobre ella y descubrí que era la planta nutricia de varias mariposas y en especial de la protagonista de esta entrada, el licénido llamado canela estriada, Lampides boeticus. Recogí entonces unas cuantas semillas y las planté en el jardín de casa, directamente  en el suelo.
El primer año apenas si salieron unas cuantas hojas y me temí que no prosperase y al siguiente creció pero no floreció. Pero al tercer verano creció y creció hasta formar unos desangelados, pero hermosos, arbustos de más de dos metros de altura y cargados de flores.
Las flores de Colutea, son típicamente de leguminosa, de un bonito color amarillo y tamaño considerable para lo habitual en esa familia.
Las Colutea son fabáceas, es decir leguminosas, y existen en la Península Ibérica tres especies muy parecidas entre sí distinguibles por detalles de la flor. Parece ser que pueden hibridar. Esta especie en concreto es típicamente mediterránea y, aunque de manera natural se da en suelos calizos, se ha adaptado muy bien a mi jardín, aunque esté en una zona de granitos y suelos ácidos.
Sus hojas son compuestas con cuatro a seis pares de folíolos, más el del extremo apical y las flores son amarillas que crecen en racimos no muy apretados. Como comentaba, tienen una floración larga, desde marzo hasta julio. En mi jardín, este año, sigue floreciendo a mediados de agosto, aunque sólo alguna que otra flor casi aislada.
Legumbres aún verdes, en desarrollo, de Colutea arborescens.
El fruto es una legumbre globosa, con un amplio espacio interior hueco donde crecen las semillas que, como veremos, es un entorno ideal para el desarrollo de las orugas de la mariposa.
Cuando maduran las semillas, las paredes de las vainas se secan y adquieren una consistencia como de papel, producen un peculiar sonido al rozarse las ramas con el paso de personas y animales o por acción del viento. Esa característica le ha valido numerosos nombres comunes como espantalobos, espantazorras, sonajas, etc.
Vainas con semillas maduras en su interior de Colutea arborescens. Por transparencia, se adivinan las semillas negras dispuestas en fila.
Empecemos ahora a descubrir los secretos de la vida de la mariposa y su íntima relación con esta, su planta nutricia. 
La canela estriada, Lampides boeticus, pertenece a la familia Lycaenidae. Es de tamaño más bien pequeño y no tiene la llamativa belleza de otros miembros de su familia, que destacan por el color azul intenso del dorso de sus alas o llamativos punteados en el reverso. Hay que verla de cerca para apreciar los bonitos ocelos de la parte baja de sus alas y las graciosas colas que las adornan.
Lampides boeticus libando en una flor de Colutea. Mientras su verdadera cabeza está escondida en busca de néctar, quedan expuestas las partes traseras de las alas. Los ocelos y colas parecen enteramente la cabeza de otro pequeño animal.
Se cree que los ocelos y colas de las alas de las mariposas sirven para llamar la atención a sus depredadores, especialmente aves, que lanzarán a ellos sus picos confundiéndolos con la cabeza provista de antenas y ojos. Así, la mariposa tendrá la oportunidad de huir, aunque sea algo maltrecha, y podrá reproducirse, que es su función en la vida.
Lampides evidentemente atacada justamente en los ocelos y colas, lo que le ha permitido sobrevivir.
Como puede comprender, mi sufrido lector, la primera vez que vi a estas mariposas en mi jardín me dio una inmensa alegría, pues veía cumplidas mis expectativas al plantar las semillas. Ahora solo faltaba esperar a contemplar su reproducción.

Hembra de Lampides boeticus. Se diferencia del macho por el dorso de las alas predominantemente pardo oscuro con escamas de color violeta en la base de las alas. Al contrario que los machos, es difícil fotografiarlas con las alas abiertas.

Macho de Lampides boeticus. Aunque pálido, el color azul violáceo de las alas lo distingue de las hembras. Las lucen abiertas en el extremo de las ramas para llamar la atención.
Para ser sincero la primera no la vi sobre el espantalobos, sino sobre las hojas y flores de otra leguminosa, herbácea, que hay muy cerca en el jardín: Lotus corniculatus. La había adquirido también en el vivero Arbolada del que hable en anteriores entradas. Es otra planta muy del agrado de diversas mariposas, como nutricia de sus orugas y como fuente de néctar. Ese año el espantalobos aún no había florecido, pero puede que se criasen las orugas en la Lotus, aunque no las vi hacerlo.
Lampides boeticus libando en flores de Lythrum salicaria, planta semiacuática muy productora de néctar que también tengo disponible para diversos polinizadores.
En la amplísima área de distribución de la canela estriada, prácticamente mundial, el espantalobos no es su única planta nutricia, hay muchas otras, en especial leguminosas, sobre las que se alimentan sus orugas. Pero en los lugares donde hay alguna especie de Colutea son especialmente abundantes. Las mariposas adultas (imagos) también aprovechan el néctar de muchas otras flores, ya que en sus numerosas y solapadas generaciones, desde la primavera hasta bien entrado el otoño, tienen que alimentarse de las especies disponibles en cada momento.
Momento de la puesta en los capullos de las flores.

Huevo de Lampides boeticus puesto sobre una hoja.
Mariposa que acaba de poner un huevo en el envés de una hoja.
Parece ser que lo habitual es que hagan la puesta de huevos en las flores y capullos, pero yo he visto muchos huevos en las hojas, e incluso a la mariposa en el momento de ponerlos, muy alejados de estos. No sé si las orugas al nacer serán capaces de buscar las flores o frutos por sí mismas o serán puestas perdidas ya que nunca he visto orugas andando o comiendo sobre las ramas y hojas.
Huevos puestos sobre los capullos.
Los huevos son puestos por separado, aunque en ocasiones cerca unos de otros. Debe haber una fuerte competencia por ocupar las vainas de semillas apenas empiezan a crecer, ya que nunca he visto dos orugas en el interior de alguna de ellas.
Las orugas se alimentan de las semillas cuando aún están verdes y en crecimiento, pero la vaina sigue desarrollándose aunque ninguna de ellas llegue a madurar. Cuando salga la oruga, haciendo un agujero en la legumbre para bajar al suelo a pupar, quedará vacía y hueca. Bueno, vacía del todo no, con sus excrementos.
Oruga de Lampides boeticus en el interior de una legumbre de Colutea.

Oruga de Lampides boeticus en el interior de una legumbre de Colutea.

He visto orugas de color verde y de color pardo, no sé si se trata de diferencias individuales o si depende de la fase o cercanía al momento de la muda. Creo que del tamaño no.

Y hasta aquí he llegado con esta entrada, pronto publicaré la continuación, pues aún quedan curiosidades por contar y quedaría una entrada demasiado larga.


jueves, 12 de agosto de 2021

Las chinches del jaguarzo blanco en el jardín (2): Corizus hyoscyami.

Lsegunda especie que habita de manera habitual sobre el jaguarzo blanco del jardín, Halimium atriplicifolium, es una chinche más grande que la mostrada en la entrada anterior, pero no tanto como otras chinches parecidas. Se trata de la llamada comúnmente chinche de la canela, en científico: Corizus hyoscyami.
Se parece mucho a los heterópteros de la familia Lygaeidae y Pyrrhocoridae, entre las que se encuentran los conocidos zapateros, ya que por su diseño y color nos recuerda a los escudos africanos, como ya vimos en otra entrada, pero pertenece a la Rhopalidae. Este fenómeno, que varias especies no demasiado emparentadas tengan una coloración llamativa y semejante, se denomina mimetismo mulleriano. Generalmente se da cuando todas ellas tienen, en mayor o menor medida, mal sabor o cierto grado de toxicidad. Son muchas las chinches que toman sustancias tóxicas de las plantas de las que se nutren, acumulándolas en su cuerpo y utilizándolas en su propia defensa. Ocurre a menudo que entre las tóxicas hay algunas inocuas, como pasa con las moscas que imitan a las avispas, un ser no venenoso imita a otro que sí lo es para protegerse, entonces hablaríamos de mimetismo batesiano. De ello traté en ESTA OTRA ENTRADA.
Cópula de Corizus hyoscyami sobre las cápsulas de semillas de Halimium. 
Cópula de Corizus hyoscyami sobre una hoja de Halimium.

El nombre científico de la protagonista de hoy proviene de su típica planta nutricia, el beleño negro, Hyoscyamus niger, pero Corizus hyoscyami es lo que los entomólogos llaman una especie polífaga, es decir, que se alimenta de diferentes plantas, aunque como ocurría con Gnapsocoris, tiene preferencia por las que tienen tallos pilosos. En mi jardín así ha sucedido y la he fotografiado sobre jaguarzo y, en menor medida y solamente los adultos, sobre las cápsulas de semillas de las malvas reales,
Alcea rosea, que también tienen mucha pilosidad y las tengo justo al lado de los jaguarzos. Más raramente las veo en otras plantas del entorno a las que llegan volando, pero no parecen ser sus plantas nutricias. De hecho, sólo he visto ninfas sobre el jaguarzo y preferentemente en los capullos y cápsulas de semillas. Son muchos los insectos que se alimentan picando sobre las plantas y atacan con preferencia los capullos de las flores o los frutos donde se están formando las semillas, ya que la planta lleva hasta allí savia cargada de sus más preciados nutrientes.
Corizus hyoscyami en capullo de malva real.
En las fotos se pueden ver ninfas y fases del adulto desde que emerge de la exuvia hasta que se va endureciendo y coloreando su cutícula. Los adultos de tonos amarillentos son inmaduros ya que cuando he observado cópulas siempre era entre ejemplares de colores intensos. He podido hacer seguimiento de ejemplares de color claro que estaban siempre en el mismo lugar de la misma planta y pasan más de dos semanas con el color pardo amarillento. Son capaces de volar, pero realmente no se mueven mucho hasta que no llega el momento de la reproducción y tienen color rojo.
Ninfa de Corizus hyoscyami posiblemente en su última fase.
Corizus hyoscyami, ejemplar adulto recién emergido de su última exuvia ninfal.

Corizus tiene una sola generación anual, lo que se llama especie univoltina, y pasan el invierno como adultos enterrados entre la hojarasca del suelo, para activarse en primavera listas las hembras para hacer las puestas, ya que las cópulas se realizan en pleno verano.  

Por último incluyo imagen de una de las numerosas abejas que acuden a las flores del Halimium, bien cargada de polen y un detalle de la flor para mostrar su belleza.

Todas las entradas sobre las chinches del jaguarzo blanco  AQUÍ