jueves, 24 de junio de 2021

Insectos en rojo y negro. Algunos de los primeros insectos en el jardín.

A modo de cuaderno de campo muestro algunos de los insectos que se han dejado ver. Este año las plantas que más animación tienen, por el momento, son el inevitable hinojo (Foeniculum vulgare) y el espantalobos (Colutea arborescens). Ni siquiera las jaras, siempre tan agradecidas, han atraído apenas fauna durante su floración.
Excepto las hormigas, alguna mariposa, las abejas del refugio de insectos y los eternos pulgones, apenas se han empezado a ver insectos en el jardín aunque ya estemos en verano. Parecía que se animaban los días de sol, pero las lluvias y la bajada de temperaturas los volvió a retraer.
En esta entrada mostraré una selección de especies vestidas de rojo y negro.

En el hinojo llevan ya un tiempo las mariquitas de siete puntos y las chinches rayadas, pero el llamativo, aunque de pequeño tamaño, Trichodes leucopsideus, lo vi por primera vez el día 20 de junio. Es depredador pero también come polen de las flores. Como otros de su mismo género, en su fase larvaria es parásito de las abejas silvestres, no me sorprendería que hubiese crecido en un nido del refugio de insectos, pues a algún congénere le he sorprendido por allí.
Trichodes leucopsideus.
Como he comentado, las mariquitas llevan ya un tiempo dejándose ver, tanto las de siete puntos Coccinella setempunctata, como Hippodamia (Adonia) variegata. Ya hace semanas que han empezado a reproducirse y se ven sus larvas en diversas plantas atracándose de pulgones.
Cópula de Hippodamia (Adonia) variegata.
Hippodamia (Adonia) variegata en el hinojo.

Coccinella setempunctata sobre la espantalobos. Para diferenciarla de la especie anterior hay que fijarse en las machas blancas del tórax o pronoto.
Y si un traje a medida en rojo y negro es notable, ese es el de la chinche rayada, Graphosoma italicum, que casi en cualquier época del año puedo encontrar en el hinojo, aunque este invierno desaparecieron tras las nevadas.
Chinche rayada, Graphosoma italicum.
Tampoco se queda atrás, aunque sea de menor tamaño, la chinche de la canela, Corizus hyoscyami. Se encuentra especialmente las plantas de jaguarzo blanco, Halimium atripicifolium, donde ya vi el año pasado cómo desarrollaban en él todo su ciclo biológico, desde las primeras ninfas hasta los ejemplares adultos. Al intentar fotografiar a un par de ejemplares en esa planta se han dejado caer, pero he podido pillar a este otro sobre las hojas del espantalobos.

Corizus hyoscyami, chinche de la canela

De todas estas especies ya he tratado en otras entradas. Como decía al inicio, la excusa es situarlas en el tiempo y lugar en este raro año, en el que veo algo alterada la fenología de algunas especies debido a los cambios de tiempo.
Las entradas donde más detalles doy sobre sus ciclos biológicos y fases larvarias se pueden consultar en los siguientes enlaces:



martes, 22 de junio de 2021

Orugas de Papilio machaon, nueva vida sobre el hinojo.

 Por fin empieza a haber vida en las plantas de hinojo (Foeniculum vulgare) del jardín. Hasta ahora apenas se veía algún insecto en ellas. Alguna mariposa Papilio machaon ha debido poner sus huevos sin que yo me dé cuenta, suele ocurrir porque si las veo es haciendo unos vuelos rápidos de prospección.

Algunas larvas diminutas, apenas dos o tres milímetros, ya se pueden descubrir entre las divididas hojas de esa aromática planta que tanto gusta a la fauna menuda. Las orugas recién nacidas parecen un excremento de pájaro o de reptil con su color negro y la mancha blanca central, aunque con la ampliación del macro esa sensación de pierde. Pero cuando van mudando la piel al crecer van adquiriendo los maravillosos tonos verdes de las orugas más grandes.

Oruga de Papilio machaon en una de sus primeras etapas de vida.

En las fotos muestro al mismo ejemplar con un día de diferencia. En la segunda foto está recién mudada, dejando la vieja piel atrás.
Misma oruga de Papilio machaon de la fotografía anterior recién mudada la piel, mostrando el cambio de color típico de fases más adelantadas.

A continuación muestro una oruga ya grande en otra planta, la ruda (Ruda graveolens), que también tengo en el jardín y es otra de sus habituales plantas nutricias. La fotografié a mediados de octubre del pasado año y en ese estado ya se encontraba cercano a la pupación. Posiblemente pasó el invierno en forma de pupa, que es lo propio de su especie y, si sobrevivió, habrá volado esta primavera.

Oruga de Papilio machaon en su última fase de desarrollo, ya cerca a la pupación.

Por último, qué menos que poner, aunque sea repetida de otra entrada, la preciosa mariposa adulta.

Adulto (imago) de mariposa Papilio machaon.



lunes, 21 de junio de 2021

Nepa cinerea, el escorpión de agua.

Escorpión de agua, Nepa cinerea. 

No es un escorpión, a pesar de su aspecto y nombre común, se trata de una chinche acuática inofensiva. Pertenece a una familia, Nepidae y la subfamilia Nepinae, siendo su único representante europeo. En el trópico otras especies muy parecidas alcanzan gran tamaño e resultan bastante impresionantes, tres o cuatro veces más grande que el protagonista de hoy, que sin contar el apéndice caudal apenas sobrepasa los dos centímetros.

Escorpión de agua, Nepa cinerea.
Fotografiado en el arroyo Matalibrillo en Becerril de la Sierra, Madrid.

Hay otra especie de esta familia, Ranatra linearis, que se incluye en una subfamilia aparte llamada Ranatrinae, Anatómicamente es muy parecida pero con el cuerpo muy alargado, lo que le ha valido el nombre de insecto palo acuático. Lamentablemente llevo mucho tiempo sin ver uno quizás por no haberlo buscado lo suficiente entre las plantas acuáticas donde vive, o porque sus poblaciones hayan disminuido debido a la contaminación del agua, ya que es más propio de aguas limpias y con corriente. 

Volviendo al escorpión de agua es, como decía, una chinche y su alimentación es carnívora depredando sobre otros insectos acuáticos, pequeños renacuajos y alevines aún con poca capacidad de movimiento. Habita aguas someras, en zonas arenosas o con algo de cieno, donde no hay corriente, como en las charcas o en las zonas más lentas de los cursos de agua. Si hay corriente se refugian entre piedras para no ser arrastrados, ya que no son buenos nadadores. Las patas delanteras, con ese aspecto de pinzas les valen para capturar a sus presas, y llevarlas hasta el rostro que clavarán en sus tejidos inyectando sus jugos gástricos para realizar una primera digestión externa. Es un proceso igual al que realizan las chinches depredadoras terrestres.

El extremo caudal no es un aguijón, sino un tubo respiratorio que le permite tomar aire de la superficie sin salir del agua, por eso prefiere situarse a escasa profundidad, donde pueda alcanzar la superficie con él sin necesidad de soltarse del suelo. Las alas son funcionales y pueden volar en busca de nuevas charcas o arroyos para colonizar nuevos hábitats o si donde viven se secan o son alteradas. 

Si se secan las charcas o durante el invierno, se pueden refugiar entre restos de vegetación acuática o bajo piedras. La puesta la hacen entre las plantas emergentes y las ninfas no tienen tan desarrollado ese tubo respiratorio ni, por supuesto, las alas.