jueves, 30 de abril de 2020

El pajarero del visillo 2: Otras especies


La anterior entrada la dediqué en exclusiva a los gorriones por su abundancia en ejemplares y observaciones, pero hay otras especies que se he podido cotillear y fotografiar desde detrás de la ventana en estos días de confinamiento, a la espera de poder salir a mi entorno y disfrutar de esta primavera que, por todos los indicios, debe ser impresionante.
Comenzaré con los esquivos mirlos, Turdus merula, que se dejan ver a diario pero rara vez con tranquilidad. Ellos no dependen de las golosinas de los comederos, sino de las lombrices y demás bichillos que pululan por el suelo del jardín. Haciendo eso, son responsables de algunos pequeños destrozos entre las plantas de pequeño porte. Así, arrancan el sedum y las siemprevivas de la rocalla en su exploración buscando el alimento. Se ven en varios sitios del jardín y estoy seguro de que tienen nido, seguramente entre la hiedra, lo que me retiene un poco a la hora de podarla. Como me parece muy interesante y hasta sorprendente, me referiré a unos estudios de hace unos años en los que se descubrió que los mirlos descubren a las lombrices bajo el suelo gracias al oído. En efecto, cuando se observa a un mirlo buscando lombrices se ve cómo tuerce la cabeza para escuchar los sonidos bajo el suelo.
Un buen momento para verlos y hacerles fotos es el del baño, del que disfrutan como casi todo emplumado hijo de vecino. Siempre van solos, o como mucho en pareja, pues son muy territoriales y pendencieros.
Sobre ellos ya escribí hace unos años, cuando descubrí cómo un par de madres se dedicaban a alimentar a sus hijos con los frutos del serbal de los cazadores, cosa que por cierto, a un experto investigador le sorprendió mucho ya que lo normal es que les den de comer proteína animal. Las observaciones de un simple jardín pueden tener más importancia de lo que se piensa. También es curioso que dos hembras se dediquen a alimentar a un solo pollo tras haber perdido una de ellas al suyo. AQUÍ está el ENLACE.
Tras los gorriones y tórtolas, los más fieles al jardín son los carboneros comunes, Parus major, que vienen a todas horas al comedero. Son varios, aunque raramente coinciden, lo sé porque los puedo diferenciar: entre los machos uno es más colorido, otro más pequeño y despeluchado, uno está anillado, además de las hembras. Intento hacer fotos "carnet" de cada uno, pero mucho me temo que me llevará demasiado tiempo.
En la foto anterior una pareja en plena bronca. En la ristra de cacahuetes quedaban pocos con semilla y el macho los tiene acaparados a pesar de la insistente queja de la hembra. Cuando la ristra está repleta no existen esos problemas conyugales.
Otro alimento que les he puesto recientemente, a modo de experimento, y que comen de vez en cuando, es un trozo de tocino. Debo decir que cuando los insectos son abundantes en el entorno, los carboneros dejan de venir al comedero. De hecho en pleno verano los cacahuetes duran semanas, mientras que en invierno tengo que renovarlos cada pocos días. Ahora estamos en una época de transición y empieza a haber insectos, pronto dejarán de venir.
Especial ilusión me hace ver a las currucas capitoradas, Sylvia atricapilla, "rara avis" en el jardín. Se ven con más frecuencia en otoño, a las diversas bayas y frutos que tengo en arboles y arbustos y, muy especialmente cuando el olivo tiene aceitunas, pero ahora en primavera a lo que vienen es a tomar el néctar de las flores. Las descubrí el año pasado en el almendro de mis vecinos, que tiene muchas ramas sobre mi jardín, y estos días pasados las he visto en el árbol del amor, Cercis siliquastrum, como se ve a la hembra en las siguientes fotos.

También, como no, visitan el baño, que siempre tienen a su disposición. En la anterior entrada mostré cómo un macho tenía que esperar su turno hasta que terminase de bañarse un gorrión. Aquí está el mismo, en plena faena.
Es un placer conseguir ver a los verdecillos, Serinus serinus, inquietos como ellos solos y difíciles de fotografiar. Como otros años, creo que tienen nido en el jardín. Aquí un precioso macho bebiendo en el estanque.
También bajan a los frutos del olivo, desde los tejados y cables eléctricos donde se suelen posar, los estorninos negros, Sturnus unicolor, pero casi nunca lo hacen a los comederos, aunque varios años han criado en el jardín. Así, estos días me tengo que conformar con verlos de lejos, como este día nublado de hace un par de semanas, cantando al amanecer.
En los tejados también veo a menudo a las urracas, Pica pica y últimamente tienen vigilada la colonia de gorriones de los paneles solares. Continuamente sorprenden con su inteligencia. Me temo que cuando salgan los volantones van a hacer alguna trastada. Visitan el comedero, al menos, dos parejas que se turnan esperando pacientemente a que las anteriores se vayan. Son muy desconfiadas, cuando ellas bajan los gorriones huyen, pero no se atreven a acudir cuando en el comedero hay alguna tórtola, como ya conté en esta otra entrada (AQUÍ).
En la foto, el último día de nieve, en el comedero:
Y hablando de tórtolas, Streptopelia decaocto, las segundas más fieles al comedero, como dije antes. Una pareja viene directa desde un gran cedro del vecindario, donde supongo que tienen el nido. En cuanto salgo al jardín y ven que vuelvo a entrar en casa, deben suponer que les he puesto comida y bajan rápidamente. La mayoría de las veces se llevan un buen chasco, pero no parecen perder la esperanza.
Comparten comida perfectamente con los gorriones y carboneros, pero son intransigentes con otras tórtolas. Sólo baja esa pareja y es siempre la misma, reconozco a una de ellas porque tiene una pluma cobertora descolocada en una de las alas. Como se les ocurra venir a otras, que hay bastantes en el vecindario, la que les montan es de órdago.
A veces las veo también comiendo sedum en otras partes del jardín y también recogiendo ramitas para el nido a primera hora de la mañana, pero no son necesariamente la misma pareja, porque llegan y se van con su carga desde diferentes lugares. El comedero está en el otro lado de la casa.
La última especie que he podido fotografiar desde las ventanas, es la paloma torcaz, Columba palumbus. Son desconfiadas, acuden raramente al comedero, pero sí a beber agua, más en el estanque que en el bebedero que les pongo. También recogen ramitas para su nido. A algunas las veo llegar volando desde más lejos, desde el norte, pero tengo una pareja criando a escasos metros, en un pino de la parcela vecina, al sur.
Y hasta aquí las especies cotilleadas desde las ventanas. Otra cosa son las que pasan volando y veo estando en el jardín. En estos días de confinamiento han sido, que recuerde: buitre leonado y negro, águila imperial, águila calzada, milano real y negro, cigüeña y golondrina. Tengo algunas fotos que no merecen mucho la pena, pero por su importancia, añado a este damero de águila imperial, Aquila adalberti, que es la menos habitual y que más ilusión me hace.


viernes, 24 de abril de 2020

El pajarero del visillo: Espiando a los gorriones




Que me perdone José Mota por tomarle prestado el título, no es "la vieja" sino yo mismo el que se esconde tras los visillos de mis ventanas para espiar a mis vecinos... alados.
En estos días es todo un clásico en las redes sociales de los medios naturalistas mostrar las fotos, fundamentalmente de aves, vistas desde balcones y ventanas. Yo mismo en mi Facebook no he podido resistir la tentación de publicar durante el confinamiento, empezando con el título "Desde el Hide Ventana de la cocina". Si bien llevo años haciendo fotos desde ese lugar y muchas veces mostrándolas en este blog.

No todas las especies que veo consigo fotografiarlas, algunas porque no acuden a los comederos o baños y otras por ser muy desconfiadas y asustarse en el mismo momento en que me asomo, aunque sea a través de dos ventanas con dobles vidrios y, como no, medio escondido detrás del visillo.
Pero hasta los más humildes gorriones son dignos de admirar y apreciar su belleza, aparte de que nos hacen testigos de primera línea de interesantes comportamientos.
Así, comenzando por los gorriones, puedo disfrutar al verlos despeluchados a primera hora de la mañana, al salir de sus nidos y comenzar a atusarse convertidos en una graciosa bola de plumas, aunque la falta de luz y sus movimientos no colaboren para hacer una buena foto.
Poco después vuelan a buscar su desayuno pero no tardan en volver, muchas veces cargados de palitos, plumas y demás materiales para arreglar el nido. Al menos, en los primeros días de nidificación, supongo que pronto estarán más atareados consiguiendo comida para los pedigüeños polluelos.
Este año un gran grupo de gorriones han decidido formar una colonia bajo los paneles solares que mi vecino colocó en su tejado para calentar la piscina. Supongo que ahora que hace fresco les vendrá bien el calorcillo, cuando sale el sol. No se que pasará cuando apriete el calor de verdad, bajo esa superficie negra pensada para absorberlo. Supongo que tendrán que hacer mudanza antes de ponerse con las siguientes nidadas. Las fotos del día de la nevada, hace casi un mes, me recuerdan a cuando yo mismo tenía que palear la nieve para salir al trabajo.


Para recoger el material rebuscan en el suelo y entre los restos que hay en el propio tejado, de los que hayan podido arrastrar unos u otros al salir de sus nidos, pero también arrancan hierbas y ramitas de los árboles cercanos. En casa les gustan especialmente las más finas del taray. 
Hace ya años que desapareció una bonita planta que tenía mi esposa en su zona de jardín, Cineraria maritima (antes llamada Senecio cineraria) que, con sus suaves hojas vellosas les debían encantar para mullir los nidos, y no dejaban una. A este respecto recuerdo que esa planta, igual que su pariente la hierba de Santiago, Jacobaea vulgaris (antes llamada Senecio jacobaea), es tóxica. Se ha afirmado que las aves utilizan plantas tóxicas y aromáticas para mantener sus nidos libres de parásitos. En casa, más adelante porque ahora aún no han crecido, también arrancan ramitas de menta, es posible que con esa función, pero no está nada clara la intencionalidad consciente por parte de los pájaros. En el caso de la cineraria estoy casi seguro de que les gusta por ser un buen y suave aislante. De hecho, también tengo hierba de santiago en el jardín y no la tocan.
En su libro "Un leopardo en el jardín", Álvaro Luna, comenta el caso de los gorriones urbanos que utilizan las colillas de cigarrillo, con su filtro impregnado de nicotina, como material del nido. Está comprobado que esos nidos tienen menos parásitos, sí, pero también se ha analizado a padres y polluelos y presentan anomalías sanguíneas, luego la nicotina no les beneficia para nada. En cualquier caso, más que intención por parte de las aves habría que buscar una ventaja adaptativa y es demasiado pronto para sacar esa conclusión.
Antes de continuar, diré que si bien la primera hora de la mañana es la preferida para recoger material para el nido, se les puede ver haciéndolo a otras horas, pero no tan a menudo. Es posible que el rocío de la madrugada haga que los materiales humedecidos sean más maleables para colocarlos y darles forma en el nido.
En casa tenemos diversos tipos de comederos para atraer a las aves, normalmente no les doy tanto de comer y si lo hago es más bien en invierno, que es cuando más lo necesitan. Esta primavera, de manera quizás un poco egoísta, les pongo algo más y más variado para tener más oportunidades de observarlos y hacerles fotos. 
Algo de pan, muy poco porque poco comemos estos días, y comida para pájaros domésticos es lo que les pongo. De vez en cuando algún resto de fruta, les encanta la manzana, y los cacahuetes que les roban a los carboneros. Ellos son los encargados de extraerlos de las cáscaras... cleptoparasitismo se llama eso, pero esa es de otra historia que conté en otras entradas (AQUÍ la explicación  y  AQUÍ los vídeos).
En pleno verano, más importante que los alimentos, que de sobra encuentran en el campo, es la disponibilidad de agua. En mi jardín tienen los estanques, pero les gusta más su propio baño, con poca profundidad. He visto que no dudan en bañarse con temperaturas de 6ºC. ¡Frioleros no son! Aunque hay que reconocer que no se mojan el cuerpo, el agua no les llega a la piel, solo les vale para peinar las plumas y aislarse mejor.
A veces otros "vecinos" tienen que esperar cola para usar el baño. También se dan sus baños de arena, aunque en la siguiente foto más bien es de gravilla. Creo que lo que hacían era secarse al frotarse contra el suelo.

Hay otras especies, no demasiadas, que he podido ver y fotografiar estos días, pero lo dejo para una próxima entrada.

sábado, 18 de abril de 2020

MITOLOGÍA EN NOMBRES CIENTÍFICOS. Seres marinos.

Son infinidad los nombres científicos basados en seres mitológicos relacionados con el mundo marino o las aguas en general. Estoy seguro de que hay más de los que cito, pero iré encadenando algunos como buenamente pueda.
TRITÓN

Hijo de Poseidón y Anfitrite, parece que es muy adecuado para asociarlo a especies marinas, o al menos acuáticas, y así se ha utilizado. Se le suele representar con cuerpo de hombre y cola de pez. Y también soplando una gran caracola, similar a la que en muchos lugares del mundo han utilizado los marineros a modo de trompeta, en cada sitio con una especie distinta. Se le consideraba un dios benévolo, intermediario entre los hombres y Poseidón para apaciguar las tormentas.

Curiosamente no he encontrado el nombre de Tritón como género válido actual, aunque sí se ha usado en el pasado, siendo sinonimizado. Tal es el caso, dentro de los anfibios, de lo que ahora es el género Triturus Rafinesque, 1815, que en otro momento fue Triton Laurenti, 1768 y con otras sinonimias como Lissotriton, Mesotriton y alguna más.
Triturus pygmaeus
Tritonidae es una familia de moluscos nudibranquios que incluye a los géneros Tritonia y Tritoniopsis.
Del género Charonia, antes llamado Triton por Linneo en 1758 es, entre otras especies, la gran caracola Charonia lampas, llamado comúnmente tritón del Mediterráneo, que tiene por sinónimos Charonia tritonis y Triton nodifero. Este es, precisamente, el utilizado por los marineros del Mare Nostrum como bocina.
Y esto nos lleva a Charon, Caron o Caronte, de donde viene Charonia, es el barquero que lleva a las almas al otro lado del río Aqueronte, hasta el dominio de Hades, razón por la cual en la antigua Grecia y luego en Roma, se ponía una moneda en la boca de los fallecidos para pagar el viaje, so pena de hacer vagar al difunto cien años por los pantanos hasta poder ser admitidos.
Otros nombres de caracolas hacen referencia al uso como trompeta o por su forma, como es el caso de la familia Buccinidae con el género Buccinun.
Charonia lampas con la punta rota para usarla como bocina
Ya hemos hablado de Tritón, seguiremos con sus padres: Poseidón y Anfitrite.
POSEIDÓN
Poseidón, Neptuno para los romanos y forofos del Atlético del Madrid, hijo de Cronos y de Rea. Dios de los mares. Tuvo siete hijos con Halia seis varones y una chica (Rodo, de donde procede el nombre de la isla de Rodas). Hali, por cierto, es sal en griego y de ahí el nombre del mineral halita que es el cloruro sódico.
Una especie bien conocida dedicada a Poseidón es la fanerógama marina Posidonia oceanica.
ANFITRITE
Madre de tritón, era una de las cincuenta nereidas, hijas de Nereo y Doris (o Dóride) de la que se enamoró Poseidón. Intentó huir de él pero los delfines la descubrieron y dieron el chivatazo a su jefe.
Hay una especie de balano, crustáceo cirrípedo llamado Amphibalanus amphitrite. También hay una familia dedicada a las nereidas, Nereidae, con un género, Nereis, de gusanos poliquetos marinos con muchísimas especies.
ARGOS
Dedicado a él hay un animal que me resulta especialmente entrañable, el pez Scatophagus argos (Linnaeus, 1776). El nombre del género no es muy agradable ya que literalmente quiere decir “comedor de excrementos”. Linneo le puso de nombre Chaetodon argos, que ya no es válido para estos peces y cuando se describió el género Scatophagus, la especie nominal, se habían descubierto en unas salidas de alcantarillado.
Con el nombre de Argos hay varios personajes, pero al que se refiere en este caso es al gigante Argos o Panoptes (el que todo lo ve, de “Pan” todo y “optes” ojos) al que se le han atribuido hasta cien ojos y una enorme fuerza (mató al monstruo Equidna). El pez tiene los costados llenos de manchas redondas, como ojos, sobre todo los adultos. 
Scatophagus argos 



Mi relación con este pez procede de los tiempos era un activo aficionado a los peces de acuario, en los pasados años 70-80, cuando fui presidente de la AEA, Asociación Española de Acuariófilos (ahora Acuaristas), llegando a diseñar el logotipo de nuestro símbolo, precisamente ese pez. Hasta ahora se mantiene, aunque también se utilizan otras versiones más o menos modificadas.
EQUIDNA
Equidna, a la que mató Argos. Echidna es un género de morenas, los anguiliformes peces marinos, no las mujeres de pelo o piel oscura. Creo que la especie más conocida y presente en los acuarios es Echina nebulsa cuya coloración no deja lugar a dudas del porqué de su nombre específico.
Equidna se representa con torso de mujer y cola de serpiente de cintura para abajo. Dicen que devoraba a los viandantes que encontraba y hay distintas versiones sobre sus progenitores, pero con lo que sí están de acuerdo es en que parió numerosos monstruos, entre ellos a Quimera, Cerbero, la Esfinge, la Hidra de Lerma, las Harpías y alguno más.
El nombre de Equina aplicado (no como nombre científico) a los monotremas no tiene nada que ver con ella, viene del griego Ἔχιδνα (Ekhidna). Argos la sorprendió durmiendo, si no, seguro que no puede con ella.
Y ya que ha aparecido en nombre de Quimera, que es un animal marino y un nombre de la mitología griega,  continuamos con ella...
QUIMERA
Hija de Equidna y Tifón, tiene la cabeza de león (o de cabra) y cola de dragón. A veces se representa con dos cabezas, una de cada o se dice que lo de cabra era el cuerpo. Lanzaba fuego por la boca y devoraba al que se le ponía por delante.

La palabra quimera ha pasado al lenguaje común para referirse a un animal monstruoso formado por partes de otros animales, incluso híbridos, no necesariamente de los que se han citado. También como algo que no se puede conseguir.
Los peces quimera son condrictios, es decir, más emparentados con los tiburones que con los peces óseos, que viven a gran profundidad. Tienen una gran cabeza y la cola es larga y fina, por lo que se han llamado peces rata. Hay todo un orden, familia y género con ese nombre, Chimaera, y se lo debemos, cómo no, a Linneo que describió la primera especie como Chimaera monstruosa Linnaeus 1758. Guapa no le debió parecer.

ZEUS
Es del dios griego identificado con el Júpiter romano. El “padre de todos los dioses”, Es el menor de los hijos de Cronos y Rea, por lo tanto hermano de Poseidón. Luchó contra su padre, contra los Gigantes y contra Tifón, para conseguir el poder supremo. Se le atribuyen esposas y amantes, que como todo el resto de la mitología griega y romana, dejan en pañales a los culebrones venezolanos. Sería un exceso hacer aquí una mínima aproximación.
La especie marina más relevante dedicada a este dios es sin duda el pez Zeus faver, cuyo cristianizado nombre común es Pez de San Pedro. Se dice que la mancha del costado es la huella del apóstol al cogerlo con la mano. El nombre específico "faver" parece ser que quiere decir artesano, porque los huesos de este animal se parecen a las herramientas del herrero.

HELENA
Y ya que vimos la morena tropical Echina nebulsa, podemos citar también a la morena típica de nuestras costas, Muraena helena, cuyo nombre específico, sin duda, procede de Helena de Troya, hija de Zeus y Leda. Su padre "oficial" era el héroe humano Tindáreo, pero Zeus le puso los cuernos transformado en cisne, por lo que Leda ¡puso huevos! y de uno ellos nació Helena. Tenía un belleza extraordinaria y, aunque hay muchas versiones, todas ellas coinciden en muchísimos conflictos con sus amantes, pretendientes y secuestradores. Entre ellos Paris que, en resumidas cuentas, armó la de Troya. No tan guapa es la especie animal, pero a todos los que buceamos nos encanta verla entre las rocas.









viernes, 10 de abril de 2020

MARIPOSAS MITOLÓGICAS (Papiliónidos). Nombres científicos de nuestras mariposas relacionados con la mitología clásica.


Las mariposas son, quizás, el grupo zoológico en el que los científicos, a la hora de poner nombre a las especies, más se han inspirado en la Mitología. Como veremos, en esta y las siguientes entradas, el que inició esa costumbre fue el propio Linneo, que en sus primeras descripciones se despachó con unos cuantos nombres dedicados a los dioses del Olimpo.
Iniciaré este repaso a las mariposas ibéricas con la familia PAPILIONIDAE, intentando explicar el origen de sus nombres y, cuando pueda, los cambios que han tenido.

Apolo. Parnassius apollo  (Linnaeus, 1758)

Parnaso era hijo de Poseidón y Cleodora y da nombre al monte Parnaso, cerca de Delfos, lugar de las musas, de Apolo y de Dionisos. Se le atribuye la fundación del Oráculo de Delfos, sucediéndole, precisamente, Apolo.
El nombre de Apolo no necesita presentación, hijo de Zeus y Leto, uno de los doce grandes del Olimpo. De origen griego, pero que conserva el mismo nombre en la mitología romana, no como otros.
Originalmente Linneo denominó a esta especie Papilio apollo pero Latreille, en 1804, definió el subgénero Parnassius, que es ahora género válido. Y por eso, el nombre y fecha de descripción figuran entre paréntesis.
[Nota: esto lo vamos a ver muy a menudo en otras especies, lo explico ahora y quizás lo cite alguna vez más. Los nombres de autor y año, según las normas de Nomenclatura Zoológica, figuran entre paréntesis cuando el nombre del género se ha cambiado]

Blanca de Asso. Parnassius mnemosyne  (Linnaeus, 1758)
Es una especie muy parecida a la macaón, pero de menor tamaño, en España está restringida a los Pirineos y no he tenido oportunidad de fotografiarla.
Mnemósine era la diosa de la memoria, hija de Urano y Gea. Para los romanos se llamaba Moneta, aunque ese nombre se atribuye también a Juno.
Fue la quinta esposa de Zeus que se unió a ella nueve veces seguidas dando como resultado nueve partos, uno por día, naciendo así las nueve Musas. Desde que ellas nacieron el Olimpo fue mucho más divertido.
Linneo la describió originalmente como Papilio mnemosyne.

Macaón. Papilio machaon Linnaeus, 1758
Papilio es simplemente mariposa en latín, no tiene más historia, pero machaon sí es mitológico.
Macaón era griego, hijo de Asclepio y su hermano se llamaba Podalirio que gobernó sobre las ciudades de Trica, Itome y Ecalia. Los tres, padre e hijos, eran médicos. Macaón fue pretendiente de Helena de Troya, participó como médico en la guerra troyana y curó a Menelao y también a Filoctetes de la herida producida por la flecha de Heracles (Hércules para los romanos).

Chupaleches. Iphiclides feisthalmelii (Dupochel, 1832)
Antes de seguir, recordemos que no hace muchos años que a esta mariposa la llamábamos Papilio podalirio, pues así la denominó Linneo en 1758. Se lo puso en consonancia con el nombre de la especie anterior, dedicadas ambas a los dos hermanos Macaon y Podalirio. Luego conocimos el cambio al género Iphiclides, Hübner, 1819. Y más recientemente al subirla de la categoría de subespecie Iphiclides podalirius feisthalmelii (Duponchel, 1832) a especie, con el nombre actual que esperemos que sea definitivo.
Iphiclides está dedicado a Ificles, hijo de Anfitrión y Alcmena y hermano gemelo de Heracles (Hércules), aunque, cosas de la mitología o de la biología ¿quien sabe? nació una noche antes que su hermano. Heracles, que como vimos antes es el autor del flechazo que tuvo que curar Macaon. ¡Menudo triángulo! y no precisamente amoroso.
Por otra parte, aunque no sea de origen mitológico, no puedo dejar de completar el origen del nombre "feisthalmelii", que Duponchel dedicó a Feisthamel, presidente de la Sociedad Entomológica Francesa y a quien Graells envió el primer artículo de descripción de la célebre Graellsia isabelae para que lo tradujese al francés y lo publicase.
Arlequín. Zerynthia rumina (Linnaeus, 1758)
El nombre específico está dedicado a Rumina, diosa de la mitología romana protectora de las madres y niños lactantes. El nombre viene de una palabra latina arcaica (rumis) que significa leche. Está relacionada con el templo Rumina, cerca de la higuera Ficus Ruminalis (recordemos el látex de la higuera al cortar las hojas), donde Rómulo y Remo fueron recogidos y amamantados por la loba.  
El nombre del género, dedicado a Cerinto, no es un ser mitológico sino histórico, fue un heresiarca del año 88, de origen judío, secta contraria a los evangelistas, y parece ser que en particular enemigo de San Juan.
Este nombre también ha cambiado (véase el paréntesis) Linneo la denominó Papilio rumina.