viernes, 24 de abril de 2020

El pajarero del visillo: Espiando a los gorriones




Que me perdone José Mota por tomarle prestado el título, no es "la vieja" sino yo mismo el que se esconde tras los visillos de mis ventanas para espiar a mis vecinos... alados.
En estos días es todo un clásico en las redes sociales de los medios naturalistas mostrar las fotos, fundamentalmente de aves, vistas desde balcones y ventanas. Yo mismo en mi Facebook no he podido resistir la tentación de publicar durante el confinamiento, empezando con el título "Desde el Hide Ventana de la cocina". Si bien llevo años haciendo fotos desde ese lugar y muchas veces mostrándolas en este blog.

No todas las especies que veo consigo fotografiarlas, algunas porque no acuden a los comederos o baños y otras por ser muy desconfiadas y asustarse en el mismo momento en que me asomo, aunque sea a través de dos ventanas con dobles vidrios y, como no, medio escondido detrás del visillo.
Pero hasta los más humildes gorriones son dignos de admirar y apreciar su belleza, aparte de que nos hacen testigos de primera línea de interesantes comportamientos.
Así, comenzando por los gorriones, puedo disfrutar al verlos despeluchados a primera hora de la mañana, al salir de sus nidos y comenzar a atusarse convertidos en una graciosa bola de plumas, aunque la falta de luz y sus movimientos no colaboren para hacer una buena foto.
Poco después vuelan a buscar su desayuno pero no tardan en volver, muchas veces cargados de palitos, plumas y demás materiales para arreglar el nido. Al menos, en los primeros días de nidificación, supongo que pronto estarán más atareados consiguiendo comida para los pedigüeños polluelos.
Este año un gran grupo de gorriones han decidido formar una colonia bajo los paneles solares que mi vecino colocó en su tejado para calentar la piscina. Supongo que ahora que hace fresco les vendrá bien el calorcillo, cuando sale el sol. No se que pasará cuando apriete el calor de verdad, bajo esa superficie negra pensada para absorberlo. Supongo que tendrán que hacer mudanza antes de ponerse con las siguientes nidadas. Las fotos del día de la nevada, hace casi un mes, me recuerdan a cuando yo mismo tenía que palear la nieve para salir al trabajo.


Para recoger el material rebuscan en el suelo y entre los restos que hay en el propio tejado, de los que hayan podido arrastrar unos u otros al salir de sus nidos, pero también arrancan hierbas y ramitas de los árboles cercanos. En casa les gustan especialmente las más finas del taray. 
Hace ya años que desapareció una bonita planta que tenía mi esposa en su zona de jardín, Cineraria maritima (antes llamada Senecio cineraria) que, con sus suaves hojas vellosas les debían encantar para mullir los nidos, y no dejaban una. A este respecto recuerdo que esa planta, igual que su pariente la hierba de Santiago, Jacobaea vulgaris (antes llamada Senecio jacobaea), es tóxica. Se ha afirmado que las aves utilizan plantas tóxicas y aromáticas para mantener sus nidos libres de parásitos. En casa, más adelante porque ahora aún no han crecido, también arrancan ramitas de menta, es posible que con esa función, pero no está nada clara la intencionalidad consciente por parte de los pájaros. En el caso de la cineraria estoy casi seguro de que les gusta por ser un buen y suave aislante. De hecho, también tengo hierba de santiago en el jardín y no la tocan.
En su libro "Un leopardo en el jardín", Álvaro Luna, comenta el caso de los gorriones urbanos que utilizan las colillas de cigarrillo, con su filtro impregnado de nicotina, como material del nido. Está comprobado que esos nidos tienen menos parásitos, sí, pero también se ha analizado a padres y polluelos y presentan anomalías sanguíneas, luego la nicotina no les beneficia para nada. En cualquier caso, más que intención por parte de las aves habría que buscar una ventaja adaptativa y es demasiado pronto para sacar esa conclusión.
Antes de continuar, diré que si bien la primera hora de la mañana es la preferida para recoger material para el nido, se les puede ver haciéndolo a otras horas, pero no tan a menudo. Es posible que el rocío de la madrugada haga que los materiales humedecidos sean más maleables para colocarlos y darles forma en el nido.
En casa tenemos diversos tipos de comederos para atraer a las aves, normalmente no les doy tanto de comer y si lo hago es más bien en invierno, que es cuando más lo necesitan. Esta primavera, de manera quizás un poco egoísta, les pongo algo más y más variado para tener más oportunidades de observarlos y hacerles fotos. 
Algo de pan, muy poco porque poco comemos estos días, y comida para pájaros domésticos es lo que les pongo. De vez en cuando algún resto de fruta, les encanta la manzana, y los cacahuetes que les roban a los carboneros. Ellos son los encargados de extraerlos de las cáscaras... cleptoparasitismo se llama eso, pero esa es de otra historia que conté en otras entradas (AQUÍ la explicación  y  AQUÍ los vídeos).
En pleno verano, más importante que los alimentos, que de sobra encuentran en el campo, es la disponibilidad de agua. En mi jardín tienen los estanques, pero les gusta más su propio baño, con poca profundidad. He visto que no dudan en bañarse con temperaturas de 6ºC. ¡Frioleros no son! Aunque hay que reconocer que no se mojan el cuerpo, el agua no les llega a la piel, solo les vale para peinar las plumas y aislarse mejor.
A veces otros "vecinos" tienen que esperar cola para usar el baño. También se dan sus baños de arena, aunque en la siguiente foto más bien es de gravilla. Creo que lo que hacían era secarse al frotarse contra el suelo.

Hay otras especies, no demasiadas, que he podido ver y fotografiar estos días, pero lo dejo para una próxima entrada.

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