jueves, 7 de enero de 2021

Las hormigas de mi jardín (5). Aphaenogaster gibbosa.

 La segunda especie de este género que voy a mostrar es Aphaenogaster gibbosa. Como la anterior, la he identificado gracias a los amigos del grupo de Facebook de la Asociación Ibérica de Mirmecología.  

Obrera de Aphaenogaster gibbosa de tamaño grande. Se pueden observar los principales caracteres.

Se diferencia de la especie vista en la anterior entrada por tener las espinas de propodeo más pequeñas, las obreras tienen tamaños menos homogéneos, comprendidos entre los 3,5 y los 6 mm y, en general, tienen el cuerpo más brillante, aunque en los ejemplares más grandes se observa bien la cabeza estriada. Las antenas son más rojizas.

Obreras de diferentes tamaños, hembra y, en el centro, macho con las alas cortadas, como se explica más adelante.

Como es bastante habitual en este género, las larvas se alimentan de pétalos de flores y por eso se puede ver a las obreras portándolos e introduciéndolos en el hormiguero, no sin considerable esfuerzo, porque la entrada del nido, al menos el de mi jardín, es bastante estrecha.


Proceso de introducción de un pétalo en el hormiguero. A la vez, otros ejemplares tienen que retirar granos de arena para hacerle sitio.

El hormiguero que tengo observado es bastante pequeño. Son monoginas (una sola reina) y parece ser que no suelen pasar de varios cientos de obreras. Pocas son las hormigas que veo entrar y salir de él y no las suelo encontrar alejadas de este. Fue una excepción el día que las encontré en plena salida de machos y hembras. Aunque, todo hay que decirlo, no tenía nada que ver con la enorme masa de hormigas que he visto en otras especies con el mismo acontecimiento.

Entorno seco y arenoso del hormiguero.

Son propias de terrenos secos, hasta 1.000 m sobre el nivel del mar. Mi jardín está a 1.040 y el hormiguero se encuentra en una zona arenosa, no regada, junto a un muro orientado al sur. Es decir, muy soleado.

La emergencia de alados tiene lugar entre los meses de junio y julio, en casa fue el 7 de julio.

Emergencia de machos y hembras.

En la anterior especie comentaba que las hembras de A. iberica no se alejaban mucho del hormiguero y que volvían a él para salir al cabo de poco, acompañadas de unas cuantas obreras, para fundar su nueva colonia. En A. gibbosa lo que he observado es que a muchos de los machos les habían recortado o arrancado totalmente las alas. Puede ser que así, al no poder volar, se vean obligados a fecundar a sus hermanas. No he leído nada al respecto y me parece un poco rara esta endogamia. Así, no me queda otra opción que exponer los hechos tal cual por medio de las fotografías y esperar a tener más información o nuevas observaciones. Lo cierto es que no me di cuenta del detalle de las alas mutiladas hasta que no procesé las fotografías en el ordenador. De haberlo visto antes habrá esperado a observar si las hembras vuelan y se alejan o si vuelven a entrar en el hormiguero. Tampoco vi ninguna cópula.

Detalle de hembra en el centro, a la izquierda abajo un macho y varias obreras de diferentes tamaños al rededor.

Machos con las alas completas.

Como se puede ver en las fotos, los machos tienen la cabeza pequeña y redondeada y las mandíbulas muy poco desarrolladas comparadas con las hembras y obreras. No parece que la ausencia de alas sea por una mala metamorfosis o defecto genético, ya que tienen cortes irregulares y muy evidentes y otros ejemplares están enteros.

Hembra y macho con las alas totalmente arrancadas.

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