sábado, 24 de septiembre de 2011

El verdadero nacimiento de las hijas del fuego

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Canibalismo intrauterino en las salamandras.

Este mes he tenido la grata sorpresa de reencontrarme con uno de mis animales favoritos, las salamandras. Últimamente no es fácil verlas en los arroyos de la Sierra del Guadarrama, su población ha disminuido muchísimo y posiblemente se haya extinguido en algunas localidades donde antes era relativamente frecuente. Contaminación, las enfermedades que han afectado a los sapos parteros, el aumento de las temperaturas, introducción de truchas y otros salmónidos, desvío, canalización y desaparición de arroyos... demasiadas amenazas como para que no disminuyan sus poblaciones.


En su "Historia Natural de los Cuadrúpedos ovíparos y de las Culebras" el Conde de la Cepede, Director del Gabinete de Historia Natural de París a principios del siglo XIX, nos cuenta que a la llamada por los antiguos "hija del fuego con cuerpo de hielo" se le ha atribuido la quimérica cualidad, no solo de resistir al fuego, sino también de apagarlo. Además, se le acusa de "poseer el veneno más mortífero, infectando con la ponzoña todos los vegetales de una basta región, pudiendo causar la muerte a regiones enteras".
Estas y otras absurdas creencias causaron y desgraciadamente siguen causando, no pocas calamidades a tan inocentes anfibios, aunque la transformación del medio ha sido mucho peor.
En efecto, las salamandras tienen veneno, pero no emponzoñan nada de su alrededor, solo lo segregan por la piel y especialmente por las glándulas parotídeas (marcadas en el dibujo), cuando algún enemigo lo ataca, como cualquier otro anfibio.
Quizás su hábitat entre musgos y hojarasca en umbríos y húmedos parajes o en chorreantes arroyos de prados montanos estimule especialmente la imaginación. Puede que alguna desdichada salamandra apareciese saliendo de un tronco medio podrido echado al fuego, dando lugar a esas creencias. Por el contrario, la verdadera historia natural de las salamandras no es menos fascinante que esas supersticiones.
 El pincipal carácter distintivo para identificar una salamandra es la coloración contrastada negro amarillo y las glándulas parotídeas

La mayor parte de los urodelos ponen sus huevos en el agua, y así lo hacen también algunas poblaciones de salamandras del norte de África (Salamandra algira), como tantos otros anfibios. En cambio, la mayoría de las salamandras ibéricas (Salamandra salamandra) son ovovivíparas, es decir, incuban los huevos en su interior "dando a luz" en el agua a larvas bien desarrolladas. Algunas en el momento de nacer aún conservan la envuelta membranosa del huevo. Es decir, la eclosión del huevo ocurre justo en el momento de ser puestos y se realiza en el agua.
Una hembra adulta puede "parir" de esta manera entre 20 y 40 crías con sus cuatro patas y los penachos branquiales que les permiten respirar en el agua.


Caracteres distintivos para identificar a una larva de salamandra. Las manchas amarillas en el principo de las patas y el extremo de la cola redondeada.
Pero las salamandras de algunas poblaciones del norte de la Península Ibérica no se conforman con eso, los huevos eclosionan dentro del útero materno y allí respiran a través de las branquias, creen y se desarrollan. ¿He dicho crecen? ¿Pero qué comen para poder crecer? La respuesta es simple: A sus hermanos. Bueno, no solo a sus hermanos, también otros huevos que la madre va produciendo. ¿Existe mayor ferocidad que comerse a sus hermanos antes incluso de nacer? De esa manera no nacen tantas crías, pero las que nacen son más grandes y preparadas para la supervivencia. Además, en el momento del parto ya tienen las branquias completamente reabsorbidas y pueden respirar con los pulmones por lo que no necesitan ser puestos en el agua. Este tipo de reproducción se denomina científicamente adelfofagia. Es la mayor liberación para un anfibio: nacer en tierra firme.

El canibalismo en las salamandras es cosa de familia (nunca mejor dicho) y no solo se presenta dentro del útero materno. En los arroyos de montaña es fácil que en un pequeño tramo haya unas cuantas larvas que quedan aisladas en remansos y generalmente son hermanas. Allí la vida animal no es muy abundante y ante la falta de alimento no dudan en atacarse las unas a las otras y así, no es raro que a alguna le falte una pata, un penacho branquial o el final de la cola, como le ocurre a la de la anterior fotografía.

El Conde de la Cepede decía que afortunadamente se "esparcieron las luces de la ciencia" y ahora más que nunca. Para ver hasta que punto es esto cierto nada mejor que echar un vistazo al artículo de David Buckley y colaboradores, la mayoría compañeros del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Os invito a hacerlo, aunque no os lo leáis, solo por ver la fotos de las pequeñas caníbales, pinchando AQUÍ.

Esta entrada está inspirada en un artículo que escribí para el "Observatorio" de la revista Quercus número 27, en 1987. Las fotos están tomadas en San Rafael, Segovia, y los dibujos de la "Guía de Anfibios y Reptiles de Madrid", de la que soy coautor de los textos y autor de los dibujos.

15 comentarios:

  1. Hola Jesús:
    El viviparismo es un adaptación magnifica. La salamandra al igual que muchos otros anfibios y reptiles han sido objeto de mitos y leyendas a partir de observaciones que han tenido una mala interpretación, sin duda alguna.
    un saludo
    Abel

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  2. Hola

    El tema del canibalismo de las salamandras es muy interesante, he ojeado por encima el artículo de Buckley et al. que recomiendas y lo voy a leer a fondo, he visto que aborda las relaciones macro y micro evolutivas, un tema realmente serio y controvertido en biología evolutiva.

    Un saludo

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  3. Hola Abel. En efecto, afortunadamente las luces de la ciencia nos van iluminando.

    Ciertamente Pedro el artículo va mucho más allá de lo que yo indico en esta modesta entrada, pero es el nivel al que yo quiero llegar.
    El tema de la macroevolución lo vamos a tratar con la ayuda de Mario García París y Bavid Buckley en la próxima exposición permanente del museo, sobre biodiversidad y evolución. Es muy interesante.

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  4. Recuerdo haber visto salamandras, todavía con branquias, en un arroyo afluente del río Pinto, en Sierra Morena, entre Ciudad Real y Jaén. Era a inicios de los setenta. El agua era completamente cristalina y fría. Debía de ser por el mes de febrero, aunque quizás mi memoria no sea del todo precisa en este detalle.

    Saludos y enhorabuena por su blog, del que tanto tanto aprendo.

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  5. Pues sí, amigo del Retablo, Es perfectamente posible que en el mes de febrero haya larvas de salamandra. En un sitio tan frío como el sur de la Sierra de Gredos las he visto dejar a las crías el día dos de enero.
    Gracias por el comentario, tu blog también me parece muy interesante, tienes una manera muy didáctica de acercarnos la historia.

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  6. Muy interesante el artículo. No sabía nada del canibalismo de las larvas de la salamandra.
    Saludos

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  7. Buenas, hace poco estuve en Bocigano, pueblo mas alto de Guadalajara, existia una aldea un poco mas arriba y la leyenda dice que todos sus habitantes murieron al caer una salamandra al puchero, menos mal que las creencias van cambiando, aunque demasiado lento. Un saludo

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  8. ...Visto así, el canibalismo intrauterino, es toda una lección de economía para la supervivencia
    ¡Qué cosas tiene la vida!
    Saludos, Jesús.

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  9. Pues sí, Riomoros, el canibalismo intrauterino es un carácter que las salamandras comparten, nada menos, que con los tiburones, como el gran blanco.

    Hola Luis, sí es cierto que a veces los cambios son muy lentos, pero hay que seguir "desasnando" al personal. En ello estamos.

    Bueno, más que economía en sí, es una muestra de los recovecos que se busca (o encuentra más bien) la evolución para mejorar la tasa de supervivencia.

    Saludos a los tres.

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  10. Muy curiosa e instructiva entrada como siempre. Sí que es verdad que el tema de las leyendas en los animales hace mucho daño. Por ejemplo hay gente que aún confunde samalandra y salamanquesa, el otro día tuve que afanarme en explicar a un amigo que las salamanquesas no son venenosas como ha creido toda la vida. Últimamente he visto muchas crias, eso sí, salamandra ni una en mi vida :( Y mira que me gustaría.

    Lo dicho, muy buena entrada.
    Saludos!

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  11. Samalandra no! Salamandra! jaja...(Lo siento)

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  12. De todas maneras no les supone mucho problema la amputación de algún miembro si son capaces de regenerarlos de modo exclusivo entre los vertebrados. Aunque tal vez, esta capacidad sólo sea en estado adulto, no recuerdo.


    Saludos.

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  13. Hola Mamen, si no es porque lo dices no me habría dado cuenta de la errata. je, je.
    En efecto, Javier, los miembros los regeneran sin ningún problema y cuanto más joven es el animal más fácilmente se recupera de la amputación. Sin embrago, es de suponer que ese gasto de energía extra favorece a los animales más grandes, y por tanto más caníbales, y perjudica a los amputados, con lo que en caso de falta de alimento la selección natural actúa sin piedad.

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  14. Excelente artículo e impresionante el tema que desconocía por completo.
    Es realmente llamativa la cantidad de adaptaciones "especiales" en el grupo de los anfibios parece que estos bichos llevaran una evolución paralela a la del resto! :D

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  15. Hola Trebol, es que realmente es así, la metamorfosis, varias formas de reproducción, la regeneración de miembros... muchas cosas que como nos descuidemos se van a extinguir sin que las terminemos de comprender y estudiar.

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