lunes, 19 de abril de 2010

Los gorriones siguen aprendiendo.

Dejo las aves africanas por unos días para volver a nuestros cercanos gorriones y carboneros.
Este invierno coloqué un nuevo comedero comercial, que ha hecho las delicias de los gorriones del barrio, tanto que tengo que dejarles algunos días sin comida para que no se acostumbren a comer solo de aquí y se busquen un poco la vida por su cuenta. Además, son muy posesivos e impiden a otras especies acudir a comer. La cantidad de semillas que se ve en la foto la vacían en un solo día, desperdiciando muchas semillas que caen al suelo, donde poco a poco van siendo consumidas. Tengo comprobado que no todos se atreven a subir, o los más dominantes no les dejan, y por eso se conforman con rebuscar en la tierra las semillas caídas o desperdiciadas.

Unas veces les pongo una mezcla de semillas y otras solo pipas. Me gusta particularmente ver como los carboneros comunes se llevan las semillas a una rama para comérselas tranquilamente.

Pero la especialidad de los carboneros es la ristra de cacahuetes donde, hasta ahora, no tenían que disputar la comida con los gorriones. Por cierto, que las ristras de cacahuetes las he ido acercando cada vez más a la ventana de mi cocina y ahora, estos descarados pajarillos se alimentan a unos escasos 75 cm de mí. Estas dos fotos están realizadas con el objetivo de 50 mm. Eso sí, al otro lado del cristal.

Si recordáis, en otra entrada hablaba de cómo los gorriones habían aprendido a comer pipas de un girasol tras meses de haberlo ignorado, cuando vieron que un carbonero lo hacía. Bien, pues su último aprendizaje es hacer piruetas para comerse también las semillas de cacahuetes.
Aún no saben abrir las cáscaras con tan perfectos agujeros como hace el párido y no paran de aletear mientras se cuelgan, por eso la foto es tan mala. Están atentos al carbonero y en cuanto ven que ha abierto una cáscara, acuden para ver si queda algo en su interior.

13 comentarios:

  1. Genial idea la de poner comerderos invernales, pero ahora, es casi mejor que cada especie "se busque la vida". Está todo lleno de insectos y de comida. Mejor no crear nuevas dependencias...

    Abrazos.

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  2. Estoy de acuerdo con ANZAGA.
    Yo puse también algún comedero en casa y no veas cómo me han germinado todas las semillas! Pájaros no entraban ninguno. Ahora, si lo ponía en el suelo, no duraba ni medio día. Al final he optado por sembrar la semillas en el patio y dejar que crezcan bezas, trigos, avenas, girasoles, etc... a ver qué resultado dan cuando fructifiquen, de momento ya van floreciendo.

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  3. Pero mira que los pájaros alegran... ¿y si cuelgo un comedero del balcón en mitad de Madrid? ¿Vendrán, Jesús? Es un quinto ... Oye, lo voy a intentar...

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  4. Curiosos apuntes. Estos gorriones son la caraba. Ahora se hacen trapecistas por unos cacahuetes, y además imitan al carbonero.
    Está visto que las especies oportunistas siempre dan mucho juego...y oportunidades para interesantes observaciones.

    Abrazos.

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  5. me parece muy interesante tu experiencia con estas aves, y estoy seguro de que es un placer conterplarlas mientras comen.

    un saludo.

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  6. Muy buenas las observaciones. Debe de ser un gusto estar mirándolos y estudiar su comportamiento.

    Yo puse en mi noveno piso algo con miguitas y semillas y tal, con la ilusión de estar sentada en mi casa y que algún día me sorprendiera algún pajarillo en la ventana, pero claro, no hay tu tía, qué ocurrencia. Así que opté por bajárselas y esparcírselas por el césped del jardín, donde están ojo avizor. No duran ni un momento :):)

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  7. Gracias a todos,
    Teneis razón, a veces los más humildes pajarillos nos dan estas alegrías.

    En las ciudades creo que sí se pueden acostumbrar, lo importante es que llegue el primero, luego los demás seguirán. Pero ojo, los vecinos pueden quejarse, sobre todo si hay palomas cerca. Y ya sabéis que incluso se os puede multar.

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  8. Es un placer ver cómo el hambre agudiza el ingenio de cuaquier animal. Al fin y al cabo, estas aves optaron por acompañar al ser humano para facilitar mediante el oportunismo sus posibilidades de supervivencia.
    Nuestros experimentos con comederos unido a nuestra admiración por las aves, genera estas oportunidades cruciales para ellas en inviernos gélidos.
    Saludos.

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  9. Vaya, Jesús, me has recordado a un comedero que tenía yo cuando estudiaba en Madrid, y que me proporcionó horas de distracción de los apuntes contemplando, por ejemplo, cómo los gorriones se la pegaban sistemáticamente al intentar esas acrobacias que nos comentas. Los tuyos me parecen más hábiles, vaya. Saludos naturalistas.

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  10. Jejeje, esto me ha recordado a una vieja entrada de un antiguo blog y a "mis gorrioncillos" en un limonero que había en la casa que tenía alquilada hace un par de años.

    Está claro que los gorriones son de lo más espabilados y que aprovecharán la oportunidad de aprender del carbonero para buscarse la pitanza en el invierno (algo menos duro gracias a ese comedero). Me encantan estas especies comunes, especialmente si son tan entrañables como nuestros gorriones, siempre presentes y, tal vez por eso, tan olvidados en las observaciones naturalistas.

    Excelente entrada... voy a por otra más de estos bichejos.

    Saludos.

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  11. Yo comencé a darles desde marzo semillas a los gorriones. Y ahora lo siento como una obligación.

    Cada mañana me despiertan con sus grititos.
    Hacen un poco de escándalo, revolotean, se pelean en mi balcón.

    También viene una pareja de tórtolas turca a comer.

    Las tórtolas no son tan miedosas.

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    1. Me alegro mucho de que así sea, "Yo". Creo que las tórtolas son más audaces en los núcleos urbanos que en el campo. Gracias por participar. Saludos.

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