jueves, 21 de agosto de 2025

Reunión de mariposas en el suelo húmedo rico en sales minerales.

Uno de los regalos que nos ofrecen los paseos por el campo son los pequeños charcos o simplemente las zonas de tierra húmeda donde se acumulan sales minerales y diversos insectos, especialmente mariposas, acuden a libar.
Eso nos ha ocurrido en uno de nuestros paseos por el Parque Natural del Alto Tajo en la pasada semana de mediados de agosto. En un momento pude ver y fotografiar las seis especies de mariposas que muestro a continuación.
La primera que vimos, ya desde lejos, fue un ejemplar de Papilionidae, la popularmente conocida como chupaleches, Iphiclides feisthamelii, que resultó estar algo deteriorada. No se ve en la foto general, pero pude hacerle una foto en solitario. La "cola" del ala posterior izquierda estaba casi arrancada y en la anterior del mismo lado se aprecia un roto en el borde. Muy posiblemente había sido atacada por algún pájaro pero logró escapar con vida. 
Iphiclides feisthamelii
Pero las que pronto me llamaron la atención fueron las numerosas y pequeñas mariposas de la familia Hesperiidae. Los hespéridos no son tan llamativos de coloración como otras especies, pero me resultan especialmente simpáticos. Además, en el entorno calizo donde nos encontrábamos, habitan especies distintas a las habituales en mi granítica zona de campeo. La sorpresa llegó al ver las fotos en el ordenador y subirlas a la plataforma Observation.org donde ahora se ha integrado Biodiversidad Virtual.  ¡Teníamos ante nuestros ojos nada menos que tres especies a la vez!
Muschampia proto

Pyrgus cirsii
 
Spialia sertorius
Otras de las habituales en ese tipo de suelos húmedos son las pequeñas y coloridas de azul de la familia Lycaenidae. De ellas pude fotografiar dos especies:
Lysandra coridon, vista dorsal.

Lysandra coridon

Lysandra bellargus
Estoy seguro de que, si me hubiese quedado más tiempo, habría podido fotografiar más especies y hacer mejores fotos, pero debo confesar que tuve que declararme en vergonzosa huida ante la persistencia de los numerosos tábanos que decidieron que yo era una buena fuente de alimento y no dejaron de acosarme. Es difícil defenderse a manotazos mientras se intenta enfocar una foto y los picotazos que me llevé son una buena muestra. Acostumbrados a picar en la gruesa piel de mamíferos mucho más grandes y duros que yo, hacerlo a través de mi camiseta, donde pasan desapercibidos al posarse, no supone ningún impedimento para ellos.
No muy lejos de allí, en una zona sin los molestos tábanos, aún pude fotografiar una especie más.
Argynnis paphia