Montones de caballitos del diablo llenan el estanque con tal variedad de colores que me tienen abrumado. En algún momento que me organice les dedicaré una entrada, ahora solo dejo la imagen de este ejemplar de Coenagrion pullea, de brillante color azul.
Un Cuaderno de Campo con lo que observo en el jardín de casa, en excursiones y viajes. El jardín está situado en la zona de Mataelpino, al sur de la Maliciosa en la madrileña Sierra de Guadarrama, a casi 1.100m sobre el nivel del mar. Sencillas observaciones dan lugar a explicar procesos biológicos que todos podemos descubrir en nuestro entrono más cercano. Todos los textos, fotos y dibujos, salvo indicación expresa, son propios. Espero que se solicite permiso para utilizarlas.
jueves, 30 de julio de 2009
Notas del mes de julio
Montones de caballitos del diablo llenan el estanque con tal variedad de colores que me tienen abrumado. En algún momento que me organice les dedicaré una entrada, ahora solo dejo la imagen de este ejemplar de Coenagrion pullea, de brillante color azul.
viernes, 24 de julio de 2009
Montañas y mariposas (2)
domingo, 19 de julio de 2009
La abeja territorial
Prefieren los grupos de flores que están al sol, posiblemente porque necesitan el calor para poder desarrollar su elevado metabolismo y potentísimo vuelo. He visto como los abejorros del género Bombus, bastante más grandes de ellas, se quedan en las flores sombreadas con tal de no acercarse al territorio de un macho de esta especie.
Quizás su aspecto, que recuerda al avispón, Vespa crabro, que es carnívoro y ataca a las abejas, le valga para asustar a su semejantes. Sería entonces un caso de mimetismo batesiano, por el que un animal inofensivo se protege con la coloración de un animal peligroso (perfectamente explicado aquí, en la wikipedia). Sin embargo, se diferencian claramente de los avispones por la línea negra dorsal que recorre su abdomen, tal y como se ve en la foto de arriba. Las hembras son bastante más pequeñas y esbeltas. En cuanto entran en un territorio y llegan a posarse en una flor, son inmediatamente abordadas por el macho que copula con ellas sin contemplaciones durante tres o cuatro segundos. La actividad sexual es realmente incesante y hay momentos en que caen sobre una hembra cada diez o quince minutos. Es de suponer que a mejores territorios y flores, mayor número de hembras acuden y así los machos más fuertes cubren a más hembras. De hecho, durante un rato de observación, las tres hembras que ví se posaron en la misma flor entre más de un centenar. ¿O fue la misma hembra? ¡Quien sabe! Apenas empieza a caer la tarde su metabolismo disminuye casi de golpe y buscan una flor, hoja o ramita donde se agarran fuertemente con las mandíbulas y repliegan las patas hacia atrás. De esa manera el cuerpo queda como flotando en el aire. Tienen así el aspecto de un insecto momificado y ofrecen, por fin, un momento tranquilo para poderlas fotografiar, aunque sea cuando hay menos luz.
miércoles, 15 de julio de 2009
Montañas y mariposas (1)
Ejemplar macho de lagartija ibérica (Podarcis hispanica)
Otro reptil que nos salió al paso fue esta culebra lisa europea, Coronella austriaca. A decir verdad nos salió al paso pero no la vimos, tuvieron que ser otros excursionistas que venían detrás los que dijeron "mira una víbora" y llamaron nuestra atención. Por supuesto, no se trata de una víbora, aunque también las hay aquí, sino una inofensiva culebrilla que se alimenta de lagartijas y otros pequeños reptiles y son extremadamente mansas y tranquilas. Eso y ser confundidas con víboras les acarrea el morir cuando se topan con ignorantes sin sentimientos.
Conociendo esa insana costumbre de muchas serpientes de calentarse sobre la superficie despejada de los caminos y sobre el asfalto, donde están a tiro de viandantes y coches, como en otras ocasiones, no tuve más remedio que cogerla y trasladarla a unos roquedos cercanos donde podría solearse igual de eficientemente pero sin peligro. No me gusta toquetear a los animales en el campo, ni siquiera para hacerles fotos, pero esta es causa de fuerza mayor.
También en pleno camino nos encontramos con frecuencia con los saltamontes de alas azules del género Oedipoda, que en cuanto se posan, parecen desaparecer de lo bien que quedan camuflados. El ojo busca la continuidad de las líneas de su cuerpo con las luces y sombras del suelo y hasta resulta difícil enfocar con la cámara pues los bordes parecen empeñados en difuminarse ante el visor.
Otro paseante en medio del camino es este escarabajo tenebriónido, Pimelia castellana (gracias otra vez Mario), confiado en su dura coraza formada por los élitros soldados entre sí, anda sin importarle su evidente color negro.
Igualmente los cerambícidos, golosos, se manchan con el polen como niños con una tarta de cumpleaños.
Pero los aires de principio de verano son para las mariposas, inquietas, coloridas, desesperantes a veces, cuando intentamos fotografiarlas. La mayoría son especies muy comunes, pero no por ello menos hermosas. Y como muestra, esta Vanessa cardui, que podemos admirar en diseño dorsal y ventral. Su nombre específico nos dice que sus larvas se alimentan de cardos.
Más colorida aún, esta Aglais urticae, cuyas larvas se alimentan de ortigas. Es una mariposa que pasa el invierno como adulto (imago), reviviendo en primavera para poner huevos y producir la segunda generación, ya entre julio y septiembre, según altitudes.
También disfrutamos de la presencia de las Melanargia lachesis, inquietas como pocas, aunque de repente parecen aplastarse contra el suelo y se dejan fotografiar. Sus plantas nutricias son gramíneas.
Muchas más vimos, pero o no pude hacerles foto o han salido tan mal que no merece la pena ponerlas. Eso sí, me demostraron una cosa: tengo que aprender más de ellas, cada una es un mundo.
domingo, 5 de julio de 2009
Mamíferos sudafricanos
El siguiente comentario chistoso vino cuando vimos el trasero de un ejemplar: "aquí todos se comen a los impalas, leones, leopardos, hienas, ... , son como las hamburguesas del Parque, por eso en el culo llevan la marca Mc Donalds". Se refería a las conocidas marcas de comunicación que funcionan a modo de luz de emergencia, para llamar la atención a toda la manada de que el enemigo anda cerca. Cuando los impalas se asustan levantan la cola y saltan mostrando claramente sus marcas traseras, igual que hacen la mayoría de las gacelas, porque es un medio de comunicación iterespecífica.
Macho de impala mostrando los cuernos en forma de lira. También es característico los cambios en el tono de la piel entre el dorso, lateral y vientre, pero sin líneas como en las gacelas.
Antes de seguir, la ficha de presentación:
Impala. Aepyceros melampus. Familia: Bovidae, Subfamilia: Aepycerotinae.
Nombres en inglés: Impala; Swahili: Swala pala; Afrikaans: Rooibok
Hembra de impala. Podemos observar otro caracer distintivo, las manchas negras inguinales.
Fuera de la época de celo, como muchos otros bóvidos, los machos forman manadas separados de las hembras mientras que con las hembras permanecen los jóvenes hasta que llegan al primer celo.
En celo los machos se separan en territorios y emiten gruñidos, en un comportamineto parecido al de la berrea del ciervo, aunque no tan espectacular. Así conquistan una manada de unas 15 a 20 hembras.
Manada de machos solteros
Nombres en inglés: bushbuck; Swahili: pongo, Mbawala; Afrikaans: bosbok.
Es un pequeño antílope difícil de observar por sus costumbres solitarias y por ser predominantemente nocturno. Al único ejemplar que vimos, la hembra de la foto, la sorprendí en una zona de barro seco, al poco de amanecer. Los machos tienen los cuernos en espiral. Tienen manchas blancas en el cuerpo. Hay muchas variaciones geográficas en el diseño y colorido.
Nombres en inglés: greater kudu; Swahili: tandala mKubwa; Afrikaans: koedoe.
Macho de gran kudu.
Es un hermoso antílope, de gran altura y elegancia de movimientos. Los cuernos de los machos tienen forma de espiral cerrada y largas crines por la parte baja del cuello. Machos y hembras tienen crines dorsales en cuello y lomo, así como líneas blancas en los laterales del cuerpo y en la frente.
Forman manadas pequeñas, de menos de 10 ejemplares, y con frecuencia un macho acompaña a las hembras aunque también forman grupos de solteros o de hembras con crías.
Nombres en inglés: waterbuck; Swahili: kuru; Afrikaans: waterbok.
Las poblaciones de Sudáfrica pertenecen a la subespecie K. e. ellipsiprymnus, más al norte se encuentra la otra subespecie K. e. defassa.
Nombres en inglés: blue wildebeest, brindled gnu; Swahili: nyumbu ya montu; Afrikaans: blouwildebees.
No tienen nada que ver las manadas de nús en Sudáfrica con las interminables manadas en migración que pueden verse en Kenia y Tanzania. De hecho, en la zona de matorral donde nos movíamos apenas pudimos ver algún ejemplar, acompañados de cebras, que no salieron bien en la foto por lo lejanas que estaban.
La primera vez que me topé con estos animales, en Kenia, entendí el por qué de su nombre común. Nuestro guía nos llevó de acampada (yo creo que ilegal) a una zona fronteriza con Tanzania, en el Masai Mara y así pasamos nuestra primera y emocionante noche en la sabana africana. Además de unos lejanos rugidos de león, a mitad de la noche escuché alrededor de la tienda un extraño sonido. Saqué la cabeza por la cremallera y pude observar que estábamos completamente rodeados por una manada de ñus. El sonido que emitían a la vez que pastaban era idéntico a su pronunciación inglesa: "gnu, gnu, gnu, ...
Los ñus, como se puede deducir, son también de hábitos nocturnos.
Jirafa. Giraffa camelopardalis. Familia: Girafidae.
Nombres en inglés: giraffe; Swahili: twiga; Afrikaans: giraf, kameelperd.
Vimos ejemplares aislados, machos, y también hembras con crías. Forman manadas pequeñas y los machos establecen relaciones de dominancia dentro de su territorio, que es compartido.
Muchas veces llevan encima a los bufagos, pequeños pájaros que les ayudan a mantener la piel libre de parásitos. Es curioso como se meten en sus orejas y picotean en el borde de los ojos y orificios nasales.
Facocero o Facóquero. Phacochoerus africanus. Familia: Suidae.
Nombres en inglés: wart hog; Swahili: nigri; Afrikaans: Vlakvart.
Nombres en inglés: green monkey, tantalus; Swahili: tumbili, ngenedere; Afrikaans: blauaap.
Forman grupos numerosos, de más de 20 indivíduos. La manera más fácil de verlos es acudir a las áreas de acampada y zonas de restaurantes en los parques, pues se acercan a pedir o robar comida. Al principio suelen hacer mucha gracia, pero llegan a ser molestos e incluso peligrosos, a pesar de su pequeño tamaño. En Kenia vimos como desmontaban una tienda de campaña a base de hacer el tobogán en un lateral, se subían a un árbol y saltaban a la tienda, poniéndose en fila como niños en un parque de juegos. También los vimos colarse en los coches a robar comida.
jueves, 2 de julio de 2009
Subir montaña es retrasar el calendario
En esta época del año subir la montaña es como retrasar el calendario fenológico. Las flores primaverales, que unos cientos de metros más abajo ya marchitaron, están en la alta montaña en la plenitud de su esplendor. Es el caso de estos rosales silvestres.
Decenas de mariposas, como esta Pandoriana pandorae, vuelan atareadas entre las flores para libar néctar y a la búsqueda de sus plantas nutricias para poner los huevos. Pero hoy parecía ser el día de las Zygaena, pues en los cardos (Carduus carpetanus), que están en plena floración, estaban posadas estas curiosas mariposas, con aspecto de mariposillas de la noche pero de hábitos diurnos. Aunque había flores para todas, esta abeja no parece opinar lo mismo y se dedica a importunar a la mariposa. En la orilla de un arroyo de montaña los preciosos caballitos del diablo, Calopterix virgo, suben y bajan por el cauce con ese vuelo entrecortado que les caracteriza. Es una delicia disfrutar de estos arroyos y de sus alados habitantes.Tampoco faltan a la cita las grandes libélulas. A diferencia de las Anax que hay en mi jardín, propias de aguas estancadas, en estos arroyos están las negriamarillas Cordulegaster boltonii. Sus ninfas no andan por el fondo del arroyo, sino que permanecen casi toda su vida larval, que pueden ser varios años, quietas en un lugar, escondidas al resguardo de la corriente, Así esperan a que sus presas pasen por delante de ellas para lanzarles la implacable máscara de sus mandíbulas. ¡Con lo parecidos que son los adultos, qué diferentes su hábitat y la biología de sus larvas! Unos meses al año, en pleno invierno, soportan que el agua se congele a su alrededor y la nieve los cubra por completo.