Aquí, el lado Sur con ninguno.
En el lado Este se ve alguna mancha, que llega desde el lado Norte.
Un Cuaderno de Campo con lo que observo en el jardín de casa, en excursiones y viajes. El jardín está situado en la zona de Mataelpino, al sur de la Maliciosa en la madrileña Sierra de Guadarrama, a casi 1.100m sobre el nivel del mar. Sencillas observaciones dan lugar a explicar procesos biológicos que todos podemos descubrir en nuestro entrono más cercano. Todos los textos, fotos y dibujos, salvo indicación expresa, son propios. Espero que se solicite permiso para utilizarlas.
Como ya anunciaba en los comentarios de la entrada anterior, he hecho un apaño para que se pueda escuchar la entrevista que me hizo Miguel del Pino el domingo pasado. Perdonad la mala calidad, pero lo grabé con un MP4 y la edición es bastante defectuosa. Además, al lado de la magnífica voz de Miguel, la mía no da mucho de sí, ¡que le voy a hacer!
Para que no se haga demasiado aburrido, dura unos seis minutos, he optado por solaparlo con una presentación de imágenes más o menos relacionadas con el objeto de la entrevista.
Han sido muchas las ocasiones en que mi voz se ha asomado a este magnífico programa que por desgracia hoy tiene la supervivencia seriamente amenazada después de 10 años de emisión y más de 26.000 fieles oyentes en Madrid.
Comencé a colaborar hace unos 8 años hablando de las exposiciones del Museo cuando era vicedirector y me encargaba de ellas. Después han sido muchas las ocasiones en que Miguel me ha llamado para hablar de naturaleza en general, anfibios y reptiles, peces de acuario y temas ambientales de actualidad. Por supuesto, siempre ha sido un placer y espero que se repita muchas más veces, en este o en nuevos programas.
Edito para añadir que el 28 de febrero del 2009 se emitió el último programa de
FUTURO VERDE en Telemadrid Radio. Quedamos a la espera de un nuevo proyecto de Miguel del Pino.
Comunicarse a más de 30Km de distancia por vibraciones sísmicas. Eso es lo que producen las patadas en el suelo que pueden dar los elefantes. Son recibidas e interpretadas por otros elefantes incluso hasta 50Km de distancia en condiciones ideales. El elefante que recibe el mensaje es capaz de reconocer cual lo ha emitido, como se identifica una voz conocida. Existe una continuación entre los huesos de las patas delanteras y los del oído medio para recibir las vibraciones. Por el mismo sistema los elefantes detectan tormentas que están ocurriendo a 200Km de distancia y acuden hacia donde saben que va a haber agua y que pronto crecerá la hierba.
Un embarazo de 22 meses. Es lo que espera a la hembra tras la fecundación. El celo aparece en cualquier época del año y las parturientas son acompañadas y ayudadas por las compañeras de más edad.
Los elefantes lloran a sus muertos. Les cuesta abandonar los cadáveres de sus compañeros fallecidos y cada vez que en sus desplazamientos pasan por el lugar donde uno murió, se acercan hasta sus huesos, los acarician y acarrean por unos minutos, prestando especial atención al cráneo.
Equilibrio ecológico roto. Es lo que ha ocurrido al crearse las barreras humanas en el recorrido de cientos de kilómetros que deberían hacer cada año las manadas. Ciudades, fronteras, vías de comunicación y zonas donde su caza es incontrolada hace que queden confinados en espacios demasiado pequeños, donde terminan con toda la vegetación disponible arrancando y descortezando hasta los más altos árboles de la sabana. En un entorno equilibrado el derribo de árboles es beneficioso para otros animales que aprovechan los recursos que quedan a su disposición y abren claros donde crecen nuevos retoños. En exceso es el camino a la desertización.
No soportan a los bufagos, los típicos pájaros que se posan en los rumiantes africanos, pues a veces dañan la piel de sus comensales. Pero no se alteran por la presencia de garcillas. Sí aceptan a los piapiac, que son córvidos que les libran de los parásitos donde ellos no se pueden rascar ni alcanzar con la trompa.
¿Usan herramientas? Se ha visto elefantes utilizar un palo para alcanzar a rascarse donde no llegan con la trompa y también ramas con hojas que agitan mojadas o impregnadas de polvo y arena.
Aparte de estos acontecimientos botánicos, los gorriones ya están hurgando entre las tejas y montan sus algarabías en las ramas de los árboles. Un carbonero común está marcando territorio con su canto y las tórtolas canturrean sin parar.
Orden Artiodactyla
Familia Bovidae
Especie Syncerus caffer (Sparrman, 1779)
Variación. Dos subespecies, el búfalo negro, cafre o de El Cabo, Syncerus caffer caffer, y el de bosque, Syncerus caffer nanus. Este último es de menor talla, color más claro y cuernos menos potentes, sin los característicos cascos frontales. Hay poblaciones con caracteres intermedios.
Nombres comunes:
Portugués, Búfalo africano
Inglés, African Buffalo
Francés, Le Buffle d’Afrique
Alemán, Kafernbüffel
Swahili, Mbogo, Nyati
Afrikáans, Buffel
Medidas máximas (machos de El Cabo, las hembras son mucho menores):
Altura a la cruz = 165cm
Longitud total 440cm
Longitud de la cola = 80cm
Peso = 800Kg
Dos subespecies muy distintas. El búfalo negro o cafre es mucho más grande que el selvático, tiene la cornamenta muy desarrollada formando el típico casco en los machos y es de color oscuro, casi negro. El selvático, en cambio, es de color castaño, más ligero y con la cornamenta pequeña. Hay zonas donde los caracteres son intermedios y hay búfalos negros mucho más gráciles que los típicos de la variedad cafre.
Comportamiento, en función del hábitat. También diferencia a las dos subespecies. El selvático forma grupos pequeños, de menos de 20 ejemplares, más adecuados para moverse entre la espesura sin perder el contacto. Los grupos de cafres son más numerosos y, además, se suelen juntar varios rebaños formando grandes manadas de centenares de individuos.
Se alimentan de hierba. Fundamentalmente herbívoros, les gusta especialmente las típicas plantas pantanosas de orillas de río y lagunas. Los ejemplares más viejos apenas se separan del agua.
El club de los solteros. Es muy propio de los grandes bóvidos. Los machos se separan de las manadas y hacen grupos aparte. Los más viejos se aislan aún más y solo coinciden con sus vecinos en su diario deambular hasta el agua. Se saben defender de sus enemigos con ardor y eso les ha dado fama entre los cazadores.
Las hembras dirigen los rebaños, que están formados por ellas con sus crías y algunos machos jóvenes. Cuando les ataca un depredador no hacen las formaciones defensivas características de otros grandes bóvidos. Las hembras tienen más tendencia a la huida, junto a sus becerros, mientras que los machos son más propensos al enfrentamiento. Entre ellos se dan casos de defensa cooperativa y ayuda para expulsar a los depredadores del territorio, incluso atacan a los leones.
Los leones pueden cazar al búfalo gracias a su organización, tanto para separar a una cría o ejemplar débil del resto de la manada, como para inmovilizarle y darle el mordisco mortal. A diferencia de otros animales, que mueren por un desgarro en el cuello, a los búfalos los tienen que matar por ahogamiento haciendo presa en el hocico mientras que otras leonas atacan los flancos o el lomo.
Los leopardos raramente atacan al búfalo y en todo caso sería a una cría momentáneamente aislada del resto. En cambio las hienas gracias a su constancia y ataque en grupo sí que pueden atacar a las hembras con crías. Son especialmente sensibles al nacer los terneros, pues se sienten atraídas por los olores de la placenta y líquido amniótico.
Variación entre los búfalos. Se han mencionado hasta cinco variedades debido a las diferencia entre sus cornamentas y talla, pero solo dos son válidas: el de selva y el cafre.