Una nueva entrada sobre insectos, no lo puedo evitar, el tiempo cálido es su momento y hay que aprovecharlo, que el otoño no solo astronómico, sino también climático ya está aquí. Este domingo apenas salió el sol salí un rato al jardín y, dando vueltas al estanque, había un precioso macho de libélula de la especie Aeshna mixta. Me faltó poco para correr a por la cámara provista de objetivo zoom para poderla captar en vuelo. Nunca antes había visto esta especie en el jardín, Generalmente el estanque está dominado por una especie parecida pero que es aún de mayor tamaño: Anax imperator, de la que he hablado varias veces en este blog (1 y 2). Además, han visitado y criado en mi jardín algunas otras libélulas (Anisopteros) de menor tamaño (Sympetrum striolatum y Libellula depressa), que yo haya podido identificar, y al menos cuatro especies de caballitos del diablo (Zigópteros) (3), a los que este año tengo que sumar otra del género Lestes, que lamentablemente no he podido fotografiar ni determinar la especie.
Libélula Aeshna mixta, posición alas delanteras abajo, alas traseras arriba. |
A pesar de que la luz del sol iba y venía a capricho y que la libélula no paraba quieta, en alguno de los momentos en que se cernía sobre el agua del estanque conseguí hacerle algunas fotos que se vieran medianamente bien. Para poderle "parar" las alas y que saliesen enfocadas, la velocidad ha tenido que ser 1/1.600 segundos, con lo que el diafragma se queda tan abierto como un 5,6 y es fácil cometer errores. Porque forzosamente el enfoque tiene que ser manual, el automático se va a enfocar el fondo y no al bicho que no para de moverse.
Libélula Aeshna mixta, posición alas delanteras arriba, alas traseras abajo. |
Así, viendo las fotos mejores o peores, algunas de las cuales no he puesto aquí, he podido darme cuenta de la forma de volar de este maravilloso insecto. Lo más llamativo es que el par de alas delanteras y traseras no se mueven a la vez, sino que se alternan, cuando suben unas bajan las otras. O al menos, eso es lo que hacen cuando están paradas en vuelo estacionario.
Libélula Aeshna mixta, posición alas delanteras arriba, alas traseras abajo. |
También me llama la atención que en el momento de cruzarse, los dos pares de alas están en posición vertical, minimizando las posibilidades de que se tropiecen y, supongo, en una posición que ofrezca poca resistencia al aire cuando de lo que se trata es de mantenerse suspendida en el aire. Quizás cuando estén en movimiento eso no ocurra de la misma manera.
Libélula Aeshna mixta, posición de cruce de las alas. Los dos pares en vertical. |
Considerando solo la punta de cada una de las alas podemos ver que hacen una especie de 8 (88 si contamos los dos pares) en su recorrido y según quiera la libélula volar hacia delante o hacia atrás, subir o bajar, esos ochos serán más alargados o más chatos, o con más desarrollo en la parte inferior o superior. Además el 8 formado por la trayectoria de las puntas de las alas anteriores no tiene porqué coincidir en forma con el de las posteriores, ya que seguramente cada par tenga una función distinta en el vuelo y por eso las alas traseras son, en su base, más anchas que las delanteras.
Y como no solo vuelan en línea recta, sino que hacen curvas y zigzag continuamente, las alas izquierdas y derechas tienen que hacer también diferentes recorridos.
Si un piloto humano a bordo de un avión o helicóptero tuviese que tener en cuenta todas esas variables, el accidente sería seguro. Afortunadamente las libélulas nacen con todo eso aprendido e instintivo y son capaces de pasar de funcionar como un submarino en su fase de ninfa a un avión caza de despegue vertical en su fase adulta.
Enlaces a otras entradas sobre libélulas y caballitos del diablo:
(1) La gran libélula, Anax imperator.
(2) Las ninfas de libélula Anax imperator
(3) Mi cuadra de caballitos del diablo.
Preciosas bailarinas do mundo entomológico!
ResponderEliminarAqui sempre se aprende e sempre se sai refrescado de ideias e assuntos envolventes.
Beijos.
Gracias Teca, tu siempre atenta a las nuevas entradas. Cada día, los que me enseñan son los "bichos" a mi.
ResponderEliminarBeijos.
Esas fotos "congelando" el movimiento del animal ilustran muy bien lo que explicas en el texto. El vuelo de las libélulas es tremendo, igual que la precisión de sus desplazamientos.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Pedro. Espero que se entienda, porque estas cosas son un poco complicadas de explicar.
EliminarSaludos.
Felicitarte Jesús porque conseguir las imágenes que muestras en esas condiciones es realmente díficil
ResponderEliminarGracias Joaquín es complicado pero muy divertido.
EliminarY todo ello sin rotor de cola; aunque en los nuevos helicópteros, parece que han versionado más la capacidad de vuelo de las libélulas al tener doble rotor principal.
ResponderEliminarTan interesante y sorprendente como el vuelo del colibrí y tantos otros voladores.
Saludos.
Cierto Javier. La hélice y la rueda tienen un eje alrededor del cual gira otro elemento y eso no se da en la naturaleza, porque sus piezas deben estar liagasdas a través de una articulación. Esos elementos simplifican mucho nuestros aparatos de vuelo y de desplazamiento rodado. Si tuviésemos que aplicar los mismos principios que los seres vivos voladores, como intentó Leonardo, sería una gran complicación.
EliminarSaludos.
Todo un cursillo de pilotaje. Las libélulas son fascinantes estén posadas, en vuelo o cerniéndose.
ResponderEliminarGracias por la lección.
Un abrazo.
Y buceando. Tienen la elegancia y agilidad de un diseño perfecto, pero también un algo ancestral, como lo es su estirpe carbonífera, de cuando apenas los anfibios habían empezado a arrastrarse fuera del agua,
EliminarOtro abrazo Javier.
Todas unas expertas en pilotaje. Yo también me he entretenido recientemente con esta especie de libélula y sus vuelos de patrulla con cernidos incluidos, a ver si pongo unas fotos en mi blog...
ResponderEliminarPues me encantará ver tus fotos, que además de ser elementos documentales de primer orden nos tienes acostumbrados a mostrarnos verdaderas obras de arte.
EliminarSaludos Goyo.
La naturaleza nunca deja de sorprender. Yo creo que por más que queramos imitar a los demás animales en ciertas cosas, es imposible alcanzar tal perfección. Saludos Jesús!
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