Contrastes de colores, de población, de lujos y pobrezas, de móviles y casas de paja, de pantalones vaqueros y pareos tradicionales, de reciente pasado bélico y gentes amables, sonrientes en una merecida paz, volcados al visitante para conseguir una economía básica que les permita salir adelante. Buscaba fotos de aves que hice en el verano del 2007 cuando viajamos a Mozambique a bucear, pero el recuerdo de sus gentes y los colores de sus mercadillos me han hecho cambiar de opinión. No es muy frecuente que haga fotografías a personas y mucho menos que las ponga en este blog, pero hoy, mientras la nieve cae a ratos y la lluvia y la niebla la corroe a continuación como si fuera ácido, en este día gris de malograda salida al campo, los colores y las sonrisas de Mozambique se han abierto paso hasta este rincón.
¿Quien se puede resistir a este muestrario de pantalones? ¡Otra cosa es atreverse a ponértelos! aunque los paisanos no solo se los ponen, sino que les quedan bien. Las cuatro fotos anteriores están hechas en un mercadillo playero, en una pequeña localidad de la costa de Mozambique llamado Tofo. Como en otros, en él se mezclan los puestos destinados a la propia población con los destinados a los turistas. Esta mezcla es aún muy natural, sin forzar en exceso debido a que, al menos en el invierno de Africa del Sur, los turistas no son demasiado numerosos. Por eso, como se ve en la foto superior, junto a los productos de artesanía, aún no made in China, podemos observar estos curiosos chiringuitos playeros con neveras de camping y barbacoas fabricadas con llantas de coche y camión, donde los trabajadores de la zona acuden a almorzar pinchos morunos con cocacola, fanta o cerveza local.
¿Quien se puede resistir a este muestrario de pantalones? ¡Otra cosa es atreverse a ponértelos! aunque los paisanos no solo se los ponen, sino que les quedan bien. Las cuatro fotos anteriores están hechas en un mercadillo playero, en una pequeña localidad de la costa de Mozambique llamado Tofo. Como en otros, en él se mezclan los puestos destinados a la propia población con los destinados a los turistas. Esta mezcla es aún muy natural, sin forzar en exceso debido a que, al menos en el invierno de Africa del Sur, los turistas no son demasiado numerosos. Por eso, como se ve en la foto superior, junto a los productos de artesanía, aún no made in China, podemos observar estos curiosos chiringuitos playeros con neveras de camping y barbacoas fabricadas con llantas de coche y camión, donde los trabajadores de la zona acuden a almorzar pinchos morunos con cocacola, fanta o cerveza local.
Las siguientes fotos son de otro mercado más estable, el de la ciudad de Inhambane, la capital más importante de la bahía del mismo nombre, que incluye también a Tofo.
Esta bahía se encuentra justo bajo el Trópico de Capricornio, bañada por el Océano Índico, frente a Madagascar. Recuerda en muchos aspectos a Doñana, pues está formada por dunas móviles que salen del mar hacia la tierra. Solo que aquí, en lugar de marismas y pinares, hay manglares y cocoteros.
El mercado tiene una zona cubierta que se entremezcla con zonas sometidas al implacable sol y la lluvia, de los que se defienden indistintamente con paraguas, plásticos y cartones. De la misma manera que en Tofo, también se encuentran reunidos puestos dedicados al mercado interior con los de artesanías destinadas al turista.
Cuando estás allí apenas si te das cuenta de cosas como las garrafas rellenas de arena (foto siguiente) que valen para sustentar los hierros del techado, porque estás inmerso en una amalgama de colores movimientos, olores y sonidos que apenas si te dejan concentrarte. Entre las humildes vestimentas de camisetas raídas van a la compra elegantes señoras con trajes de chaqueta, mucho mejor vestidas que los turistas, que acudimos con ropa sport. Incluso las bolsas de plástico tienen un sello africano en sus diseños y colores. Los productos europeos se mezclan con los producidos en huertos familiares. A la vez, diversas interpretaciones de lo que nos gusta a los extranjeros, utilizando los materiales de la zona, tientan los bolsillos y amenazan con que tengamos exceso de equipaje en el viaje de vuelta. Junto a collares, pulseras, marcos, animales y barquitos nos llama la atención la imitación, hecha en madera, de botellas de cerveza africana ...
... y los coches de diversas "marcas y modelos", tallados en un material verdaderamente noble.
También, mezclados con la artesanía, aunque me pese, otros productos naturales como caracolas de muy variados tipos.
Y un triste contraste, en la salida trasera del mercado, frente a un anuncio de jabón Lux, "para estar más linda", con una modelo europea, dos mujeres mutiladas por la lepra piden limosna.Termino la visita virtual al mercadillo con este muestrario de cocos convertidos en caricaturas de monos, que a su vez nos caricaturizan a nosotros mismos, los turistas, con detalles tan humanos como el cigarro, las gafas y el sombrero. Y nuestros pecados, tapándose las orejas, la boca o los genitales.
Jesús, ya sé que eres biólogo... pero creo que en los museos de historia natural, o por lo menos los que yo ;-) he visitado, hay "un apartado" para las personas, seres humanos, homo sapiens... o menos sapiens (usos, costumbres, en fin).
ResponderEliminarNo lo dejes, quiero decir... esta entrada tuya es preciosa, interesante y dice mucho, me parece. Lo de los monos me encanta, lo de la foto de lux y el contraste... en fin. Yo creo que con respeto -que no te va a faltar a ti- se pueden sacar fotos de personas en viajes que cuenten también ese otro paisaje. Y el texto tuyo es muy interesante. Quien observa la vida en general... observa la vida humana con respeto, creo.
A ver si hablamos y recojo los libros (y te doy el de "El Rinonceronte y el metaterio" de un pariente ;-) que acaba de salir y creo que te gustará).
Un abrazo, genial para este fin de domingo helador esta entrada tuya, da calorcito...
(¿te has fijado en esas mujeres negras? tienen empaque, presencia... eso que las mujeres occidentales hemos perdido)
Genial entrada que no impide que le puedas dedicar otra a las aves del lugar...
ResponderEliminarA esta gente les queda bien cualquier ropa es nuestro peso cultural el que hace que nosotros sólo vistamos de verde oscuro, marron oscuro, azul oscuro y negro... ¿Te das cuenta?... Somos más negros y oscuros que ellos que están llenos de color pese tanto drama...
abrazos.
Bonito detalle, Jesús, darnos este instructivo paseo entre los puestos de los mercados en Mozambique. Ojalá que toda esa diversidad biológica y cultural se mantenga...aunque sea por su valor en el mercado. Quizá sea una de las pocas contribuciones que como turistas podamos hacer: comprar -y apreciar en lo que valen- esos productos locales e inimitables (excepto las conchas y similares, claro).
ResponderEliminarUn cálido abrazo.
Preciosa la entrada. Me encantan los coloridos que visten. Incluso cuando veo a los africanos en Madrid y van con esas ropas que resaltan muchísimo pero que me parecen tan alegres!! Me gusta mucho que las sigan llevando aquí también, donde no es nada común. Muy bonito el paseo.
ResponderEliminarY también muy interesante la entrada anterior, osea que a F. Javier Barbadillo no hay que hacerle caso ¿no? jejeje. Saludos!! ;)
Aurora, independientemente de mi formación como biólogo me preocupa y mucho el elemento humano, de hecho he participado en proyectos donde los usos humanos están muy implicados.
ResponderEliminarLo de no hacer muchas fotos es por mero respeto ya que hay en sitios donde los fotógrafos no son bien vistos. Pero en Mozambique, no sé si porque aún no se han cansado del asunto, pero no tenían ningún inconveniente, incluso le hacía gracia el asunto. Por eso las hice.
Los hombres y mujeres africanos tienen una gran belleza y un porte que muchos quisiéramos. Durante una excursión caminamos durante un buen rato al lado de un grupo de mujeres. Una, la más joven, llevaba en equilibrio sobre la cabeza tres largos troncos de unos tres metros cada uno, irreglares y atados entre sí por el centro con una simple cuerda. Iban continuamente bromeando y cuando se cruzaban con algún hombre se contoneaban y partían de risa. Tenías que ver como se movía, ni los bailarines de "Fama"
En efecto Aznaga, caerán las fotos de aves.
ResponderEliminarYo no puedo criticar nuestras ropas, tengo tendencia a la austeridad, la verdad.
Javier, lo peor del turismo es que tiende a hacer todos los lugares iguales, incluso los productos de venta. Esperemos que eso tarde en ocurrir en Mozambique y conserven su identidad.
Gracias Mamen, creo que me ha salido una entrada especial.
ResponderEliminarEn cuanto a Javier, tiene algo de druida, yo sí le haría caso, lo que pasa es que mi estómago es delicado para ciertas cosas.
Hola Jesus, acabo de ver tu blog por primera vez y me ha gustado mucho, Ya he puesto un enlace en mi lista de blogs (http://bitacoradelvientomontanasdeburgos.blogspot.com/). Y te felicito por el tuyo.
ResponderEliminarUn saludo.
Jose Antonio
Gracias José Antonio, tu vitácora del viento también me ha gustado y la seguiré.
ResponderEliminarNuestra comunidad de naturalistas blogueros se va expandiendo y estos cuadernos de campo hechos públicos creo que es lo mejor que podemos hacer para ayudar a la conservación por el conocimento.