A nosotros, la semana pasada, nos
pillaron de viaje unos impresionantes vuelos de Messor que nos recordaron los
viejos tiempos en que el parabrisas y el frontal de los coches quedaban
manchados por numerosos insectos que atropellábamos en su vuelo. Al llegar a nuestro destino, Ciudad Rodrigo, el suelo, los vehículos y las paredes de las
casas, estaban literalmente plagadas de hormigas aladas, algunas medio
ahogadas por las recientes lluvias, pues todo estaba empapado.
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En primer plano, machos de Messor sp. en la muralla de Ciudad Rodrigo, 15 de septiembre del 2021. |
Este evento sirvió a los aviones
comunes, que ya se estaban reuniendo en los cables del tendido eléctrico, junto a las murallas de tan bella ciudad,
para tener un alimento extra antes de iniciar su migración.
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Aviones comunes a la caída de la tarde en Ciudad Rodrigo, 18 de septiembre del 2021. |
En las mismas
murallas, las salamanquesas, olvidando su habitual nocturnidad, podríamos decir
que con “diurnidad” y alevosía, aprovechaban los rayos de sol y el alimento que
les llegaba prácticamente a la puerta de su casa. También vimos en nuestras
excursiones, aunque en esta ocasión no los fotografiamos, algunos papamoscas que ya han iniciado su paso por la Península
Ibérica y que, sin duda, también disfrutaron de ese alimento extra fácil de
conseguir.
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Papamoscas, Becerril de la Sierra, 16 de septiembre del 2020. |
Y, aunque no los viésemos, seguro que muchas más especies de aves y
lagartijas hacían lo mismo. En casa, cuando veo a los gorriones volando en
vertical de manera un poco extraña, que yo llamo “hacer el papamoscas”, sé que
hay hormigas aladas aunque no las vea, sea primavera u otoño.
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Hembra de gorrión alimentándose de hormigas aladas. |
Es importante que los hormigueros
de la misma especie se coordinen para que los “novios” vuelen al mismo tiempo y que así se encuentren hembras y machos que no sean parientes. Vamos, lo que viene a
ser, en versión hormiga, las fiestas de los pueblos con sus bailes.
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Salida de alados en un hormiguero de Lasius en Becerril de la Sierra, 19 de junio del 2020. |
Los vuelos nupciales también son
llamados enjambrazón, aunque ese nombre se aplica más frecuentemente a las
abejas de la miel. En ellas las jóvenes reinas salen de la colmena acompañadas
de varios cientos de obreras para formar una nueva colonia. Si no lo hiciesen,
su madre las mataría. Muy pocas especies de hormigas hacen eso mismo, pero las
hay, aunque evidentemente lo hacen andando porque sólo las reinas y los machos
son alados.
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Machos de avispón europeo, Vespa crabro, preparados para salir en vuelo nupcial desde la boca de su nido en el tronco seco de un olmo. El Boalo, agosto del 2018. |
Otros himenópteros coloniales,
como las avispas papeleras y los abejorros, siguen un proceso muy similar al
de la mayoría de las hormigas, las hembras son fecundadas en un vuelo nupcial y vuelan solas,
generalmente en otoño, para formar un nido por sí mismas. Suelen pasar el
invierno refugiadas en solitario, ponen los primeros huevos y ayudan a
desarrollarse las primeras obreras con sus reservas alimenticias.
Aunque evolutivamente estén muy alejadas de los himenópteros (hormigas, abejas y hormigas), las termitas que son isópteros del orden Blattodea (emparentadas con las cucarachas), tienen vuelos nupciales muy parecidos a los de las hormigas. Hay dos géneros peninsulares y uno (Reticulitermes) hace vuelo nupcial en primavera y el otro (Kalotermes) en otoño.
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Termita alada vista en mi jardín, Becerril de la Sierra, a finales de octubre. Posiblemente Kalotermes flavicollis. |
En otoño vemos más frecuentemente
los vuelos nupciales de hormigas, quizás por ser más abundantes o de especies
más grandes y también, en el caso del género Messor, como las de las primeras fotos de esta entrada, porque pueden verse cerca
de las casas, tanto en el campo como en las ciudades. Pero hay especies que
vuelan en primavera e incluso a lo largo de todo el verano iniciándose en
primavera y terminando ya entrado el otoño. De hecho, de todas las mostradas en las fotos solamente las Messor son otoñales. Evidentemente, depende del clima del
lugar y las condiciones meteorológicas del momento, tanto como de la especie.
Lo más habitual es que los vuelos nupciales ocurran tras los días de lluvia después
de un periodo caluroso, que suele desembocar en tormenta. Los cambios fuertes
de presión atmosférica tienen mucho que ver en el asunto y son importantes en
la coordinación del evento. A veces salen a volar incluso antes de haber
llovido, lo que la gente de campo sabe interpretar perfectamente como un aviso
de que la lluvia está al caer.
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Macho de Tetramorium preparado para el vuelo nupcial, Becerril de la Sierra, 28 de junio del 2020. |
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Hembra de Tetramorium preparada para el vuelo nupcial, Becerril de la Sierra, 28 de junio del 2020. Se aprecia muy bien la diferencia en el tamaño de la cabeza con el macho de la foto anterior.
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Las de vuelo primaveral tienen
menos problemas porque el suelo es más esponjoso pero, para las otoñales el
suelo ablandado por el agua tras el apelmazamiento de la sequía estival es un
momento ideal para que las nuevas reinas puedan enterrarse.
Además, a lo largo del verano las
larvas han podido ser bien alimentadas. Hay que recordar que, como en las
abejas, los huevos no fecundados dan lugar a machos, pero los fecundados pueden
producir tanto obreras, que no dejan de ser hembras (generalmente) estériles, como reinas,
dependiendo de la alimentación que reciban.
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Reina de Aphaenogaster gibbosa saliendo del hormiguero, aún retenida por las obreras. Becerril de la Sierra, 7 de julio del 2020. |
Describiré el caso más común, el
de las reinas solitarias, y citaré de pasada alguna excepción. Hay
tantas variaciones que dar normas generales es un ejercicio arriesgado, pero lo
intentaré.
En el vuelo nupcial machos y
reinas se encuentran en el aire y comienzan la cópula, pueden caer juntos al suelo o separarse aún en vuelo. En algunos casos una hembra es fecundada por varios machos. Ya en el suelo definitivamente, la nueva reina pierde
o se arranca las alas y busca un lugar donde esconderse y empezar su
hormiguero. En general nunca más precisará machos, durante toda su vida
fecundará los huevos con los espermatozoides que recibió en ese momento, que
permanecen vivos en el interior de su tracto genital, en un receptáculo llamado
espermateca.
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Macho de Pheidole pallidula junto a obreras minor y major (soldado). Becerril de la Sierra, 28 de junio del 2020. |
En el momento del vuelo muchas de
ellas serán presa de aves, murciélagos, libélulas y otros insectos cazadores.
Pero en tierra no ha terminado el peligro ya que los depredadores del suelo tienen
su oportunidad: mamíferos insectívoros, lagartijas, salamanquesas, mantis (que
también están en su periodo reproductivo y por lo tanto hambrientas), avispas y
muchos otros insectos, incluidas otras especies de hormigas. Otras caen en ríos
o lagunas y son presa de peces y otros animales acuáticos, como bien saben los
pescadores que las usan de cebo.
En algunas especies del género
Aphaenogaster, las reinas fecundadas pueden volver a su hormiguero donde
reclutan a unas cuantas obreras y salen a formar la nueva colonia como comentaba que ocurre en las abejas de la miel, ya que en
cada nido sólo hay una reina. Otras ni siquiera hacen vuelo nupcial, incluso pueden
tener las alas atrofiadas, y son los machos los que tienen que llegar a ellas.
Como comenté en otra entrada, en mi jardín eran los machos procedentes de otros hormigueros los que tenían las
alas cortadas o totalmente arrancadas en una enjambrazón de la que fui testigo.
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Emergencia de Aphaenogaster. Pueden verse varios machos y una hembra rodeados de obreras. Becerril de la Sierra, 7 de julio del 2020. |
Vuelvo a las reinas solitarias. Un pequeño porcentaje de ellas han conseguido refugiarse y se crean una pequeña cámara en el suelo, tronco o muro, según la especie. Allí ponen los primeros huevos de los que salen pequeñas obreras que se dedican a su cuidado. Esas obreras llamadas nurses por los criadores de hormigas, se dedican a cuidar de la reina y las siguientes obreras. Pueden ser alimentadas por huevos no fecundos que pone la reina o por el alimento que ella guardó en su buche antes de volar. Esas nurses no suelen salir del hormiguero a buscar comida, eso lo harán las siguientes obreras, ya más grandes, que nacerán más adelante. Las reinas aprovechan para sí mismas los músculos alares, que son reabsorbidos por su metabolismo, ya que nunca los van a volver a necesitar.
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Camponotus lateralis aladas saliendo del hormiguero en el interior de casa el 20 de abril, es una especie que más temprano se activan en primavera. Becerril de la Sierra. |
Por cierto, en la mayoría de las
especies la reina es sensiblemente más grande que las obreras y que los machos, pero si no es
así, se distinguen muy bien precisamente porque la zona de tórax (mejor dicho,
mesosma) es más abultada, debido a lo que ocupan dichos músculos. Y ya puestos,
añadir que los machos se diferencian también, aparte de por tener el abdomen
(mejor dicho, el gastro) menos abultado, porque tienen la cabeza bastante más pequeña.
Lo más seguro es que no coman nunca en su corta vida y por lo tanto no tienen
desarrolladas las mandíbulas como las hembras.
En esa fase fundacional también
muchos hormigueros se pierden por inundación, depredación, heladas, etc. Se
calcula que solamente un 5% de las reinas que volaron llegan a hacer un buen
hormiguero.
Hay hormigas que parasitan a
otras especies y sus jóvenes reinas entran en hormigueros ajenos y llegan a
matar a su reina legítima ocupando su lugar. Es decir, que las obreras parasitadas trabajarán para la especie parásita, lo que le facilita mucho las cosas.
Las jóvenes reinas aladas pueden
haber salido de la pupa varias semanas antes de que llegue el momento del vuelo
nupcial, pero no suelen salir del hormiguero. A veces se pueden ver cuando se
levanta una roca o tronco, rodeadas de obreras, larvas y pupas. Se pueden
mostrar ansiosas por salir y alguna vez llegan a asomarse a la boca del
hormiguero pero de nuevo regresan o son sujetadas por las obreras.
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Hormiguero de Tapinoma sp. donde se aprecian varias reinas, obreras, huevos y larvas. Miraflores de la Sierra, 17 de abril del 2016. |
En las diversas subfamilias de Formicidae hay especies con varias reinas en un mismo hormiguero, pero esa es otra historia.
Como todo lo que rodea al mundo
de las hormigas, la biología de la reproducción es tan variada y fascinante que
apenas se pueden dar unas pocas explicaciones en un corto artículo como este,
pero espero que el líneas generales pueda servir para resolver las dudas más
frecuentes, ya que algunas me han llegado estos días.