En la anterior entrada dejamos a los pulgones de la colza que eran
parasitados por pequeñas avispas y que las larvas de esas avispas, que viven
dentro de los pulgones, son a la vez parasitadas por otra especie de avispa. Pero
no se terminan allí los depredadores de los pulgones, hay otros aún más voraces,
que se comen a los pulgones uno tras otro. Como puede verse no se anda con muchos remilgos en la mesa esta larva de mosca, al pulgón solo le queda patalear mientras es comido vivo. Las he observado trabajar y no tardan ni medio minuto en comerse a un pulgón y al poco ya van a por el siguiente.
Se trata de la larva de un tipo de mosca, un sírfido. Entre las moscas de
esta familia las hay con muy variados aspectos y ciclos de vida, teniendo en
común, cuando adultos, su semejanza con avispas y abejas y su costumbre de libar
en las flores. Hoy me detendré, como era de esperar, en los que son
depredadores de pulgones. Son unas esbeltas moscas de cuerpo rayado en negro y
amarillo parecidas a las avispas lo que les vale ser temidas y evitan ser atacadas... casi siempre. En mi jardín es muy
abundante la especie Sphaerophoria scripta y por eso supongo que las larvas que
fotografío también corresponden a esa especie.
Las moscas madre deben poner sus huevos en la parte alta de la planta, porque
siempre he visto a las larvas avanzar hacia abajo, entre los pulgones
apelotonados en los tallos, dejando atrás la devastación más completa. No dejan
uno vivo y a veces son varias las larvas las que juntas van avanzando, dejando
limpia la planta. Todo un aliado para el jardinero o el agricultor.
Pero las moscas tampoco pueden despistarse demasiado, en esta ocasión no le ha valido de mucho el mimetismo batesiano ya que el caballito del diablo lo ha cazado sin contemplaciones.
Los caballitos del diablo son Odonatos, el mismo orden que las libélulas, y su
primera etapa de vida la pasan dentro el agua, donde también son voraces depredadoras.
Normalmente los caballitos del diablo, como este Ceriagrion tenellum no capturan presas tan grandes, aunque
tampoco es excepcional. Lo habitual es que cacen mosquitos, efémeras y otros
pequeños insectos que revolotean alrededor de la lámina de agua o entre las
plantas acuáticas. A veces también se abaten sobre los pequeños insectos que se
encuentran posados.
El estanque es uno de los mejores puntos de atracción de fauna, tanto invertebrados como anfibios, reptiles y aves. En el caso de los odonatos, he podido determinar la presencia e incluso la reproducción de cinco especies de libélulas y otras tantas de caballitos del diablo, aunque posiblemente exista alguna más que no haya podido fotografiar.
El estanque es uno de los mejores puntos de atracción de fauna, tanto invertebrados como anfibios, reptiles y aves. En el caso de los odonatos, he podido determinar la presencia e incluso la reproducción de cinco especies de libélulas y otras tantas de caballitos del diablo, aunque posiblemente exista alguna más que no haya podido fotografiar.
Náyade de la libélula Anax imperator, que cría en el estanque del jardín, vista desde abajo para mostrar la "máscara" |
Ninfa (náyade) de Anax imperator. |
Las náyades de las grandes libélulas, como las de Anax imperator que hay en mi jardín, también depredan sobre las de caballito del diablo, que son de tamaño mucho menor y más delicadas.
Las hembras de Anax imperator ponen sus huevos sin estar sujetas al macho. |
Pero las ranas también tienen sus depredadores, incluso en el estanque de jardín. Varias veces he tenido la visita de culebras de agua, tanto Natrix maura como Natrix astreptophora. Las he dejado tranquilas durante una temporada, que he aprovechado para hacer algunas fotos. Es una buena técnica para controlar el exceso de ranas, que llega un momento en que durante la noche son atronadoras y tengo apuro por si llegan a molestar a los vecinos. Sin embargo, pasado un tiempo las cojo y las llevo a unas charcas próximas, porque los estanques son pequeños y no hay "producción" suficiente para mantener depredadores tan eficientes.
El último eslabón de la cadena, evidentemente, no ocurre en mi jardín, pero sí muy cerca. Espero que no se hayan encontrado con ella las culebras que tan bien se han alimentado en mi estaque. Se trata del águila culebrera, la especialista en la caza de ofidios que, a pesar de su tamaño, no duda en pararse en el aire como si se tratase de un pequeño cernícalo, dándome así la oportunidad de fotografiarla.
Y aquí dejo esta serie de encadenados que se comen los unos a los otros, la CADENA DE LA VIDA, de la que tanto nos hablaba el gran Félix Rodrígez de la Fuente.
Águila culebrera, Circaetus gallicus, cerniéndose en busca de sus presas. |
Y aquí dejo esta serie de encadenados que se comen los unos a los otros, la CADENA DE LA VIDA, de la que tanto nos hablaba el gran Félix Rodrígez de la Fuente.
Agradezco a los expertos de Biodiversidad Virtual por estar ahí,
determinando las especies. Sin ellos dudo mucho que hubiese podido acercarme
siquiera a identificar ni una décima parte de las especies que habitan en mi
entorno.
Magnífica cadena trófica a las puertas de casa. No siempre son leones y gacelas los protagonistas de la pirámide alimenticia. ;-)
ResponderEliminarOtro ejemplo espectacular, ¡gracias!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esta entrada.
ResponderEliminarSaludos
Da gusto seguirte, muchas gracias Jesús. Buen verano.
ResponderEliminarMuchas gracias a los cuatro. A ver si no me demoro tanto con las siguientes entradas. Saludos.
ResponderEliminarFantástico broche de la cadena.
ResponderEliminarUn abrazo, Jesús.