La nieve llegó por primera vez hasta casa este pasado sábado y las aves no han dudado en acudir en tropel al comedero del jardín y al olivo que este año está bastante repleto de aceitunas. Había momentos en que tenía ante mis ojos cinco o seis especies según me asomaba a la ventana de la cocina.
Entre ellos me fije especialmente en los estorninos, en sus picos amarillos o negros y porque metidos entre las ramas del árbol veía algún ejemplar con tonos muy claros que me hicieron pensar que se podía tratar de algún ejemplar de estornino pinto.
Pero no, después de muchas carreras y subidas de escalera de una habitación a otra para intentar tenerlos a tiro de cámara, puede asegurarme de que o bien era un ejemplar particularmente manchado, dentro de los límites de variación de la especie negra o un ejemplar de un grisáceo bastante claro. Lo que puede evidenciarse en las fotos es lo bonitos que son estos pájaros cuando se ven de cerca, aunque a cierta distancia parezcan negros y todos iguales.
Entre foto y foto, por supuesto, observaba el comportamiento a la hora de comer de estos animales, que es de lo que se trataba. Y así he podido ver que el ejemplar de la primera foto, que tenía una pata mala que no podía estirar, comía del suelo y del comedero, porque evidentemente no podía hacer como otros ejemplares que arrancaban las olivas mientras estaban posados en las ramas más altas. Estos pájaros son muy asustadizos y prefieren comer en lo alto de las ramas, aunque lo tengan más fácil en el suelo.
También vi que la mayoría de las aves picoteaban las olivas dejando el hueso, pero alguno que otro no se lo piensa mucho y se tragaba la aceituna entera.
Estornino tragando una oliva. |
Eso impresiona verlo, pero más aún cuando el que se lo traga es un pajarito de tamaño mucho menor: una curruca capirotada. ¿Pero qué garganta tiene este ave? Lamentablemente no le hice la foto en plena acción, por contento me doy con haberla pillado así, asomada entre las ramas.
Curiosamente andaba entre las ramas del olivo una pareja, macho y hembra, de currucas, igual que hace cinco años conté en la primera entrada de ese blog: "Días de pájaros hambrientos".
Los gorriones también picotean las olivas, pero sin mucha convicción, ellos prefieren el pan y las semillas directamente del comedero, aunque sea entre la nieve. Y un petirrojo andaba de aquí para allá picoteando en todas partes.
Gorrión común, Passer domesticus, pareja. |
Mirlo común, Turdus merula, macho. |
Más temerosos son los rabilargos, que por primera vez he visto detenerse a comer en casa, muy desconfiados porque seguramente estaban fuera de su recorrido habitual conocido, que se encuentra a un kilómetro de casa, más o menos. Y, por supuesto, las urracas que venían con ellos, ante cuya presencia todas las demás aves huyen, aunque por suerte para todos solo llegan, cogen la aceituna y se van volando. Seguro que más de una la esconden en sus despensas para el invierno.
También pasó por allí el típico bando mixto de páridos, con herrerillos, carboneros comunes y garrapinos, pero apenas si se posaron un momento en las ramas altas de los tarays y siguieron su camino ante la multitud que se disputaba el alimento más abajo.
También pasó por allí el típico bando mixto de páridos, con herrerillos, carboneros comunes y garrapinos, pero apenas si se posaron un momento en las ramas altas de los tarays y siguieron su camino ante la multitud que se disputaba el alimento más abajo.
Rabilargo, Cyanopica cookii. |
Y hace unos días también pude fotografiar un zorzal común, otra ave que había visto de paso muchas veces pero nunca la había podido ver con claridad ni hacerle una foto. No estoy acostumbrado a los zorzales y hasta que no he tenido la foto no he podido asegurar la especie. Estaba, como no, comiendo aceitunas y luego acudió al estanque a beber agua, momento que pude aprovechar a gusto.
Zorzal común, Turdus philomelos. |
No solo el olivo ha sufrido los "ataques" de las aves, los hermosos madroños han sido picados sin piedad cumpliendo una de las principales funciones por la que lo puse en el jardín, aparte de para hacer licor y adornar, pues es uno de los arbustos más bonitos, que ahora están en plenitud con los frutos en distintos grados de maduración y las flores. Para colmo, ahora medio cubiertos por la nieve.
Por cierto, todas las fotos anteriores están hechas a través de dobles ventanas, por lo que puede verse algún que otro reflejo, veladura o falta de enfoque, que no he podido evitar.
Madroño. Arbutus unedo. |