En el límite entre el ser
individual y el colonial.
A pesar de su peligrosidad, siempre me ha fascinado este grupo animal (Phylum), los Cnidarios, antes llamados Celentéreos. La característica común de todos ellos es un tipo de célula urticante que no se da en ningún otro grupo. Sin embargo, la variedad de formas, colores y modos de vida, de este grupo es impresionante. De hecho incluye desde la hidra de agua dulce (que estudiábamos en el colegio y que pocas veces hemos vuelto a ver), a los corales que forman arrecifes, las anémonas y las medusas que tanto nos asustan en las playas. Y algunos animales más que no son tan conocidos, ni por el público en general ni por los científicos.
Pero lo que más me llama la atención no es ni su peligrosidad ni la extraordinaria belleza de alguno de sus componentes, sino el que muchos de ellos me obligan a plantearme lo que es el concepto de individuo en el reino animal.
Fragata o carabela portuguesa, Phisalia phisalis, fotografiada en una playa de Mozambique.
En esta foto puede verse el pequeño tamaño del ejemplar. Sin embargo,
los tentáculos de este animal pueden pasar de los 30 metros de longitud.
Posiblemente es una colonia muy joven, ya que solo se aprecia un pólipo cazador.
Una anémona es claramente un individuo aislado, que cuando crece mucho llega a dividirse y produce dos nuevos ejemplares, que se separan y hacen vida independiente. Pero una rama de gorgonia o de coral, que van produciendo por gemación nuevos pólipos que quedan unidos de por vida a una base común, ¿siguen siendo individuos aunque nunca estén aislados? La ciencia nos dice que sí. Entre otras cosas porque todos ellos realizan la misma función en la colonia. Con esto hemos llegado al concepto de animal colonial, que en algunos casos todos los miembros de la colonia son iguales, mientras que en otros hay especializaciones y unos se dedican a la captura de alimento, otros a su digestión y, por ejemplo, otros solo a la reproducción. En una de esas colonias un individuo aislado no puede vivir si no cuenta con la colaboración de los otros especialistas. ¿Que tiene entonces de individuo?
En las fotos anteriores y siguiente, esos animales con aspecto de medusas ¿son individuos o colonias? Pues en realidad no son medusas, son colonias de pólipos que tienen una porción común. En las dos especies que pongo en las fotografías, aunque sean de dos órdenes diferentes, la carabela portuguesa de arriba y Velella abajo, coinciden en que la colonia de pólipos cuelga de una masa flotante.
El animal (o los animales) de la fotografía inferior pertenece (o pertenecen) a la especie Velella velella, un disco de menos de 10 cm de diámetro que flota en la superficie del mar con un pliegue en la parte superior con forma de vela y una serie de pequeños pólipos que cuelgan de su zona inferior
Velella velella también encontrada varada en una playa de Mozambique.
El dibujo es un esquema de un corte realizado en su zona media y en él podemos ver la zona comunal (compuesta por el disco y la vela) y los pólipos colgantes: En el centro tiene un gran pólipo, llamado gastrozoide, que es el encargado de digerir el alimento (pequeños peces y otros animalillos), en los bordes exteriores unos pólipos transformados en meros tentáculos cazadores (dactilozoides) cargados de células urticantes, y entre ellos, tres filas de pólipos reproductores (gonozoides), que se dedican a producir hijos por gemación.
Los pólipos realmente están haciendo la función de órganos, que coincidirían con el aparato digestivo, los brazos y el aparato reproductor en un animal más desarrollado.
Con esos hijos que comentaba que son producidos por gemación nos llega otra de las cosas que me fascinan de estos animales: las dos generaciones con animales de aspecto completamente distinto. Porque esos hijuelos no son nuevas velellas semejantes a las de la fotografía y dibujo, no, eso sería lo fácil. Lo que se producen en esos pólipos reproductores son pequeñas medusas muy simples y en nada parecidas a este animal (o colonia de animales). Esas medusillas no flotan, son capaces de nadar y son la generación sexual, con gónadas que producen óvulos y espermatozoides. De su fecundación se produce un huevo del que sale una larva que termina por producir una nueva colonia flotante, no sin varias transformaciones corporales.
Las velellas se ven de vez en cuando en las playas españolas y no son en absoluto peligrosas, pero las carabelas portuguesas son las "medusas" más peligrosas que hay. La picadura de un ejemplar de gran tamaño, con muchos tentáculos de varios metros de longitud, puede matar a una persona. En nuestras costas, tanto atlánticas y cantábricas como mediterráneas, se han visto bastante ejemplares en los últimos años. A continuación enlazo dos notas de presa, pero cualquier búsqueda nos dará muchas más, así como información sobre su peligrosidad, los efectos y el tratamiento de las picaduras.
Un último aspecto curioso de estas especies es su capacidad para ser arrastradas por el viento, pero no hacia cualquier lado, sino que gracias a la orientación de su órgano flotante o la vela, como ocurre en un barco, pueden escorar hacia diferentes direcciones y no necesariamente en la misma que marca el viento o la corriente marina.