Los ranúnculos acuáticos tienen doble razón para estar contentos: ya ha llegado la primavera y los prados están repletos de arroyos y zonas encharcadas que rápidamente serán cubiertas por sus florecillas blancas. El último domingo de marzo, ya en primavera florida, nos paseamos por la cañada real que pasando por el Manzanares, junto al puente Medieval, se dirige hacia Colmenar Viejo. Fueron apenas tres horas de paseo, pero pudimos disfrutar de un tiempo fantástico, fresco y soleado.
La primeras protagonistas de hoy van a ser las que van a encabezar el blog esta primavera. Las flores del ranúnculo y la abeja de la miel, Apis mellifera. Curiosamente la abeja es quizás la más peligrosa de la selección de animales venenosos que fotografié este día, pero seguro que es la que más simpatías despierta. Será, sin duda, por lo dulce de su miel y lo nutritivo y vitaminado del polen que recogen.
La picadura de la abeja puede ser solo molesta, pero también mortal, especialmente cuando muchas de ellas atacan a una persona. Si una abeja se altera y pica en la proximidad de una colmena hay muchas posibilidades de que otras más ataquen. Las abejas emiten un olor "a miedo" que atrae a las demás para defender a la reina y su colonia. Más de diez picotazos a la vez pueden tener consecuencias fatales, incluso para personas no especialmente sensibles. Cuando están atareadas en las flores no suponen ninguna amenaza.Menos simpáticas nos resultan las orugas procesionarias, de las que vimos unos cuantos grupos, pero ojo, no se trata de procesionarias del pino, cuyo nombre científico es Thaumetopoea pinivora, las que hemos visto y fotografiado, sino procesionarias del suelo, o de plantas bajas, que tienen por nombre Thaumetopoea herculeana. Hay una tercera especie ibérica de procesionaria, la del roble, T. procesionea, que puede atacar a diversas especies de árboles planifolios.
A diferencia de las procesionarias del pino, y a pesar de su aspecto, los pelos de estas orugas no son tan urticantes. No causan fuertes urticarias propias de las otras especies. Aunque algo sí se me irritó al brazo cuando me apoyé en el suelo para hacer la foto.
Por el contrario, las otras procesionarias no sólo nos darán una urticaria que puede ser grave si se tocan, solo con rozar la piel por el lugar por donde han pasado estos insectos, es suficiente para que nos dé reacción.
Un perro que tenga la mala idea de morder una pelota de orugas o muerda un palo por donde están pasando, puede verse en serios problemas y hay que llevarlo urgentemente al veterinario. La lengua y las mucosas son especialmente sensibles. Por supuesto, cuando hagamos un descanso en un prado debemos mirar bien antes, especialmente si vamos acompañados de niños pequeños que no son conscientes del peligro.
Un perro que tenga la mala idea de morder una pelota de orugas o muerda un palo por donde están pasando, puede verse en serios problemas y hay que llevarlo urgentemente al veterinario. La lengua y las mucosas son especialmente sensibles. Por supuesto, cuando hagamos un descanso en un prado debemos mirar bien antes, especialmente si vamos acompañados de niños pequeños que no son conscientes del peligro.
Esta sí es la procesionaria del pino y la peligrosa. |
No voy a hablar de medicamentos, pero hay una recomendación bastante inocua en el caso de recibir el roce de uno de estos animales: no rascarse, en su lugar ponerse un esparadrapo o cinta adhesiva y despegarlo haciendo una especie de depilación a la cera. Así arrancamos los pelillos urticantes que se habrán quedado en nuestra piel. Por cierto, que lo mismo se aconseja en casos de cactus de finas espinas como algunas opuntias.
Seguro que la tercera protagonista de día es aún más odiada. La escolopendra, Scolopendra cingulata, la más grande de los miriápodos ibéricos, superando los 20 cm con facilidad. Son animales depredadores de gusanos y otros artrópodos. El último par de patas tiene un aspecto bastante terrible, pero las glándulas de veneno están en la cabeza, en las gruesas piezas a los lados de la boca, llamadas forcípulas. Una de ellas, con la punta negra, puede verse en la foto inferior. También se pueden ver los curiosos ocelos, que recuerdan a los ojos de las arañas.Por su manera de andar, sujetándose firmemente con todas sus uñas, las escolopendras son capaces de dejar un rastro de pinchazos en la piel si se nos sube por un brazo o una pierna, lo que puede irritarla. Pero no inocula veneno con las patas y es rarísimo que llegue a picar si no es porque está siendo retenida o manejada intencionadamente. Además, viven bajo piedras, troncos putrefactos y hojarasca, con lo que no es fácil encontrarse con ellas.
Antes decía que, como no soy médico, no voy a hablar de medicinas, en su lugar voy a dejar un enlace a un buen libro sobre animales venenosos, de Arturo Valledor de Lozoya , que sí lo es y explica perfectamente que hacer en cada caso. Es un libro para tener en la biblioteca y sus indicaciones le vendrían bien a más de un médico de urgencias.
P.D. Si alguien se quedó con la preocupación sobre qué me pasó en el brazo con las orugas, gracias, dos horas después se me pasó la pequeña urticaria que me produjeron. Sin más consecuencias.
Seguro que la tercera protagonista de día es aún más odiada. La escolopendra, Scolopendra cingulata, la más grande de los miriápodos ibéricos, superando los 20 cm con facilidad. Son animales depredadores de gusanos y otros artrópodos. El último par de patas tiene un aspecto bastante terrible, pero las glándulas de veneno están en la cabeza, en las gruesas piezas a los lados de la boca, llamadas forcípulas. Una de ellas, con la punta negra, puede verse en la foto inferior. También se pueden ver los curiosos ocelos, que recuerdan a los ojos de las arañas.Por su manera de andar, sujetándose firmemente con todas sus uñas, las escolopendras son capaces de dejar un rastro de pinchazos en la piel si se nos sube por un brazo o una pierna, lo que puede irritarla. Pero no inocula veneno con las patas y es rarísimo que llegue a picar si no es porque está siendo retenida o manejada intencionadamente. Además, viven bajo piedras, troncos putrefactos y hojarasca, con lo que no es fácil encontrarse con ellas.
Antes decía que, como no soy médico, no voy a hablar de medicinas, en su lugar voy a dejar un enlace a un buen libro sobre animales venenosos, de Arturo Valledor de Lozoya , que sí lo es y explica perfectamente que hacer en cada caso. Es un libro para tener en la biblioteca y sus indicaciones le vendrían bien a más de un médico de urgencias.
P.D. Si alguien se quedó con la preocupación sobre qué me pasó en el brazo con las orugas, gracias, dos horas después se me pasó la pequeña urticaria que me produjeron. Sin más consecuencias.
¡Vaya paseo peligroso el que os disteis! Para que luego digan de las zonas tropicales...
ResponderEliminarImpresionante acercamiento a los horrores primaverales (a los que pronto se añadirán los pólenes alergénicos).
Un abrazo.
Muy interesante. Desconocía el peligro de las procesionarias de tierra. El otro día me encontré con varios grupos de ellas. Andaban totalmente despreocupadas, ahora sé la razón...
ResponderEliminarSaludos.
Me suelen salir escolopendras debajo de las macetas del corralillo en el pueblo, cuando las muevo por cualquier cosa. Por descontado, que es una zona muy húmeda, y normalmente no suelen ser de gran tamaño, quizá porque las mayores igual abandonan el lugar.
ResponderEliminarMira bien donde te metes.
Saludos.
Los peligros de la procesionaria para los perros los sabía, tuve que "acabar" con 19 nidos el pasado año -pagué a los susodichos que acabaron con ellos- en mi casa en el Boalo. Luego a Tana porque mete la nariz donde no debe la picó una avispa. Del resto no he tenido accidentes para recordar, las escolopendras me dan miedito, una tontería, pero en fin. Qué envidia los que vivís en el campo, y esa "merecida" primavera después del largo invierno. Te veo la semana que viene el 13 de abril o no estarás? Un fuerte abrazo para M. y F. y para ti, claro.
ResponderEliminarHola Jesus.
ResponderEliminarEspectacular entrada. Tocando varios temas, con unas fotos estupendas y unos comentarios muy instructivos.
Enhorabuena.
Un saludo.
Vaya monstruos venenosos que nos presentas, menos mal que el mayor de todos tiene 20cm, te imaginas escolopendras de varios metros? jejejeje
ResponderEliminarHola a todos,
ResponderEliminarBarbadillo, ya sabes que de peligroso nada, los animales se defienden como pueden, pero ni siquiera atacan a los que invadimos su intimidad de manera tan manifiesta.
Anzaga, posiblemente no sean más peligrosas que las del pino, pero es más fácil que nos tumbemos a echar una siesta y nos rocemos con ellas. Igualmente los perros.
Javier 16, los que viven bajo las macetas y corren veloces al moverlas suelen ser Lithobius y no escolopendras, son de tamaño mucho menos y de cuerpo más rígido, no andan tan ondulantes como aquellas. El rasgo definitivo es que en lugar de tener todos los segmentos del cuerpo iguales los tienen alternándose largos y cortos. También a veces se encuentran en el mismo sitio otros divertidos miriápodos, las scutígeras, que son larguísimas y estrechas retorciéndose como un gusano pero con cientos de patas. Como los Lithobius, son inofensivas.
Hola Aurora, el otro día leí en un foro de mastines que un perro llegó a perder un trozo de lengua de la reacción que le hizo morder un nido de procesionaria. Mi perro Mali cazaba las avispas junto al estanque y se ve que algunas le picaban porque daba un gemido y salía a la carrera, pero al rato estaba otra vez de caza. Hay perros masoquistas. No, no voy a poder escaparme a la presentación del libro, casi con seguridad. Lo siento. Besos de mis chicas humanas y canina... y míos.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios, José Antonio y Goyo.
Qué interesante Jesús. El otro día mismo tuve una abejita igual a la de tu foto, con todas sus patitas cargadas de polen, en mi forro polar ante el espanto de otra amiga que las tiene pánico. Pero nada, hicimos buenas migas la abejita y yo. Con lo preciadas que las considero!! Había unas cuantas por allí dándole a las flores de no recuerdo si un cerezo o almendro.
ResponderEliminarIntentaré tener más cuidado, que yo no me preocupo de estas cosas, ni de orugas ni de nada, y aunque las vea siempre pienso que no me va a pasar nada.
Muchas gracias por el libro, voy a bajármelo. Muy interesante tu entrada.
Ohm! No se puede descargar ¿no?
ResponderEliminarTienes razón, no se puede descargar, antes sí que se podía, no recuerdo si en esta o en otra página, pero ahora no encuentro donde. Si era ilegal la descarga me parece correcto. Bastante con que se pueda consultar on-line.
ResponderEliminarVoy a editar el texto, gracias por avisarme.
Cometí un error en un comentario anterior de respuesta a Javier 16, decía scutigeras donde quería decir geofílidos. Las scutígeras son otros curiosos miriápodos.
ResponderEliminarComo penitencia me impongo hacer una entrada dedicada a todos los grupos de miriápodos.
Es maravilloso contemplar cada anho la llegada de la primavera. Qué bonita entrada Jesús, gracias. Sobre el ranúnculo (Ranunculus fluitans), tengo una curiosidad. Las hojas machacadas de ranúnculo aplicadas en la piel provocan ampollas. ?Sabes por qué puede ser esto?. Conozco una zona de Burgos donde machacan las hojas y se las colocan en la rodilla, sujetas por una gasa. A la manhiana siguiente aparecen unas ampollas enormes. Pero sarna con gusto no pica, que dicen, porque según esas personas, así alivian su dolor de rodillas. Diría yo que porque sólo notan el dolor de la ampolla.
ResponderEliminarBueno, en todo caso, sólo quería constatar que esos ranúnculos primaverales también pueden ser peligrosos... y a ver si alguien me puede explicar porqué.
Muchas gracias,
Vane
Ahí está el tema. Claro, hace tiempo y por el tamaño y color; como el ejemplar que muestras en la foto, alguna que vi, si que se trataba de escolopendra (estaban entre las piedras de la pared). Pensaba por ello que, estas que mencionas "Lithobius", fueran ejemplares juveniles.
ResponderEliminarDe todos modos gracias por deshacer la duda. Trataré de fijarme mejor en estos repulsivillos miriápodos.
Saludos.